Ética, Bioética y Humanismo: Para Ser Médicos y/o Investigadores Respetables
Ética Médica
Para ser Médicos y/o Investigadores Respetables, No hay más que un Medio: Ser Respetables
To be Respectable Doctors and Researchers, There is Only one Way: To be Respectable
Díaz Rodríguez Israel1
Correspondencia: juliande80@yahoo.com
Recibido para evaluación: Marzo-15-2010 –
Aceptado para publicación: Abril-29-2010.
Resumen
La bondad es un valor que debe estar implícito en el hecho de ser profesional de la salud.
El objetivo principal al escribir esta nota, no es otro que el llevar a la conciencia del estudiante de medicina y demás profesiones afines, así como los que corren dentro de los linderos de la investigación, sobre todo la investigación clínica, que nuestra profesión más que ninguna, requiere fundamentarla en valores, uno de ellos: la bondad.
Y debemos tenerlo siempre presente. Crecer con ellos de la mano, nos servirán de herramientas para hacerle frente a conflictos a los que nos veremos enfrentados y constituirán la esencia del éxito profesional y personal. Rev.cienc.biomed. 2010, 1(1): 114-116.
Palabras Claves: Ética Médica. Bioética. Humanismo.
Summary
Goodness is an implicit value in health-care related professions. The main aim in writing this note, is no other that carry in the consciousness of the medical student, and other health-care related professions and those who go bordering the realms of research, especially clinical investigations, that our profession more than any other requires a value foundation, one of them: goodness. And we must have that always present.
Growing with it holding hand, they will be tools to confront conflicts we will be against and will constitute the essence of the professional and personal success.
Keywords: Medical ethics, Bioethics, Humanism.
Llegar a ser respetable valor de la Ética Médica
Nadie puede llegar a ser respetable sin no tiene en cuenta y practica estos tres valores indefectiblemente:
- LA BONDAD
- EL CONOCIMIENTO
- LA ACCIÓN
La Bondad, es la fuerza interior inmensa que nos mueve a obrar bien, que nos inclina a la ejecución del buen comportamiento. Se le considera el valor de la Ética Médica.
Existen autores que consideran desde algunos puntos de vista, que aquel que carezca de la bondad, no se le debería dar cabida en sociedad científica, un médico, un investigador y en la amplitud, un profesional de la salud carente de este valor, jamás sentirá compasión por el ser humano que sufre.
En estos instantes les invito a hacerse las siguientes preguntas: ¿Nacemos para ser buenos?, ¿Se puede aprender a ser buenos?, ¿Dónde enseñan este valor?
Tengo para mí que la respuesta es una sola. Se aprende y se enseña en el Hogar. En ese espacio que se ve, se palpa y se siente desde los mismos instantes del nacimiento.
El hogar es la incubadora donde se practican y se muestran los buenos y los malos ejemplos. La estructuración del hogar es lo que marca para siempre, no cabe la menor duda que en este crisol es donde se fraguan los sentimientos y se trazan las inclinaciones definitivas para la vida.
La escuela en todo su contexto, en toda su amplitud desde el preescolar hasta la universidad, y los más tardíos estudios de pos doctorado no hacen más que pulir y dar brillo a los sentimientos que se tallaron indelebles dentro de las cuatro paredes del hogar. Bondad, ese gran valor inconmensurable que tanto hace falta en presencia de muchos profesionales de la salud de los tiempos actuales.
El Conocimiento, valor fundamental en nuestras vidas, que da poder.
Lo comprendemos mejor si tenemos presente que la vida es de dos vías, una de ida y otra de regreso, el tránsito por la primera se hace bajo el rigor del estudio, la disciplina, el sacrificio, es la época del aprendizaje bajo la guía de profesores y maestros exigentes, pero idóneos.
El aprendiz o el discente debe desarrollar habilidades innatas que le permitan observar mucho, analizar, contextualizar, confrontar, discutir e incluso discrepar con argumentos y fundamentación, solo así nos formaremos intelectualmente con un pensamiento crítico, lo que favorecerá el estar dispuesto siempre, en llegar a ser los mejores.
Es además época para dejar que invadan los sueños y las ilusiones, es el instante de abrir las puertas del corazón, cuyas llaves nos pertenecen para darle entrada y albergue al amor.
Cumplida esta primera jornada, – la de ida – si la hemos sabido transitar, ya estaremos listos para hacerle frente a la vida y entrar con pie firme en la dura competencia y llenarnos con las abundancias de toda índole, sobre todo las espirituales que nos depara la vida cuando se es exitoso, producto de un trabajo diario y constante.
Al emprender el camino de retorno ya estamos preparados, estamos estructurados y fortalecidos en todo el ser por el duro transitar de la jornada, iremos a todos lados llenos de experiencias, hinchado el pecho por la medallas, dolida la espalda por los golpes de la vida, cargando sobre los hombros las mieles del éxito, y sin dudas estarán mezcladas y combinadas con las esencias salobres de los fracasos.
Y sin dudas al final, con el corazón henchido por los goces de las realizaciones, evocaremos el embriagante pasado y sus nostalgias. Es de sabios no prolongar demasiado el camino de ida, y también el no precipitar el retorno.
La acción es el precioso y brillante instante para hacer cosas, para actuar, para nadar libre en todas las aguas.
Para los investigadores, hacer investigación y desentrañar conocimiento nuevo.
Para los médicos, ejercer la disciplina de Galeno, poner en práctica las directrices de Hipócrates. De estudiantes, esperamos ansioso el momento de ser el Médico, la llegada de la hora de actuar, del tiempo de actuación, de atender el enfermo y de verlo levantarse alentado y vigoroso.
La emoción y el sentirse médico se disfrutan y se degustan, cuando detrás de esa acción se tiene un conocimiento (generado en las Escuelas) y una bondad (estructurada en el Hogar).
Es el instante para poner en práctica lo que hemos aprendido, y para aprender cosas nuevas, porque en medicina, y también en investigación, nunca está todo aprendido. Y de veras que de nada valdrá el que estemos colmados de conocimientos, si no nos lanzamos con presteza, hidalguía y entrega a la acción, a investigar, a ser médicos, estando enmarcados dentro de la bondad. Solo entonces, es cuando para la sociedad es que somos alguien.
¿Cuál es el precio que se paga por ser alguien?
¡Mucho cuidado! Cuando se llega a ser alguien, hay que estar conscientes del altísimo precio que se paga por ello.
Los mediocres, se dan silvestres, pululan por doquier cargados de sentimientos negativos, son de personalidades negativas, que no pierden ocasión ni oportunidad, para lanzar dardos envenenados, convencidos que si dan en el blanco, y si éste no es sólido y bien construido con el recurso de un excelente material, cumplirán con sus objetivos: o sea, destruir.
Más recordar en estos momentos, que de todas formas “el veneno hace daño sólo si se toma”.
El precio que se paga por ser alguien, se paga más que en horas o en días, en largos años de dedicación, concentración y sacrificios de todas las índoles. Como retribución llega y sin afanes el respeto.
El respeto, y por ende el ser respetable, no se impone, no se compra, no se trueca, no se intercambia, no se encarga, no se exige, no se alquila, no se presta, no se paga. Se gana, y llega sin ser pedido.
Y se gana como producto de las acciones realizadas en beneficio de los individuos o de la sociedad en pleno, acciones médicas o investigativas, que fueron empujadas por el cúmulo de conocimiento reunidos y apalancada su aplicación por la fuerza celeste de la bondad.
Jóvenes, ustedes que están en formación deben entender muy bien, que las dos vertientes de la vida, de las que antes hablamos, no tienen una demarcación tangible, la frontera es invisible. Cada uno, con equilibrio y sabiduría debe identificar en cual de los senderos se encuentra.
Jamás nos podemos olvidar que las riquezas, lo títulos y el prestigio de nada valen si no los compartimos después con los seres que amamos.
Hay muchos seres en la vida, comenzando por los progenitores, los maestros y los profesores, que suelen ser la encarnación de la bondad, que han dedicado su vida a enriquecer sus conocimientos y son hombres de acción, estos deben ser vuestros modelos, a los cuales hay que imitar.
Bendición de Dios es el que nos haya dado el don de una vida larga, porque al final del recorrido – de ida y de regreso – de manera sosegada, podemos sentarnos a la vera del camino para observar a los que van llenos de ilusiones, y a los que regresan plenos de sabiduría y sin envidia, exclamar con el Maestro Germán Arciniegas: “Felices los que puedan contemplar el desenvolvimiento de la historia y asistir a las nuevas conquistas del espíritu”
Conflictos de Intereses.
Ninguno declarado.
Lecturas Recomendadas sobre Ética Médica.:
- 1. Bobbio Norberto. De Senectute. Edición Santillana. S.A., Taurus. 1997.
- 2. Buscaglia Leo. Vivir, Amar y Aprender. Círculo de Lectores S.A. 1984.
- 3. Martínez Gómez Olga Helena. La literatura en la Medicina. Editorial Pontificia Universidad Bolivariana. 2006.
- 4. Monterrosa Castro Álvaro. Docencia Universitaria, Reflexiones. Tercer Mundo Editores. 1999.
- 5. Sánchez Torres Fernando. Temas de Ética Médica. Giro Editores Ltda. 1995.
1 Díaz Rodríguez Israel. Médico egresado del Pregrado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena. Cohorte. 1952. Especialista en Ginecología y Obstetricia. Columbus-Cuneo-Medical Center. Chicago, Illinois, (U.S.A). Profesor Universidad del Norte y San Martín. Barranquilla.
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