Endocrinología Pediátrica
Hormonas: Aspectos Especiales
En vista de que mucha de la patología endocrina era vista en niños –y por la importancia de las alteraciones congénitas- en la década de los cincuenta empezaron a destacarse clínicos e investigadores de la talla del americano Lawson Wilkins y del suizo Andrea Prader.
Las patologías más importantes eran congénitas o de carácter autoinmune; entre ellas estaban el hipotiroidismo o la hiperplasia suprarrenal, una serie de alteraciones genéticas con manifestaciones endocrinas como algunas descritas por Albright, la presencia de pubertad precoz, enanismos y patologías de crecimiento y desarrollo, obesidad y diabetes infantiles, hipoglicemias, hipertiroidismo en niños y otras enfermedades más, que requerían un entrenamiento formal en la rama pediátrica.
La aparición de pruebas diagnósticas y dinámicas más confiables, y de péptidos hormonales y otras drogas para la terapéutica, fortalecieron la especialidad.
(Lea También: Endocrinología Ginecológica)
La endocrinología pediátrica –dice Delbert A. Fisher- evoluciónó:
En la era de la investigación metabólica y bioquímica que lideraron científicos como John Howland, Edwards Park y James Gamble en Johns Hopkins; Allan Butler en la Universidad de Boston y en Harvard; Daniel Darrow en Yale; Irving McQuarrie en las universidades de Rochester y Minnesota.
Lawson Wilkins –padre de la endocrinología pediátrica en norteamérica- fue un pediatra que ejercía particularmente en Baltimore, Maryland, a quien el profesor Edwards Park le solicito establecer una consulta de endocrinología en Harriet Lane Home de Johns Hopkins en 1935. Wilkins combinó su consultorio particular y el universitario hasta que -en 1946, cuando tenía cincuenta y dos años- aceptó ser profesor tiempo completo en la universidad, algo que en general ocurría al revés (el profesor que se va a práctica privada).
En 1950, Wilkins publicó el libro “The Diagnosis and Treatment of Endocrine Disorders in Childhood and Adolescence”, lo que le dio fuerza a la nueva especialidad. Cinco fueron sus primeros discípulos –entre ellos dos argentinos- y muchos otros recibieron entrenamiento con él después, entre los cuales se han destacado Robert M. Blizzard y Claude J. Migeon, colaboradores del texto de endocrinología de Robert H. Williams.
En otras ciudades como Boston, el doctor Nathan Talbot fue invitado en 1942 por el profesor Butler para que instalara su consulta de endocrinología pediátrica en el Massachusetts General Hospital. Los nuevos pediatras sub-especialistas de segunda generación provinieron –en las décadas de los cincuenta y sesenta- de esas nuevas unidades de atención y de sus programas de entrenamiento; al salir, expandieron la especialidad en otras ciudades americanas, europeas y latinoamericanas.
Un destacado colombiano, Alberto Hayek:
Se entrenó e Harvard en la época que el director de la sección era el profesor John Crawford, y Hans Boder, uno de sus asistentes; Hayek actualmente investiga en La Jolla, CA en el campo de los trasplantes de islotes de Langerhans. Marcos Dannon y Alfonso Vargas del Valle (ambos –al igual que Hayek- asiduos visitantes y conferencistas en nuestro país) son también destacados profesores de endocrinología pediátrica en América.
En cuanto a la diabetes infanto-juvenil, como originalmente se llamaba, se desarrolló como una disciplina pediátrica en paralelo con clínicas como la de Elliott Joslin y Priscilla White en Boston, M.C. Hardin y Robert Jackson en la Universidad de Iowa, George Guest en el Hospital Infantil de la Universidad de Cincinnati y Alex Hartman en el Hospital Infantil de la ciudad de San Luis. En 1971 se estableció la Sociedad de Cirugía Pediátrica que llevó el nombre de Lawson Wilkins; el Consejo de Diabetes y Jóvenes se estableció en 1980, por la Asociación Americana de Diabetes.
Ambos campos terminaron integrándose en lo que se refiere a atención médica y a entrenamiento –por factores médicos y económicos- como ha ocurrido también con los endocrinólogos de adultos. En la época en que nos entrenamos en endocrinología en los Estados Unidos –después de hacer medicina interna- recibimos también entrenamiento en patología endocrina, tanto pediátrica como ginecológico, además de diabetes.
El crecimiento de esta actividad –hablemos de los Estados Unidos- es asombroso. En 2002 había sesenta y cinco programas de entrenamiento, siete más en el Canadá. La certificación se inició en 1978, como parte especializada de la Junta Americana de Pediatría.
En este mismo año de 2002, se habían certificado novecientos veintisiete pediatras endocrinólogos. Estos médicos han contribuido al conocimientos de la ontogenia de los sistemas endocrinos y al diagnóstico y tratamiento de las patología endocrinas perinatales.
Se desarrolló el tamizaje de enfermedades congénitas –entre ellas las endocrinas- en las principales del mundo, también la fisiología y terapéutica de los trastornos endocrinos y metabólicos, de los de la diferenciación sexual y la maduración puberal.
También se desarrolló la antropometría en forma de tablas de crecimiento y desarrollo, la caracterización y fisiología de los sistemas hormonales (incluidos los receptores y las acciones de las hormonas), la genética molecular de una serie de patologías congénitas y heredadas endocrinas (como en el caso de las hiperplasias suprarrenales, Alfred Bongiovanni y María New entre los destacados). El desarrollo de los estándares de referencia en diagnóstico hormonal pediátrico, la fisiopatología y manejo de las enfermedades endocrinas auto inmunes y el desarrollo de un armamentario terapéutico creciente que dio un salto con el advenimiento de péptidos sintetizados por la tecnología de ADN recombinante.
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