Estocolmo.-
El genoma humano destina entre un uno y dos % para la producción de receptores del epitelio olfativo, una idea de la posible importancia de este sentido químico, el que incluye dos sistemas anatómicamente diferentes: el sistema olfativo principal, cuyas células sensoriales están ubicadas en la parte superior de la cavidad nasal y el órgano vómero-nasal, con células sensoriales en el septo nasal.
En el adulto, los olores individuales pueden influenciar las preferencias de pareja al tiempo que gran cantidad de evidencias indican que los olores naturales juegan un papel importante en la mediación de la conducta del lactante. (Acta Paediatrica).
Los autores J.Winberg y R.H. Porter informan que incluso parece ya haber un aprendizaje olfativo fetal y que el olor del seno materno ejerce un efecto tipo feromona en el primer intento del recién nacido para localizar el pezón; estos generalmente responden a los olores que el seno materno despide en las madres lactantes.
El reconocimiento olfativo puede estar implicado en las etapas tempranas del proceso de integración madre-lactante, cuando el recién nacido aprende a reconocer el exclusivo olor de su madre.
