Obesidad como Enfermedad
Este siglo ha sido injusto, mejor decir cruel, con la silueta femenina a la que se le han impuesto parámetros –no por moda o por estética, sino porque las estadísticas indicaron que morían más pronto las figuras gordas: como consecuencia las compañías de seguros elevaron sus primas a los obesos.
Los epidemiólogos, los lipidólogos, los cardiólogos pidieron a gritos siluetas delgadas. En la era de las comunicaciones terció de nuevo la moda, y las pasarelas entronizaron a Twggy como nueva diosa de la delgadez. Los diseñadores tomaron ese rumbo: precisaban modelos en estado de severa desnutrición. Estéticamente la obesidad era de nuevo enfermedad, no era agradable a la vista. Obesidad era enfermedad.
Botero (Campos Eliseos-París)
Desde los Campos Elíseos de París, la Quinta Avenida de Nueva York y la Castellana de Madrid, Fernando Botero lanza su protesta de figuras redondeadas, con franca obesidad. Mujeres con sobrepeso, en todo el mundo se unieron para defenderse. Se creó un debate.
Entre tanto la televisión “vendía” durante 24 horas diarias mensajes nutricionalmente falsos para inducir a los niños a consumir la nefasta comida “chatarra”. Sobre la tierra, en su trozo de vida “occidental” el ejercicio físico desapareció y la era tecnológica había ¡llegado!. La Obesidad se convirtió en algo alarmante. Otra vez las estadísticas retumbaron en todos los oídos.
La obesidad es una enfermedad, es la epidemia del siglo. La padecen el 30% de la población “occidental”!
Y parece ser verdad.
Al otro lado del espectro – se atentó con la bandera del deporte, contra la masa corporal de las chicas atletas o gimnastas, se las hace cada vez más delgadas, parecen salidas de un capo de concentración. Como se ha “idealizado” la figura ultradelgada, “ultralight” de la modelo de moda, casi todas lo han intentado, algunas con relativo éxito lo han conseguido: han inventado y padecido la anorexia nerviosa.
La figura femenina, entonces está entre dos fuegos: “come,…come todo esto tan apetitoso que te ofrezco, descansa…todo lo haremos por ti”.
¿Conoces el licor de moda…el restaurante que más visitan…?
y por otro lado:
¡cuidado, la obesidad mata!
Ponle atención a tu silueta, Lady Dy, etc., etc…
Buscamos quedarnos, y así deberíamos aconsejarlo en un justo medio. Volver axioma que no existe obesidad sino un paciente con obesidad. Cada caso es único. Que la obesidad merece respeto. Que si bien es un enfermedad -debemos reconocerlo así- no se deben utilizar métodos drásticos para combatirla, “peor el remedio que la enfermedad”.
Tratemos al paciente obeso con respeto, rompamos una lanza –mejor un millón de lanzas- contra los mercaderes de la obesidad, contra las dietas comerciales absurdas, contra los “Centros”, nosotros los denominamos “antros” para tratamiento comercialmente rápido de la obesidad. Tal vez la mejor estrategia, y ese es el empeño sentido de la Asociación Colombiana de Obesidad y Metabolismo ASCOM, es divulgar estos conceptos a los cuatro vientos.
Rafael Gómez-Cuevas, M.D.
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