Brote de Fiebre Amarilla en Colombia

Los medios colombianos ha estado dando amplia difusión al brote de fiebre amarilla, mientras el Ministro de Protección Social Diego Palacios –a pesar de sus intensas actividades en otras áreas como la problemática laboral- se ha puesto al frente de una crisis que podríamos llamar exacerbación aguda de una enfermedad crónica. Hay varias preocupaciones que son reales: una -que el propio ministro reconoció- de que se ha iniciado una epidemia (hasta ahora de fiebre amarilla selvática) pues en menos de un mes se han informado veintiséis casos y han muerto ocho enfermos. La octava víctima mortal falleció en Manizales, -un agricultor que había llegado de la Sierra Nevada- que a los tres días de presentar síntomas, murió por falla hepática. No obstante, las autoridades sanitarias se están moviendo en la dirección correcta. Incremento notable en la vacunación (desde el 28 de diciembre se han aplicado 700.000 vacunas en la costa caribeña del norte del país), y esta se reforzará con tres millones de vacunas que llegarán al país desde Francia, Brasil y otros países (además de 500.000 que están disponibles, donadas por el gobierno venezolano). Por otro lado el gobierno regional del Magdalena restringió el ingreso a los parques Tayrona y de la Sierra Nevada de Santa Marta, ya que un turista que visitó la primera de estas reservas ecológicas contrajo la fiebre amarilla. Aunque existe el riesgo de urbanización de la virosis –tal como lo observó en 1907 en Muzo el científico colombiano Roberto Franco- esta es poco probable con las enérgicas medidas que se han tomado y no afectaría ciudades del altiplano como Bogotá, sino poblaciones o ciudades de la costa caribe o de los santanderes, que son precisamente las que han sido objeto de los mayores cuidados sanitarios. Otras medidas adoptadas – fumigar, cubrir las camas con mosquiteros, evitar los depósitos de agua que son ideales para el criadero de mosquitos como botellas, llantas o cualquier recipiente donde se acumule agua y mantener tapadas las albercas- son intensificaciones de las políticas usuales, que aplican también al control del dengue hemorrágico y a la erradicación del mosquito. Las personas que han tenido la fiebre amarilla desarrollan inmunidad para toda su vida.

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