Caja de Herramientas para la Formación Ciudadana

Formación Ciudadana

En esta página usted se estará preguntando cómo, cuándo y por dónde empezar. ¿Qué tal comenzar hoy mismo, en ese mismo lugar donde ahora está leyendo? Aquí le damos algunas herramientas para estimular su creatividad para la formación ciudadana.

Pero usted, mejor que nadie, conoce a esos niños y niñas que tiene cerca.

Primera Herramienta para la Formación Ciudadana

Las preguntas creativas

Aunque a veces no parezca, las preguntas son la mejor manera de avanzar y las reuniones de equipo son oportunidades para compartir una “tormenta de preguntas” sobre los espacios de formación ciudadana que ofrece la institución escolar. Mediante un diálogo abierto que convoque, además de los docentes, al personal administrativo y a las directivas, se puede explorar en torno a cuestiones como éstas:

  • ¿Qué proyectos transversales podemos implementar en las diversas áreas académicas?
  • ¿Qué aporta la clase de lenguaje, en el trabajo específico de competencias comunicativas?
  • ¿Cómo involucrar la “lectura” crítica de los medios de comunicación?
  • ¿Qué papel tienen la literatura, el arte y la educación física en el conocimiento, la expresión y el manejo de las emociones?
  • ¿También qué podemos hacer dentro y fuera del salón para que los alumnos ejerciten los conceptos que aprenden sobre derechos, deberes e instancias democráticas?
  • ¿Qué espacios ofrecemos para la participación democrática de toda la comunidad escolar, más allá de las áreas académicas?
  • ¿Cómo se relaciona el PEI con la propuesta de competencias ciudadanas?
  • ¿Cómo y quiénes construyeron el manual de convivencia?
  • ¿Podemos proponer modificaciones? ¿Qué tanto participan y deciden los estudiantes en el gobierno escolar?
  • ¿Cómo manejamos los conflictos? ¿Hay unas “autoridades” que oyen quejas y deciden, o desarrollamos estrategias creativas para que cada uno sea capaz de resolverlos?
  • ¿Qué papel cumplen las familias en el desarrollo de competencias ciudadanas? ¿Podemos hacerlas partícipes del proyecto?
Variación: en casa, también se pregunta
  • ¿Qué competencias ciudadanas ejercitamos en el hogar y cuáles no tanto?
  • ¿Cómo tomamos decisiones? ¿Qué posibilidades tenemos para reconocer y expresar sentimientos y emociones en nuestra familia?
  • ¿Nos decimos cuánto nos queremos? ¿Conversamos sobre nuestros conflictos y dificultades, o pensamos que “de eso es mejor no hablar”?
Espacio libre para más preguntas creativas

Además de las preguntas, necesitamos otras herramientas.

Aguzar bien los sentidos es fundamental para captar los mensajes verbales y no verbales. Mirar escuchar, sentir y asumir otras perspectivas. Ejercitar la capacidad para argumentar, pero también para dejarse tocar los argumentos ajenos.

Segunda Herramienta para la Formación Ciudadana

Compartir experiencias

A veces las mejores ideas están a la vuelta de la esquina y son las que algún colega ha desarrollado. He aquí algunos testimonios:

Padrinos y madrinas

Preparamos a nuestros estudiantes de décimo y undécimo para que fueran “padrinos” y “madrinas” de los de primero y segundo. Comenzamos recordando con ellos anécdotas sobre su primer día de colegio: ¿Cómo se sentían, cómo los trataban los grandes? ¿Cómo veían el espacio? ¿Se perdían? ¿Qué situación ridícula, divertida, triste o miedosa se les grabó? ¿Qué deseaban que hubiera pasado en esos días?…(Nosotros también recordamos nuestros “antiguos” miedos).

Así, los jóvenes comprendieron, en carne propia, el sentido que tenía cuidar a un pequeño y se entusiasmaron con la propuesta. Formaron parejas compuestas por un “grande”, que sería el padrino o la madrina, y un “pequeño” que sería el ahijado/a. Asumir ese compromiso significaba preocuparse por el bienestar de sus ahijados y establecer relaciones de apoyo mutuo. El primer día de colegio los orientaron por ese “nuevo mundo” y siguieron pendientes de ellos durante las primeras semanas (¡las más difíciles!). Luego los encuentros fueron más esporádicos y ellos mismos se los fueron inventando: juegos y rondas en el recreo, un paseo, una tarde deportiva, una fiesta de fin de año, etc.

Cada pareja llevó su diario secreto, con fotos, historias, autógrafos, dibujos y recuerdos de la experiencia. Los maestros los acompañamos durante todo el proceso. Los jóvenes valoraron más nuestro trabajo (¡y nos entendieron!)…Cada rato recurrían a nuestra experiencia para pedir orientación sobre cómo cuidar a sus ahijados. Los pequeños se sintieron doblemente respaldados y todos disfrutamos esa deliciosa oportunidad de aprender a vivir juntos, a pesar de tener diferentes edades.

Competencia: convivencia y paz
Área: transversal
Grado: todos
Estándar: contribuyo constructivamente a la convivencia pacifica en mi medio escolar en mi comunidad.

Cómo resolví mi conflicto

Partimos de los distintos gustos de cada niño y niña. Sus ejemplos ayudaron a ilustrar cómo el hecho de ser diferentes, hacía que nuestros intereses a veces entraran en conflicto. Por ejemplo, Paula prefería ir al campo y Miguel, a cine. Edwin dijo que a su papá le encantaba la sopa, pero que él la odiaba. Apuntamos sus ejemplos de conflictos: ¿Podemos tener mascota? ¿Qué programa de televisión vemos? ¿De qué color pintamos el salón?

Competencia: convivencia y paz
Área: lenguaje (con colaboración de sociales y arte)
Grado: tercero a quito
Estándar: entiendo que tener conflictos ocurre en todas las relaciones pero eso no significa que dejemos de querernos.

Después de entender que los conflictos no son malos ni buenos, sino que todo depende de la forma como se manejen, conversamos sobre los casos en que un conflicto se había resuelto exitosamente (¡sin que nadie quedara aburrido!). Por ejemplo, cómo Pablo logró conseguir su mascota y qué acuerdos estableció para que sus padres no tuvieran que encargarse de todo.

Entre todos fuimos descubriendo las herramientas que habían funcionado en el proceso de resolución. Llegamos a conclusiones del estilo de “llorar enfureció a mi papá, pero, cuando me calmé, volvimos a conversar”… “pedí disculpas por la forma, pero no por mis ideas”.

Cada estudiante escribió e ilustró una historia titulada “Un conflicto del que me siento orgulloso”. Antes planeamos en el tablero los elementos que íbamos a incluir. Los estándares de lenguaje ayudaron mucho y el esquema quedó así:

¿Cómo empezó todo? ¿Qué quería cada uno? ¿Qué estrategias funcionaron? ¿Cómo terminó el asunto? ¿Qué ganó cada persona? ¿Por qué me siento orgulloso?

En clase de arte hicimos un “libro viajero” que fue a todas las casas. Los padres conocieron más a sus hijos y ellos mismos les contaron lo que habían aprendido sobre resolución de conflictos. Luego donamos el libro a la biblioteca.

Los de sexto lo leyeron y quisieron hacer algo parecido, obviamente, variando los temas, la complejidad de la discusión y los conocimientos sobre manejo de conflictos.

Tercera Herramienta para la Formación Ciudadana

Espacios para terminar de construir
  • De primero a undécimo, los proyectos de ciencias naturales son un laboratorio para experimentar competencias ciudadanas. Mientras los pequeños cultivan una huerta y los mayores organizan proyectos de manejo de recursos naturales, todos toman decisiones y trabajan en equipo, mientras se enamoran de la ciencia y aprenden a cuidar el medio ambiente.
  • Las clases de arte, teatro, música, danza, pintura y educación física son escenarios para conocerse a sí mismos, desde la piel hacia adentro, y para expresar libremente las particularidades y las emociones, mediante distintos lenguajes.
  • Las matemáticas se pueden sumar al proyecto. Conjuntos, proposiciones disyuntivas, problemas lógicos, estadística y estimación, entre otros, aportan conocimientos y habilidades para resolver problemas cotidianos.
  • Que no falte la literatura. Los cuentos, los poemas y las novelas son espejos para reconocer la particularidad y las diferencias humanas. Leer es descifrarse, imaginar la perspectiva de otros, conocer lugares, gentes y culturas, y descubrir las raíces que todos compartimos.
  • Las ciencias sociales no sólo aportan conocimientos y competencias cognitivas sobre las estructuras que la gente ha pensado y construido, antes y ahora, para vivir en comunidad. También son mapas que nos invitan a viajar por la diversidad geográfica, étnica y cultural de Colombia y del mundo y comprender mejor nuestras propias vidas.
  • Los manuales de convivencia empiezan en grado cero. Se construyen poco a poco, se discuten, se aprueban y se pegan en una cartelera, con todas las firmas, para poder recordarlos. Y para revisarlos, cuando se requiera.
  • El hogar es el nido de las competencias ciudadanas. Cocinar entre todos, compartir tareas domésticas, conversar, quererse, ver televisión sin tragar entero. Y hacer otras cosas como leer, pasear, jugar o visitar a los abuelos. (¡Que mamá no sea la única que arregla la casa!).

La calle, la plaza, el mercado, el cine, el teatro, las bibliotecas públicas y los espacios de nuestro entorno nos abren ventanas a un mundo donde es posible ejercitar la convivencia. ¡Hay que aprovecharlos para que esta propuesta no se quede encerrada entre las cuatro paredes del salón!

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