Las Alucinaciones son comunes en la UCI Pediátrica

Las Alucinaciones son comunes en la UCI Pediátrica

Alrededor de la tercera parte de los niños que se encuentran en las unidades de cuidados intensivos pediátricas experimentan alucinaciones. Los recuerdos de éstas ponen a los niños en un mayor riesgo de desarrollar síndrome de estrés postraumático después de su estadía en el hospital.

Las alucinaciones son más comunes en los niños que habían tenido que ser sedados por más de dos días y en los niños que habían sido admitidos de emergencia, según un estudio que aparece en la primera edición de mayo de la revista American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine.

“En la mayoría de casos, estos recuerdos de alucinaciones estaban compuestos por una o más alucinaciones que con frecuencia asustaban y que los niños aún podían recordar vívidamente”, señaló la autora del estudio Gillian Colville, psicóloga clínica asesora y directora del servicio de psicología pediátrica del Hospital St. George de Londres. “[Los niños] informaban ver ratas, gatos, escorpiones en las paredes y, en algunos casos, reptando por la cama. Un par de niños estaba convencido de que sus padres habían sido reemplazados por monstruos”.

El momento de estas alucinaciones por lo general fue cercano al momento en que comenzó a suspenderse la administración de sedantes a los niños. Estos medicamentos se usan para ayudar a controlar el dolor y la ansiedad en niños y adultos que necesitan atención médica intensiva.

“Los sedantes, sobre todo las benzodiacepinas, interfieren con la capacidad de formar recuerdos nuevos. Parte de lo que hacen es alterar la manera en que se recuerda lo que está sucediendo”, explicó el Dr. Scott Watson, intensivista pediátrico de la división de medicina de cuidados intensivos del Hospital infantil de Pittsburgh. “Los medicamentos sedantes también interfieren con el sueño normal, así que procesar la información y la memoria es más difícil”.

Sin embargo, dado que estar en cuidados intensivos es una experiencia traumática en sí, los autores no recomiendan que se descontinúe el uso de sedantes, sino que sugieren que se hagan estudios adicionales en niños para determinar si periodos de sedación interrumpida podrían disminuir los índices de delirio.

En el estudio actual participaron 102 niños entre los 7 y los 17 años de edad a quienes se preguntó sobre su experiencia en la UCIP tres meses después de ser dados de alta.

El 63 por ciento de los niños informó al menos sobre un recuerdo factual sobre su estadía hospitalaria, como ver a sus padres al lado de sus camas cuando despertaron o ver los monitores de video de la UCIP.

El 32 por ciento de los jovencitos informó tener recuerdos de alucinaciones. Si habían estado sedados durante más de dos días, las probabilidades de tener un recuerdo de una alucinación aumentaba casi cinco veces, según el estudio.

De los niños, 27 tuvieron puntuaciones suficientemente altas para ser consideradas como un diagnóstico “probable” de trastorno por estrés postraumático (TEPT). El riesgo de TEPT fue significativamente mayor para los niños que informaron sobre recuerdos de alucinaciones.

“Algunos de los síntomas que definen el TEPT tienen que ver con que la persona reexamine lo que sucedió en la forma de memorias intrusivas o recuerdos vívidos”, explicó Colville. “Es probable que estos recuerdos sean sobre partes particularmente angustiantes de lo que sucedió y se relacionan con emociones fuertes de miedo y amenaza. En general, los niños entrevistados estaban mucho más angustiados por sus recuerdos de alucinaciones que por los factuales que experimentaron”.

Colville recomendó que los padres y cuidadores sean claros y honestos con los niños, de forma apropiada a su edad, sobre lo que está sucediendo tanto durante su estadía hospitalaria como después. Aseguró que para los niños es tranquilizador saber que otros niños han experimentado los mismos tipos de alucinaciones. “A veces, [los niños] han pensado que se están volviendo locos”, apuntó.

Watson se mostró de acuerdo, y añadió que “es probable que los niños tengan memorias confusas y potencialmente angustiantes sobre una estadía en la UCI. A pesar de esto, la mayoría de niños parece recuperarse bien y no sufre de TEPT. Si su hijo está teniendo dificultades o muestra señales de TEPT, hable con su proveedor sobre cómo obtener ayuda”.

Entre los síntomas del TEPT se encuentran memorias o recuerdos vívidos recurrentes e intrusivos del evento, dificultades para concentrarse, problemas del sueño, irritabilidad o falta de disfrute de las actividades normales, según la National Library of Medicine.

HealthDay

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