Historia de la Medicina, Hospital San Juan de Dios de Bogotá Reseña Histórica
Hospital San Juan de Dios de Bogotá
Académico Hernando Forero Caballero, M.D.*
* Profesor Titular Emérito Universidad Nacional.
Introducción
La historia de la medicina nos conduce a interpretar las vicisitudes del arte de curar y a comprender las diferentes metodologías practicadas para el manejo de las enfermedades y también nos permite investigar y decifrar los conceptos que han surgido a través de los tiempos sobre la enfermedad y la lucha desarrollada para vencer el sufrimiento y evitar, hasta donde es posible humano, la crueldad de la muerte.
El médico historiador se ubica en una posición de perspectiva cultural, humanística y ética para investigar y plasmar la realidad de los aconteceres que han tenido que ver con la ingente obra de los médicos del pasado y comprender mejor sus aciertos, progresos y fracasos, de acuerdo con las circunstancias, ambiente y época en que les correspondió vivir y actuar.
El médico historiador debe analizar conscientemente el desenvolvimiento económico, sociológico, técnico y científico de la práctica de las ciencias de la salud, a través de los tiempos, para comprender su trascendencia y las posibilidades de organizar los medios indispensables tendientes a ascender a planos superiores en todos los aspectos, partiendo del ambiente socio-económico, de los cambios en la metodología en la educación médica, de la influencia de los directivos de las instituciones asistenciales y el impacto directo en su administración, lo mismo que la disponibilidad de recursos de los servicios de salud, en las diferentes épocas.
La evolución de la actividad del Hospital San Juan de Dios de Bogotá ha correspondido a las épocas históricas del país.
La Edad Media se relaciona con la iniciación y la administración por religiosos en la época de la Colonia.
El Renacimiento incumbe a la época de la Independencia.
La época Moderna pertenece a la influencia francesa con el progreso clínico científico.
La época Contemporánea atañe a la influencia americana con el apogeo técnico-científico. Bajo el predominio del pragmatismo y la socialización de la medicina se inicia la decadencia del Hospital.
En la globalización sucumbe ante la implicación de la comercialización de la medicina. (Lea también: Evaluación del Cisticerco Longicollis de Taenia Crassiceps como Fuente de Antígeno para el Diagnóstico de la Neurocisticercosis)
Hospital de San Pedro en Santafé
Fray Juan de los Barrios, obispo de Santa Marta, interpretando la Cédula del rey Felipe II que ordenaba la fundación de un hospital en Santafé, compró unas casas para que en ellas se fundara un hospital, sea anexo y sufragáneo a la iglesia catedral de esta ciudad, donde se recoja a los pobres, así españoles o naturales.
Juan de los Barrios dijo: “Doy y entrego los títulos de dicha casa al dean y cabildo de esta santa iglesia como tales patronos y administradores de dicho hospital; a saber: al licenciado Francisco Adame, dean; al bachiller don Gonzalo Mejía y a don Alonso Ruiz, canónigo.
Renuncio a cualquier derecho que por no ser insinuado por el juez competente nos compete o pueda competir.
Suplicamos a su majestad y a su santidad y a sus delegados y jueces y cualesquiera de ellos, ahora o en cualquier tiempo que por nuestra parte o de alguna otra persona o personas, cabildo o universidad les fuere suplicado dispensen en esta casa y hospital se mude, venda, trueque o cambie o que haya otro cualquier movimiento que lo concedan ni ellos dispensen” (1).
El 21 de octubre de 1564 el padre Adame firmó la escritura y tomó posesión de las casas a nombre propio y del cabildo.
Fray Juan de los Barrios falleció el 12 de febrero de 1569 sin lograr ver la iniciación de sus sueños, pues sólo comenzó a tener solución al expedirse la Cédula Real del 7 de julio de 1572, en la cual se dispone que se haga un hospital en la ciudad de Santafé para enfermos españoles e indios.
En la práctica fue simplemente un legado para una obra pía erigida en persona jurídica, de origen eclesiástico para fundar un hospital de caridad en la calle de San Felipe continua a la sacristía mayor (carrera 6 entre calles 10 y 11), en la parroquia llamada de San Pedro y por tanto su nombre; el escribano de su Majestad Hernando Arias escribió y sacó la escritura el 13 de junio de 1576.
En enero de 1603 el hospital de San Pedro disponía de $1.200 bajos (de 13 quilates) anuales distribuidos así: 400 para botica, 100 para el médico, 75 para el cirujano, 25 para el barbero, 50 para una enfermera y 200 para el capellán y mayordomo; también atendían los servicios del hospital un hermano y dos negras.
El arzobispo de Santafé Bartolomé Lobo Guerrero nombró como mayordomo y administrador al hermano Juan de Buenafuente, superior de los religiosos de San Juan de Dios, el 24 de septiembre de 1603.
El rey autorizó dicha administración por medio de la Cédula de Felipe III del 16 de marzo de 1605.
En 1635 fray Gaspar Montero, médico y sacerdote, con tres religiosos más de San Juan de Dios, principiaron como administradores y ministros sirvientes del hospital de San Pedro (1).
Hospital San Juan de Dios
El 23 de diciembre de 1720 los religiosos fray Juan Barba, fray Antonio González de Lugo, prior del hospital y el enfermero Pedro Pablo de Villamor, médico y capellán del hospital solicitaron licencia para trasladar dicho hospital a una cuadra más abajo de la de San Miguel a espaldas del convento de la Inmaculada Concepción y cercano al río San Francisco, donde habían comprado unas casas y solares, dejando el hospital actual para el servicio y curación de los sacerdotes pobres.
El 15 de mayo de 1723 el Rey expidió la licencia para trasladar el hospital a la calle de San Miguel.
El padre fray Pedro Pablo de Villamor emprendió la construcción del nuevo hospital en el sitio que ocupaban las casas que había comprado y con ayuda de los legados que recibió de fray Francisco de Rincón y de otras personas caritativas.
Como Fray Pedro de Villamor murió el 5 de agosto de 1729, terminó la construcción del hospital el médico, sacerdote y doctor en teología fray Juan Antonio de Guzmán.
El hospital fue construido en la manzana comprendida entre las calles 11 y 12 y las carreras 9 y 10. La construcción del hospital fue practicada por el arquitecto Domingo Pérez, de Petrez, con los materiales de piedra y cal.
El edificio constaba de tres pisos en el ángulo sureste y el resto de dos pisos. Las salas amplias sirvieron de enfermerías y en ellas se establecieron chimeneas de ventilación en paredes y artesonados. Las salas estaban enmarcadas por las calles; la de la enfermería por la carrera 9, la de las Dolores por la carrera 10; la de San Rafael por la calle 11 y la de San Juan de Dios por la calle 12.
La construcción del hospital, que siguió el estilo del hospital de Granada, España, duró 16 años. Se inauguró con gran pompa el primero de enero de 1739 con 50 camas, 40 para hombres y 10 para mujeres.
En el año 1739 se trasladaron los enfermos al nuevo hospital construido a expensas de dineros obtenidos por las limosnas que recogían los religiosos y con la dotación del virrey don José Solís y el Arzobispo, y los oidores José Martínez y José Quintana.
Se construyeron salas para hombres, para mujeres, particulares, clérigos y personas de excepción, de unciones, para inválidos, incurables, locos y ropería, piezas para botica, y las oficinas para la administración y mantenimiento.
El Hospital de San Pedro se destinó para el servicio de los religiosos de la catedral.
El nuevo hospital además de prestar sus servicios a los enfermos internos ayudaba a los pordioseros, proporcionaba estudios a los religiosos para que ejercieran medicina y cirugía, flebotomía y farmacéutica en los enfermos. Solamente disponía de las limosnas obtenidas, de las rentas de los locales y de una asignación del noveno y medio del sector oficial y religioso.
En el convento hospital prestaban sus servicios el fundador:
Vicario principal médico y maestro fray Juan Antonio de Guzmán; fray Lorenzo José Barahona, prior; fray Santiago Lanos, consiliario menor; presbítero fray Blas de Umaña; presbítero fray Antonio Delgado; presbítero Salvador Vélez; fray Pedro Sánchez García, enfermero mayor; fray Lorenzo Carrillo, enfermero menor; fray Bernardino Mendigaña; fray Bernabé Lanos, procurador de la caja; fray Salvador Salgado, boticario primero; fray Simón Delgado, limosnero.
Fray Narciso Rico, boticario segundo; fray Fernando Martínez, procurador de corte; fray José Aguado, despensero e intendente; fray Javier Romero, flebotomiano segundo; fray Félix Torres, loquero; fray Nicolás Platas, asistente de incurables; fray Miguel Isla, Proveedor de vendajes y demás elementos necesarios para sangrías y curas de cirugía.
Fray Manuel Mondragón, alhacero de las enfermerías; fray Pedro de la Rota, sacristán; fray José Molano y fray Jacinto Puerto, de la botica y de la ropería. Además tres mujeres para enfermeras con sus correspondientes sirvientes, y la comadrona para las parturientas.
Los religiosos de San Juan de Dios organizaron el Hospital Jesús, María y José en otro lugar y abandonaron parcialmente los servicios del Hospital San Pedro, motivo por el cual surgió un litigio entre el Cabildo y los religiosos, porque aquel no aceptaba la separación de los religiosos del convento Hospital San Pedro (1).
En el año 1748 se le reintegró al arzobispo don Felipe de Azua del consejo de su Majestad el convento hospital para clérigos pobres y la iglesia, por mandato del Rey.
El 29 de agosto de 1754 se encargó al arzobispo y cabildo de su iglesia la administración y la distribución de las rentas del convento Hospital San Pedro.
En el año 1760 se construyeron nuevas enfermerías, con lo cual el hospital dispuso de 137 camas para hombres y 67 para mujeres (5).
Administración
Desde 1740 ejercían en Santafé el doctor Vicente Román Cancino y en el hospital el médico religioso fray Antonio de Guzmán y otros médicos religiosos. En el año 1764 el hospital disponía de 12 salas con 150 camas distribuidas para los hombres, las mujeres, los clérigos, los soldados, los inválidos incurables, los locos, locas y los particulares.
El médico cofundador del Hospital Jesús, María y José, fray Antonio de Guzmán, murió hacia el año de 1768.
Posteriormente dirigió el hospital fray Juan José Merchán y luego el doctor Miguel de Isla, quien se encargó del servicio del hospital y también como cirujano de las tropas.
A los hombres los atendían los frailes y a las mujeres una señora y sirvientas. En 1769 el hospital gastaba anualmente $110.993, contaba con $40.042 correspondientes a las limosnas y el noveno y medio de los diezmos de indios.
En el año de 1778 los padres capuchinos se hicieron cargo de las camas del hospital convento de San Pedro y las ocuparon durante seis años. Por el terremoto del 12 de julio de 1785 el Hospital San Pedro y parte de la iglesia de San Felipe quedaron en ruinas, por lo que fue necesario derruirlos. El hospital cambió de nombre desde 1780, aunque no se encontraron datos de por qué se llamó San Juan de Dios.
En el año 1788 fue nombrado como cirujano anatómico demostrador en el hospital el doctor Santiago Vidal.
En 1790 el Hospital Militar permanecía en el mismo lugar del hospital público y atendido por los mismos religiosos, por contrato particular.
Por iniciativa de fray Miguel de Isla se obtuvo un terreno en las afueras de Bogotá para cementerio, en el año 1792.
En el año 1804, Santafé contaba con cerca de 30.000 habitantes y el hospital disponía de 300 camas que no eran suficientes.
Al morir el médico fray Miguel de Isla en 1807 lo reemplazó el doctor Vicente Gil de Tejada para la atención de los enfermos civiles y de la tropa.
A finales de 1809 el hospital era dueño de numerosos bienes raíces que le producían renta, así: 7 tiendas frente a la enfermería de mujeres; una casa y 5 tiendas en el barrio de Las Nieves; una casa de dos plantas con 7 tiendas; otra casa con 6 tiendas y otra casa en el barrio San Victorino; además dineros impuestos a censo para la renta de la comunidad. En el año 1819 renunció a la dirección del hospital el hermano José Antonio Bohórquez.
Las hermanas de la Presentación de Tours llegaron al país en 1873 y pronto se encargaron del cuidado de la enfermería del centro asistencial. Desempeñaron la noble función de atención de los enfermos y administración de la enfermería hasta el año de 1971 (6).
Cooperación de la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales con el Hospital San Juan de Dios
En la sesión de la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales celebrada el 16 de marzo de 1884, el secretario, doctor Pedro María Ibáñez, dio lectura a una nota de la Junta General de la Beneficencia, en la cual solicitaba la colaboración de la Sociedad en relación con la conveniencia de trasladar el Hospital San Juan de Dios fuera de la ciudad y definir las condiciones higiénicas que se le deberían dar al nuevo edificio que se piensa construir, para un servicio eficiente.
El Presidente de la Sociedad nombró una comisión para el estudio y resolución de dicha consulta, a los Académicos Nicolás Osorio, Gabriel J. Castañeda, Daniel E. Coronado y Proto Gómez en la sesión extraordinaria de la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales celebrada el 17 de mayo de 1884.
La Comisión rindió un informe dividido en cuatro considerandos, a saber:
- Descripción del edificio del Hospital San Juan de Dios y reformas que requiere su estado actual.
- Condiciones topográficas que debería llenar el nuevo hospital.
- Condiciones higiénicas del mismo.
- Ventajas y desventajas de la enajenación del hospital actual y medios económicos para construir uno nuevo.
El hospital dispone de 19 salas con 318 camas para enfermos, distribuidas así:
6 salas para mujeres con 114 camas 7 salas para hombres con 113 camas 3 salas para maternidad con 24 camas 3 salas para niños con 67 camas Además, contiene todas las piezas indispensables para el funcionamiento de los servicios del hospital y 33 locales para arrendamiento.
La Comisión descartó el área de San Diego por las siguientes características que debe tener un hospital:
a) Que no esté en el centro de la ciudad, pero tampoco muy remoto de ella.
b) Que no tenga en su vecindad focos mefíticos.
c) Que el terreno tenga capacidad suficiente.
d) Que éste tenga el desnivel adaptado al desagüe.
e) Que tenga o se le pueda poner agua potable.
f) Que no esté cercano al cementerio, pero tampoco muy apartado.
g) Que sea accesible a todo tipo de vehículos. “Creemos que estas condiciones se reúnen todas en los terrenos llamados de Guarrú, en la parte occidental de la ciudad”, decía el informe.
También presentó la Comisión un boceto de lo que sería la planta del nuevo hospital, lo mismo que el sitio apropiado, la capacidad del nuevo hospital y la forma de construcción. De la misma manera la Comisión analizó las condiciones y medios económicos para construir el nuevo hospital.
La Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales informó a la Beneficencia de Cundinamarca:
1. Que en su concepto no es conveniente ni aún posible la enajenación del Hospital San Juan de Dios y su traslado a un local distinto.
2. “Que dicho hospital de San Juan de Dios exige con urgencia, para su mejor servicio, reformas y mejoras de consideración que presentará detallada y separadamente esta Sociedad, si la Junta de la Beneficencia lo tiene a bien” (1).
Docencia
Un siglo después de que en Europa se había instaurado la autopsia, la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional reclamó los cuerpos sin vida del Hospital San Juan de Dios, porque sólo en ellos se podía ver y palpar el acantonamiento del mal.
El primer auditorio para la clase de anatomía patológica se instaló en el anfiteatro del Hospital de caridad de la calle doce con carrera décima.
La Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia fue fundada por medio de la Ley 66 del 16 de septiembre de 1867 y se firmó el contrato entre el Gobierno Nacional y el Estado de Cundinamarca, mediante el cual el Hospital San Juan de Dios entregaba parte de sus instalaciones a la Escuela de Medicina para su funcionamiento, el 13 de diciembre de 1867.
En compensación el Gobierno pagaba al centro asistencial 350 pesos mensuales que se invertían en el sueldo de dos médicos encargados del departamento de varones y mujeres, un médico para obstetricia, quien también atendía a los niños y un profesor de farmacia que hacía las veces de boticario.
En marzo de 1872, por medio de un decreto presidencial, se nombraron dos jefes de Clínica para supervigilar el funcionamiento del Hospital, por cuenta de la Escuela de Medicina: uno como director del departamento de varones, quien tenía a su cargo el anfiteatro de anatomía patológica y la práctica de las autopsias, y otro como director de la sala de mujeres y de inspector de la Escuela de Medicina. Se nombraron también cinco alumnos practicantes.
El Gobierno reiteró el compromiso de proporcionar los implementos para el funcionamiento de las clínicas, la cirugía, la maternidad, la botica, la farmacia y el servicio de anatomía patológica.
El 24 de agosto de 1872 la Junta encargada de elaborar el reglamento para el servicio científico del Hospital dispuso que las clases de anatomía patológica se dictaran teóricas por carencia de anfiteatro adecuado, aunque contaba el anfiteatro con estantería, vasos anatómicos y se había ordenado que todo cadáver debía someterse a la autopsia.
Así ni el servicio científico del hospital, ni el estudio práctico, funcionaban convenientemente, por cuanto no estaban deslindadas las clases de patología externa e interna.
Por tanto se consideró indispensable incorporar la cátedra de anatomía patológica al servicio científico del Hospital. El Gobierno dispuso que el síndico del Hospital proporcionara todos los elementos indispensables para el funcionamiento práctico de un anfiteatro docente, como consta en el inventario de 1878 (8).
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