Catarata Congénita-Infantil en Colombia, Antecedentes Personales Prenatales

Dada su importancia en relación con la determinación de una posible etiología, los antecedentes durante el embarazo se tomaron como variable a estudiar. Antecedentes de alguna importancia fueron encontrados en 58 pacientes con diagnóstico de catarata congénita e infantil (22%), mientras que no los hubo en 206 individuos (78%).

Dentro de estos 58 casos con antecedentes prenatales, el 66% (38/58) informó alguna infección durante el embarazo, el 5% informó amenaza de aborto (3/58), igual que otro 5% que informó anemia (3/58), entre otros. Esto también resulta ser un dato extraordinariamente interesante, dado que esa información extrapolada al total de la muestra, nos da una idea de la frecuencia que dichos antecedentes tienen en la población colombiana afectada de catarata congénita-infantil (Tabla No. 5). Es evidente que el 16% del total de la muestra tenía antecedente de alguna infección prenatal, exantema o infección viral franca de cualquier tipo, el 1,1% antecedente de amenaza de aborto y otro 1,1% de anemia ferropénica.

Ahora bien, ese porcentaje del 16% de la muestra con el antecedente de alguna infección viral durante el embarazo, no corresponde al mismo porcentaje de individuos definidos con etiología básica adquirida de la catarata, lo que está indicando y confirmando que dicho antecedente no es condición infalible indicativa de una causa exógena. Más adelante describiremos las causas básicas de las cataratas en nuestra población examinada, pero por ahora podemos decir que fue llamativo el bajo porcentaje de cataratas de origen adquirido.

Tabla No. 5 Antecedentes prenatales

 Antecedentes prenatales

 

Consanguinidad:

Se buscó también la presencia o ausencia de algún grado de consanguinidad en las familias de los pacientes con catarata congénita e infantil, encontrándose que solamente 24 individuos afectados, 10.6% del total de la muestra, informaban consanguinidad; mientras que los restantes 240 (89,4%) no tenían este antecedente. De los 24 casos producto de uniones consanguíneas, el 54,2% de ellos eran descendientes de primos hermanos, el 21% de primos en segundo grado, el 8,3% de primos en cuarto grado y el 16.5% restante era descendiente de primos más lejanos. Estos grados de consanguinidad fueron después correlacionados con otros datos durante el análisis total de cada caso, para determinar un posible patrón de herencia en los casos en que fue posible.

Más adelante demostraremos que dentro del total de la muestra hubo una interesante frecuencia de catarata de origen genético, pero este dato contrasta con el hecho de que sólo el 10,6% del total haya arrojado el antecedente de consanguinidad. La explicación está en que la mayoría de los casos genéticos correspondieron a familias con herencia autosómica dominante y sólo unos pocos casos a familias con catarata heredada en forma autosómica recesiva.

Desarrollo Psicomotor:

El desarrollo psicomotor de los pacientes también fue analizado, encontrándose normalidad en el 94% de los individuos estudiados y algún grado de retardo en el 6% restante. No sorprende que esta frecuencia de retardo psicomotor haya sido tan baja (sólo el 6% del total), pues la catarata se presentó de forma aislada en la mayoría de los casos y no estuvo conformando algún síndrome especifico. (Siempre es más probable que el retardo psicomotor se encuentre en los casos sindromales que en los casos aislados). Después del análisis global de cada caso y cada familia, encontramos que ese resultado es perfectamente concordante con la frecuencia de síndromes encontrados en el estudio.

Antecedentes Familiares de Catarata:

Para determinar el origen de las cataratas congénitas e infantiles se quiso interrogar también si los pacientes tenían algún familiar con alguna limitación visual de cualquier tipo; bien podía ser un vicio de refracción, ceguera de causa desconocida o alguna clase de catarata, como la congénita-infantil, juvenil, del adulto o senil. Se encontró que el 39% (103/264) no tenía ningún familiar afectado, mientras que el 61% del total (161/264) sí tenía algún familiar con limitación visual de cualquier tipo. La distribución del grado de parentesco se muestra en la Tabla No. 6.

Como se observa en la tabla, casi la mitad de los pacientes (103) no tuvo otros familiares limitados visuales. En los restantes 161 individuos, se determinó que el 46,6% presentaba uno de los padres o hermanos afectados con cualquier limitación visual; el 9,8% presentaba un tío, primos o abuelos y el 4,6% algún familiar más lejano. Esto suma una cantidad considerable que no es extraño encontrarla, dada la alta frecuencia de vicios de refracción en nuestra población general. Pudimos determinar que el 40,6% tenían familiares miopes, el 14,5% tenían familiares ciegos (sin causa determinada) y el 10,7% tenían familiares con estrabismo, entre otros.

Tabla No. 6 Familiares con limitaciones visuales: (1) mamá, papá, hermanos (as),• (2) tíos (as) , primos (as) ,abuelos(as), • (3)familiares más lejanos.

Familiares con limitaciones

Por otra parte, nos llamó particularmente la atención la frecuencia de catarata de cualquier tipo en otros familiares de los casos índices, hecho que se ve bien expresado en el considerable número de familias detectadas con catarata congénita-infantil de origen genético. Más adelante detallaremos las grandes familias con varios miembros afectados de catarata, hecho sorprendente e interesante que nos da pie para plantear la necesidad y la importancia de que en un futuro adelantemos estudios de ligamiento génico en estas familias, la mayoría de las cuales correspondieron a un patrón de herencia autosómico dominante. Allí se observa una interesante frecuencia de catarata senil en las familias con varios miembros afectados de catarata congénita-infantil, hecho que refuerza una hipótesis planteada hace unos años por la Dra Muriel Kaiser y su grupo de investigación en el National Eye Institute del National Institute of Health en Bethesda, USA, quienes observaron una situación similar en sus familias y postularon la posibilidad de que dicha catarata senil encontrada en algunos abuelos y bisabuelos de los afectados, fuera expresión del mismo gen causal (Scott et al, 1994). Para explicar este interesante hallazgo, tendremos que esperar a los estudios moleculares que ya estamos planteando, en los que utilizaremos el alto número de grandes familias informativas que logramos detectar con esta investigación.

 4. Análisis del Examen Oftalmológico: Estado Actual del Cristalino

Del total de 264 pacientes examinados en este estudio, se pudo determinar que 206 (78%) tenían catarata bilateral; 29 (11%) unilateral del ojo derecho y otros 29 (11%) del ojo izquierdo. Entre los 528 ojos examinados, cuando la catarata fue unilateral, se afectaron por igual los ojos derechos y los izquierdos, sin llegarse a evidenciar un predominio de alguno de los dos lados. Tal y como sucede con mayor frecuencia en otras poblaciones, la mayor proporción de ojos presentaba catarata bilateral.

Distribución Según Ojo Afectado

Distribución ojo afectado

Esto recuerda una vieja discusión científica sobre la bilateralidad y la unilateralidad de las cataratas, en relación con el origen genético o adquirido. Tradicionalmente se ha dicho que las lesiones unilaterales suelen ser adquiridas, mientras que las bilaterales suelen ser genéticas. Sin embargo, los recientes reportes desmienten esta clasificación y no permiten expresar este tipo de conclusiones de manera definitiva.
Tipo de Catarata:

Los resultados del examen del cristalino, con lámpara de hendidura en los ojos sanos de los pacientes con diagnóstico de catarata unilateral, no mostraron evidencia de opacidad alguna, lo que corroboró los datos obtenidos de las historias clínicas revisadas y la información suministrada por los pacientes y sus padres.

Fue imposible determinar el tipo de catarata congénita-infantil en todos los casos, debido a que muchos de ellos ya habían sido operados cuando llegaron a nuestra consulta y lamentablemente los registros médicos no eran tan precisos como para clasificar el tipo de catarata. Con alguna frecuencia el oftalmólogo pediatra suele escribir simplemente el diagnóstico de “catarata congénita”, sin especificar otra información que permita clasificarla. Esta información logró obtenerse solamente en 221 individuos de la muestra total. De acuerdo a la clasificación de Luntz, podemos definir nuestra población estudiada de la manera en que se muestra en la tabla No. 7.

Tabla No. 7. Clasificación según el tipo de catarata

Clasificación según el tipo de catarata

Es evidente que la mayor frecuencia correspondió a la catarata nuclear con un 41% del total de la muestra, seguida de la catarata polar posterior con un 28% y la polar anterior con un 8%. Por el contrario, la frecuencia menor correspondió a la catarata total (sólo 2%), seguida de la subcapsular posterior y la Lamelar, con un 3% de frecuencia para cada una.

Se sabe que la catarata nuclear (la más frecuente en nuestra muestra), se caracteriza por afectar el núcleo fetal y embrionario, con múltiples puntos finos blancos dispersos en las suturas en “Y”, que incluso pueden llegar a extenderse fuera de ellas. Esa opacidad no suele progresar después del nacimiento, por lo que cada vez parece ser más pequeña. En algunos casos la severidad de la lesión es alta, interfiriendo grandemente con la visión. Suele ser hereditaria en la forma autosómica dominante, aunque hay unos casos descritos como autosómicos recesivos.

Las cataratas polares posteriores (segundo lugar de frecuencia), pueden ocurrir solas o asociadas con un remanente de la arteria hialoidea. Suelen ser estacionarias y rara vez interfieren con la visión, aunque algunas progresan y forman una gran opacidad en la corteza posterior durante la adolescencia o la vida adulta. Se caracterizan por ser hereditarias con un patrón autosómico dominante, aunque algunos casos se han reportado autosómicos recesivos. Finalmente, la catarata polar anterior (tercera en frecuencia en nuestra muestra), presenta una opacidad pequeña que rara vez interfiere con la visión. Se dice que la causa suele ser contacto en la vida intrauterina entre la córnea y el cristalino o adherencias del cristalino a la membrana pupilar. Se cree que cuando están presentes en forma bilateral y simétrica, suelen corresponder a formas hereditarias autosómicas dominantes.

La catarata total (menor frecuencia en nuestro estudio) suele ser común y compromete todas las capas del cristalino. Por lo general se ha dicho que es debida a infecciones intrauterinas, aunque algunos casos se han descrito hereditarios. Por otra parte, la catarata zonular o lamelar (de muy baja frecuencia en nuestro estudio: 3%), suele ser una forma común de catarata y se asocia más a patrones de herencia autosómicos dominante o recesivo.

Otros estudios poblacionales han reportado que las opacidades nucleares ocurren más frecuentemente que otras (Mc Guinnes, 1978; Sperduto, 1984), lo que coincide con nuestros resultados. Sin embargo, existen otras formas de catarata congénita que han sido reportadas en alta frecuencia en otras poblaciones, pero que fueron raras en nuestro estudio.

Dichas formas suelen asociarse con causas adquiridas, pero en nuestra población las cataratas adquiridas fueron muy poco frecuentes y por el contrario, predominó la forma genética-hereditaria. Esto explicaría las frecuencias observadas por nosotros para los diferentes tipos de cataratas congénitas-infantiles.

Ahora bien, comparando los 221 individuos según el ojo afectado, observamos que se mantiene la misma proporción de los tipos de catarata que se observó en la muestra global. Llama la atención el curioso dato de que en los ojos derechos no se encontró ninguna catarata subcapsular posterior, tipo que si se encontró en el 6,7% de los ojos izquierdos evaluados. Cabe también resaltar que en los ojos izquierdos no se encontró ninguna catarata del tipo capsular posterior, la que si se encontró en el 9,4% de los ojos derechos.

II Parte:

Los resultados de los estudios bioquímicos y citogenéticos, se presentan en la segunda parte de este trabajo (en el próximo número).

Agradecimientos

Para este se contó con la financiación de COLCIENCIAS, de la Fundación Oftalmológica Nacional, del Laboratorio de Genética del Hospital la Victoria y del Instituto de Genética Humana de la Universidad Javeriana.

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *