Biomedicina a la Infomedicina, Medicina

El Computador, la Cibernética y la Teoría de la Información

El enorme acumulo de información y el arrollador avance de las comunicaciones, dos fenómenos característicos del siglo XX, han hecho que nuestra época sea llamada la era de la informática.

Se denomina informática a la técnica -algunos consideran que ya es una ciencia- que trata de la información, y más específicamente de la sistematización (médicos automatizados) de la información. Y de los medios automatizados el computador es el paradigma.

El computador se ha convertido en un componente esencial del diario devenir: afecta todas las actividades de la vida moderna, incluyendo la ciencia, el trabajo, la salud, la educación, las finanzas, el transporte, el entretenimiento.

En cuanto a la aceptación universal del computador, se ha comparado la situación a la de la humanidad de hace casi 100 años, cuando apareció el automóvil.

En un principio se lo consideró como una máquina exótica, compleja y lenta, tal vez con un potencial para el futuro.

Hoy la humanidad acepta el computador y lo incorpora a su vida en forma tan universal como lo hace con el automóvil. Es un ente ubicuo en la sociedad actual.

Así como el automóvil es un amplificador de la capacidad de locomoción del hombre, el computador es un poderoso amplificador de su capacidad intelectual. Pero también de su cultura y humanismo, por cuanto posee un potencial casi ilimitado para almacenar información, en multimedia (texto, sonido, animación, video), que la hace fácilmente asequible en tiempo real y sin límites de espacio ni distancia.

Tal como el ciudadano del siglo XVlII, el de la era de la razón, tendría gran dificultad en prever el cambio del mundo inducido por la electricidad, las telecomunicaciones, el transporte en jet y la biotecnología, los que vivimos a finales del siglo XX también encontramos difícil asimilar el impactode la grdTIfuerza evolucionaríaque está remodelando nuestro mundo: la fusión del computador con la tecnología de las comunicaciones, lo cual era apenas un sueño en 1991 y hoyes ya una plena realidad (Editors 1995).

El computador personal ya es un elemento omnipresente en nuestra vida diaria; se construyen “edificios inteligentes”, y las nuevas construcciones de oficinas y residencias tienen pantallas electrónicas incorporadas a las paredes.

La ubicuidad del computador multimedia como instrumento sin par para el manejo de las comunicaciones es una característica definida de nuestra época a fines del siglo XX (Weiser 1995).

Hace pocas semanas Francisco Santos Calderón resumía así la perspectiva de la revolución de la informática y de las comunicaciones en su columna del diario El Tiempo de Santafé de Bogotá:

“¿Quién, hace unos años, podría haber soñado en leer los periódicos más importantes del mundo sin importar donde se encuentren? ¿Quién podría haberse imaginado solicitar películas desde su televisor y poderlas adelantar, detener y repetir como si estuviera usando una videograbadora? Y ni hablar de las ayudas y documentos digitales multimedia que se pueden comprar para el hogar.

Las enciclopedias en su formato de papel desaparecerán, los discos de acetato son ya una reliquia y el correo electrónico ya superó en volumen al tradicional.

La imaginación es el límite de lo que viene. NCC, o ‘network centric computing‘ , los computadores o cajas para Internet y las comunicaciones satelitales personales son apenas una pruebita de las muchas maravillas que nos traerá el siguiente milenio. Sin duda, con él continuará la revolución informática.

Afectará tanto nuestras vidas que el mundo de nuestros hijos será muy diferente del nuestro. Seguramente uno mejor”. Por ello, el columnista afirma que “tengo suerte al estar vivo en estos momentos trascendentales de cambio”. (Santos 1996).

La Segunda Revolución Médica

En medicina es particularmente notoria y tiene especial pertinencia la revolución de la información, puesto que el ejercicio de la profesión médica no es sino un ejercicio en el manejo de la información.

La aplicación y la forma de aplicar el conocimiento médico sistematizado tiene impacto directo sobre el diseño y la operación de cualquier sistema de salud. Se debe reconocer que un servicio de salud, en esencia, no es sino un sistema de información.

La informática, o sea la ciencia y la tecnología del manejo de la información, con su avance acelerado presenta para la ciencia biomédica un nuevo y esplendoroso panorama, que nos lleva a reconocer que la Segunda Revolución Médica, la de la biomedicina a la infomedicina planteada por Laurence Foss y Kenneth Rothenberg en 19R7, con un significado cibernético, es ya una realidad.

Para estos autores la información es entendida en su sentido etimológico, como un agente activo, como algo que informa al mundo material.

En tal sentido, informar significa formar y conformar: los mensajes emanados de un nivel de organización son habilitados para reformar y para ser reformados por mensajes provenientes de otro nivel de organización. Así, un programa modula el comportamiento de un computador, lo cual quiere decir que psicoanalizar un computador equivale a escudriñar sus programas.

La percepción cibernética de Foss y Rothenberg de la persona humana como un sistema organizado, la aplicación de la teoría de los sistemas y su visión de los niveles de organización que determinan no sólo la estructura y función del cuerpo sino también su estado de bienestar o de enfermedad. Los llevan a su trascendental y bien construido planteamiento.

¡,Qué significado tiene la erudición en el presente mundo digital?

Se reconoce que la información es perecedera, es fácilmente diseminable, difícil de confinar a una propiedad determinada y ya prácticamente está libre de límites y casi que de limitaciones.

La propiedad intelectual en el mundo digital tiene características diferentes de posesión, seguridad y retribución económica, que en el mundo de la información impresa.

Por todo esto, aparece evidente la urgencia de que el sector académico implemente programas orientados al desarrollo de la habilidad y la idoneidad en el manejo de la informa (Frisse 1(94). S. Chodorow, “provost” de la Universidad de Pensilvania, ha advertido que ya es hora de que los educadores tomen la revolución electrónica en serio (Chodorow 19(6).

La profesión médica y las facultades de medicina se enfrentan a un desafío sin precedente, y deben adquirir plena conciencia de lo que significa el desarrollo de las comunicaciones. La revolución de la información y el advenimiento de la informática como el nuevo paradigma de la educación y de la erudición médicas.

Por una parte, deben acondicionar su infraestructura tecnológica y administrativa, y por otra, tal vez más importante, desarrollar habilidad, o sea idoneidad, en el manejo de la información.

Foss y Rothenherg plantean la segunda revolución médica en términos de una consideración teórica y filosófica que crea el puente entre los fundamentos de la biomedicina y los de la infomedicina.

La transición de la concepción hiomédica de nuestra ciencia a una concepción infomédica significa un cambio paradigmático, una variación de una estrategia de ingeniería biológica a una estrategia claramente cibernética, de un modelo ingenieril a un modelo de comunicaciones, a un modelo informático.

Nuestra era está siendo marcada por el paso de la biomedicina a la infomedicina como resultado de la segunda Revolución Industrial que vivimos.

La Segunda Revolución Industrial

R. Kurzweil (1994) ha analizado en forma didáctica y profunda el fenómeno de la “segunda Revolución industrial”, que es la revolución de las máquinas inteligentes.

Su análisis parte de una fecha histórica: el 26 de marzo de 1773, cuando un inventor británico de nombre John Kay recibió la noticia de que la Oficina Inglesa de Patentes le había concedido la patente por su nueva máquina para procesar lana, la “lanzadora volante”.

De allí se derivó la más conocida hiladora de algodón de Sir Richard Arkwright, patentado en 1770, la cual se reconoce como el punto de partida de la Revolución Industrial.

Para 1780 se habían desarrollado nuevas máquinas hiladoras, y para finales del siglo XVIII se estaban mecanizados en Inglaterra los métodos para la producción de textiles: la Revolución Industrial, la primera Revolución Industrial, se hallaba en plena marcha.

Luego vino, en el siglo XIX, la gran expansión del proceso de industrialización.

Henry Ford (1863-1947) implantaba el concepto de la producción en masa y T.A. Edison (1847-1931) abría el camino para el dominio de la electricidad. Las naciones de Occidente, Norte América y Europa, y también el Japón, viraban de su economía basada en la agricultura, a una dominada por las máquinas, a una economía industrial automatizada.

El desarrollo de las máquinas ha sido una característica del siglo XX. La primera Revolución Industrial, o sea la dc los dos últimos siglos, se caracterizó por el desarrollo de máquinas, de creciente complejidad, que permiten a los humanos realizar trabajos para los cuales su estructura física no está capacitada, y completar labores de gran eficiencia y a alta velocidad.

El fenómeno se ha acompañado dc no poca controversia. Por una partc, se planteó el efecto negativo que podría tcner dcsdc cl punto de vista social y económico, y cspecíficamente se predicó el fenómeno del desempleo resultante de reemplazar el trabajo humano por trabajo mecanizado.

El gran desarrollo económico de los países de Occidente, y más recientemente del Japón, su mejor calidad y expectativa de vida, sus más altos índices de educación y de cultura, y su multiplicado ingreso per capita, fueron las respuestas. Y por otra parte, a pesar de algunos cuestionamientos sobre la deshumanización del hombre, se reconoció siempre la superioridad del ser humano frente a la máquina que él diseña y que él manipula.

A más de 200 años de la Revolución Industrial, la edad presente ha sido llamada la de la segunda Revolución Industrial, con el computador y otros equipos automatizados en la cima del cambio tecnológico siendo ellos epicentro. Y, a la vez, factores de cambio social, a lo cual se refirió John Hargreaves desde la década de 1960.

En 1994 afirma R. Kurzweil:

“La segunda Revolución Industrial, la que ahora está en progreso, se basa en las máquinas que extienden, multiplican e influencian nuestras habilidades mentales. Las mismas controversias sobre el impacto social y económico están surgiendo en esta segunda gran ola de automatización, sólo que ahora está emergiendo una pregunta nueva y más profunda.

Todavía consideramos que nuestra especie es mediocre en su capacidad física, pero este no es nuestro punto de vista cuando nos referimos a nuestra capacidad mental. El verdadero nombre que nos hemos dado, Horno sapiens, nos define como personas pensantes.

“La característica primaria en nuestra distinción biológica es la habilidad de nuestra especie para manipular símbolos y usar el lenguaje …

Esta última Revolución, basada en las máquinas que expanden el alcance de nuestra mente. Tendrá un mayor impacto que la revolución que simplemente expandió el alcance de nuestros cuerpos …

El costo-beneficio del acceso a los insumos en nuestra nueva base tecnológica -constituida por computadores y todo lo relacionado con la tecnología de los semiconductores- se está incrementando exponencialmente. El poder de la tecnología computacional se duplica (por el mismo costo unitario) cada 18 a 24 meses”.

La segunda Revolución Industrial, la de las máquinas “inteligentes”, está cambiando toda la forma de vivir de la humanidad.

Está alterando las relaciones comerciales y culturales globales, impulsa un acelerado y sobrecogedor avance en la biotecnología y en la ingeniería genética, permite la racionalización de la información biomédica y ya demuestra un potencial en la corrección de los problemas que afectan a los minusválidos tales como ciegos, sordos y parapléjicos.

También analiza Kurzweil las características de la segunda revolución industrial:

Un aspecto muy destacado es que la nueva tecnología de las máquinas inteligentes es que casi no utiliza recursos naturales. Y para ello basta considerar el ejemplo del chip de silicón, que es el elemento básico del procesador, el cual utiliza una cantidad infinitesimal de arena y casi nada de electricidad. En la medida que los computadores avanzan y se hacen más poderosos, los materiales utilizados en su construcción representan un valor relativamente menor.

Los softwares virtualmente no usan recursos naturales. El valor de esta tecnología reside en el conocimiento y el talento que permiten el diseño del hardware, software y las bases de datos que constituyen la inteligencia de las máquinas.

Kurzweil pone un mu~’ buen ejemplo para ilustrar la importancia del decrecimiento del uso de recursos naturales en las nuevas tecnologías: el Japón, un país muy pobre en recursos naturales pero rico en conocimientos y organización, en gran parte a través de la industria electrónica se ha convertido en la segunda nación más rica del planeta.

Y advierte que allí hay esperanza para las naciones emergentes, ahí está el potencial “para entrar de lleno a la industrialización y al desarrollo post industrial de las sociedades, basadas en una economía de información.

Mientras la Revolución Industrial incrementó la demanda y el valor de los recursos, la segunda revolución industrial está haciendo lo contrario”.

La humanidad veía un “futuro electrónico”:

Tal futuro ya es una realidad, y es la nueva revolución. En los Estados Unidos, desde 199 l. los gastos capitales en computadores y comunicaciones exceden a las inversiones en la industria pesada (McGrath 1994).

En relación directa con el avance de la tecnología, las funciones humanas están siendo reemplazadas o amplificadas por aparatos, por nuevas máquinas, y la máquina suprema del siglo es el computador. Porque el computador es, ante todo, un amplificador de la capacidad intelectual del hombre.

La información, que es el fundamento de la sociedad moderna, es de creciente complejidad, y la mente humana no tiene capacidad suficiente para manejarla. El computador, como instrumento de manejo de la información, por lo tanto, no es un “suplantador”, sino un aliado, un poderoso aliado, del hombre.

Así se expresaba John Hargre aves en un libro que planteaba temas para la “era de la automatización”, el cual fue “best seller” hace 30 años.

Autor


* Académico José Félix Patiño Restrepo, MD, FACS (HON). Oficina de Recursos Educacionales, Federación Panamericana de Asociaciones de Facultades (Escuelas) de Medicina. Santafé de Bogotá, Colombia

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