Artículo de Investigación Histórica: Las Boticas en el nuevo reino de granada a finales del período colonial Parte I
Boticas Nuevo Reino de Granada
El Lento camino hacia la Modernidad
Roger Pita Pico*
Resumen
Este trabajo tiene por objeto analizar el desarrollo de las boticas en el Nuevo Reino de Granada durante las últimas décadas del dominio hispánico. La compleja preparación de los medicamentos fue uno de los aspectos más vigilados por las autoridades, especialmente bajo la política borbónica de énfasis en la salud y la higiene pública.
El control ejercido durante las visitas oficiales permitió descubrir una serie de irregularidades en los títulos de los boticarios y las licencias, todo esto como resultado de la debilidad institucional y los vacíos de la norma.
Palabras clave: boticas, medicamentos, salud pública, Nuevo Reino de Granada, período colonial.
The pharmacies in the new kingdom of grenade during the late colonial period: the slow road to modernity
Abstract
This paper aims to analyze the development of the pharmacies in the New Kingdom of Grenade during times of Hispanic dominance. The complex preparation of drugs was one of the most wat- ched by the authorities, especially under the policy emphasis on public health and hygiene.
The control exercised by the pharmacies allowed to discover a number of irregularities in the titles of the apothecaries and licensing, all as a result of institutional weaknesses and gaps in the standard.
Key words: pharmacies, medications, public health, New Kingdom of Grenade, the colonial period.
Introducción
En el período colonial, en el territorio del Nuevo Reino de Granada eran muy pocos los médicos existentes en medio de unas condiciones alarmantes de insalubridad, con pestes y epidemias recurrentes que eran difíciles de combatir.
Las boticas hacían parte del sistema médico español que fue implantado en los dominios americanos. Su origen estuvo muy vinculado con la atención médica brindada por las órdenes religiosas, conjugándose de esta manera lo científico y lo místico.
Muy pocos rastros se han encontrado sobre los primeros boticarios llegados a territorio neogranadino en tiempos de Conquista. Paralelamente al establecimiento de enfermerías y hospitales, los religiosos vieron la necesidad de producir y abastecer medicamentos, lo cual implicaba documentarse y estudiar más a fondo las fórmulas y compuestos químicos.
Era usual que en las huertas de los conventos se sembraran hierbas que eran utilizadas en la preparación de los remedios1. Con el transcurrir del tiempo, personas no vinculadas al estamento eclesiástico también se prepararon para asumir el oficio de boticarios.
Las fuentes documentales indican que en 1614 se abrió la botica “Gutiérrez”, considerada como la primera en su género en Santa Fe. Hacia 1631 se abrió al público otra que estaba ubicada en la Plaza Mayor. Dos décadas más tarde aparece ejerciendo este oficio Antonio Urribarri2. En el siglo XVIII, en consonancia con el aumento poblacional3, las boticas alcanzaron un mayor impulso.
Hacia 1763 se inauguró en la capital otra botica que prestó servicio al público y estuvo a cargo de los padres dominicos, siendo atendida por Juan José Mange4. Su sede era la parte de abajo del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Poco tiempo después, los boticarios Antonio Garraes5 y fray José Bohórquez de la Orden de San Juan de Dios recibieron los títulos de boticarios. (Lea: Artículos de Reflexión: Evolución y tendencias de la salud pública Colombia 1993-2013)
Según el historiador:
José María Ibáñez, Garraes fue el primer laico que en esta ciudad vendió hierbas y ungüentos6. Bohórquez desempeñó su oficio en la farmacia pública que estaba en el hospital. En la ciudad de Popayán, la primera botica fue establecida por un acaudalado comerciante de apellido Hidalgo7.
No hay duda de que los religiosos gozaron de gran experiencia y prestigio en el oficio de boticarios. El papel de la institución eclesiástica fue crucial en la atención de los menos favorecidos. Hacia 1771, el cabildo de la villa de Honda solicitó que la botica que tenían los jesuitas, quienes habían sido expulsados años atrás por la Corona, pasara a manos del hospital San Juan de Dios que adolecía de muchas necesidades.
Se hizo énfasis en el hecho de que con esa decisión se cumpliría una función social pues se beneficiaría a un gran número de pobres8.
Con base en fuentes documentales de archivo, en la prensa de la época y en algunas fuentes secundarias, este artículo se propone examinar el desarrollo de las boticas en el Nuevo Reino de Granada a finales del periodo de dominio hispánico9.
Para ello, se abordarán las siguientes temáticas específicas: la clasificación de los medicamentos de acuerdo a su origen, características y usos, el grado de cumplimiento de los requisitos fijados para ser boticario, los intereses que giraron en torno a los establecimientos y, por último, las irregularidades observadas durante las visitas y diligencias de control adelantadas por las autoridades.
El trabajo se enmarca dentro del método de la historia social de las ciencias10 y se concentra más que todo en el siglo XVIII y principios del siglo XIX cuando las boticas habían logrado extenderse a varias parroquias, villas y ciudades.
Lea También: Las Boticas en el nuevo reino de granada a finales del período colonial Parte II
1.Medicamentos y recetas
Las medicinas de la época se pueden clasificar de acuerdo a sus características y aplicaciones de uso: aguas, aceites, bálsamos, conservas, pulpas, jarabes, espíritus11, extractos, gomas, resinas, polvos, sahumerios, sales, infusiones, tinturas y ungüentos12. En términos generales, los medicamentos aplicados durante el periodo del coloniaje español estaban dirigidos a atacar los síntomas más no la enfermedad, una situación que cambió con el advenimiento de la medicina moderna13.
En un comienzo, en las boticas se vendían principalmente las denominadas “medicinas de Castilla” cuyos precios eran altos debido a todo el trámite que debía surtirse para su transporte desde España, razón por la cual el hospital San Juan de Dios implementó una especie de subsidio para los pobres. Debido a esos altos precios, fue necesario también recurrir al uso de hierbas y compuestos usados ancestralmente por los indígenas14.
Los medicamentos naturales podían ser de origen vegetal, animal o mineral o, en determinados casos, la mezcla de estos. De todos esos elementos, los más usados eran sin duda las plantas. Las expediciones científicas, en auge en el siglo XVIII, permitieron no solo sondear las riquezas del Nuevo Mundo, sino también ofrecer nuevas alternativas en el campo de la farmacéutica. Por esta época ganaron mayor impulso las ideas en torno a la influencia de los agentes naturales en la salud, lo que hizo que se buscaran nuevos usos y propiedades de los vegetales.
Dentro de ese propósito debe mencionarse para el caso del Nuevo Reino de Granada la Expedición Botánica liderada por el sabio José Celestino Mutis
Cuyo propósito era clasificar e inventariar de manera sistemática la fauna y flora de estas tierras, con lo cual se abría un abanico de posibilidades para la elaboración de remedios naturales15. Sin embargo, en las recetas de la época no se observa todavía una presencia notable de estos elementos autóctonos ya que seguían predominando los de origen europeo.
Escasamente el tabaco y la quina16 se alcanzaron a utilizar con cierta regularidad. Todavía faltaban estudios que ahondaran sobre las verdaderas virtudes y potencialidades de las sustancias locales17.
Las boticas ubicadas en los puertos, como fue el caso de Cartagena, contaron con una más amplia gama de medicamentos puesto que allí se tenía la oportunidad de conseguir una buena cantidad de productos recién importados.
Así por ejemplo, desde mediados del siglo XVIII el hospital militar de esta ciudad se convirtió en una importante despensa de medicinas para otros territorios neogranadinos. Aparte de este puerto, la capital Santa Fe también contó con un buen surtido por su inobjetable condición de epicentro político-administrativo18.
Los tratamientos terapéuticos tuvieron básicamente una influencia europea y árabe. Como apoyo constante a la labor de los boticarios, a América llegaron varios de los manuales utilizados en la península ibérica. Dos de los manuales más consultados durante el período colonial fueron la Farmacopea Española y la Farmacopea Matritense, libros que debían conservarse cuidadosamente pues solo se contaba con unos cuantos ejemplares19.
Algunos boticarios españoles del siglo XVIII:
Publicaron obras de contenido naturalista que fueron muy útiles para la formación básica de aprendices, como fue el ejemplo de Casimiro Gómez Ortega y su obra Curso elemental de Botánica, reimpreso en México, y de otros autores como Casimiro Gómez Ortega, Antonio Palau Verdera, Pedro Gregorio Echeandía y Félix Palacios20. El problema era que estos trabajos científicos estaban pensados y diseñados para España y no precisamente para otros territorios con unas condiciones climáticas y ambientales diferentes.
La principal preocupación de las instancias encargadas de supervisar las boticas era revisar el buen estado de los medicamentos ofrecidos. Se sabe, por ejemplo, que en la ciudad de México llegó a tal extremo la situación ante el mal estado de los medicamentos que fue necesario en 1603 cerrar todas las boticas21.
Eventualmente, las autoridades vieron la necesidad también de controlar los precios de los medicamentos, para lo cual fijaron unas tarifas oficiales, tal como se hizo en 1799 para el caso de las boticas existentes en Santa Fe22. Para llevar a cabo este propósito, el cabildo había previamente nombrado una comisión de dos regidores, un médico y la asistencia de un síndico procurador general.
En Cartagena se llevó a cabo a mediados de 1776 el inventario de los medicamentos incluidos en una de las boticas de la ciudad (Véase Cuadro No. 1), diligencia adelantada por el depositario general don Nicolás del Villar.
Cuadro No. 1. Inventario y avalúo de los medicamentos de una botica
establecida en la ciudad de Cartagena, 1776
Producto |
Valor (pesos*) |
1 libra de cal de estaño |
1 peso |
25 libras de alumbre |
7 pesos y 6 reales |
12 onzas de vitriolo común |
3 pesos |
85 libras de almártaga |
26 pesos y 4 reales |
1 libra de raíz de valeriana |
4 reales |
1 ½ libra de raíz de serpentaria virginiana |
6 reales |
2 libras de orozuz |
4 reales |
1 libra de brusco |
2 reales |
1 libra y media de díctamo blanco |
2 pesos y 2 reales |
4 onzas de filipéndula |
5 reales |
4 onzas de tormentila |
1 real |
2 onzas de rubia tinctorum |
1 real |
½ libra de pelitre |
6 onzas |
½ libra de hermodátiles |
3 reales |
2 libras de ásaro |
4 reales |
3 libras de yezgos |
1 pesos y 1 real |
2 libras de suelda consuelda |
1 peso |
7 libras, 7 onzas de raicilla |
7 pesos y 4 reales |
2 onzas de galanga |
1 real |
1 libra de imperator |
4 reales |
½ libra de jalapa |
2 reales |
38 botes de teriaca de a 4 en libra |
14 pesos y 2 reales |
16 libras de jalea de tamarindos |
4 pesos |
2 onzas de diascordio |
2 reales |
12 onzas de confección de jacintas |
2 pesos |
½ libra de confección de gentil cordial |
2 pesos |
6 onzas de confección de alkemer |
1 peso |
2 libras de semilla de linaza |
3 reales |
9 ½ libras de alholva |
2 pesos y 3 reales |
1 libra de cardamomo |
1 peso y 6 reales |
2 libras de cubebas |
1 peso y 4 reales |
2 libras de semilla de agnocasto |
1 peso y 4 reales |
3 onzas de hinojo |
1 real |
½ libra de zaragatona |
6 reales |
1 libra, 14 onzas de pimienta blanca |
2 pesos y 3 reales |
1 onza de semilla de oxalidis |
1 real |
10 onzas de cártamo |
3 reales |
3 libras de cebada |
3 reales |
1 libra, 12 onzas de grasa kermes |
2 pesos, 5 reales |
1 libra de agallas de ciprés |
4 reales |
1 ½ libra de bayas de laurel |
1 peso |
½ libra de junípero |
4 reales |
1 libra de anacardos |
1 peso |
4 onzas de alquequenjes |
4 reales |
4 onzas de cochinilla |
2 pesos |
2 libras de colcótar |
1 peso |
12 onzas de piedra medicamentosa |
2 pesos |
4 onzas de leche de Mechoacán |
1 real |
3 onzas de crario hominis |
6 reales |
3 onzas de jibia |
1 real |
1 libra de esperma de ballena |
2 pesos |
3 libras de cantáridas |
2 reales |
½ libra de mil pies |
1 real |
2 libras de centaura |
4 reales |
½ libra de gordolobo |
3 reales |
½ libra de spica celtica |
1 peso |
½ libra de spica naxdo |
4 reales |
2 libras de salvia |
1 peso |
1 libra de flor de manzanilla |
6 reales |
1 libra de amapolas |
3 reales |
1 libra de rosas |
3 reales |
12 onzas de violetas |
4 reales |
Producto |
Valor (pesos*) |
1 ½ libra de epítimo |
3 reales |
4 libras de flor de azufre |
1 peso, 4 reales |
1 libra y cuatro onzas de goma de palo santo |
1 peso |
2 libras de incienso |
1 peso, 1 real |
4 libras y 4 onzas de succino rubio |
2 pesos , 1 real |
1 libra de euforbio |
6 reales |
3 libras de Bdelio |
3 pesos |
1 libra y media de yedra |
1 peso, 4 reales |
3 libras de anime |
2 pesos, 2 reales |
2 libras de mirra |
3 pesos |
1 libra y 14 onzas de sagapeno |
5 pesos |
1 libra y 4 onzas de alcanfor |
4 pesos, 3 reales |
3 onzas de seamonea esmirnia |
5 reales |
14 onzas de goma de enebro |
6 reales |
1 libra y 12 onzas de tragacanto |
7 reales |
1 libra de gálbano |
1 peso, 2 reales |
12 onzas de lacoa |
4 reales |
12 onzas de sangre de drago |
2 reales |
3 onzas de estoraque |
2 reales |
2 libras de goma de sarcocola |
3 pesos |
1 libra de betún judaico |
4 reales |
1 libra de zumo hipoquisdos |
6 reales |
12 libras de resina de Zaragoza |
1 peso, 4 reales |
14 onzas de acíbar hepática |
1 peso |
1 libra de gama-guta |
3 pesos, 4 reales |
3 onzas de agárico |
2 reales |
2 libras de mummiaen |
1 peso |
1 libra de extracto de centaura |
1 peso |
1 libra de eléboro |
6 reales |
10 libras de emplasto de diabotano simple |
15 pesos, 6 reales |
5 libras de cicuta |
6 pesos, 7 reales |
2 libras de stiptico crolio |
1 peso, 4 reales |
4 onzas de mucílagos |
4 pesos |
1 libra y 12 onzas de manus dei |
2 pesos, 3 reales |
7 libras de diaquilón |
5 pesos, 2 reales |
1 libra y 4 onzas de minio |
6 reales |
2 ½ libras de ranas con mercurio |
3 pesos, 6 reales |
2 libras de oxicroceo |
3 pesos |
3 libras de matrical |
3 pesos |
1 libra de diapalma |
6 reales |
½ libra de emplasto Benedito |
4 reales |
1 libra de contrarrotura |
6 reales |
½ libra de cuerno de ciervo preparado |
1 peso |
2 onzas de piedra ematistis preparada |
1 real |
4 onzas de piedra lazuli preparada |
4 reales |
4 onzas de jacintos preparado |
4 reales |
1 ½ onza de dientes de jabalí |
2 reales |
1 libra de madre de perla preparada |
6 reales |
2 onzas de ojos de cangrejos |
1 real |
½ libra de antimonio diaforético |
3 pesos |
25 libras de tártaro vitriolado |
9 pesos, 3 reales |
2 ½ libras de sal de cardo santo |
2 pesos, 4 reales |
2 libras de sal anglicana |
4 pesos, 4 reales |
1 libra y 4 onzas de sal prunela |
6 reales |
12 onzas de sal de habas |
6 reales |
1 onza de sal de febrífuga de Silvio |
1 real |
6 onzas de sal de ajenjo |
4 reales |
1 libra de nitro stibiado |
6 reales |
6 onzas de azúcar de alumbre |
6 reales |
3 onzas de tártaro emético |
1 peso |
3 ½ onzas de crémor tártaro |
1 peso, 2 reales |
31 ½ libras de sal de tártaro |
2 pesos |
2 onzas de sal gema |
1 real |
1 onza de arcano duplicado |
1 real |
12 onzas de mercurio dulce |
1 real |
Producto |
Valor (pesos*) |
1 onza de pánace mercurial |
2 reales |
1 onza de calomelanos de Rivera |
2 reales |
½ libra de sublimado corrosivo |
2 pesos |
4 onzas de precipitado blanco |
1 peso |
1 onza de antihectico de Poter |
4 reales |
2 libras de azafrán de metales |
2 pesos |
3 onzas de azafrán de marte aperitivo |
2 reales |
1 onza de turbit mineral |
6 reales |
3 onzas de bezoardico jovial |
2 pesos |
3 onzas de coral blanca |
2 reales |
1 onza de cetiope mineral |
1 real |
4 libras de liria |
4 reales |
6 limetas llenas de hidrargiro |
78 pesos |
4 onzas de resina de jalapa |
2 pesos, 4 reales |
4 onzas de polvos para el ungüento de la condesa |
2 reales |
½ libra de azúcar vermífuga |
1 peso |
1 ½ onza de láudano opiado |
1 peso |
1 ½ onza de láudano urinario |
1 peso |
3 onzas de piedra ematitis |
1 real |
1 libra de coral rubio |
1 real |
½ libra de polvos de altramuz |
2 reales |
2 onzas de polvos de diamariton frígido |
1 peso |
½ onza de polvos de diarhodon abad |
2 reales |
1 onza de polvos imperiales |
4 reales |
1 libra de polvos de ruibarbo |
2 pesos |
4 onzas de polvo de quina |
4 reales |
1 ½ onza de píldoras antiasmáticas |
6 reales |
1 onza de píldoras católicas |
4 reales |
½ onza de píldoras marciales |
2 reales |
½ onza de píldoras Creta Palma |
2 reales |
2 onzas de píldoras mercuriales |
1 peso, 4 reales |
3 onzas de trociscos de rasis |
4 reales |
1 libra de tintura de menjui |
1 peso |
½ libra de colirio Lafranco |
4 reales |
2 onzas de tintura de lacca |
1 real |
10 onzas de tintura de aloe |
4 reales |
4 onzas de tintura de anticólica |
4 reales |
½ libra de tintura de castor |
6 reales |
½ onza de tintura de ámbar |
1 real |
2 onzas de elixir propietatis |
2 reales |
4 onzas de elixir vitrolado |
4 reales |
AGN, Sección Colonia, Fondo Miscelánea, tomo 55, ff. 792r-799v.
*Valor en pesos de a ocho reales castellanos
En este listado puede observarse una variedad de productos vegetales, animales, minerales y compuestos, desde quina y cardamomo hasta algunos más exóticos como esperma de ballena o dientes de jabalí. Buena parte de las sustancias allí referenciadas eran traídas de España. El hidrargiro23, el alumbre24, la almártaga25, la teriaca26, el emplasto de diabotano27 y el tártaro28 figuran entre las sustancias que se almacenaban en mayor cantidad en esta botica y al parecer eran las más utilizadas en la elaboración de medicamentos.
span style=”font-size: 8pt;”>* Politólogo de la Universidad de los Andes, Especialista en Política Social y Magíster en Estudios Políticos de la Pontificia Universidad Javeriana, Miembro de Número de la Academia Colombiana de Historia y Director de la Biblioteca “Eduardo Santos”.
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