Antimaláricos

El tratamiento del lupus sistémico se inició a finales del siglo XIX con el uso de la salicina y del ácido salicílico, derivado de esta, (aspirina-Bayer) en 1899.

Este último compuesto se empezó a utilizar como antipirético en los pacientes con lupus. El uso de la quinina en el tratamiento del lupus discoide fue una idea de JF Payne, (Fig. 10) dermatólogo del St Thomas’Hospital de Londres, en 1894, quien afirmaba que el lupus eritematoso o eritematodes era diferente al lupus vulgar como lo mencionaba Erichsen en Londres y Biett en París, en contraposición de Hutchinson.

Sin embargo, Payne no tenía el prestigio de Hutchinson y no le creyeron. Muy pocos investigadores han resaltado la importancia de Payne, excepto en algunos libros sobre Lupus como el de Dubois y Lahita.

Thomas G Benedeck22, resaltó el hecho de que fue Payne quien utilizó por primera vez la quinina en el tratamiento del lupus, quiza por la influencia del Dr Fuller, quien utilizaba dosis altas de quinina como antipirético y para el tratamiento de la fiebre tifoidea.

Facsímil del artículo de J.F. Payne en 1894

Figura 10. Facsímil del artículo de J.F. Payne en 1894

Payne refutó a Leroy respecto al origen tuberculoso del lupus. Además mencionó otras sustancias para el tratamiento del lupus como el mercurio, el Tar, el ácido pirogallico y, después de 1899, el ácido salicílico.

También mencionó el uso del ácido crisofánico, colodion y 30 gramos de ácido salicílico que tenían un buen efecto para la hiperemia pero que eran irritantes.

Origen del Lupus

Payne creía en el origen del lupus como enfermedad circulatoria y observó la extrema palidez (toxicidad) de los pacientes expuestos a dosis altas de quinina y que el beneficio del medicamento se debía al “efecto vasoconstrictor”.

Edmund L Dubois en 1978, en una extensa revisión sobre la utilización de los antimaláricos en el tratamiento del lupus discoide y el lupus eritematoso 23, mencionó que Martenstein en 1928 24 en Alemania trató 28 pacientes con lupus discoide y subagudo con pamaquina (Plasmochin) que es otra 8-aminoquinolina parecida a la quinina, obteniendo buenos resultados en 22 de ellos. (Figs. 11 y 12).

Observó este investigador que las lesiones agudas respondían mejor que las lesiones crónicas e hiperqueratósicas; la pamaquina fue utilizada por los médicos europeos para tratar el lupus, pero informes de resultados con el uso de este medicamento no se publicaron. Davidson y Birt en 1938 informaron sobre el uso del bisulfato de quinina en 29 pacientes, con una respuesta excelente en 19 de ellos25.

En la década del 40 se publicaron dos trabajos: el de Prokoptchouk26 quien utilizó 100 mg de atebrina (quinacrine, mepacrine) tres veces al día por diez días y diez días de descanso, en 35 pacientes con lupus discoide y el de Sorinson27 quien trató 100 pacientes con este mismo método durante cinco o más cursos, obteniendo una adecuada respuesta.

11. Facsímil de los artículos relacionados con el uso de los antimaláricos12. Facsímil de los artículos relacionados con el uso de los antimaláricos
Figuras 11 y 12. Facsímil de los artículos relacionados con el uso de los antimaláricos

Más información de Antimaláricos

  1. Medicamento Antimalárico Sintético
  2. Mecanismos de Acción Antimaláricos

Paciente con Lupus

Estos trabajos se realizaron en Europa, pero eran desconocidos en América, hasta que F Page en 195128, en la revista Lancet, en forma independiente, describe el efecto notable de la atebrina en un paciente con lupus discoide, después que la quinina y otras terapias habían fracasado. Informó una serie de 18 pacientes, incluyendo dos que tenían además de lupus discoide, “artritis reumatoidea”, con mejoría de las lesiones cutáneas y de la artritis.

La mejoría de las lesiones cutáneas la observó en 17 de los 18 pacientes estudiados, 13 de los cuales tuvieron una respuesta excelente.

Este artículo de Page fue importante no solo por las observaciones que hizo después de 10 meses de tratamiento, sino que fue la primera vez que se obtuvo mejoría de la artritis al utilizar un antimalárico y fue quien difundió el concepto de la utilidad de los antimaláricos en la literatura americana (USA, Canada).

Page planteaba que el efecto benéfico de este medicamento se debía a una reducción de la sensibilidad a los rayos solares sobre la piel28. En 1952, Sawicky y col29, de la Universidad de Nueva York, utilizaron la quinacrina para el lupus discoide; en ese mismo año, el grupo de la clínica Mayo con O’Leary, Brunsting y Kierland confirmaron las observaciones de Page sobre el lupus discoide, pero se oponían a la utilización de la quinacrina en el tratamiento del lupus sistémico, afirmación que impidió durante muchos años su uso 30.

Otros trabajos publicados en 1953 por Black31, Harvey y Cochrane32 confirmaron la importancia de la atebrina para el tratamiento del lupus.

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