Ramiro Calderón Tarazona, Académico Correspondiente

Obituarios 

Por el Académico Germán Durán Avendaño1

Doctor Ramiro Calderón Tarazona

Ramiro Calderón Tarazona

Nació el 27 de marzo de 1947 en Bogotá, ciudad a la que sus padres habían llegado escapando de la violencia de esos años en el Santander de sus ancestros. Posteriormente, siendo aún muy niño, como él mismo lo dice en una autobiografía. “Desfilé con mi familia por varios pueblos de la geografía colombiana hasta encontrar la paz en San José de Guasimales -Cúcuta- donde me dediqué a mi formación académica”.

Cursó sus estudios de bachillerato con los hermanos lasallistas en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús entre 1957 y 1964. Y se graduó de bachiller con honores.

Se formó como médico en la Universidad Nacional de Colombia, bajo la tutela de Andrés Soriano Lleras, profesor y consejero -como él lo llamaba- y José Félix Patiño, profesor y amigo.

Su medicatura rural en Yaguará (Huila), fueron dos años de vida bucólica en compañía de su esposa y su hijo mayor, con la cercanía de parientes huilenses, sirios y libaneses que ampliaron su cosmovisión. Hizo su residencia de neurocirugía en el hospital de La Hortúa. Donde terminó su especialización en 1978.

Luego se trasladó a Cúcuta donde fue neurocirujano de planta del Hospital San Juan de Dios, del Instituto de los Seguros Sociales, del Hospital Erasmo Meoz y cofundador de CONEURO SAS. La entidad prestadora de servicios neurológicos y neuroquirúrgicos más importante de la región.

Recibió todas las distinciones que un médico de provincia puede ostentar, entre ellas haber sido miembro de la Academia Nacional de Medicina y actual presidente del capítulo Norte de Santander.

Miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, presidente del Tribunal de Ética Médica del departamento de Norte de Santander y miembro de varias asociaciones científicas.

(Lea También: Edgar Montoya Ángel, Académico Correspondiente)

Publicó artículos científicos en revistas especializadas:

Así como en la Gaceta Histórica de Norte de Santander y en la Gaceta Jurisprudencial del Tribunal de Ética Médica de Colombia. Dictó cátedra universitaria en la universidades Francisco de Paula Santander, Universidad Simón Bolívar, UDES Universidad de Santander, Universidad Libre seccional Cúcuta y en la Universidad de Pamplona. Fue conferencista invitado en muchas ciudades de Colombia y del exterior.

Distinguido con la Cruz de Esculapio, máxima condecoración impuesta por la Federación Médica Colombiana, que reconoce a quienes se han destacado por el ejercicio ético de su profesión. Sabía de memoria los nombres de los Premios Nobel de Medicina, de dónde eran, en cual laboratorio trabajaban y en que campos de la medicina los habían premiado.

Sus pasatiempos favoritos fueron la literatura y la música clásica. Leía dos libros al tiempo, cerraba uno y seguía con el otro. Su músico preferido era Mozart, de quien tenía prácticamente todas las obras de su catálogo. Pero los domingos en las mañanas acostumbraba escuchar música colombiana. Tenía un humor ácido y le encantaba hacer apuntes irónicos e inteligentes.

Disfrutaba de las cosas sencillas, departiendo con su esposa, sus dos hijos y amigos cercanos en reuniones en las que dejaba traslucir su cultura enciclopédica y en las cuales tuvimos el privilegio de participar.

En lo último que estaba trabajando el 13 de noviembre:

Tres días antes de su hospitalización por Covid-19, era la redacción final de su ponencia del 30 de noviembre en el encuentro virtual de Tribunales de Ética Médica sobre la Reforma de la Salud. Estaba en contra de esa reforma, decía que no solucionaba, sino que empeoraba la situación de los médicos y de los pacientes.

En lugar de establecer límites y controles e impedir la tercerización en la contratación, facilitaba la inoperancia, los robos, la extinción de la autonomía médica y para los pacientes. La privatización total de la salud.

Falleció el 16 de diciembre del 2020. Dejó en la sociedad nortesantandereana y en Laura Clemencia, su esposa, Ramiro Alberto y Martha Lucía sus hijos y dos nietas, un gran vacío.

Autor

1 Germán Durán Avendaño. Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Medicina

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