Medicamentos Biotecnológicos y Sistemas de Salud
Bogotá. Directivos del Ministerio de Protección Social colombiano se mostraron sumamente preocupados por los costos de las tutelas para obtener medicamentos biotecnológicos y otros de alto costo, que no se encuentran cubiertos por el plan obligatorio de salud. Según manifestaron en la Academia Nacional de Medicina, estas demandas se están volviendo muy populares y están poniendo en jaque al Fosita, fondo que recauda los aportes para salud que hacen empresas y particulares. El problema es que no es posible aislarse de la globalización y de la alta tecnología. Según el periódico Ámbito Médico, en 2005 por primera vez cinco productos de la industria biotecnológica ingresan entre los veinte medicamentos más vendidos en Estados Unidos; de acuerdo a un informe de IMS Health, el mercado norteamericano logró un crecimiento importante el año pasado y la industria facturó 252 mil millones de dólares durante este año, 5% más que en 2004. Los medicamentos biotecnológicos más vendidos en los Estados Unidos fueron los siguientes:
Aranesp (para enfermedades relacionadas con la anemia),
Epogen (para la anemia crónica provocada por los riñones),
Neulasta (contribuye a la creación de células blancas en personas en quimioterapia)
Enbrel (tratamiento para artritis reumatoide).
Remicade (para artritis reumatoide)
El informe indica que estas medicinas obtuvieron ventas cercanas a los treinta y tres mil millones de dólares -un 17% de crecimiento mayor en relación a 2004- mientras que los genéricos crecieron un 20%. El cuadro adjunto muestra los veinte medicamentos más vendidos en los Estados Unidos (www.medilegis.com). En Norteamérica los productos para el colesterol son algunos de los más formulados y generaron ventas alrededor de los 16.000 millones de dólares (el listado de medicamentos esenciales sólo autoriza uno en Colombia, la lovastatina); siguen los antiácidos, con 13.000 millones de dólares, y los medicamentos para la esquizofrenia, con 11.000 millones de dólares. Debemos aclarar que en nuestro medio –aunque algunos de los medicamentos arriba anotados se encuentran como genéricos- muchos de los productos de la lista son difíciles o imposibles de copiar por su alta tecnología y costo, y dicha lista tenderá a aumentar en la medida en que la protección de las patentes impida el lanzamiento de las moléculas por parte de la industria de los genéricos. Hay que idear un sistema que no permita que estas demandas por tutela quiebren el sistema de salud, ya que el bien común está por encima del individual. El Estado –de alguna manera- debe preferir el poder tratar miles de hipertensos y diabéticos con moléculas clásicas, así no se trate de lo último en guarachas, pero con un costo accesible. Por otro lado los médicos deben utilizar terapias en escalera, para no llegar de entrada al medicamento costoso. Por ejemplo: un paciente con artritis reumatoidea puede tener una enfermedad relativamente benigna, no progresiva. Podría ser tratado con AINEs, fisioterapia, y eventualmente corticoides, metotrexato, sulfazalina, es decir con medicamentos de segunda línea. Pero incluso así, será inevitable la solicitud del medicamento biotecnológico (que no se prescribe más por la sencilla razón de que las plantas de producción no dan a basto y la droga va casi totalmente a los países desarrollados) y esta medicina de alta tecnología será otorgada por el mecanismo jurídico de la tutela. Las EPS tienen comités que estudian estos casos, los que podrían fortalecerse.
El año pasado, la FDA autorizó dieciocho nuevas moléculas, y la tendencia es a que este número sea cada vez mayor.
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