Comentario al Libro Juan de Dios Carrasquilla, Hombre de Ciencia”

Autor: Académico Adolfo De Francisco Zea
Académico José Félix Patiño Restrepo

La historia de la medicina es, en gran parte, la historia de la ciencia y la historia de la ciencia es la historia de la humanidad. A su vez, las biografías de los médicos conforman como lo dice Sherwin Nuland, la biografía de la medicina.

Adolfo De Francisco Zea presenta la tercera biografía de médicos ilustres de Colombia. Primero en 1997 apareció su obra El Doctor José Félix Merizalde y la Medicina a comienzos del siglo XIX en Santa Fe de Bogotá.

Luego, en 1999 como la anterior con el patrocinio de la Academia Colombiana de Historia, el estudio biográfico sobre Luis Zea Uribe. Su Vida y su Época, su eminente abuelo materno que tanta influencia tuvo en la escogencia de la medicina como vocación por Adolfo De Francisco.

La presente obra Juan de Dios Carrasquilla, Hombre de Ciencia, es otra formidable biografía de un personaje que vivió a finales del siglo XIX, la gran revolución científica desatada con el descubrimiento del origen microbiano de las enfermedades, y como lo escribe el autor, “A Juan de Dios Carrasquilla le correspondió hacer el tránsito gradual que va desde las visiones clínicas de un pasado cercano, hasta las concepciones científicas de un presente más rico en soluciones para los problemas médicos, y más adecuado para el desarrollo de las investigaciones que habría de realizar en el difícil y poco explorado campo de la más temible de las enfermedades de todos los tiempos: la lepra”.

Adolfo De Francisco presenta, en elegante prosa y con base en formidable documentación, la personalidad de Juan de Dios Carrasquilla, cuya vida fue fundamentalmente una continuada aventura intelectual.

Como los médicos más destacados de su época, Carrasquilla viajó a Europa, motivado también por su interés en la mineralogía y la geología. En efecto, este médico, nieto de médico, desde temprana edad cultivó una afición especial por las ciencias naturales. (Lea: Presentación del Libro: “Juan de Dios Carrasquilla, Hombre de Ciencia”)

Es así como De Francisco destaca el interés de Carrasquilla en los tema agrícolas. Con Leonardo Canal, Carrasquilla y otros insistían en la enseñanza de la agricultura como ciencia basada en las ciencias naturales, la física, la biología y la zootecnica, para evitar su desvío a programas de enseñanza dirigidos a los productos comerciales.

El autor nos lleva a través del trabajo científico de Carrasquilla en el campo del paludismo, enfermedad que él creía, equivocadamente, era causada por ingestión de aguas y alimentos contaminados, una teoría que también sostuvo inicialmente Alfonso Laveran (1845-1922), el bacteriólogo francés que descubrió el hematozoario.

Luego Ronald Ross (1857-1932) demostró que el paludismo se transmite por la picadura del mosquito. Su ascendrada honestidad llevó a Carrasquilla, en 1902, a reconocer públicamente su posición equivocada en un artículo titulado “Consideraciones acerca de la Etiología y la Profilaxis del Paludismo”, publicado en la Revista Médica, órgano de la Academia Nacional de Medicina, en 1903, y en su monografía, “Consideraciones acerca de la Etiología y de la Profilaxis del Paludismo” editada por la Imprenta Nueva, en Bogotá en 1903.

De Francisco plantea cómo con su última publicación sobre el tema del paludismo “Acción fisiológica y terapéutica de las Sales de Quinina” (Revista Médica, 1905), “Carrasquilla se consolidó con el primero de los médicos en nuestro medio en haber preconizado el uso de quinina para lograr la curación de las fiebres palúdicas”.

Como en el comienzo de este libro y en todos sus capítulos, De Francisco describe con gran erudición el devenir histórico del estudio y las actitudes de la humanidad frente a las enfermedades. Los Capítulos Sexto y Séptimo se refieren a la lepra a cuyo estudio Juan de Dios Carrasquilla dedicó años de su vida.

El Capítulo Séptimo de la obra de De Francisco es de gran riqueza histórica sobre la lepra en Colombia. Relata los escritos de Carrasquilla refutando las espeluznantes descripciones de la enfermedad que hacían Emilia Pardo Bazan en Europa y el doctor Ricardo de la Parra entre nosotros.

Sus artículos sobre las manifestaciones clínicas de la lepra, publicados en 1905 en los Anales de la Academia de Medellín, son “clásicos por la excelencia de su estilo y la sobriedad y precisión de los conceptos expresados en ellos”, escribe De Francisco.

La vida de Carrasquilla estuvo marcada por triunfos, pero también sinsabores. El gobierno del Presidente Caro creó en 1895 el Instituto Carrasquilla para el estudio y el tratamiento de la enfermedad bajo la dirección de Juan de Dios Carrasquilla.

Allí se desarrolló una importante labor científica no sólo en lepra sino en otros campos. Pero a finales de 1897, cuando Carrasquilla presentaba sus estudios en la Conferencia Internacional de Berlín, el gobierno de Caro clausuró el Instituto.

El doctor Juan de Dios Carrasquilla falleció a los 75 años de edad, el 14 de julio de 1908. En medio de la consternación de la ciudadanía, sus exequias se realizaron el día siguiente. El doctor Luis Zea Uribe pronunció la oración fúnebre.

Adolfo De Francisco Zea reproduce las palabras de Zea Uribe que “retratan de manera admirable la noble figura del sabio”. También transcribe De Francisco la conferencia pronunciada en 1923 en el Teatro Colón de Bogotá, por el doctor Luis Zea Uribe en favor de los leprosos de Agua de Dios: “Juan de Dios Carrasquilla es una de las más limpias glorias de la patria.

La patria colombiana teje la más pura corona de su gratitud y de su admiración sobre las sienes del modesto sabio, que fue un gran patriota y un corazón excelente”.

Fueron estos discursos de Luis Zea Uribe, cuando Adolfo De Francisco escribía la biografía de su ilustre abuelo, los que despertaron su interés en la vida de Juan de Dios Carrasquilla, quien poseyó “dos virtudes excelsas del hombre: la honestidad, que es la esencia del hombre moral, y la bondad, que es la sublimación de todas las fortalezas del alma”.

Y éstas son precisamente las virtudes, que unidas a su descomunal inteligencia, caracterizan a Adolfo De Francisco. Médico especializado en cardiología, con estudios en Francia, en Estados Unidos y en el Instituto de Cardiología de México, De Francisco ha ocupado una posición preeminente en la medicina colombiana. (Ver: Revista de Medicina: Junta, Volumen 26 No. 2 (65))

Es miembro de la Academia Nacional de Medicina, de la Academia de Historia de Bogotá, de la Academia Colombiana de Historia y de la Academia Colombiana de la Lengua. Además de las biografías de los tres médicos ilustres, ha publicado dos libros de impacto intelectual: Sobre Ideas de Vida y Muerte (Bogotá 2001) y El Mundo Psicológico de Kafka (Bogotá 2003).

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