Editorial, Sarampión en Colombia

Soplan vientos de crecimiento y renovación en la Sociedad Colombiana de Pediatría (SCP) gracias a la gestión de los presidentes anterior y actual. Por ello, dentro de este proceso queremos registrar con enorme complacencia la reactivación de la Regional Quindío, la cual por varias razones que no conocemos muy bien, y que estoy seguro no vienen al caso ahora, se encontraba inactiva desde hace algún tiempo.

Por otra parte, hace cerca de un mes tuvimos el inmenso placer y honor de asistir a la reunión de la junta Directiva en la que se registró la vinculación de la Asociación Colombiana de Neumología Pediátrica como un capítulo de la Sociedad Colombiana de Pediatría. Estas son claras demostraciones del empuje e importancia que viene tomando nuestra sociedad. En última instancia es la respuesta a todo el proceso de renovación en que venimos empeñados desde hace ya cerca de cinco años y que busca transformarnos en una entidad fuerte, respetada y de gran importancia en el contexto nacional, a la cual, por una parte cada día más y más colegas quieren vincularse, y por el otro, cada vez mayor número de entidades del orden oficial y particular nos tienen en cuenta y nos consultan.

Quiero, entonces, aprovechar estas líneas, para dar la mas cordial bienvenida a nuestros amigos del Quindío y a nuestros colegas neumólogos pediatras.

La unión hace la fuerza, dice el refrán popular, y en este caso es bien aplicable. Juntos todos los pediatras podemos hacer más por los niños y por nosotros, que son los dos aspectos por los cuales estamos luchando. Además, para nadie es un secreto que una de las áreas que más patología mueve en nuestra especialidad, es la neumología, por lo que estar juntos conviene tanto a los unos como a los otros. Esta es su casa y nos alegramos mucho de que nos encontremos de nuevo en ella.

Hay un segundo aspecto que deseo tocar en este espacio editorial. Aunque por los tiempos que la impresión de nuestra revista demanda, quizás pueda aparecer un poco tarde esta comunicación, considero importante todo lo que se haga en este aspecto, para reforzar el programa de recuperación de los niveles de vacunación en nuestro país y con ello, como corolario lógico, la prevención de una posible epidemia de grandes e incalculables proporciones. Tenemos hoy en nuestro país un amplísimo universo de susceptibles a sufrir sarampión. Quizás las actuales generaciones de médicos no conozcan esta enfermedad en su real dimensión. Muchos de los lectores probablemente jamás han visto un paciente con sarampión y, lógicamente, no conocen o no han manejado ni revisado las peligrosísimas secuelas que potencialmente puede dejar. En pocas y muy sentidas palabras es muy importante prevenir la reaparición del sarampión como enfermedad común de la infancia y para ello es absolutamente imperativo reforzar la vacunación en todos los rincones del país y en forma masiva, haciendo énfasis en los grupos de edad más vulnerables en el momento.

Con este objeto, quiero aprovechar para incluir en este espacio la circular proveniente del grupo encargado del manejo del PAI en el Instituto Nacional de Salud (INS), que es la entidad que, por dele-gación del Ministerio de Salud, orienta las políticas relacionadas con los programas de vacunación. Resume esa circular, además, los lineamientos que, en este aspecto, recomienda el Comité Nacional de Prácticas de Inmunizaciones (CNPI), grupo en el cual la S.C.P. tiene el honor de participar, y con muy buena representación.

Con esta circular queremos enfatizar de nuevo la necesidad de adelantar una campaña masiva (óigase bien) masiva de vacunación.

El Editor

Sarampión en Colombia

Venezuela inició una epidemia de sarampión en septiembre del 2001 y a la fecha cuenta con más de 2.000 casos confirmados, siendo uno de los estados más comprometidos Zulia, que comparte frontera con Colombia. La OPS alertó desde entonces al país sobre la amenaza inminente de introducción del virus hacia territorio colombiano.

Como consecuencia de esta epidemia y hasta el 22 de mayo de 2002, Colombia ha confirmado 42 casos (41 por laboratorio y uno por clínica) en 15 municipios de 8 departamentos: La Guajira, Magdalena, Atlántico, Bolívar, Norte de Santander, Sucre, Cundinamarca y Bogotá, 92% de ellos con nexo directo o indirecto de importación del virus desde Venezuela. La tasa más alta de incidencia se presenta en el grupo de edad de 1 a 4 años, seguida de los menores de un año.

En atención a la alerta internacional y nacional, desde diciembre de 2001 se han venido estableciendo intervenciones urgentes que están contempladas en los planes de contención, como la vacunación casa a casa de todos los niños de 6 meses a 4 años de edad y el fortalecimiento del sistema de vigilancia de sarampión, con el fin de impedir una epidemia de grandes proporciones. Las principales recomendaciones para enfrentar este brote a nivel nacional son:

• La aplicación de vacuna antisarampionosa a todos los niños y niñas de 6 a 11 meses de edad en todo el territorio nacional, siendo necesario que estos niños reciban al año de edad la dosis de esquema regular de vacuna triple viral.

• Lograr 95% de la cobertura de vacunación en todos los municipios y distritos del país, con especial atención en los municipios o distritos de alto riesgo (aquellos que tienen circulación del virus, bajas coberturas de vacunación, zonas de frontera, alto flujo migratorio hacia Venezuela y alta densidad de población).

• Fortalecer la vigilancia epidemiológica activa del sarampión en todos los municipios, desarrollando la búsqueda activa de casos como estrategia de rutina.

• Establecer con carácter obligatorio la vacunación de los trabajadores de la salud (incluyendo estudiantes de salud en prácticas hospitalarias), con el objeto de evitar que estos se constituyan en foco de diseminación del virus del sarampión.

• Mejorar la calidad del diagnóstico iniciando con la recolección de sangre en los primeros treinta días después de iniciada la erupción, además de una muestra de orina en los primeros 7 días luego de iniciada la erupción. Estas muestras deberán ser refrigeradas y enviadas a los laboratorios de salud pública departamental o distrital con el fin de tomar todas las medidas epidemiológicas pertinentes.

• A medida que la incidencia del sarampión disminuye, la vigilancia de otras enfermedades infecciosas con exantema cobra mayor importancia; entre ellas cabe destacar: rubéola, roséola, escarlatina, dengue y demás enfermedades exantémicas infecciosas.

Debemos recordar que el sarampión es una enfermedad infecciosa sumamente transmisible; por esta razón, para contener la epidemia debemos sospechar su presencia cuando un paciente presente los siguientes signos o síntomas: fiebre alta, exantema máculo-papular, tos, coriza y/o conjuntivitis. Estos casos deben ser notificados de inmediato a la secretaría de salud departamental o municipal para iniciar, en el menor tiempo posible, las acciones de investigación y control necesarias.

En caso de inquietud puede comunicarse con el Instituto Nacional de Salud en Bogotá, teléfono (091) 2207700 ext. 325, 322 ó 324.

Instituto Nacional de Salud

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