Conmemoraciones: Bienvenida al nuevo Miembro Honorario de la Academia Nacional de Medicina, Doctor Mario Sánchez Medina

Académico Dr. Zoilo Cuéllar-Montoya

La categoría de Miembro Honorario de la Academia Nacional de Medicina de Colombia -dice nuestro Reglamento en su Artículo 9º- constituye una alta distinción de ésta Corporación.

Podrán ser elegidos a ésta los colombianos y extranjeros ilustres, médicos o profesionales de las Ciencias Biomédicas cuyo trabajo, merecimientos y elevadas jerarquías los haga acreedores a tan alta dignidad.

Es en realidad, Señor Académico Mario Sánchez Medina, la más alta distinción que otorga nuestra Academia, a la cual accede Usted no simplemente por voluntad y generosidad de sus pares sino, fundamentalmente, como un justo reconocimiento a sus inmensos méritos personales, científicos, culturales y de hombre de bien.

Es un acto de justicia de nuestra Corporación que se rinde en esta noche a toda una vida dedicada al servicio de sus semejantes, de sus compatriotas afectados por esta delicada y devastadora enfermedad.

La comunidad de diabéticos carente, en aquellas remotas épocas, hace ya cincuenta años, de un soporte verdaderamente profesional, pleno de altruismo y generosidad, fueron las carencias que golpearon las sensibles puertas del corazón de su señora madre, doña Isabelita, e hicieron que ella supiera dirigir su interés y despertar su iniciativa, Señor Académico Sánchez Medina, hacia la creación de una entidad que llenase los grandes vacíos existentes en el manejo permanente, adecuado, del diabético.

En la educación de ellos, los enfermos, de sus familias y de la sociedad en lo relacionado a dietas, disciplinas terapéuticas, manejo diario y permanente, controles, precauciones y demás tópicos dirigidos hacia la mejor calidad de vida posible, dentro de las limitaciones ocasionadas al paciente y a sus familiares por la misma enfermedad. (Ver: Conmemoraciones: 400 Años de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” Miguel de Cervantes Saavedra)

La gran preocupación suya, y la de su familia frente a los más pobres entre los pobres, los enfermos y, en este caso, los afectados por la diabetes, fue mucho más allá de este concepto, puesto que tuvo en cuenta, fundamentalmente, como un sentimiento unánime de una familia profundamente creyente, la atención al menesteroso.

El fiel cumplimiento de la hermosa parábola del «buen samaritano» la cual representa, Señor Académico, la justa expresión de una entrega personal, constante y prolongada a los demás, a todo lo largo de su valiosísima vida, en un maravilloso acto de generosidad: su ciencia, Señor Académico, su constante dedicación al estudio y al análisis juicioso de las diferentes circunstancias de la nosología diabética, han permanecido y lo hacen aún, al servicio de nuestra sociedad, lo cual nos obliga, en justicia, a un permanente sentimiento de agradecimiento a su vida y a su obra.

El gran afecto que me une a Usted, a su querida familia, el cual ha crecido y se ha magnificado a través de los años, no simplemente nacido del vínculo familiar sino, fundamentalmente, por mi propia experiencia profesional y de amistad que completa ya los cuarenta años, desde nuestros encuentros frecuentes en los vetustos pabellones de la Clínica de Marly, en aquella lejana década de 1960, hasta nuestro trabajo en común en esta Academia: la gran admiración que su vida y su obra despiertan en mi, me hace sentir inmensamente honrado al darle, como Presidente de esta Corporación, la más cordial bienvenida a este selecto grupo de pares que conforman los Miembros Honorarios de la Academia Nacional de Medicina de Colombia. Enhorabuena, Académico Honorario Mario Sánchez Medina: sea usted bienvenido.

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