Fobia Social va más Allá de la Timidez
La fobia social, también conocida como ansiedad social, es una afección debilitante que se caracteriza por niveles extremadamente altos de timidez y ansiedad.
Algunos expertos han sugerido que la afección es una “medicalización” de una variación normal en los niveles de timidez, o que ha sido publicitada por psiquiatras y fabricantes de medicamentos para aumentar las ventas de fármacos psiquiátricos, sobre todo entre los jóvenes.
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En el nuevo estudio, investigadores del Instituto Nacional de Salud Mental de EE. UU. examinaron las tasas de timidez y de fobia social entre más de 10,000 adolescentes entre los 13 y los 18 que participaron en una encuesta nacional.
Alrededor de la mitad de los adolescentes dijeron que eran tímidos, pero apenas 12 por ciento de los adolescentes tímidos cumplieron con los criterios para la fobia social en algún momento de sus vidas. El estudio también halló que alrededor del cinco por ciento de los adolescentes que dijeron que no eran tímidos cumplían con los criterios para la fobia social.
Los hallazgos indican que la presencia de la fobia social podría ser independiente de la timidez en algunos casos, apuntaron los investigadores. Ambas cosas no necesariamente se relacionan de forma directa.
También hallaron que los adolescentes con fobia social eran consistentemente más propensos que otros adolescentes a sufrir también de otro trastorno psiquiátrico en algún momento de sus vidas, como depresión o trastorno por uso de drogas.
Los adolescentes con fobia social también tenían niveles más altos de discapacidad en la escuela o el trabajo y entre familiares y amigos, pero no eran más propensos que los adolescentes tímidos a recibir tratamiento profesional.
Las tasas de fármacos recetados eran bajas tanto para los adolescentes tímidos como para los que tenían fobia social. El 2.3 por ciento de los adolescentes con fobia social y el 0.9 por ciento de los tímidos tomaban el antidepresivo Paxil (paroxetina), que se usa comúnmente para tratar los trastornos de ansiedad.
Los adolescentes con fobia social no eran más propensos que los adolescentes tímidos a tomar algún medicamento psiquiátrico recetado.
“Los resultados sugieren que la fobia social no se trata simplemente de timidez que se ha medicalizado de forma inadecuada”, según un comunicado de prensa del NIMH. “Más bien, la fobia social afecta a una minoría de jóvenes y apenas una fracción de ellos se consideran tímidos.
Además, a pesar de que los jóvenes con fobia social experimentan una mayor discapacidad y más probabilidades de sufrir de otro trastorno, no son más propensos a obtener tratamiento en comparación con sus pares, lo que pone en duda la idea de que a estos jóvenes se les medica innecesariamente”.
Un experto concurrió en que esta afección debe tomarse en serio. “La fobia social, o el trastorno de ansiedad social, es un trastorno grave que es muy distinto de la timidez humana normal”, aseguró el Dr. Alan Manevitz, psiquiatra clínico del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York.
Anotó que la afección puede tomar distintas formas. “La fobia social puede limitarse a un solo tipo de situación, como un temor a hablar en situaciones formales o informales, o a comer o beber delante de los demás, o, en su forma más grave, puede ser tan general que una persona experimenta síntomas casi en cualquier momento en que está con otras personas”, explicó Manevitz.
“Las personas que sufren de fobia social tienen un temor persistente, intenso y crónico de ser observadas y juzgadas por las demás, y de que sus propias acciones les avergüencen o humillen”. Esto con frecuencia se manifiesta en síntomas físicos como rubor, sudoración y náuseas, añadió.
“La importancia de identificar y tratar a los adolescentes con trastorno de ansiedad social se debe a que tienen niveles más altos de discapacidad en varios dominios, que incluyen la estabilidad escolar/laboral, la vida social y las relaciones familiares”, planteó Manevitz.
El estudio aparece en línea el 17 de octubre como adelanto de su publicación en la revista Pediatrics.
FUENTES: Alan Manevitz, M.D., clinical psychiatrist, Lenox Hill Hospital, New York City; U.S. National Institutes of Mental Health, news release, Oct. 17, 2011
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