Información sobre el Sida
Dr. Fernando Serpa
El síndrome de inmunodeficiencia adquirido (SIDA) es una enfermedad de pronóstico fatal que se propaga en forma epidémica por contacto sexual, agujas hipodérmicas contaminadas y transfusiones de sangre.
Como nuestro país no podía quedar aislado de su aparición, creemos que sea de interés dar alguna información al respecto que, en su mayor parte, hemos extractado del último boletín, el Health Sciences Report, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (1).
La enfermedad es causada por un virus, el HTL V 111 de los norteamericanos, sigla para el virus linfotrópico de las células T humanas, que los franceses al descubrirlo con un año de antelación, en 1983, denominaron VAL o sea virus asociado a linfoadenopatía.
Es un retrovirus cuyo material genético, por ende, reside en el ácido ribonucléico (ARN) y que, al invadir una célula, por un proceso químico llamado “transcripción en reverso” se transforma en ADN (ácido desoxirribonucléico). Su peculiaridad de sufrir rápidas mutaciones hace que la producción de vacunas para prevenir su agresión al hombre sea especialmente difícil.
El SIDA se caracteriza por destruir las defensas del organismo (su sistema inmunológico) al lesionar los linfocitos T. El ochenta por ciento de quienes presentan síntomas de la enfermedad mueren en el plazo de dos años.
El individuo queda a merced de severas infecciones por gérmenes oportunistas, sufriendo graves complicaciones pulmonares o cerebrales. Una tercera parte de estos pacientes puede padecer una forma de cáncer que, hasta hace poco, era de excepcional observación: el sarcoma de Kaposi, cuyas lesiones de color púrpura en la piel e invasión pulmonar son característicos. (Vea también: Tuberculosis en Población de Territorios Nacionales de Colombia)
La enfermedad fue descubierta a principios de la presente década en los Estados Unidos, donde para la fecha del informe que resumimos había atacado 13.600 personas de quienes la mitad ya han muerto.
El número de casos crece en progresión geométrica duplicándose cada diez meses, lo que hace presumir, no sin cierto pesimismo, que dentro de cinco o diez años habrá cuatro o cinco millones de individuos infectados por el virus y varios cientos de miles con la enfermedad.
En ese país el SIDA estaba confinado, hasta hace poco, a cuatro grupos de mayor riesgo: los homosexuales masculinos que tienen muchos compañeros, los adictos a la heroína que usan la vía endovenosa para inyectarse la droga con agujas infectadas, los hemofílicos y otras personas que reciben transfusiones de sangre contaminada por el virus.
Parece que, “lentamente, ha comenzado a diseminarse por la comunidad heterosexual”, hecho que es corriente en el Africa (Zaire, Zambia y Rwanda) donde posiblemente se inició la enfermedad y que se acaba de comprobar en la India.
Como hasta ahora no existe tratamiento para este síndrome, los esfuerzos deben concentrarse en su prevención. Para lo cual se requiere educación sanitaria de los grupos sometidos a mayor riesgo de contraerla de manera que, en forma voluntaria, restrinjan la promiscuidad y que empleen el condón en sus relaciones sexuales.
En el poblado ele Castro, de la ciudad de San Francisco, que contiene la mayor aglomeración de homosexuales de los Estados Unidos y, comparativamente, el mayor número de enfermos de SIDA, se ha observado un cambio drástico en las costumbres, caracterizado por la abstención de prácticas sexuales ocasionales con desconocidos, uso de preservativos y establecimiento de parejas estables. Las saunas y baños públicos han visto disminuir su clientela y muchos se han clausurado.
La transmisión heterosexual del SIDA es menos común. Parece que un hombre con SIDA puede transmitir con una frecuencia tres veces mayor la enfermedad a las mujeres sanas, que las mujeres enfermas a los hombres. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los hijos de mujeres con SIDA contraen la dolencia de su madre a través de la placenta.
Se calcula que por cada caso diagnosticado hay cincuenta o cien portadores del virus. Extrapolando estos datos a Colombia y habida cuenta la información de la prensa de que, hasta septiembre pasado se han encontrado 35 casos de SIDA en el país, se puede presumir que tenemos 3.500 portadores de la enfermedad.
La principal fuente de contagio del SIDA en Colombia son las relaciones sexuales, ya que el uso de la heroína endovenosa es excepcional y la transmisión por transfusiones de sangre es muy rara, aún en los EE.UU., donde solamente 210 casos se han transmitido en esta forma.
En cuanto a pruebas de laboratorio para diagnosticar el mal, se cuenta con el ELISA, método enzimático relacionado con la inmunología, que detecta la presencia de anticuerpos y el “Western Blotting” (cromatografía). Su especificidad no es absoluta.
Ambos tienen el inconveniente de dar gran número de respuestas falsas (tanto negativas como positivas). Se espera obtener pronto una “segunda generación” de pruebas en que las substancias que inducen la producción de anticuerpos (antígenos virales) puedan prepararse mediante ingeniería genética y que, desde luego, serán más seguras.
En cuanto al descubrimiento de una vacuna contra el SIDA, varios centros científicos adelantan estudios. En la Escuela de Salud Pública de Harvard se adelantan investigaciones con un virus que se cree es el ancestro del virus del SIDA y que aparentemente es inocuo. Fue aislado de los llamados Monos Verdes del Africa.
Entre tanto y, aparte de la educación sanitaria de la población, ante la enfermedad lo aconsejable es evitar el pánico y la homofobia. Y comprender que el riesgo de contraer la enfermedad “por los contactos diarios en el hogar, aparentemente no existe”.
Los trabajadores de la salud, enfermeras, médicos, laboratoristas, auxiliares, que atienden pacientes del SIDA no se contagian por estar en relación con ellos. En la ciudad de Nueva York, que tiene el más alto número de casos de SIDA en los EE.UU., solamente el 1%de los casos no pudo relacionarse con las fuentes causales de la enfermedad ya enumeradas.
De otra parte es interesante advertir que, afortunadamente, el virus no es transmitido por picadura de mosquitos: los estudios de laboratorio que al respecto se han hecho han dado resultado negativo.
(1) Health Sciences Report. Harvard Sehaal af Publie Health. Bastan, Mass. Febrera, 1986.
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