Artículo de Investigación Histórica: Las Boticas en el nuevo reino de granada a finales del período colonial Parte I

Boticas Nuevo Reino de Granada

El Lento camino hacia la Modernidad

Roger Pita Pico* 

Resumen

Este trabajo tiene por objeto analizar el desarrollo de las boticas en el Nuevo Reino de Granada durante las últimas décadas del dominio hispánico. La compleja preparación de los medicamentos fue uno de los aspectos más vigilados por las autoridades, especialmente bajo la política borbónica de énfasis en la salud y la higiene pública.

El control ejercido durante las visitas oficiales permitió descubrir una serie de irregularidades en los títulos de los boticarios y las licencias, todo esto como resultado de la debilidad institucional y los vacíos de la norma.

Palabras clave: boticas, medicamentos, salud pública, Nuevo Reino de Granada, período colonial.

The pharmacies in the new kingdom of grenade during the late colonial period: the slow road to modernity

Abstract

This paper aims to analyze the development of the pharmacies in the New Kingdom of Grenade during times of Hispanic dominance. The complex preparation of drugs was one of the most wat- ched by the authorities, especially under the policy emphasis on public health and hygiene.

The control exercised by the pharmacies allowed to discover a number of irregularities in the titles of the apothecaries and licensing, all as a result of institutional weaknesses and gaps in the standard.

Key words: pharmacies, medications, public health, New Kingdom of Grenade, the colonial period.

Introducción

En el período colonial, en el territorio del Nuevo Reino de Granada eran muy pocos los médicos existentes en medio de unas condiciones alarmantes de insalubridad, con pestes y epidemias recurrentes que eran difíciles de combatir.

Las boticas hacían parte del sistema médi­co español que fue implantado en los dominios americanos. Su origen estuvo muy vinculado con la atención médica brindada por las órdenes reli­giosas, conjugándose de esta manera lo científico y lo místico.

Muy pocos rastros se han encontrado sobre los primeros boticarios llegados a territorio neogranadino en tiempos de Conquista. Paralela­mente al establecimiento de enfermerías y hospi­tales, los religiosos vieron la necesidad de producir y abastecer medicamentos, lo cual implicaba do­cumentarse y estudiar más a fondo las fórmulas y compuestos químicos.

Era usual que en las huertas de los conventos se sembraran hierbas que eran utilizadas en la preparación de los remedios1. Con el transcurrir del tiempo, personas no vinculadas al estamento eclesiástico también se prepararon para asumir el oficio de boticarios.

Las fuentes documentales indican que en 1614 se abrió la botica “Gutiérrez”, considerada como la primera en su género en Santa Fe. Hacia 1631 se abrió al público otra que estaba ubicada en la Plaza Mayor. Dos décadas más tarde aparece ejercien­do este oficio Antonio Urribarri2. En el siglo XVIII, en consonancia con el aumento poblacional3, las boticas alcanzaron un mayor impulso.

Hacia 1763 se inauguró en la capital otra botica que prestó servicio al público y estuvo a cargo de los padres dominicos, siendo atendida por Juan José Mange4. Su sede era la parte de abajo del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Poco tiempo después, los boticarios Antonio Garraes5 y fray José Bohór­quez de la Orden de San Juan de Dios recibieron los títulos de boticarios. (Lea: Artículos de Reflexión: Evolución y tendencias de la salud pública Colombia 1993-2013)

Según el historiador:

José María Ibáñez, Garraes fue el primer laico que en esta ciudad vendió hierbas y ungüentos6. Bohórquez desempeñó su oficio en la farmacia pública que estaba en el hospital. En la ciudad de Popayán, la primera botica fue establecida por un acaudalado comerciante de apellido Hidalgo7.

No hay duda de que los religiosos gozaron de gran experiencia y prestigio en el oficio de boticarios. El papel de la institución eclesiástica fue crucial en la atención de los menos favorecidos. Hacia 1771, el cabildo de la villa de Honda solicitó que la botica que tenían los jesuitas, quienes habían sido expul­sados años atrás por la Corona, pasara a manos del hospital San Juan de Dios que adolecía de muchas necesidades.

Se hizo énfasis en el hecho de que con esa decisión se cumpliría una función social pues se beneficiaría a un gran número de pobres8.

Con base en fuentes documentales de archivo, en la prensa de la época y en algunas fuentes secundarias, este artículo se propone examinar el desarrollo de las boticas en el Nuevo Reino de Granada a finales del periodo de dominio hispánico9.

Para ello, se abordarán las siguientes temáticas específicas: la clasificación de los medicamentos de acuerdo a su origen, ca­racterísticas y usos, el grado de cumplimiento de los requisitos fijados para ser boticario, los intereses que giraron en torno a los establecimientos y, por último, las irregularidades observadas durante las visitas y diligencias de control adelantadas por las autoridades.

El trabajo se enmarca dentro del método de la historia social de las ciencias10 y se concentra más que todo en el siglo XVIII y principios del siglo XIX cuando las boticas habían logrado extenderse a varias parroquias, villas y ciudades.

Lea También: Las Boticas en el nuevo reino de granada a finales del período colonial Parte II

1.Medicamentos y recetas

Las medicinas de la época se pueden clasificar de acuerdo a sus características y aplicaciones de uso: aguas, aceites, bálsamos, conservas, pulpas, jarabes, espíritus11, extractos, gomas, resinas, polvos, sahumerios, sales, infusiones, tinturas y ungüentos12. En términos generales, los medica­mentos aplicados durante el periodo del coloniaje  español estaban dirigidos a atacar los síntomas más no la enfermedad, una situación que cambió con el advenimiento de la medicina moderna13.

En un comienzo, en las boticas se vendían principalmente las denominadas “medicinas de Castilla” cuyos precios eran altos debido a todo el trámite que debía surtirse para su transporte desde España, razón por la cual el hospital San Juan de Dios implementó una especie de subsidio para los pobres. Debido a esos altos precios, fue necesario también recurrir al uso de hierbas y compuestos usados ancestralmente por los indígenas14.

Los medicamentos naturales podían ser de origen vegetal, animal o mineral o, en determinados casos, la mezcla de estos. De todos esos elemen­tos, los más usados eran sin duda las plantas. Las expediciones científicas, en auge en el siglo XVIII, permitieron no solo sondear las riquezas del Nuevo Mundo, sino también ofrecer nuevas alternativas en el campo de la farmacéutica. Por esta época ganaron mayor impulso las ideas en torno a la influencia de los agentes naturales en la salud, lo que hizo que se buscaran nuevos usos y propiedades de los vegetales.

Dentro de ese propósito debe mencionarse para el caso del Nuevo Reino de Granada la Expe­dición Botánica liderada por el sabio José Celestino Mutis

Cuyo propósito era clasificar e inventariar de manera sistemática la fauna y flora de estas tierras, con lo cual se abría un abanico de posibilidades para la elaboración de remedios naturales15. Sin  embargo, en las recetas de la época no se observa todavía una presencia notable de estos elementos autóctonos ya que seguían predominando los de origen europeo.

Escasamente el tabaco y la qui­na16 se alcanzaron a utilizar con cierta regularidad. Todavía faltaban estudios que ahondaran sobre las verdaderas virtudes y potencialidades de las sustancias locales17.

Las boticas ubicadas en los puertos, como fue el caso de Cartagena, contaron con una más amplia gama de medicamentos puesto que allí se tenía la oportunidad de conseguir una buena cantidad de productos recién importados.

Así por ejemplo, desde mediados del siglo XVIII el hospital militar de esta ciudad se convirtió en una importante despensa de medicinas para otros territorios neogranadinos. Aparte de este puerto, la capital Santa Fe también contó con un buen surtido por su inobjetable con­dición de epicentro político-administrativo18.

Los tratamientos terapéuticos tuvieron bási­camente una influencia europea y árabe. Como apoyo constante a la labor de los boticarios, a América llegaron varios de los manuales utilizados en la península ibérica. Dos de los manuales más consultados durante el período colonial fueron la Farmacopea Española y la Farmacopea Matritense, libros que debían conservarse cuidadosamente pues solo se contaba con unos cuantos ejempla­res19.

Algunos boticarios españoles del siglo XVIII:

Publicaron obras de contenido naturalista que fueron muy útiles para la formación básica de aprendices, como fue el ejemplo de Casimiro Gómez Ortega y su obra Curso elemental de Botánica, reimpreso en México, y de otros autores como Casimiro Gómez Ortega, Antonio Palau Verdera, Pedro Gregorio Echeandía y Félix Palacios20. El problema era que estos trabajos científicos estaban pensados y diseñados para España y no precisamente para otros territorios con unas condiciones climáticas y ambientales diferentes.

La principal preocupación de las instancias encargadas de supervisar las boticas era revisar el buen estado de los medicamentos ofrecidos. Se sabe, por ejemplo, que en la ciudad de México llegó a tal extremo la situación ante el mal estado de los medicamentos que fue necesario en 1603 cerrar todas las boticas21.

Eventualmente, las autoridades vieron la ne­cesidad también de controlar los precios de los medicamentos, para lo cual fijaron unas tarifas oficiales, tal como se hizo en 1799 para el caso de las boticas existentes en Santa Fe22. Para llevar a cabo este propósito, el cabildo había previamente nombrado una comisión de dos regidores, un médico y la asistencia de un síndico procurador general.

En Cartagena se llevó a cabo a mediados de 1776 el inventario de los medicamentos incluidos en una de las boticas de la ciudad (Véase Cuadro No. 1), diligencia adelantada por el depositario general don Nicolás del Villar.

Cuadro No. 1. Inventario y avalúo de los medicamentos de una botica
establecida en la ciudad de Cartagena, 1776
Producto
Valor (pesos*)
1 libra de cal de estaño
1 peso
25 libras de alumbre
7 pesos y 6 reales
12 onzas de vitriolo común
3 pesos
85 libras de almártaga
26 pesos y 4 reales
1 libra de raíz de valeriana
4 reales
1 ½ libra de raíz de serpentaria virginiana
6 reales
2 libras de orozuz
4 reales
1 libra de brusco
2 reales
1 libra y media de díctamo blanco
2 pesos y 2 reales
4 onzas de filipéndula
5 reales
4 onzas de tormentila
1 real
2 onzas de rubia tinctorum
1 real
½ libra de pelitre
6 onzas
½ libra de hermodátiles
3 reales
2 libras de ásaro
4 reales
3 libras de yezgos
1 pesos y 1 real
2 libras de suelda consuelda
1 peso
7 libras, 7 onzas de raicilla
7 pesos y 4 reales
2 onzas de galanga
1 real
1 libra de imperator
4 reales
½ libra de jalapa
2 reales
38 botes de teriaca de a 4 en libra
14 pesos y 2 reales
16 libras de jalea de tamarindos
4 pesos
2 onzas de diascordio
2 reales
12 onzas de confección de jacintas
2 pesos
½ libra de confección de gentil cordial
2 pesos
6 onzas de confección de alkemer
1 peso
2 libras de semilla de linaza
3 reales
9 ½ libras de alholva
2 pesos y 3 reales
1 libra de cardamomo
1 peso y 6 reales
2 libras de cubebas
1 peso y 4 reales
2 libras de semilla de agnocasto
1 peso y 4 reales
3 onzas de hinojo
1 real
½ libra de zaragatona
6 reales
1 libra, 14 onzas de pimienta blanca
2 pesos y 3 reales
1 onza de semilla de oxalidis
1 real
10 onzas de cártamo
3 reales
3 libras de cebada
3 reales
1 libra, 12 onzas de grasa kermes
2 pesos, 5 reales
1 libra de agallas de ciprés
4 reales
1 ½ libra de bayas de laurel
1 peso
½ libra de junípero
4 reales
1 libra de anacardos
1 peso
4 onzas de alquequenjes
4 reales
4 onzas de cochinilla
2 pesos
2 libras de colcótar
1 peso
12 onzas de piedra medicamentosa
2 pesos
4 onzas de leche de Mechoacán
1 real
3 onzas de crario hominis
6 reales
3 onzas de jibia
1 real
1 libra de esperma de ballena
2 pesos
3 libras de cantáridas
2 reales
½ libra de mil pies
1 real
2 libras de centaura
4 reales
½ libra de gordolobo
3 reales
½ libra de spica celtica
1 peso
½ libra de spica naxdo
4 reales
2 libras de salvia
1 peso
1 libra de flor de manzanilla
6 reales
1 libra de amapolas
3 reales
1 libra de rosas
3 reales
12 onzas de violetas
4 reales
Producto
Valor (pesos*)
1 ½ libra de epítimo
3 reales
4 libras de flor de azufre
1 peso, 4 reales
1 libra y cuatro onzas de goma de palo santo
1 peso
2 libras de incienso
1 peso, 1 real
4 libras y 4 onzas de succino rubio
2 pesos , 1 real
1 libra de euforbio
6 reales
3 libras de Bdelio
3 pesos
1 libra y media de yedra
1 peso, 4 reales
3 libras de anime
2 pesos, 2 reales
2 libras de mirra
3 pesos
1 libra y 14 onzas de sagapeno
5 pesos
1 libra y 4 onzas de alcanfor
4 pesos, 3 reales
3 onzas de seamonea esmirnia
5 reales
14 onzas de goma de enebro
6 reales
1 libra y 12 onzas de tragacanto
7 reales
1 libra de gálbano
1 peso, 2 reales
12 onzas de lacoa
4 reales
12 onzas de sangre de drago
2 reales
3 onzas de estoraque
2 reales
2 libras de goma de sarcocola
3 pesos
1 libra de betún judaico
4 reales
1 libra de zumo hipoquisdos
6 reales
12 libras de resina de Zaragoza
1 peso, 4 reales
14 onzas de acíbar hepática
1 peso
1 libra de gama-guta
3 pesos, 4 reales
3 onzas de agárico
2 reales
2 libras de mummiaen
1 peso
1 libra de extracto de centaura
1 peso
1 libra de eléboro
6 reales
10 libras de emplasto de diabotano simple
15 pesos, 6 reales
5 libras de cicuta
6 pesos, 7 reales
2 libras de stiptico crolio
1 peso, 4 reales
4 onzas de mucílagos
4 pesos
1 libra y 12 onzas de manus dei
2 pesos, 3 reales
7 libras de diaquilón
5 pesos, 2 reales
1 libra y 4 onzas de minio
6 reales
2 ½ libras de ranas con mercurio
3 pesos, 6 reales
2 libras de oxicroceo
3 pesos
3 libras de matrical
3 pesos
1 libra de diapalma
6 reales
½ libra de emplasto Benedito
4 reales
1 libra de contrarrotura
6 reales
½ libra de cuerno de ciervo preparado
1 peso
2 onzas de piedra ematistis preparada
1 real
4 onzas de piedra lazuli preparada
4 reales
4 onzas de jacintos preparado
4 reales
1 ½ onza de dientes de jabalí
2 reales
1 libra de madre de perla preparada
6 reales
2 onzas de ojos de cangrejos
1 real
½ libra de antimonio diaforético
3 pesos
25 libras de tártaro vitriolado
9 pesos, 3 reales
2 ½ libras de sal de cardo santo
2 pesos, 4 reales
2 libras de sal anglicana
4 pesos, 4 reales
1 libra y 4 onzas de sal prunela
6 reales
12 onzas de sal de habas
6 reales
1 onza de sal de febrífuga de Silvio
1 real
6 onzas de sal de ajenjo
4 reales
1 libra de nitro stibiado
6 reales
6 onzas de azúcar de alumbre
6 reales
3 onzas de tártaro emético
1 peso
3 ½ onzas de crémor tártaro
1 peso, 2 reales
31 ½ libras de sal de tártaro
2 pesos
2 onzas de sal gema
1 real
1 onza de arcano duplicado
1 real
12 onzas de mercurio dulce
1 real
Producto
Valor (pesos*)
1 onza de pánace mercurial
2 reales
1 onza de calomelanos de Rivera
2 reales
½ libra de sublimado corrosivo
2 pesos
4 onzas de precipitado blanco
1 peso
1 onza de antihectico de Poter
4 reales
2 libras de azafrán de metales
2 pesos
3 onzas de azafrán de marte aperitivo
2 reales
1 onza de turbit mineral
6 reales
3 onzas de bezoardico jovial
2 pesos
3 onzas de coral blanca
2 reales
1 onza de cetiope mineral
1 real
4 libras de liria
4 reales
6 limetas llenas de hidrargiro
78 pesos
4 onzas de resina de jalapa
2 pesos, 4 reales
4 onzas de polvos para el ungüento de la condesa
2 reales
½ libra de azúcar vermífuga
1 peso
1 ½ onza de láudano opiado
1 peso
1 ½ onza de láudano urinario
1 peso
3 onzas de piedra ematitis
1 real
1 libra de coral rubio
1 real
½ libra de polvos de altramuz
2 reales
2 onzas de polvos de diamariton frígido
1 peso
½ onza de polvos de diarhodon abad
2 reales
1 onza de polvos imperiales
4 reales
1 libra de polvos de ruibarbo
2 pesos
4 onzas de polvo de quina
4 reales
1 ½ onza de píldoras antiasmáticas
6 reales
1 onza de píldoras católicas
4 reales
½ onza de píldoras marciales
2 reales
½ onza de píldoras Creta Palma
2 reales
2 onzas de píldoras mercuriales
1 peso, 4 reales
3 onzas de trociscos de rasis
4 reales
1 libra de tintura de menjui
1 peso
½ libra de colirio Lafranco
4 reales
2 onzas de tintura de lacca
1 real
10 onzas de tintura de aloe
4 reales
4 onzas de tintura de anticólica
4 reales
½ libra de tintura de castor
6 reales
½ onza de tintura de ámbar
1 real
2 onzas de elixir propietatis
2 reales
4 onzas de elixir vitrolado
4 reales

AGN, Sección Colonia, Fondo Miscelánea, tomo 55, ff. 792r-799v.
*Valor en pesos de a ocho reales castellanos

En este listado puede observarse una varie­dad de productos vegetales, animales, minerales y compuestos, desde quina y cardamomo hasta algunos más exóticos como esperma de ballena o dientes de jabalí. Buena parte de las sustancias allí referenciadas eran traídas de España. El hidrargiro23, el alumbre24, la almártaga25, la teriaca26, el emplasto de diabotano27 y el tártaro28 figuran entre las sus­tancias que se almacenaban en mayor cantidad en  esta botica y al parecer eran las más utilizadas en la elaboración de medicamentos.

span style=”font-size: 8pt;”>* Politólogo de la Universidad de los Andes, Especialista en Política Social y Magíster en Estudios Políticos de la Pontificia Universidad Javeriana, Miembro de Número de la Academia Colombiana de Historia y Director de la Biblioteca “Eduardo Santos”.


1 Rivera Sandoval, Javier, De todo como en botica. Balance de los productos ofrecidos en las boticas de los hospitales de la orden San Juan de Dios en los puertos neogranadinos del siglo XVIII, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2011, p. 7.
2 “Medicina y beneficencia”, en: Historia de Bogotá, Bogotá, Salvat-Villegas Editores, 1989, tomo III, p. 43.
3 Según el censo demográfico levantado en 1778, el territorio neogranadino estaba poblado por 792.569 habitantes, de  los cuales un 46.5% eran mestizos, le seguía en número la gente blanca que aglutinaba a la cuarta parte del total mientras que los indios sumaban un 20% y los negros esclavos un 8%. Tovar Pinzón, Hermes, Convocatoria al poder del número, Santa Fe de Bogotá, Archivo General de la Nación, 1994, pp. 86-88.
4 Ibáñez, Pedro María, Memorias para la historia de la medicina en Santafé de Bogotá, Bogotá, Imprenta Nacional, 1968, 2ª edición, p. 18.
5 Este boticario había adelantado estudios en la botica de Santo Domingo y contaba con una experiencia de 35 años. Martínez Briceño, Rafael y Guillermo Hernández de Alba, De Hipócrates a Pasteur. Contribución al estudio para la historia de la medicina colombiana, Bogotá, Ediciones Sol y Luna, 1966, p. 143.
6 Soriano Lleras, Andrés, La Medicina en el Nuevo Reino de Granada, durante la Conquista y la Colonia, Bogotá, Editorial Kelly, 1972, pp. 174-175.
7 Ibíd., p. 188.
8 Archivo General de la Nación -AGN, Sección Colonia, Fondo Curas y Obispos, tomo 50, ff. 915r-925v.
9 Sobre los inicios del desarrollo del oficio de boticarios, véase: Ronderos, Paula, “El arte de boticarios durante la primera mitad del siglo XVII en el Nuevo Reino de Granada, en: Fronteras de la Historia, No. 12, Bogotá, ICANH, 2007, pp. 175-196.
10 Esta corriente historiográfica surgió en la segunda mitad del siglo XIX bajo la premisa de que las ciencias naturales son, más allá de sus rasgos innatos de racionalidad, fenómenos sociales y resultado de un proceso de construcción social que de alguna manera hace parte de la cultura. Pérez Miranda, Royman, Rómulo Gallego Badillo y Luis Iván Rincón Pabón, “Estudios sobre la historia social de las ciencias y origen de la Escuela Normal Superior de Colombia”, en: Studiocitas, Vol. 4, No. 2, Bogotá, Universidad Católica de Colombia, agosto de 2009, pp. 40-41.
11 Sustancias extraídas de los vapores de algunos licores.
12 Rivera Sandoval, Javier, De todo como en botica, pp. 13-15.  
13 Una completa revisión histórica sobre los medicamentos puede verse en: Jácome Roca, Alfredo, Historia de los Medicamentos, Bogotá, Academia Nacional de Medicina, 2003.
14 Maldonado Pérez, Guillermo, La Botica de los pobres y de boticas y farmacias, Santafé de Bogotá, Fondo Cultural Cafetero, 1991, p. 11.
15 Miranda Canal, Néstor, “La medicina en Colombia”, en Gran Enciclopedia de Colombia, Bogotá, Círculo de Lectores, tomo 8, p. 105.
16 Véase: Sotomayor, Hugo A. [et al], El medicamento en la historia de Colombia, Bogotá, Schering-Plough, 1997, pp. 90-96.
17 Rivera Sandoval, Javier, De todo como en botica, pp. 5, 25.
18 Ibíd., p. 12.
19 Martínez Briceño, Rafael y Guillermo Hernández de Alba, De Hipócrates a Pasteur, p. 251. Sobre otros tratados utilizados en el siglo XVIII, véase: Rivera Sandoval, Javier, De todo como en botica, pp. 15-24.  
20 Gomis-Blanco, Alberto y Antonio González Bueno, “La Historia Natural en la formación de los boticarios españoles del siglo XVIII”, Ponencia presentada en “35º Internationales Kongress für Geschichte der Pharmazie”, Suiza, septiembre 19 de 2001, Suiza, pp. 2-4.
21 Tejeda Rosales, María Elena, “Supervisión de boticas durante los siglos XVI y XVII”, en: Revista Mexicana de Ciencias Farmacéuticas, Vol. 45, No. 3, México, D.F, Asociación Farmacéutica Mexicana, 2014, p. 49.
22 AGN, Sección Colonia, Fondo Médicos y Abogados, tomo 2, ff. 870r-879v.
23 Término con el que se conocía antiguamente al mercurio.

24 Producto utilizado para detener las hemorragias y para las inflamaciones de la garganta. Palacios, Félix, Palestra pharmaceutica, chymico-galenica, Madrid, Por Joachin Ibarra, 1763, p. 694.
25 Óxido de plomo semividrioso para ungüentos de uso externo. Tromsdorff, Johann Barthelemi, Arte de recetar conforme a los principios de la química farmacéutica o diccionario manual portátil para los médicos, cirujanos y boticarios, Barcelona, En la oficina de Manuel Texero, 1807, p. 201.
26 Preparado compuesto por varios ingredientes de origen vegetal, mineral o animal, utilizado como medicamento contra varias enfermedades. Era considerado como una especie de panacea universal.
27 Compuesto de muchas plantas que era utilizado para combatir los humores. Palacios, Félix, Palestra pharmaceutica, p. 489.
28 Producto utilizado para aplacar las fiebres intermitentes asociadas a las complicaciones gástricas. Boletín de Medicina, Cirujía y Farmacia, No. 95, Madrid, Sociedad Médica General de Socorros Mutuos, agosto 20 de 1842, p. 177.
29 Tejeda Rosales, María Elena, “Supervisión de boticas”, p. 48.

30 Gaceta de Cartagena de Colombia, No. 23, Cartagena, Imprenta del Gobierno por Juan Antonio Calvo, mayo 28 de 1824, p. 91.  
31 Maldonado Pérez, Guillermo, La Botica de los pobres, p. 3.
32 Sobre este tema en particular, cabe mencionar un episodio ocurrido en Cartagena cuando se elevó denuncia contra el protomédico Francisco J. Pérez por haber permitido a los zambos y mulatos ejercer la medicina, lo cual iba en contradicción con la norma que exigía ser limpio de sangre para desempeñar este oficio. Soriano Lleras, Andrés, La Medicina en el Nuevo Reino, p. 287.
33 AGN, Sección Colonia, Fondo Médicos y Abogados, tomo 1, ff. 621r-628v.
34 AGN, Sección Colonia, Fondo Miscelánea, tomo 135, ff. 896r-903v.
35 Los medicamentos simples eran realizados con materias primas.  
36 AGN, Sección Colonia, Fondo Médicos y Abogados, tomo 6, f. 705r.
37 AGN, Sección Colonia, Fondo Médicos y Abogados, tomo 3, ff. 272r-412v.
38 AGN, Sección Colonia, Fondo Médicos y Abogados, tomo 4, ff. 883r-909v.
39 Maldonado Pérez, Guillermo, La Botica de los pobres, p. 5.  
40 AGN, Sección Colonia, Fondo Médicos y Abogados, tomo 2, ff. 892r-898v.
41 Soriano Lleras, Andrés, La Medicina en el Nuevo Reino, p. 234.  
42 Biblioteca Nacional de Colombia, Fondo Manuscritos, libro 169, ff. 255r-260v.
43 AGN, Sección Colonia, Fondo Médicos y Abogados, tomo 2, f. 52r.
44 Este es el célebre prócer de la Independencia y traductor de los Derechos del Hombre.  
45 A Mutis le preocupaba mucho el estado de las boticas de la capital y para subsanar los males derivados de la ignorancia y falta de pericia de los boticarios, se propuso dar a conocer públicamente los progresos alcanzados por el ramo de la farmacia. Mendoza Pérez, Diego, Expedición Botánica de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada y memorias inéditas de Francisco José de Caldas, Londres, Forgotten Books, 2013, p. 107.
46 Recopilación de leyes de los Reynos de Indias, Madrid, Consejo de la Hispanidad, 1943, tomo II, p. 141.
47 AGN, Sección Colonia, Fondo Médicos y Abogados, tomo 2, f. 70v.

48 Sobre las visitas realizadas en España, véase: López Díaz, María Teresa, “Las visitas de botica de la ciudad de El Puerto de Santa María (siglos XVII y XVIII)”, en: Revista de Historia de El Puerto, No. 7, El Puerto de Santa María, segundo semestre de 1991, pp. 39-67.
49 Sobre los primeros desarrollos de este órgano de control en España, véase: Davis, Charles y María Luz López Terrada, “Protomedicato y farmacia en Castilla a finales del siglo XVI: edición crítica del catálogo de las cosas que los boticarios han de tener en sus boticas, de Andrés Zamudio de Alfaro, protomédico general (1592-1599)”, en: Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, Vol. LXII, No. 2, julio-diciembre de 2010, pp. 579-626.
50 Alzate Echeverri, Adriana María, Suciedad y orden. Reformas sanitarias borbónicas en la Nueva Granada 1760- 1810, Bogotá, Editorial Universidad de Antioquia, 2007, pp. 24-26.
51 Rivera Sandoval, Javier, De todo como en botica, p. 8.
52 Soriano Lleras, Andrés, La Medicina en el Nuevo Reino, p. 290.
53 Martínez Briceño, Rafael y Guillermo Hernández de Alba, De Hipócrates a Pasteur, pp. 253-257.
54 Ibáñez, Pedro María, Memorias para la historia de la medicina, p. 26.
55 Soriano Lleras, Andrés, La Medicina en el Nuevo Reino, p. 273.
56 AGN, Sección Colonia, Fondo Médicos y Abogados, tomo 5, ff. 841r-860v.
57 Ronderos, Paula, “El arte de boticarios”, p. 181.
58 Sobre este punto vale recordar un caso ocurrido en la visita efectuada en 1657 por don Pedro Robayo, en la cual se encontró a tres negros libres viviendo en el resguardo de Bucaramanga, encargados de curar enfermedades a los indios. AGN, Sección Colonia, Fondo, Visitas de Santander, tomo 5, f. 898v.
59 López de la Roche, Fabio, “Escenarios culturales de una modernidad tardía”, en: Nómadas, No. 8, Bogotá, Universidad Central, abril de 1998, p. 115.
60 Gaceta de Cartagena de Colombia, No. 17, junio 8 de 1822, p. 74.
61 Cochrane, Charles Stuart, Viajes por Colombia 1823 y 1824, Bogotá, Banco de la República, 1994, p. 162.
62 Véase por ejemplo: Rivero Seña, Maryelis, “La botica Román en Cartagena”, en: Credencial Historia, No. 218, Bogotá, Revista Credencial, 2008, pp. 1-5.
63 Narváez Eraso, María Teresa, “Un viaje histórico por la farmacia”, en: Revista Unimar, Vol. 28, No. 3, San Juan de Pasto, Universidad Mariana, 2010, p. 38.

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *