Prólogo: Pediatría, Diagnóstico y Tratamiento

Los editores de Pediatría, Diagnóstico y Tratamiento, me han solicitado la redacción del Prólogo para su segunda edición, “deseando que se haga mención de algunos aspectos históricos del desarrollo de la Pediatría en la Universidad Nacional de Colombia y la contribución a este proceso del profesor José Ignacio Barberi y del Hospital de la Misericordia”. Para cumplir tan obligante invitación de los profesores Edgar Rojas y Fernando Sarmiento, he revisado la bibliografía pediátrica de nuestra universidad desde 1828 y del Hospital de la Misericordia en la centuria que recién terminó.

Aunque no se trata exactamente de un prólogo que analice críticamente el contenido de la obra presentada, he creído a fuer de pediatra que auxológicamente hay muy buena concatenación ideológica entre la obra que hoy publica un grupo de profesores y que constituye un valioso documento del nivel científico, asistencial y docente de nuestra pediatría de comienzos del siglo XXI, y las aportaciones hechas en el pasado. Ciertamente, las épocas finiseculares han sido propicias para importantes acontecimientos de la medicina colombiana, por ejemplo:

• En 1599, el conquistador, Capitán Bernardo de Vargas publica en Madrid el libro “Milicia y Descripción de las Indias” en cuyas páginas (125-141) trata de la “Prevención (provisión) de medicinas aplicación de ellas”. Su autor no era médico sino un hidalgo humanista castellano, preocupado por la salud de sus soldados y de la población indígena.

• En 1799 José Celestino Mutis y su discípulo Miguel de Isla estaban dedicados a la elaboración del Plan de Estudios de Medicina que comenzaría a implementarse en 1802 en la cátedra del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.

• Hace justo un siglo José Ignacio Barberi, se encontraba consagrado a la construcción del Hospital de la Misericordia, para atender “los niños enfermos pobres”, y preparaba el “Manual de Higiene y Medicina Infantil”.

La Universidad del siglo XIX. Tres Libros Históricos

• En la era posmutisiana, una vez consolidada la independencia, La Gran Colombia organiza en 1826 su Universidad (Central en Bogotá y seccionales en Quito y en Caracas). Uno de sus más distinguidos profesores formado en la escuela de Mutis, Isla y Tejada_ el médico bogotano José Félix Merizalde (Bogotá 1787-1868), publica en 1828 su “Epítome de elementos de Higiene” (512 páginas, 32 capítulos), basado en la obra del profesor francés Estevan Tourtelle. Tiene capítulos de fisiología de la infancia; época de lactancia; locomoción; tamaño de la cabeza; educación y salud materno-infantil y pubertad.

• Sesenta años después de la publicación del libro de Merizalde, el Doctor Antonio Vargas Vega (Charalá, 1828 _Bogotá, 1902) fundador con su tío Antonio Vargas Reyes del primer periódico médico (La “Lanceta”, 1852) y en 1864 de la Escuela Privada de Medicina antecedente directo de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia, publica en 1866 el Manual de Medicina Doméstica, guía sencilla y práctica para el conocimiento y curación de las enfermedades más comunes en Colombia y para el tratamiento de las dolencias peculiares de las mujeres y de los niños. Este libro publicado por la Librería Camacho Roldán y Tamayo, Bogotá, trata también sobre envenenamientos, heridas, quemaduras, dislocaciones, fracturas y un resumen de farmacia casera, está dedicado por su autor a “Las madres de familia, a los hacendados, a los párrocos, institutores y enfermeros”. El Papel Periódico Ilustrado, en su edición 109 del 15 de enero de 1887 Página 196 comenta que “la higiene de los niños ocupa lugar preferente en la obra del Doctor Vargas Vega”. Y sobre el autor, la misma publicación explica que ocupó la Rectoría de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia, catedrático de Higiene y Fisiología, quien con estilo sencillo y claro, da luz suficiente a las personas que no tienen conocimiento en medicina para conjurar los peligros tan frecuentes en campos y pequeñas poblaciones donde no hay médicos”.

• El Profesor y Doctor Manuel Plata Azuero (Oiba, Santander 1828 Villeta 1899), cofundador con Vargas Vega de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia, publica el Tratado de Terapéutica aplicada, General y Especial. “Con el arte de recetar y formular, la materia médica, la Terapia Infantil, y la Clínica Terapéutica aplicable especialmente a los climas tropicales”. El antiguo Rector, catedrático de Terapéutica y profesor de Clínica en la misma universidad advierte que el texto es el conjunto de lecciones dictadas en la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia y hace un llamamiento a sus coprofesores suramericanos para investigar y publicar nuestra propia medicina “pues ninguna obra, ningún trabajo médico serio y extenso, que sepamos, inspirados en estudios hechos en este suelo, tan nuevo y desconocido para el Viejo Mundo, ha brotado de los talentos suramericanos”. Bogotá Editorial La Luz, (Julio 20 de 1890, “80, de la independencia”).

• Hay pues tres hitos históricos muy importantes en el estudio del aporte bibliográfico de la Universidad Nacional a la medicina colombiana en el siglo XXI y ya se encuentran aquí las etapas embrionarias de nuestra pediatría y puericultura y un claro concepto de la misión social y educativa que tiene la Universidad del Estado con la comunidad colombiana.

El siglo XX

Primera mitad

Los maestros Barberi y Torres Umaña

• Al comenzar el siglo XX, aparece el Manual de Higiene y Medicina Infantil, texto del Profesor José Ignacio Barberi (Bogotá, 1855-1940). “Al uso de las madres de familia o sea tratado práctico sobre el modo de criar a sus hijos y de atenderlos en sus enfermedades leves” es el título que le da el autor a la segunda edición, Imprenta Eléctrica, Bogotá 1905, 140 páginas. No ha sido posible encontrar una primera edición pero al parecer esta segunda es una reedición de la primera, tal vez de 1904. El discípulo de Vargas Vega y de Plata Azuero continúa la preocupación de sus maestros de 1870 -76 en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia y concluye en esta época la construcción del Hospital de la Misericordia el cual abre sus puertas el 6 de mayo de 1906, iniciándose en ese mismo año la enseñanza de Clínica Infantil, a cargo de los profesores José Ignacio Barberi, José María Montoya y Guillermo Márquez. Realmente en este momento nace la Pediatría Colombiana.

• El libro del profesor Barberi es una clara demostración de su filosofía de servicio social y contenido humano de la Pediatría, al preocuparse tan preferentemente de instruir, no solamente a los médicos, sino a las madres de familia “las mejores aliadas del pediatra” según afortunada frase de Ernesto Plata Rueda.

• El profesor de Pediatría y Rector de la Facultad Calixto Torres Umaña (Tunja, 1885 Bogotá, 1960) durante sus años de especialización en Europa publica Problemas de Nutrición Infantil (Editorial Franco-Iberoamericana, París, 1924, 270 páginas). En 1935 aparece su segundo libro Sífilis congénita (Editorial Cromos Bogotá, 312 páginas), el cual mereció el premio Manuel Forero de la Academia Nacional de Medicina. Sobre Distrofias del Lactante (Editorial Siglo XX, Bogotá, 1944, 280 páginas), obra que complementa y actualiza los conceptos sobre nutrición infantil. Enteritis Microbianas y de Protozoarios (Editorial Salvat, Buenos Aires, 1956, 165 páginas). Su gran aporte a la pediatría colombiana, indudablemente, es Diagnóstico y Semiología Pediátricos, cuyo tomo primero aparece en 1954, editado en la Imprenta Nacional, 655 páginas y el segundo en 1956, Editorial Omnia, Bogotá, 638 páginas. En el prólogo del primer tomo dice su autor: ” esta obra está dedicada especialmente al diagnóstico. Se estudian métodos de examen y diagnósticos diferenciales. Como no sería posible un diagnóstico concienzudo sin el análisis detallado de síndromes y enfermedades, se estudian éstas con su etiología, patogenia y sintomatología: cuando se ha considerado que la anatomía patológica es necesaria se hace un resumen de ella, y por último, como la terapéutica es el de toda investigación médica, se exponen resumidos algunos tratamientos”.

De 1950 a 1980. Departamento de pediatría

Profesor Ernesto Plata Rueda

• El 9 de mayo de 1956 el Consejo Superior de la Universidad Nacional creó el Departamento de Pediatría de la Facultad, reuniendo las tres cátedras existentes. En junio de 1958 (julio 19-diciembre 3), se desarrolló en el Hospital de la Misericordia un curso de terapéutica infantil para graduados, organizado por el naciente Departamento de Pediatría con la colaboración del Hospital de la Misericordia y con el siguiente temario: enteritis, deshidratación, desequilibrios ácido-básicos, desnutrición, infecciones respiratorias, convulsiones, meningitis, parasitismo, amibiasis, nefropatías, insuficiencia cardíaca, estados comatosos, intoxicaciones exógenas, quemaduras, anemias, tuberculosis, sífilis innata, difteria, tos ferina, antibióticoterapia. Los conferencistas de los veinte temas analizados fueron los docentes de los hospitales La Misericordia, San José, Lorencita Villegas de Santos.

La revista de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional publicó en su Vol. 26 Nos. 9-10-11 y 12 (julio-diciembre 1958) la totalidad de las conferencias y el Departamento de Pediatría las integró en un libro llamado Terapéutica Infantil para Graduados (Imprenta Nacional, Bogotá, 1959, 185 páginas), el cual fue distribuido gratuitamente entre los pediatras colombianos. En la introducción dice el editor que el objeto del curso fue “propiciar una actualización en los sistemas de tratamiento que culminara en la elaboración del nuevo formulario del Hospital de la Misericordia, y además, dentro del moderno concepto de universidad, se intenta vincular nuevamente a los médicos egresados de años anteriores, para que estos tengan el deseo de actualizar sus conocimientos y permanezcan vinculados a la Universidad en la cual recibieron su formación científica”.

• El profesor Ernesto Plata Rueda (El Socorro 1923-Bogotá 1992), uno de los fundadores y Director del Departamento de Pediatría al comienzo de la década de los sesenta, publica en 1975 Pediatría Práctica (Ediciones del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Bogotá, 478 páginas), con la colaboración de los profesores Alberto Amarís Mora, Alberto Martínez Valencia y Liborio Sánchez Avella, de la Universidad Nacional y Hugo Trujillo Soto, de la Universidad de Antioquia. Consta el libro de 17 Capítulos y es un aporte fundamental a la pediatría colombiana, resume gran parte de las conferencias docentes y trabajos llevados a los numerosos cursos y congresos pediátricos que comenzaron a ser frecuentes desde la mitad del siglo pasado.

En 1979 aparece El Pediatra Eficiente (Salvat Editores, Bogotá, 609 páginas) obra premiada por la Academia Nacional de Medicina en el concurso Obras Médicas. Destaca Plata Rueda en el prólogo su deseo de que “quien lo lea, consulte y fije su mensaje sea capaz de resolver la mayoría de los asuntos para los que es solicitada su ayuda, en relación son la salud de los niños, tanto en lo preventivo como en lo curativo. No es un texto de patología clínica pediátrica ni texto de semiología. Es pues escrito para el pediatra general, para que éste sea un pediatra eficiente”.

Décadas finales del siglo

Después de la brillante trilogía Barberi, Torres-Umaña, Plata Rueda que llena tres cuartas partes de la centuria ya organizado el Departamento de Pediatría y establecidos el profesorado de tiempo completo y el postgrado en el Hospital de la Misericordia-, los jóvenes profesores y especialistas comienzan a hacer brillantes contribuciones a la bibliografía pediátrica nacional:

• El profesor Alberto Martínez Valencia (lamentablemente fallecido en plena juventud) publica en 1992 Bases de Hematología Infantil (Editores Asociados, Bogotá, 295 páginas) y edita su segundo libro Hematología y Oncología Infantil (Celsus, Bogotá, 393 páginas).

• El profesor Eduardo Álvarez Peñalosa publica en 1991 Infecciones en Pediatría, Prevención y Tratamiento (Editorial Salvat, Bogotá, 462 páginas,) y en 1997 aparece la segunda edición titulada Infecciones en Pediatría. Prevención, Diagnóstico y Tratamiento (Mac-Graw-Hill Interamericana, Bogotá, 894 páginas) siendo coautor de esta el profesor Jorge Mauricio Palau castaño, de las Universidades de Antioquia y México y ahora vinculado a la Universidad Nacional de Colombia. En la segunda edición hay 14 capítulos redactados por profesores de las universidades de Miami, México, Chile, Buenos Aires y Central de Venezuela. La voz del rector Plata Azuero, pidiendo la colaboración de Colombia con los países de la América española, ha sido oída un siglo después.

• Los docentes Luz Hidela Patiño y Jairo Escobar Muñoz, publican en 1994 Conceptos básicos en Anestesiología pediátrica. (Editorial Gente Nueva, Bogotá, 520 páginas).

• En 1994 los profesores Edgar Rojas Soto y Fernando Sarmiento Quintero publican Pediatría, Diagnóstico y Tratamiento con la colaboración de 51 docentes del Hospital de la Misericordia (Celsus, Bogotá, 944 páginas). Ahora 9 años después, esta segunda edición complementa y actualiza los conocimientos en la “medicina del hombre en su edad evolutiva”. Esta, a partir de 1950 con los grandes progresos logrados en la primera mitad del siglo en nutrición, metabolismo y genética se constituye en el eje de lanzamiento de la medicina molecular que “deberán estudiar los historiadores del siglo XXI” dice Bufflord L. Nichols en su History of Pediatrics 1850-1950. (Raven Press, New York, 1990).

Agradezco a los editores el haberme invitado a este, para mí apasionante repaso de nuestra pediatría de dos centurias, que deja la gran satisfacción de comprobar que la Universidad Nacional de Colombia y el Hospital de la Misericordia han sido y continúan siendo factores muy importantes en el logro de una medicina que busque como lo pregona el ex rector Fernando Sánchez Torres_ su triple objetivo filosófico de ser hominal, humanística y humanitaria.

Los libros publicados en tan extenso período (1828-2003) ciertamente nos han acompañado desde la época estudiantil y ayudado en el ejercicio profesional de nuestras bibliotecas, en donde continúan y continuarán su magisterio, y nos han hecho recordar al gran pensador Jorge Luis Borges al afirmar que “de los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el LIBRO, que es no solamente la memoria de la humanidad sino que conserva algo sagrado, algo divino no con respeto supersticioso_ pero sí con el deseo de encontrar felicidad, de encontrar sabiduría”.


Alfonso Vargas Rubiano
Profesor Honorario de la Universidad Nacional de Colombia

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