Factores Personales

Además de la observancia de las medidas prácticas, es evidente que la seguridad individual depende también de su actitud frente a situaciones que entrañan algún peligro. Tal actitud es el resultado, ante todo, de su personalidad; pero también puede depender de un eventual debilitamiento de la resistencia en las circunstancias dadas.

1. Personalidad.

Madurez, autocontrol, capacidad para evaluar una situación en los momentos críticos, habilidad para evaluar el peligro y determinación son algunas de las cualidades que debe reunir una persona que deba enfrentar una zona de conflicto por razones de su trabajo o de vivir en ella. (Leer también: Responsabilidad de las Partes para Garantizar el Ejercicio de la Misión Médica)

No hay porque sentirse avergonzado de abandonar un proyecto; por el contrario siempre se ha valorado la sensatez de las personas que lo han hecho reconociendo que no tenían – o que no tenían aún – las cualidades requeridas para este tipo de actividad.

Sin embargo, por falta de experiencia, la misma persona no sabe como va a reaccionar ante un peligro, y puede suceder que, durante una misión se de cuenta de que no esta en absoluto hecha para ese trabajo. Una vez más, en esto, la verdadera valentía consiste en saber cuales son sus propios límites.

2. Debilitamiento de la resistencia.

Diferentes factores pueden menoscabar la más firme personalidad; entre otros: la tensión nerviosa, el cansancio – es muy conocido el síndrome psicológico y médico del “cansancio de guerra” (apatía, indiferencia al peligro, automatismo en el comportamiento) -, el consumo excesivo de alcohol o de medicamentos, la tensión, en las relaciones con el equipo de trabajo, un sentimiento de impotencia ante la magnitud de la labor. Los miembros del equipo de trabajo deben tener, en todo momento, conciencia de ello.

Es esencial que, a largo plazo, se mantengan en buen estado físico, incluso a expensas, a veces, de tareas que parecen urgentes. Es evidente que hay períodos en que el trabajo es más agobiador, lo que es necesario tener en cuenta; pero es de suma importancia que, de cuando en cuando, la persona descanse, lo que le ayudará a recuperar fuerzas.

3. Miedo.

Aparte de lo dicho anteriormente, el miedo, reacción natural ante el peligro, es un sentimiento normal que debería aceptarse tanto en uno mismo como en los demás. Puede, incluso, desempeñar la función de regulador o de mecanismo protector (que señala el “peligro”). Sin embargo hay que evitar el exceso de miedo, que puede conducir tanto al pánico como a la temeridad.

– El pánico es una reacción poco frecuente que resulta de un miedo irrefrenado, el cual puede ser contagioso y causar desastres. Por lo tanto es necesario que, en toda circunstancia, se trate de presentar al menos una apariencia de tranquilidad y de confianza, lo que, disminuyendo la tensión, permite a menudo superar las situaciones más peligrosas.

– La mayoría de los accidentes nacen de la ausencia de miedo, es decir la temeridad. Por lo tanto el miedo en un equipo de asistencia debe servir paré controlaren todo momento sus impulsos, y no lanzarse irreflexivamente por ejemplo, al desarrollo de actividades improvisadas, sin planeación, en un lugar determinado sin evaluar previamente el riesgo con calma, porque estar herido no es la mejor manera para un miembro de un equipo de prestar ayuda.

4. Otros factores.

Se deben evitar también sentimientos como el fatalismo, el presentimiento de la muerte o, en el otro extremo, sensaciones de euforia o sentimientos de invulnerabilidad. En tales casos es esencial que exprese sus sentimientos, que confíe en sus coordinadores o colegas; no hay que avergonzarse. Así, la conversación franca y abierta debe ser, en toda circunstancia, la norma de un equipo de asistencia.

Información

El primer pilar de la seguridad es la información. Todo depende de su calidad abundancia y veracidad, por lo tanto es esencial que se recopile, se sintetice y se transmita rápidamente a todos los niveles por las personas directamente responsables de suministrarla.

Principios de Acción

Reducir los factores de riesgo depende de la integración de los datos proporcionados por la información y una serie de elementos tales como:

– Actitudes de seguridad individual y de grupo
– Claridad en el comportamiento individual
– Conocimiento de los riesgos a los que puede estar expuesto.
– Preparación antes de la actividad
– Comportamiento durante la actividad
– Evaluación al finalizar

En términos generales tenga presente las siguientes recomendaciones básicas:

– Adquiera previamente la información suficiente y necesaria acerca de la actividad que realizará y de la zona donde se efectúa. Esto le permitiré responder con seguridad a las preguntas que le puedan hacer y actuar con prontitud y certeza.

– No debe emprenderse acción alguna, en un territorio, sin el consentimiento de las autoridades de la zona. Infórmeles con anticipación de la naturaleza de su actividad y quienes la realizan.

– No debe emprenderse acción alguna sin haber tomado las precauciones necesarias para garantizar la seguridad del personal.

– No debe solicitarse ni aceptarse escolta armada alguna.

– Todos los vehículos desplazados sobre el terreno deben portar una identificación clara. Ninguna persona armada, militar o civil, podrá ir en esos vehículos.

– En ningún caso, el personal que participa en la actividad irá armado.

– Al asignar personas para efectuar una misión peligrosa, se debe considerar que el peligro al que se expone a una persona, no deber ser mayor al considerado aceptable para uno mismo. Nadie debe arriesgarse sin plena conocimiento de los hechos, ni se debe ejercer presión alguna para que alguien efectúe una misión peligrosa.

Normas de seguridad individual que debe respetar en todas circunstancias

– Ser atento y suspicaz frente a toda situación extraña que pueda significar peligro.

– Evitar la rutina: las actividades rutinarias en zonas de riesgos generan una falsa sensación de seguridad ante el peligro.

– Ser metódico y disciplinado en cuanto al respeto de las normas de y procedimientos de seguridad. Nunca asumir como un juego las recomendaciones de seguridad.

– Mantener un buen nivel de comunicación permanente con el entorno; para garantizar la claridad acerca del motivo de su actividad, sus intenciones y finalidad.

– Respetar los procedimientos.

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