Antonio Vargas Reyes
Este destacado médico colombiano del siglo XIX nació en 1816. En 1842 viajó a París, donde repitió sus estudios de la Universidad Central de Bogotá. Pasó por los cursos de Sappey y Cloquet, de Chomel, de Roux, del gran Velpoux, de Richet, Chassaignac y Rostan. En fin, pasó por “la escuela de medicina de París que representa el movimiento científico del mundo entero”, según Emilio Gamba, su discípulo y biógrafo. Vargas Reyes asimiló la clínica francesa en profundidad y a su regreso a Colombia, en 1847, se convirtió en el líder indiscutible de los médicos nacionales. Impulsó la creación en 1852 de La Lanceta (seis números) y en 1864 publicó la Gaceta Médica de Colombia, primera publicación médica que dura tres años. En ella se divulgaron trabajos en la perspectiva de lo que se llamó una “patología nacional”; se debatieron problemas de salud pública y de interés gremial, se incursionó en el terreno de los fundamentos filosóficos y epistemológicos del saber y del quehacer médicos, y se reprodujeron trabajos de médicos europeos, especialmente franceses.
De las 19 publicaciones médicas europeas o norteamericanas que se traducen en la Gaceta Médica de Colombia, once son francesas y una belga. Vargas Reyes propugnó por la fundación de una escuela de medicina, para acabar con el vacío creado por la ley de libertad de enseñanza de 1850, movimiento que culminó con la creación de una Escuela de Medicina, en 1864, de carácter privado. En 1867 se fundó la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia, que incluyó la Escuela de Medicina. Su primer decano fue Vargas Reyes –sobre quien hace poco publicó Roberto de Zubiría una estupenda biografía- y su primer plan de estudios médicos que serviría de modelo para las demás universidades, llevaba la huella de la clínica francesa.
En 1873 se creó la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales de Bogotá, que se convirtió en 1891 en la Academia Nacional de Medicina, entidad consultora, hasta hace algunas décadas, de los gobiernos en materia de salud. La Sociedad publicó durante más de medio siglo, desde su fundación, la Revista Médica de Bogotá. Después de la década de los sesenta también penetran lentamente en Colombia las doctrinas fisiopatológicas (la enfermedad como alteración funcional, previa a la lesión anatómica) y etiopatológicas (la enfermedad como estado producido por un agente externo vivo, químico o físico). Alemania es uno de los centros fundamentales en este desarrollo. En Francia, la versión fisiopatológica encontró a uno de sus propagandistas y metodólogos más importantes: Claude Bernard. La etiopatología también encontró una figura central: Louis Pasteur. En Colombia, las dos mentalidades médicas -que en conjunto forman la medicina de laboratorio- encontraron eco en la segunda mitad del siglo XIX. Pero su asimilación efectiva y, sobre todo, su introducción en el ejercicio médico, se dieron con un desfase considerable.
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