Libro: “Tragicomedia Médica”, Comentario: Académico Dr. Juan Mendoza-Vega

Para terminar, quiero aclarar que jamás pretendí mostrar una medicina equivocada o absurda. No quiero ser injusta con ella, ni con el médico, porque eso sería ser injusta conmigo misma. Sólo sentí que alguien tenía que decirlo. Jamás me he arrepentido de ser médica, de haber escogido esta carrera que seguí, ni haberme dedicado al oficio que desempeño.

Y a pesar de todo lo malo que haya podido pasarme, siempre hubo y habrá cosas buenas que justifican seguir en el camino. Y si alguien se acerca a preguntarme si estudia medicina, le volveré a decir que si eso es lo que realmente quiere, lo haga sin dudarlo.

Si ha está estudiando medicina y piensa en retirarse, también le haré saber que el desespero no es para tanto, que no vale la pena dejarla a no ser que se tengan poderosas razones para ello. (Lea también: Reseñas Bibliográficas: Presentación del Libro, Tragicomedia Médica)

Si al terminar la carrera le pasa la idea de abandonar el ejercicio de la profesión, trataré de hacerle comprender que la frustración podría no estar en la carrera sino en uno mismo y por lo tanto, no se solucionará con el retiro prematuro.

Siempre he pensado que ser médico es tener una visión especialmente hermosa de la vida y eso es algo que no se consigue con ninguna otra profesión. Así pues, ¿por qué privarnos de ese placer? En verdad, no puede decirse que ser médico sea un privilegio.

Sólo que aún existen Quijotes, enamorados de las ilusiones de Hipócrates, a los que tristemente la gente no los ve ni los reconoce; quienes por fortuna no hacen las cosas esperando ser reconocidos ni premiados.

No es un privilegio pero sí es un placer, e insisto en ello. El placer de ser médico, de vivir la medicina y de ver el mundo diferente. Eso solo, ya de por sí, vale la pena.

Creo que sólo el médico que se entrega de todo corazón a su profesión, comprende tan bien la vieja frase de Cortázar: “Qué risa, todos lloraban” y sigue siendo ¡Todo Corazón! Espero que estas vivencias y experiencias no se mal-interpreten, pues me harían sentir como aquel comunista que una vez escribió un libro contra el gobierno y dijo: “Dios mío, la revolución no viene y el lunes vence mi alquiler”.

Comentario
Académico Dr. Juan Mendoza-Vega

Los grandes pensadores han dicho, en frases diversas pero con la misma esencia, conócete a ti mismo; hermoso consejo, muy difícil, entre otras cosas porque la mirada del ser humano hacia las personas a quienes ama es una mirada muy poco imparcial, es una mirada teñida siempre de intereses y de ideas siempre benévolas con esa persona y al final, siempre, a la persona que más se ama es a uno mismo.

Por consiguiente, mirarse a uno mismo es algo muy difícil, pero mirarse con el ánimo de relatarle a los demás cómo se ve uno, es lo más difícil y, hacer eso, hacer autobiografía, con gusto literario, hacer autobiografía, además con humor, es algo muy poco frecuente pero, cuando se logra es excepcional.

Creo que la Dra. Marta lucía lo ha logrado, su manera de señalar y castigar aquello que es digno de crítica, con humor negro, para que la persona o entidad no se sienta tanto, para que acepte esa crítica. Su excelente presentación nos da la clara idea de esa situación.

Su trabajo es totalmente original. El desempeño de la profesión de médico, en sus inicios, suele darse en un hospital en donde muchas veces han médicos que nunca han tenido vocación por la docencia ni han recibido la menor preparación.

Si las facultades de medicina pensaran en este aspecto, en ese trabajo que le permite al hospital funcionar en el quehacer diario otra sería la perspectiva docente.

El hacer seminarios permite que, en esos coloquios, tengan la oportunidad de reflexionar y no les toque mirar a “Villa Miseria” y, que después no se llegue a unas perisocial muy desgraciadas; que después de someterse a todas esas vejaciones ha logrado un status cultural y a que la Dra. Tamayo ha producido libros muy serios en los que uno se divierte poco pero aprende mucho libros técnicos obligados.

Ya ha dejado la huella de una docente que logra que sus estudiantes entiendan lo que ella explica, sin pretender volverlos especialistas de la misma rama.

La huella, ahora importante, es aquella que permite que la formación del médico sea exigente, que transcurra en un ambiente estricto, que el médico joven no sienta que va a estar de vacaciones en alguna parte, porque no es ciertamente una tragicomedia médica, es una revisión muy profunda, es una revisión a su biografía médica personal y a su bibliografía médica.

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