Problemas de Sueño aumentan Riesgo de Obesidad y Diabetes

Problemas de sueño como la privación del sueño, en combinación con unos ritmos afectados del “reloj biológico”, podría resultar en algunos cambios en el metabolismo de una persona que pueden vaticinar tanto la obesidad como la diabetes, informan investigadores.

Participantes en un pequeño estudio a quienes solo se permitió dormir unas seis horas por noche y que se sometieron a ciclos cambiantes de sueño y vigilia tenían niveles más elevados de glucemia y unas “tasas metabólicas” más bajas en reposo.

Tasa metabólica es un término que describe la velocidad con la que el organismo quema calorías para obtener energía.

Los niveles elevados de glucemia pueden llevar a la diabetes. Si la dieta y el ejercicio no cambian, las tasas metabólicas bajas pueden llevar a la obesidad, lo que a su vez eleva el riesgo de diabetes.

Investigaciones anteriores han mostrado que las personas que trabajan en horarios nocturnos o que duermen demasiado poco de manera continua y por consiguiente tienen problemas de sueño, tienen niveles elevados de grasas en sangre y son más propensas a ser obesas y a sufrir de diabetes tipo 2 y síndrome metabólico (un conjunto de afecciones que se asocian con un mayor riesgo de enfermedad cardiaca), señaló el Dr. Orfeu Buxton, autor principal del nuevo estudio y neurocientífico asociado del Hospital Brigham and Women’s de Boston.

El grupo de investigación de Buxton había mostrado anteriormente, en laboratorio, que las personas que tienen problemas de sueño como dormir solo cinco horas por noche durante una semana tienen un mayor riesgo de diabetes.

En este último estudio, que aparece en la edición del 11 de abril de la revista Science Translational Medicine, participaron 21 adultos sanos que se encerraron en un laboratorio durante casi seis semanas. Los investigadores controlaron sus ciclos de sueño, dieta y actividades.

Tras un periodo inicial de sueño normal (unas 10 horas por noche), los participantes tuvieron tres semanas de sueño restringido (menos de seis horas por periodo de 24 horas) junto con una alteración de su reloj biológico (o “ritmo circadiano”) provocada por ciclos de días de 28 horas.

El horario fue similar al de los trabajadores con turnos rotativos. La última parte del estudio consistió en nueve días de sueño normal para “recuperarse”.

Durante el periodo de privación del sueño y de alteración del ritmo circadiano, la tasa metabólica en reposo de los participantes se redujo, mientras que sus niveles de glucemia tras las comidas aumentaron, a veces incluso a niveles considerados como prediabéticos.

Esto se debió a que el páncreas no producía suficiente insulina, señaló Buxton, quien también es profesor asistente de la división de medicina del sueño de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.

Entre esos participantes, el descenso en la tasa metabólica fue suficiente para equivaler a unos 4.5 kilos (10 libras) añadidos en el transcurso de un año, señalaron los investigadores.

Tras el periodo final de nueve días de descanso y recuperación, las anomalías metabólicas volvieron a la normalidad.

Aunque tanto la restricción del sueño como la alteración crónica del ritmo circadiano afectan el metabolismo de la glucosa y aumentan el riesgo de diabetes, lo hacen por medios distintos, explicó Buxton.

La restricción del sueño por sí sola no resulta en ningún cambio en la tasa metabólica en reposo ni en los niveles de glucemia, aunque sí lleva a una mayor resistencia insulínica, o sea que la glucosa no se elimina con eficacia del torrente sanguíneo.

Pero estar conscientes de los riesgos inherentes en el trabajo en turnos (y en los viajes internacionales) significa que las personas pueden ajustarse para compensar.

“Quizás sea buena idea adaptar los ritmos circadianos al horario que se tiene, no solo el momento del sueño y de los periodos de luz y oscuridad, sino también el momento de las comidas, de forma que no se coma cuando el intestino está desactivado y no está listo para procesar la comida”, aconsejó Buxton.

La Dra. Loren Wissner Greene es profesora clínica asociada de medicina del Centro Médico Langone de la NYU en la ciudad de Nueva York. En un comentario sobre el estudio, planteó que “esto muestra que en cierta forma, se puede controlar el destino al trastornar el sueño. Las personas podrían realizar modificaciones beneficiosas o nocivas que podrían afectar a su propio metabolismo”.

Sin embargo, Greene advirtió que el estudio fue pequeño y que la conexión entre los cambios metabólicos y la diabetes en este contexto dista mucho de ser concluyente. Además, ninguno de los participantes hizo ejercicio durante el estudio, algo que podría haber alterado los hallazgos.

FUENTES: Orfeu M. Buxton, Ph.D., associate neuroscientist, Brigham & Women’s Hospital, and assistant professor, division of sleep medicine, Harvard Medical School, Boston; Loren Wissner Greene, M.D., clinical associate professor, medicine, NYU Langone Medical Center, New York City; April 11, 2012, Science Translational Medicine

HealthDay

VER MÁS: NOTICIAS DE SALUD Y MEDICINA

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *