Necesidad, Sexo y Neurosis
Dr. Oscar Hernando Avellaneda Dueñas
Médico Pediatra
Clínica – Hospital Juan N. Corpas
Todos los seres humanos somos criaturas de la necesidad: nacemos necesitando y la mayoría de nosotros muere después de una vida de lucha, con muchas de nuestras necesidades no satisfechas. Las necesidades de un niño no son excesivas: ser alimentado, mantenerse caliente y seco, crecer y desarrollarse a su propio ritmo; ser tenidos en brazos cuando esta cansado de la espalda, ser acariciado y recibir estímulos. Estas necesidades primeras son la REALIDAD CENTRAL DEL NIÑO. Un recién nacido no sabe que debe ser levantado cuando llora o que no debe ser destetado demasiado pronto, pero cuando sus necesidades no son satisfechas SUFRE.
Al principio el bebé hará todo cuanto esté en su poder para poder satisfacer sus necesidades. Se incorporará para que lo levanten, llorará cuando tenga hambre, moverá las piernas y se agitará para dar a conocer sus necesidades. Si ellas no son satisfechas durante un cierto tiempo padecerá un sufrimiento continuo, hasta que pueda hacer algo para conseguir que sus padres lo satisfagan, hasta interrumpir el sufrimiento INTERRUMPIENDO LA NECESIDAD… Como el niño no puede vencer por sí mismo la sensación de hambre, o encontrar un sustituto del afecto, se ve obligado a SEPARAR SUS SENSACIONES DE LA CONCIENCIA. Esta preparación entre uno mismo y las propias necesidades y sentimientos es una maniobra instintiva encaminada a SUPRIMIR EL DOLOR EXCESIVO, le llamamos ESCISIÓN. El organismo se escinde con el objeto de proteger su continuidad, pero esto no significa que las necesidades no satisfechas desaparezcan; por el contrario toda la vida siguen desplegando su fuerza, canalizando intereses y produciendo motivaciones tendientes a la satisfacción de dichas necesidades, y entonces el individuo debe lograr gratificaciones que sirvan de sustituto. en una palabra, debe lograr la satisfacción de sus necesidades SIMBÓLICAMENTE.
No sólo hay necesidades insatisfechas que persisten hasta lo intolerable, separadas de la conciencia, sino que las sensaciones se sitúan en otros sectores donde se puede lograr mayor control o alivio. Así, se pueden aliviar los sentimientos orinandose en la cama durante la noche, (y más tarde el sexo puede tener el mismo efecto). En niño insatisfecho cambia sus necesidades por otras simbólicas. Como adulto quizá no siente la necesidad de succionar el pecho de su madre debido a un destete brusco y temprano, pero será un fumador incesante. Su necesidad de fumar es una NECESIDAD SIMBÓLICA, y la esencia de la neurosis es la búsqueda de satisfacciones simbólicas.
La neurosis es un comportamiento simbólico de DEFENSA contra el sufrimiento sicobiológico excesivo. La neurosis después de estar instalada en la personalidad se perpetúa continuamente a sí misma, porque las satisfacciones simbólicas no pueden satisfacer las necesidades reales. Para que las ne-cesidades reales sean satisfechas deben ser sen- tidas y experimentadas en su momento. El sufrimiento hace que estas necesidades queden “enterradas” en el inconsciente, y entonces el organismo pasa a un estado continuo de vigilancia, que es la TENSIÓN (o “stress”), el cual impulsa al niño, y más tarde al adulto, a satisfacer la necesidad de cualquier manera posible. Esta tensión es necesaria para asegurar la SUPERVIVENCIA: si el perdiera la ESPERANZA de satisfacer sus necesidades insatisfechas quizá moriría. El organismo sigue viviendo a cualquier precio, y ese precio es LA NEUROSIS.
Todo lo que es natural es una necesidad verdadera, crecer y desarrollarse a un ritmo propio significa para el ser humano:
• No ser destetado antes de tiempo (2 a 3 años).
• No ser impedido en su movimiento natural (encerrado en un corral.
• No verse obligado a caminar o a hablar demasiado pronto.
• No verse obligado a controlar la defecación y los esfínteres antes de tiempo.
• No ser sometido a la incomunicación y la soledad.
• No ser golpeado física y espiritualmente.
Las necesidades neuróticas no son naturales, se desarrollan a partir de las necesidades reales. No hemos nacido con la necesidad de que nos ALABEN, pero cuando los verdaderos esfuerzos y logros del niño son virtualmente menospreciados desde que nace, cuando se les hace sentir que nada de lo que haga será lo bastante bueno como para que sus padres lo quieran, quizá desarrolle un ansia de elogios. Análogamente, la necesidad de expresarse en la infancia puede quedar suprimida, por falta de alguien que escuche, y esa negación puede convertirse en la necesidad de HABLAR INCENSATAMENTE. Un niño que no ha recibido mucho amor no necesita que lo alaben porque no ha sido menospreciado, ES VALORADO POR LO QUE ES, y no por lo que puede hacer para satisfacer las necesidades de los padres.
Un niño QUERIDO no desarrolla de adulto una insaciable ansia de sexo: sus padres lo han tomado en brazos, lo han acariciado, lo han arrullado, cantado y acunado en el calor de sus brazos, así no necesita el sexo en forma obsesiva, para satisfacer esa primitiva necesidad. La necesidad de ser alzado en brazos y acariciado forma parte de la necesidad de ser estimulado. La piel es nuestro órgano sensorial más amplio y requiere por lo menos el mismo estímulo que otros órganos sensoriales.
Cuando las necesidades reales son satisfechas el niño está libre, y puede seguir sintiendo lo nuevo que se produce a su alrededor, es decir sigue experimentando con su cuerpo, con todo lo que ve y oye. Cuando las necesidades no son satisfechas el niño sólo experimenta tensión, es decir se desconecta de la realidad, no siente para separarse del dolor y el sufrimiento. Por ello la neurosis es la patología de la sensibilidad.
Ahora bien, la neurosis no empieza en el momento en que el niño suprime su primer sentimiento doloroso, pero podemos decir que se inicia el proceso, así el niño se encierra en etapas, y cada supresión, cada negación de una necesidad lo encierra un poco más, hasta que un día se produce un viraje crítico en que el niño queda primordialmente encerrado, en que es más IRREAL que REAL, y en ese punto crítico podemos considerarlo neurótico. La neurosis pues, es la defensa contra la realidad catastrófica pa-ra proteger el desarrollo y la integridad sicofísica del organismo.
La neurosis implica ser lo que uno no es a fin de conseguir lo que no existe. Si el afecto existe el niño será lo que es, porque el afecto es eso: permitir que cada uno sea lo que es. Lo que causa y profundiza la escisión es la terrible situación de NO SER QUERIDO NUNCA POR LO QUE SE ES.
Un ser humano no puede vivir sabiendo que es despreciado o que nadie se interesa realmente en el, le es intolerable saber que no hay manera de que su padre sea menos crítico,o su madre buena, y para defenderse debe desarrollar necesidades de reemplazo, necesidades simbólicas que son neuróticas.
Puede ser que algunos padres no reconozcan las verdaderas necesidades de sus hijos, o que esos padres por deseo de no cometer errores sigan los consejos equivocados de alguna autoridad en crianza de los niños, y levanten a su hijo a una hora fija, lo alimenten siguiendo un horario que envidiaría una compañía de aviación, lo desteten con arreglo a un plan previo, lo envíen rápidamente a dormir sólo en su “moisés” y le enseñen a hacer uso de los artefactos sanitarios lo antes posible.
Más sin embargo, la ignorancia o el celo meto- dológico no explican desde le comienzo la historia: la principal razón de que los niños se vuelvan neuró- ticos reside en que sus padres están demasidado ocupados en luchar contra sus propias necesidades infantiles insatisfechas1. Así por ejemplo, una mujer puede quedar embarazada para que la traten como a una niña y le presten atención, que es lo que realmente ha deseado toda su vida, y mientras es el centro de atención se siente relativamente feliz. Una vez libre de su hijo, puede sentir una aguda depresión.
El embarazo servía su necesidad y no tiene nada que ver con traer al mundo un nuevo ser humano. Es posible incluso que el niño sufra por haber privado a su madre, al nacer, del único momento de su vida en que podía estar al cuidado de otros. Como no está preparada internamente para la maternidad, quizá se quede sin leche, dejando al recién nacido con el mismo cúmulo de privaciones tempranas que tal vez halla sufrido ella misma. De esa manera los dolores de los padres recaen en los hijos, en un ciclo que parecer ser infinito, es un círculo vicioso, de debemos detener.
La mejor medicina para los niños es el AMOR, y la solución para los adultos deprivados, es volver atrás, sentir cada herida importante que ha sido negada y eliminar el dique de negaciones hasta que un día no haya más barreras, no exista un Yo irreal, neurótico, que filtre y nuble la experiencia vivida. De tal manera… cuando más cerca se está de uno mismo, más cerca de puede llegar a estar de los otros2.
Bibliografía
1. Pérez M. La naturaleza de sentir. Seminario taller. 1995.
2. Freud S. Neurosis y psicosis. Los textos fundamentales del psicoanálisis. La edición. Barcelona de Atalaya 1993; 691-6.
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