Comentario a la Presentación del Doctor Rolando Calderón Velasco

Académico Mario Sánchez Medina

Se unen hoy dos circunstancias muy especiales en este período de mi vida, la primera, que uno de los profesionales más sobresalientes de América Latina vinculado a la misma especialidad, y la segunda, que un amigo quien entregó su afecto a mi madre con sentimientos filiales extraordinarios, hecho poco común en esta época, reciba hoy solemnemente el mayor galardón de la medicina colombiana, el ingreso a la Academia Nacional de Medicina.

Llega el doctor Rolando Calderón Velasco a nuestra Institución lleno de méritos científicos, académicos, humanísticos, con una inteligencia excepcional, a presentarnos un panorama concatenado, cimentado en hechos y en experiencias corroboradas y reproducidas por investigadores de su talla, de lo que a la luz de nuestros más recientes conocimientos, es la diabetes mellitus.

La visión epidemiológica que nos presenta es impresionante, si la actitud de las nuevas generaciones de diabetólogos y de las autoridades sanitarias es cruzarse de brazos y, peor aún, si la función del médico general se limita a la acción rutinaria de un tratamiento convencional, desconociendo que la diabetes mellitus no es una enfermedad, sino un gran conjunto de alteraciones genéticas, vasculares, metabólicas, etc. que llevan a la hiperglicemia.

Por ello, está escrito, que si a un individuo infectado con el bacilo de Hansen se le denomina leproso, a quien tenga una hiperglicemia no se le puede llamar diabético. (Lea también: Artículos Científicos, Panorámica actual de la Diabetes Mellitus)

Los 18 tópicos de la conferencia del doctor Calderón abarcan una concepción realista, vivida en 40 años de experiencia docente, de investigación, de intensa práctica profesional, de labor por 3 lustros en las directivas internacionales de la diabetología, de asesor en múltiples entidades y grupos investigativos de estudio y de difusión, de lo que ha sido en cada período, en el curso de los años, el avance en todas las áreas etiopatogénicas de la diabetes, en un panorama que se vislumbraba a través de un cristal minúsculo hace 7 décadas, pero que cada día crece en amplitud y profundidad.

Cuando en los congresos de la Federación Internacional de la Diabetes y de la American Diabetes Association, de las cuales ha sido respectivamente su Vicepresidente y su Asesor nato para Latinoamérica, lo vi y escuché en el podium comentando y cuestionando ante milenaria audiencia, afirmaciones que asistentes quienes entendían el tema no osaban discutir.

Entonces, no sólo mucho pude aprender, sino que en esos momentos vibró en mí el orgullo latino, al oír la respuesta evasiva de su interlocutor. En el ámbito latinoamericano, sigue brillando en la madurez de su vida.

Con él fundamos y también presidimos la Asociación Latinoamericana de Diabetes (ALAD) quien realizó con su asesoría científica, hace 1 año en Cartagena, su XIII Congreso, la reunión más importante en ciencia y logros en la historia de la ALAD.

No hay proyecto, acción o programa en América Latina que no lleve el sello del doctor Calderón, o pase por su consulta y comentario. El verdadero, sincero y auténtico respeto por su personalidad es envidiable.

Su sencillez y comunicación es excepcional. Recuerdo hace años cuando tuvimos el honor de que el Presidente del Jurado Médico de la Fundación Nobel nos visitara en Colombia, el profesor sueco doctor Rolf Luft, ante el doctor Efraím Otero, Ex-presidente de nuestra Academia, y el que les habla, calificó a Rolando como el diabetólogo para juicios en nuestro continente. Quede este testimonio grabado para la historia médica de su patria.

El comentario a la conferencia del doctor Calderón requeriría otros tantos seminarios para aprovechar y aplicar conceptos que presenta magistralmente. De todas sus afirmaciones se confirma a plenitud, que la diabetes mellitus es incurable y devastadora en sus complicaciones.

Sin embargo, tiene tratamiento y las complicaciones específicas pueden detenerse largo tiempo. Por otras razones me limito a comentar, por cierto muy brevemente un solo aspecto de su presentación, que considero trascendental, cual es ni más ni menos la prevención de las complicaciones vasculares de la enfermedad.

Hace 35 años el signo específico de la microangiopatía diabética era el espesamiento de la membrana basal del capilar, pero la composición del material no estaba definida. Se llegó a postular que el daño vascular era genético sin relación con la hiperglicemia, puesto que se presentaba en gemelos idénticos normales hijos de progenitores con diabetes.

Pero a partir de la década de los 80 se estableció el valor de la hemoglobina glicosilada (HbAlc) como indicador del buen y mal control de la noxa. Hoy es un examen de rutina, sin embargo en 1976 en esta Academia tuve la oportunidad de presentar las primeras experiencias colombianas particularmente relacionadas con la altura.

Así se avanzó rápidamente y quedó demostrado que el material depositado eran productos de glicosilación avanzada (AGE) esto en moléculas de glucosa circulante por largos períodos y en exceso, que se unen al NH2 terminal de un aminoácido, productos algunos de ellos reversibles en su depósito, pero también en gran proporción irreversibles, que tenían su depósito en el capilar y por lo tanto responsables del daño vascular.

Los productos AGE se ligan en forma cruzada con algunos componentes de la matriz vascular, tales como el colágeno, dando lugar a puentes covalentes que no pueden degradarse enzimáticamente y se quedan depositados en las paredes y en la matriz endotelial de los capilares y arteriolas del enfermo con diabetes.

Todo este cortejo patológico conduce a la acumulación de colágeno y proteínas plasmáticas que ocasionan el estrechamiento paulatino, lento e irreversible de la luz vascular. Los cambios agudos reversibles, como son entre otros el aumento progresivo de la glicosilación hemoglobínica, la disminución del mioinositol, el aumento de la síntesis del gliseraldehído, etc. de por sí se corrigen mediante un estricto control de la glicemia.

Pero los productos metabólicos de glicosilación avanzada como son la fructoso-lisina, carboximetilisina, pentosidina, furoil-furanil-imidazol (FFI), alkilformil-diglicosil-pirrol (AFGP), galectina, etc., que se producen por ligadura cruzada y por condensación heterocíclica de dos moléculas de glucosa con dos grupos amino, son muy estables y son los que se depositan irreversiblemente en el capilar.

Se les denomina productos Amadori y por fortuna pueden ser intervenidos farmacológicamente reemplazándolos por un producto no reactivo ni depositable en los tejidos.

El proceso de glicosilación es continuo dentro y fuera de la célula por acción no enzimática de reducción de los azúcares con grupos NH2 libres, deshidratación, ciclización, reordenación y polimerización, cuyo objetivo es que el receptor forme los llamados ÒaductosÓ o bases de Schiff, los cuales en horas se nivelan con las concentraciones de glucosa y luego se reorganizan para formar en término de semanas los productos Amadori mucho más estables.

Entonces, si el buen control metabólico de la diabetes permite que no haya gran incremento de la glicosilación, en cambio la hiperglicemia y la hiperlipidemia permanentes, consecuencia de un profundo desajuste terapéutico, llevan al incremento y depósito no reversible de los productos AGE en la membrana basal capilar, arteriolar, etc. y al daño irreversible del glomérulo renal, de la retina y del sistema cardiovascular.

Todos estos hechos dieron margen para investigar un fármaco que se interpone en la formación de los siete productos mencionados.

Se investigan no menos de 10 compuestos, uno de ellos con varios años en las tres fases de estudio, la aminoguanidina que se liga a uno de los precursores de los productos AGE, la ketoamina y da lugar a un nuevo producto, que no es reactivo, que sustituye al producto FFI y que impide ligaduras cruzadas responsables de tanta acción letal.

Si con un buen control terapéutico, una educación persistente del enfermo y la acción farmacológica se logra la prevención de las complicaciones vasculares de la diabetes, estoy seguro de que hemos dado un paso adelante y firme en el tratamiento de la enfermedad.

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