Alcoholismo en la Juventud, un Mal de Muchos

Alcoholismo en la Juventud, un Mal de Muchos

La idiosincrasia de nuestros pueblos carnavaleros y rumberos ha sido desde siempre la mejor semilla, pero también la más clara justificación para que todo se celebre alrededor del alcohol.

Para muchos el trago es sólo tema de jolgorio, sin embargo para otros y los que empiezan en edades muy tempranas puede convertirse en una cruel y apabullante enfermedad denominada “alcoholismo”, es decir, en la ingesta incontrolada y excesiva de alcohol.

La bebida se ha convertido para la juventud de hoy en la mejor excusa para estar “siempre a tono” con la ocasión. Los adolescentes de hoy tienen muchas más oportunidades sociales, mayor independencia económica. Nuestros jóvenes vencen cualquier tipo de indecisión, timidez, e inseguridad con un vaso de alcohol en la mano, es una generación etílica de fin de semana que sin mediar consejo hacen los que realmente “lo que se les pega en gana”.

Pero para ser más simples todo radica en la educación del hogar. Si, en el hogar del jovencito (a) las parrandas pululan, y el trago es la constante; tal como una regla de tres el chico (a) consumirá más pronto que su grupo de amigos abstemios alcohol; en cambio sí en el hogar del adolescente reina la alegría sana, las buenas costumbres, el diálogo y la, disciplina, es muy improbable que este muchacho (a) vaya por la senda de la bebida.

Los muchachos de esta generación “se sienten grandes” y libres porque beben, sin embargo, ni ellos, ni su entorno al cual pertenecen, saben qué daño a muy corto plazo se están haciendo.

Un enfermo alcohólico es aquel muchacho o niña que siempre presenta problemas de personalidad, o es extremadamente agresivo o ultra extrovertido. Empieza a fastidiarse por todo lo que sea control, responsabilidad y obligación. Pronto dejan sus estudios o empiezan las notas en saldo en rojo; los consejos de sus mayores no son tenidos en cuenta ya que para ellos este es un grupo de gente “fastidiosa, vieja y aburridora”.

Este grupo de jóvenes muestra también fatiga constante, ojos enrojecidos y malestar general; todo les sienta mal.

Observe en detalle esta lista, pertenece a un adolescente alcohólico…
  1. No va al colegio
  2. Se escapa en algunas clases o simplemente, si lo logra, se escapa del colegio
  3. Su rendimiento académico es nulo
  4. Se vuelve agresivo, discute y se molesta por todo
  5. Descuida su apariencia personal, se vuelve sucio y desaliñado
  6. Deja de compartir con su grupo familiar
  7. Cambia de humor con mucha frecuencia
  8. Empieza a padecer de insomnio
  9. Manipula a sus padres y profesores
  10. Cambia de amigos y frecuentemente inventa excusas para quedarse fuera de casa
  11. Baja de peso, y su apetito disminuye notablemente
  12. Siempre está desorientado en cuanto a fechas y lugares de interés para la familia
  13. Las jovencitas presentan desórdenes en su menstruación
  14. Se siente deprimido y apático
  15. Vive encerrado y no le gusta que entren a su habitación
  16. Sus mesadas escolares no le alcanzan, empieza a pedir prestado
  17. Es “asaltada” con frecuencia la cava de vinos o la licorera de casa

Sin embargo, pese a esta gran lista que desalienta a cualquier padre de familia, existe también una serie de consejos que pueden evitarla.

El diálogo en casa y en los colegios sobre las consecuencias del abuso de alcohol es el primer campanazo,  no le oculte nada al jovencito (a) háblele claro y dé  ejemplos de la vida real de  cómo un alcohólico puede acabar con su vida y la de su familia.

Prográmese con su hijo y realice actividades donde no intervenga el alcohol. Procure compartir más con el muchacho, cuéntele sus logros, pero también sus problemas; para que él sepa que la vida no es “color de rosa”, pero que con perseverancia todo puede llegar a ser posible.

Sin embargo, si el caso es severo, tanto padres como adolescentes no pueden dudar en buscar un especialista; quien oriente y decida qué es lo mejor por hacer.

El grupo familiar es el responsable de ayudar al jovencito en la prevención y consumo de alcohol. No olviden que los padres son para los adolescentes el mejor modelo a seguir…

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