Cirugía Bariátrica para Adolescentes con más Adeptos

Cirugía Bariátrica para Adolescentes

La cirugía para perder peso podría estar ganando adeptos como tratamiento viable para adolescentes obesos, sobre todo para los que están empezando a experimentar los efectos perjudiciales para la salud de la obesidad mórbida.

La obesidad adolescente se ha convertido en un grave problema de salud pública en Estados Unidos, y una investigación reciente encontró que uno de cada cuatro adolescentes es obeso, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. A pesar de ello, los médicos se han mostrado reacios a realizar la cirugía para perder peso, también conocida como bypass gástrico y cirugía bariátrica, en adolescentes, aunque se ha convertido en un método común y eficaz para perder peso en adultos.

Pero nuevos estudios que evalúan los méritos de la cirugía para perder peso en adolescentes han proporcionado nuevas pruebas de que una medida tan drástica puede ser necesaria para evitar toda una vida de obesidad y enfermedades.

“Hay ciertamente un sentimiento entre los profesionales de salud y las familias de que el pequeño Jaimito es cada vez más y más obeso, y que todo lo que tiene que hacer es emplearse a fondo para revertir esta situación”, señaló el Dr. Thomas Inge, director del Centro de Investigación e Innovación del Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati. “Pero claramente esta forma de abordar el problema no funciona en algunos niños. Hasta que no pongamos la cirugía bariátrica a disposición de estos pacientes, no habremos hecho nuestro trabajo como médicos”.

Inge fue el autor principal de un estudio que abogaba por el uso de la cirugía para perder peso en una etapa temprana y no tardía en niños que son cada vez más “súper obesos”. El estudio de 61 adolescentes encontró que los niños con un índice de masa corporal (IMC) muy elevado perdían más de un tercio de su peso después de un bypass gástrico, pero todavía eran lo suficientemente obesos como para ser considerado obesos mórbidos. El IMC es una medida que toma en cuenta el peso y la estatura.

“Todavía en 2010 seguimos atendiendo pacientes que tienen un IMC de 50, 60 y 70”, señaló Inge. “Cuando podamos llevar a estos niños a un IMC de 40 a 49, podemos tener la oportunidad de darle vuelta a su obesidad mórbida. Cuando el IMC supera este umbral, con frecuencia podemos hacer que pierdan peso, pero seguirán siendo obesos mórbidos incluso después del tratamiento. Una vez que alcanzan un IMC de entre 50 y 59 o más, creo que hemos hecho un flaco favor a estos chicos”.

Otro pequeño estudio, en el que participaron 50 adolescentes de Australia con obesidad severa, encontró que los que se sometieron a cirugía de banda gástrica tuvieron mucho más éxito en la pérdida de peso. El objetivo meta de perder más de la mitad de su exceso de peso se logró en un 84 por ciento de los adolescentes que pasaron por la cirugía bariátrica, pero sólo en el 12 por ciento de los niños que trataron de hacer dieta y ejercicio.

En la actualidad la cirugía bariátrica para adolescentes se recomienda principalmente a los que tienen un IMC de 35 o más y mayores problemas de salud relacionados con su obesidad, así para los adolescentes con un IMC de 40 o más que muestran los primeros signos de problemas de salud relacionados con la obesidad, señaló Inge.

Sin embargo, no todos los niños que reúnen los criterios son buenos candidatos para la cirugía bariátrica.

Debido a que la cirugía bariátrica puede privar al organismo de nutrientes esenciales necesarios para un desarrollo saludable, los adolescentes deben de haber pasado ya por la mayor parte de su crecimiento lineal, señaló la Dra. Lori Laffel, jefa de la sección de pediatría para adolescentes y adultos jóvenes del Centro de Diabetes Joslin y profesora asociada de pediatría de la Facultad de medicina de la Universidad de Harvard.

“Sus huesos deben estar lo más cerca posible de los que se poseen a una edad adulta”, apuntó Laffel. “No es deseable poner en peligro las oportunidades de alcanzar una máxima densidad y masa óseas”.

Eso limitaría la cirugía para perder peso mayormente a las chicas adolescentes que tienen más de 13 años y a los chicos adolescentes mayores de 15, explicó Laffel.

El adolescente también debe tener un cierto nivel de madurez emocional y contar con el apoyo de su familia, apuntaron Laffel y Inge. La cirugía para perder peso exige que las personas cumplan con requisitos dietéticos muy estrictos. Ciertos alimentos están restringidos o prohibidos por completo, además los complementos dietéticos resultan esenciales para garantizar que la persona recibe suficientes nutrientes, vitaminas y minerales. Si los adolescentes no son capaces de cumplir con estos requisitos o no tienen padres que puedan ayudarles a comprar alimentos adecuados y asegurarse de que los comen, entonces la cirugía no debe llevarse a cabo, señalaron.

Laffel hizo hincapié en que las opciones de prevención y estilo de vida deben seguir siendo la primera línea de tratamiento cuando se trata de la obesidad en adolescentes.

“Lo deseable es que mantener un peso saludable sea un esfuerzo de por vida”, dijo Laffel, teniendo en cuenta que los adolescentes que se someten a la cirugía bariátrica quizá no entienden la cantidad de alimentación saludable y de ejercicio que se necesita para mantener a raya el peso que han perdido.

Al mismo tiempo, no se puede negar el hecho de que la cirugía para perder peso puede ayudar a los niños que de otra forma estarían condenados a una vida plagada de obesidad y enfermedades crónicas, señaló.

“No hay duda de que este procedimiento es un punto inicial importante”, apuntó Laffel. “A medida que los procedimientos se simplifican y se vuelven cada vez más seguros, creo que este tipo de cirugía se tomará en cuenta con más frecuencia”.

FUENTES: Thomas Inge, M.D., Ph.D., associate professor, surgery and pediatrics, University of Cincinnati College of Medicine, and director, Center for Bariatric Research and Innovation, Cincinnati Children’s Hospital Medical Center, Cincinnati; Lori Laffel, M.D., M.P.H., chief, pediatric, adolescent and young adult section and investigator, genetics and epidemiology section, Joslin Diabetes Center, and associate professor, pediatrics, Harvard Medical School, Boston

HealthDay

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