Tres Grandes Obras de la Literatura Medieval Española
Ha llegado hasta nuestros días la falsa creencia de que la Edad Media fue una etapa oscura de nuestra historia. Esta concepción fue creada por los hombres del Renacimiento y posteriormente fundamentada por los hombres del siglo XVIII. Sin embargo, la Edad Media fue una época de gran esplendor, de desarrollo político y social, así como en el ámbito de las artes.
A continuación, trataremos tres de las grandes obras de la literatura española de la Edad Media, para demostrar que, como toda época, cuenta con grandes acontecimientos. En este caso, la creación de grandes obras que han pasado a formar parte de los pilares de la literatura española; e incluso, de la literatura europea y universal.
El Cantar de Mío Cid
La importancia del Cantar de Mío Cid radica en que se trata de la obra poética extensa más antigua de la literatura española. Aunque el único manuscrito, conservado en la Biblioteca Nacional de España cuenta con letra del siglo XIII; el filólogo y erudito Ramón Menéndez Pidal dató su composición en el año 1150. Este filólogo aplicó el método histórico-crítico para ofrecer la primera gran edición del texto y así se inauguraron los estudios filológicos españoles.
En cuanto a la composición está formada por 3.735 versos de extensión variables y se divide en tres partes: el Cantar del Destierro, sobre el ostracismo de Rodrigo Díaz de Vivar; el Cantar de las Bodas, donde se cuenta la conquista de Valencia por parte del Cid y el matrimonio de sus dos hijas con dos infantas; y el Cantar de la afrenta de Corpes, donde las hijas del Cid son maltratadas por sus esposos como venganza a una burla del Cid, por lo que finalmente estos son ajusticiados y sus hijas finalmente casadas con los príncipes de Navarra y Aragón.
El Auto de los Reyes Magos
Siguiendo con el mismo criterio, el Auto de los Reyes Magos es la obra dramática más antigua de la literatura española. Está datada del siglo XVIII y el manuscrito se encontró en el Cabildo de la Catedral de Toledo, conservado a día de hoy en la Biblioteca Nacional de España.
Se trata de un texto incompleto del que se conservan 147 versos, y aunque se trata de una obra dramática está escrito en líneas seguidas, por lo que la división de las intervenciones de los personajes es complicada. La tarea de atribuir las intervenciones a los personajes fue realizada por Ramón Menéndez Pidal; y a día de hoy, se considera su criterio como el más cercano a lo que pudo ser en su momento.
El título también fue otorgado por Ramón Menéndez Pidal, ya que la obra trata sobre la adoración de los Reyes, siguiendo la tradición del Evangelio según San Mateo. Esta obra sigue la tradición del teatro ‘ordo stellae’, es decir, aquel que tiene como argumento la llamada y seguimiento de la estrella que reveló el Nacimiento de Cristo.
El romancero y la épica
En primer lugar, cabe diferenciar entre romancero viejo y romancero nuevo. Se entiende por romancero viejo al conjunto de romances recopilados y publicados entre los siglos XV, XVI y XVII; escritos generalmente por autores anónimos. A diferencia del romancero nuevo, que contiene los romances compuestos a partir del siglo XVII; con autores que firmaban sus obras.
Aunque el romancero es un género del final de la Edad Media, es importante recordar que gran parte de estas composiciones tienen asuntos épicos e históricos de esta etapa, por lo que están muy influenciados por características de la épica; como las repeticiones, los epítetos de los personajes, fórmulas épicas como la localización temporal de las acciones en momentos concretos del día, etcétera.
Este género fue elevado al nivel de la balada europea por Ramón Menéndez Pidal, a quien le siguieron sus discípulos Diego Catalán y Jesús Antonio Cid Martínez.
Estas obras solo son tres manifestaciones del esplendor literario de la Edad Media; época a cuya literatura se dedicó Ramón Menéndez Pidal, y que ha dejado un gran legado histórico y cultural.
CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO