La Evolución Histórica de la Anticoncepción Oral

Capítulo Primero: Historia de la anticoncepción Oral

Dr. Álvaro Monterrosa Castro, M.D

“La grandeza de un hombre no se mide por el terreno
que ocupan sus pies, sino por el horizonte
que descubren sus ojos”

José Martí

A lo largo de toda la historia y a través de las diferentes culturas, el hombre ha hecho notorio el deseo de controlar su fertilidad. No dejando al azar la posibilidad de un nuevo hijo. Desde siempre se ha reconocido la necesidad de una anticoncepción eficaz.

La mayor parte de las veces con fórmulas mágicas diversas, con alternativas del entorno e incluso con el recurso de las supersticiones. Pero también con prácticas razonables dadas a partir del acumulo, cada vez mayor, de conocimientos relacionados con la reproducción.

Ha sido una lucha de años. Ha existido la necesidad de transgredir normatividades, para crear y conservar a nivel mundial estrategias válidas de planificación familiar. En un esfuerzo organizado y planeado que impacte positivamente a la sociedad [1].

El documento médico más antiguo conocido parece redactado en el llamado Papiro de Petri o de Kahum. Hallado en esa localidad de Egipto en 1889. Y su antigüedad se remonta a 1850 años a.c. Y data del reinado del Faraón Amenemhat III de la VII dinastía.

En el mismo, se describen tres recetas para aplicación vaginal. La primera tiene como ingrediente activo excremento de cocodrilo en un vehículo pastoso. La segunda es una especie de lavativa compuesta por miel y carbonato de calcio. Y la tercera se refiere a la colocación de una sustancia gelatinosa.

Pero el más conocido es el Papiro de Ebers. Considerado como el “Libro médico más antiguo del mundo”. Que data de 1550 años a.c. Donde se recomienda con propósitos anticonceptivos por uno a tres años, triturar astillas de acacia con miel. Luego convertirlas en hilachas y colocarlas en la vagina.

De los más recientes, el Papiro de Berlín. Que data de la XIX dinastía egipcia, 1300 años a.c. Ttiene ocho apartes en los que se enfatiza sobre el reconocimiento de la preñez. La esterilidad y aconseja fumigaciones vaginales con fórmulas mágicas [2].

En la Grecia antigua, numerosos médicos y escritores se refirieron a la anticoncepción y hablaron de diversos métodos. Aristóteles, Platón, Hesiodo, entre otros, discutieron aspectos generales sobre el problema de la población. Sorano de Éfeso, el más grande Ginecólogo de la antigüedad (98-130 a.c.). En su texto “Obra Ginecológica” dejó un relato sobre las técnicas anticonceptivas de esa época.

Al Rhazes, uno de los mejores clínicos de la edad media (923 d.c.). Consideraba las técnicas y métodos anticonceptivos como un capítulo legítimo de la práctica médica. Y como tal, digno de discusión y análisis. En su libro “La quinta esencia de la experiencia”. Aparte de las formulas mágicas, describe cerca de 24 diferentes prescripciones anticonceptivas, particularmente en forma de supositorios.

Igualmente, Avicena, el más famoso científico del Islam. Y uno de los más importantes médicos de todos los tiempos. Reconocía igualmente la legitimidad de la práctica anticonceptiva en la medicina. Himes hace más de 2000 años aconsejaba la toma de estricnina, mercurio y arsénico con fines anticonceptivos. Medida que a todas luces es ineficaz y fuertemente peligrosa [3].

A finales del siglo XVIII e inicios del siguiente. El clérigo y economista inglés, Thomas Robert Malthus. En medio de una gran controversia, con multitudes a su favor y otras en su contra. Relacionaba los métodos de control de la natalidad y los problemas futuros relacionados con el rápido crecimiento de la población. Este polémico pensador fue el primero en establecer conceptos y señalar aspectos relacionados con la demografía.

En el siglo XIX, con el progreso inherente a la industrialización y el urbanismo en las sociedades occidentales. Los métodos anticonceptivos adquirieron una mayor difusión, sobre todo en Francia, Alemania e Inglaterra. Y aun cuando seguían siendo un privilegio de la clase social alta. Se esboza en este período una cierta democratización, lo cual constituye un hecho novedoso.

En esta época, Francis Place enfatiza la importancia social y económica del planeamiento Familiar. Place llamó la atención a los estadistas, a los líderes obreros, a los periodistas y a los ciudadanos influyentes de la necesidad de una instrucción en anticoncepción. Al lado de las prescripciones técnicas y médicas, resaltó sus indicaciones económicas relacionadas con la prevención de la pobreza y la elevación del nivel de vida de las masas.

(Lea También: Historia de la Planificación Familiar)

Francis Place es considerado el verdadero fundador del movimiento para el control de la natalidad. Ya que fue el primero en promover y adelantar una campaña entre las clases populares. Difundiendo el conocimiento y las medidas preventivas del embarazo [2,4].

El entendimiento de las hormonas femeninas para la regulación de la ovulación y el embarazo. Son el verdadero punto de partida científico para la posterior anticoncepción hormonal [5]. Si bien desde 1600 el anatomista Holandés Regner de Graaf había observado los folículos ováricos. Fue sólo hasta 1850 cuando el Vienés Emil Knauer descubrió que las hormonas presentes en los ovarios eran responsables de las características sexuales femeninas.

En 1897 J. Beard supuso que la supresión de la ovulación durante el embarazo era debida a la acción del cuerpo amarillo. Hipótesis confirmada más tarde por Pearl y Surface. Al observar que la producción de huevos disminuía si se inyectaba a la gallina extracto de cuerpo amarillo de mamífero.

Ya a comienzos del siglo XX, Ludwing Haberlandt. Profesor de la Universidad de Innsbruck en Austria. Fue el primero en demostrar que la administración de extractos de ovario por vía oral a ratones causaba limitación de la procreación. Propuso que la administración de hormonas podía controlar la natalidad y en los años siguientes incluso llegó a desarrollar un preparado que llamó infecundina, que no alcanzó a utilizar debido a su muerte prematura.

En 1928 George Corner y William Allen en Estados Unidos. Identificaron una hormona que favorecía la implantación y el embarazo, a la cual le dieron el nombre de Progesterona (Pro = en favor de, Gestare = dar a luz). A la vez en 1929 Edward Doisy también en Estados Unidos identificó la hormona que inicialmente había estudiado Knauer y la llamó Estrógeno (Oistros = deseos locos, Gennein = engendrar).

Años después Butenandt identifica la estrona. Un derivado estrogénico y en 1932 Doisy aísla otro derivado, el estradiol. El estradiol es el estrógeno natural más potente y viene a ser el principal producto de los ovarios. Teniendo como gran desventaja la vulnerabilidad a ser inactivado en el estómago, por lo cual no puede administrase por vía oral.

Se daría un gran avance cuando en 1938, al agregar un grupo etinilo en la posición 17, se pasaba el estradiol a etinilestradiol. Estrógeno que es muy poderoso y con la ventaja de ser activo por vía oral. En los años siguientes sería sintetizado el 3-metiléter de etinilestradiol, también denominado mestranol. Ambos, mestranol y etinilestradiol son diferentes del estradiol natural y siempre deben considerarse sustancias farmacológicas.

El mestranol es más débil que el etinilestradiol y debe convertirse en etinilestradiol para realizar un efecto farmacológico. En humanos las diferencias entre los dos estrógenos carece de significancia. El etinilestradiol es el preparado que se encuentra prácticamente en la totalidad de las píldoras anticonceptiva [3,5,6].

Posteriormente se aclararía el papel del cerebro en el proceso. Y paulatinamente se dilucidaría el complejo sistema de información hormonal que permite y regula el ciclo menstrual y reproductivo de la mujer.

En 1943 Makepace, Weinstein y Friedman sentencian que el embarazo puede no ser la única situación que modifique las señales hormonales que impiden una nueva gestación. El mismo año Raphael Kurzrok observando que la lactancia afecta las señales hormonales. Simulando la presencia de un embarazo. Postula como hipótesis que utilizando algunas sustancias se pudiese llegar a modificar el ciclo de la ovulación. Y si esas sustancias se pueden elaborar, de seguro serían un buen método anticonceptivo.

Los fenómenos políticos y económicos que siguieron a la primera guerra mundial, determinaron cambios sociales y una mayor libertad de información. Siendo el control de la natalidad uno de los que encontró mayor aceptación, pero después de una elevada resistencia.

En Gran Bretaña Marie Stopes, tras escribir el libro “El amor en el matrimonio”. Recibió muchas cartas de mujeres que expresaban el temor a un posible embarazo. En respuesta publicó: “La maternidad sabia”. Y en 1921 en compañía de su esposo Humprey Verdon Roe, establecieron la primera clínica móvil para la prestación de los servicios anticonceptivos. Donde ellos vieron en el control del embarazo, no sólo los aspectos eugenésicos y sociales. Sino un espacio, una posibilidad más para seguir en su lucha para liberar a la mujer de la servidumbre de la gestación no deseada. Y como medio de ofrecerle libertad, satisfacción sexual y una maternidad jubilosa.

A la muerte de la Dra. Marie Stopes, en 1956. “The Times” de Londres dijo que ella había transformado el pensamiento de una generación. Al profundizar acerca de los aspectos físicos del matrimonio y del papel de los anticonceptivos en la vida conyugal [2].

(Ver también: Anticoncepción Oral en Perspectiva, Prólogo)

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