Revista de Cirugía: Portada, Volumen 08 No. 1

Contrastes, Revista de Cirugía

“Contrastes”
Eduardo Gempeler Lleras

La Obra

A pesar del ecocidio despiadado a que han sido sometidas las riquezas y bellezas naturales colombianas por personas, agrupaciones delincuenciales y entidades irresponsables, aún perduran escenarios en los cuales se pueden admirar la vegetación y las aguas incontaminadas que siempre fueron patrimonio respetado de nuestro país. En uno de estos parajes se inspiró el pintor-médico que hoy exhibe una de sus obras en nuestra portada cuya breve reseña la resume así: “Este cuadro fue ejecutado sin seguir exactamente el paisaje modelo, mediante la combinación de diversos aspectos de la zona comprendida entre los municipios de Sasaima y La Vega. Trata de mostrar la inmensa paz y serenidad que inspiran nuestros hermosos paisajes, y los fuertes contrastes entre los vivos colores de la vegetación del primer plano, agreste y escarpado, con los tenues colores de los planos distantes. El estilo de la ejecución está fuertemente influenciado por mi más admirado pintor, el maestro Gonzalo Ariza”.

El cuadro sigue la técnica de óleo sobre lienzo, realizado en un día de sol del mes de diciembre de 1989, tomando como modelo las riberas del río Gualibá en jurisdicción del municipio de Sasaima, una de las regiones más pintorescas de Cundinamarca.

El Autor

Médico Intemista egresado de la Universidad Javeriana, de la que hoyes Profesor Asociado en el Departamento de Ciencias Fisiológicas, Eduardo Gempeler Lleras ejerce su profesión y se desempeña, además, como Director Científico del Instituto Suizo de Sueroterapia y Vacunación “Berna”, y es Miembro de Número de la Asociación Colombiana de Medicina Intema.

Su razón de existir, dice, es su familia constituida por su esposa, Emilia Rueda, sus tres hijos: Juanita, Emilia y Fritz Eduardo con sus respectivos cónyuges y sus cinco nietos. “Agradezco a Dios, agrega, por el inmenso bien que nos ha concedido de una unión familiar imnejorable, llena de amor y comprensión”.

Hacia el año de 1963 nació su afición por la pintura como sustituto de su mayor devoción, la música, que ejecutaba en el piano, la guitarra clásica y el acordeón, a los que tuvo que dejar por serias limitaciones físicas inesperadas. Sin embargo, jamás tomó clases de pintura, por cuanto ha seguido el consejo que un día le dio el maestro Gonzalo Ariza cuando le dijo: “Nunca tomes clases. Busca solo tu camino”.

Divide su tiempó libre entre su apego al campo en su pequeña finca rural, la ejecución de obras barrocas en flauta dulce acompañado por sus familiares y amigos, y la pintura al óleo. Confiesa haber tenido algunas tímidas incursiones en la acuarela, pero con poco éxito.

De todos modos, el doctor Eduardo Gempeler ha sido un insuperable artista de la vida;

J. Silva, MD.

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