Actividad Sexual y Cáncer de Próstata
Actividad Sexual y Cáncer de Próstata
Bethesda, Maryland.
El año pasado (British Journal of Urology International 2003. 92(3):211-6) el australiano Graham Giles y colaboradores. Encontraron que – en un estudio de casos y controles con enfermos de carcinoma prostático menores de setenta años-. No había asociación entre la aparición de este cáncer y el número de compañeros sexuales o el máximo número de eyaculaciones en veinticuatro horas.
Aunque la investigación parecería realizada para adictos al sexo y no para el común de los mortales. No lo es así pues se observó una tendencia negativa cuando las eyaculaciones fueron cinco o más semanales. Pero sólo cuando estas ocurrieron en la tercera década de la vida. Es decir, en una época en la que actividad sexual suele ser más frecuente.
El profesor Giles especuló que al lavarse los conductos prostáticos de carcinógenos por la eyaculación frecuente. Se protegieran las células que los cubren, previniéndose el daño.
Los resultados de otro estudio con objetivos similares –pero esta vez de cohorte. Pues hace parte del estudio de los americanos profesionales masculinos de la salud-. Fue recientemente publicado en el Journal of the American Medical Association (2004;291: 1578-86).
Michael Leitzmann y colaboradores del Instituto Nacional de Cáncer de Bethesda. Analizaron la frecuencia de eyaculación y su relación con el carcinoma prostático de veintinueve mil hombres. Que desde 1992 comenzaron a suministrar esta información en los formularios enviados.
La frecuencia de la eyaculación –bien por relaciones sexuales, masturbación o poluciones nocturnas-. Se valoró en la tercera y la cuarta décadas de la vida. Y también en el año inmediatamente anterior.
Entre los participantes se encontraron 1449 casos nuevos de carcinoma prostático. 953 confinados al órgano y 147 avanzados. La mayoría de las categorías de frecuencia de eyaculación no tuvieron relación con el cáncer de próstata. Pero una alta frecuencia de emisiones seminales (veintiuna o más al mes, comparadas con cuatro a siete al mes). Sí estuvo relacionada con un riesgo disminuido de cáncer prostático.
No se pudieron explicar estas asociaciones por factores potenciales de riesgo. Tales como edad, historia familiar, antecedentes de sífilis o gonorrea, hábito de fumar o dieta.
Un estudio previo de Rosenblatt –Universidad de Illinois. – American Journal of Epidemiology 2001.153:1152-8). No encontró relación carcinogénica con la frecuencia total de eyaculaciones durante la vida. Pero sí observó una asociación positiva en los pacientes que tenían una historia de blenorragia. –Más no con otras enfermedades de transmisión sexual-. Lo que sería consistente con la hipótesis del origen infeccioso del carcinoma prostático.
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