Editorial: Apologia de las Manos
Palabras del doctor Bernardo Montes en la celebración del reconocimiento oficial por Ascofame, de la Cirugía de la Mano como especialidad individualizada en Colombia
Señor presidente de Ascofame, señor Director del ICFES, señor Presidente de la Sociedad Colombiana de Cirugía de la Mano, señoras y señores.
Celebramos esta noche un acontecimiento que ha de marcar un hito en la historia de la Cirugía Colombiana: El reconocimiento oficial como cuerpo individualizado de la actividad quirúrgica dedicada al cuidado de las manos. Con este reconocimiento oficial alcanzamos a otros países que ya lo hicieron hace varios años. Ahora podemos concurrir a los certámenes internacionales con igual autoridad representativa y además nuestras instituciones oficiales de salud, tendrán el compromiso moral de buscar sus especialistas idóneamente preparados y oficialmente titulados en la cirugía de la mano.
Durante varios lustros, los cirujanos interesados en este tema, lucharon porque en Colombia tuvieran identidad propia los estudios de la mano. Hecho importante fue la creación en 1966 de la Sociedad Colombiana de la Cirugía de la Mano gracias al empeño de muchos, entre ellos varios de los aquí presentes como Roberto Laignelet, Felipe Coiffman, Abraham Cupperman y otros que sería largo enumerar. Gracias a todos ellos y gracias a Roberto Meléndez cuyo entusiasmo por la elaboración de los estatutos y su lucha por la aprobación por la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina, es un esfuerzo que merece nuestra gratitud.
Nos dedicamos a atender esa maravilla de la ingeniería biológica; delicada y versátil maquinita de palancas sensibles, que en sorprendente asociación cerebral han hecho del “Homo Sapiens” el “Homo Faber”. Por eso se las ha llamado el segundo cerebro del hombre o la proyección del cerebro en el espacio.
Hechas para la prensión sensitiva, además de esta función mecánica, con las manos como la vista y el oído adquirimos información del mundo exterior. Son las artífices de la manufactura y sin ellas la industria no existiría; particularmente importantes para quienes ganan la subsistencia con las manos: Cirujanos, artistas, obreros, ellas son de una importancia económica y social inapreciable.
Producto de millones de años de evolución a partir de la aleta del pez, en admirable escala ascendente pasando por las extremidades del reptil, el casco del caballo, la mano torpe del simio, etc., llegaron a ser como lo dijo Galeno “el arma defensora que la naturaleza dio al hombre”.
Estos asombrosos órganos ponen en acción 27 huesos, 30 articulaciones, 32 músculos, vahinas, poleas, tejidos de deslizamiento especialmente sensibles a un tratamiento inadecuado.
Las manos, para bien o para mal, permitieron al Homo Sapiens adueñarse del planeta tierra, y más allá en el espacio hallar la superficie da la luna.
Ya los clásicos antiguos habían adivinado su poder: Aristóteles decía que el hombre tiene manos porque es inteligente y Anaxágoras le replicaba que es inteligente porque tiene manos.
La relación entre cerebro y manos determinó la supremacía de los homínidos. La mano y el cerebro humano han venido prestándose mutuo apoyo que les ha permitido a ambos alcanzar soberbias realizaciones.
El arte, cualquiera que sea su manifestación,pintura, escultura, danza y la misma cirugía son imposibles con las manos minusválidas. Los monumentos y las obras magníficas de las artes plásticas son hijas de las manos privilegiadas de los genios escultores de todas la épocas; Praxísteles, Miguel Angel, Rodín son unos pocos de una lista infinita y nosotros podemos enorgullecernos por Arenas, Betencurt o Botero, cuyas manos lograron obras grandiosas para la admiración de las generaciones futuras. Renoir, el famoso maestro de la pintura impresionista, necesitó de poderosa voluntad par superar la invalidéz de sus manos reumáticas que congelaban sus trazos. Sus manos le dieron la gloria pero fueron su martirio. Beethoven perdido el oído pudo continuar produciendo sus grandiosas obras musicales entre ellas la Novena Sinfonía Coral, gracias a que sus manos le permitieron trasladar al pentagrama los prodigios de su cerebro y su recuerdo de los sonidos. Para los ciegos el mundo se abre a través de sus manos, así lo comprendió Braille cuando inventó la lectura táctil para los invidentes.
La fantasía literaria las ha concebido ligadas a la conciencia. Dante lo expresa en la Divina Comedia: Tus manos, dice, son como tú, ellas te salvarán o te condenarán.
Para los griegos, Esculapio, Dios de la Medicina, recibió su sabiduría de las enseñanzas del Centauro Quirón -Quirón en griego quiere decir mano experta-. Es decir las manos preparan la sabiduría médica. Hoy hemos olvidado a Quirón pero quizás cuando empleamos el término quirófano o cirugía, le rendimos inconsciente homenaje.
En la religión hindú los dioses más poderosos, particularmente Shiva la Diosa Cruel de la Destrucción, es representada con muchas manos y brazos para indicar su poder.
Las manos son órganos de la expresión, observémoslas en la súplica del indigente, en la oración del místico, en la arenga del líder o en las gráciles ondulaciones de una bailarina oriental.
La mano está hecha para la caricia; los antiguos la creían unida al corazón, no hay órgano más expresivo cuando la madre consuela al pequeñín. Pero también saber ser crueles: en el Circo Romano el pulgar sentenciaba la muerte o daba la vida a los gladiadores vencidos.
Valen tanto nuestras manos que todo un Dios en su agonía quiso tomarlas como símbolo de la fe exclamando “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”.
Pero el mundo actual amenaza constantemente a las manos y por tenerlas “tan a la mano” las menosprecia, vivimos en la era de la máquina que significa que millones de manos están expuestas y son heridas a cada instante; ellas requieren que otras manos acudan en su auxilio y salvación. De ahí la razón de esta especialidad cada día más extensa y compleja, que requiere ciencia y arte, pero también paciencia y comprensión, para la psiquis extremecida de un paciente que sufre el dolor de sus manos invalidándose.
Voy a terminar con unos fragmentos de un poema de Gabriel Danunzio, poeta conocido por todos ustedes que encontró inspiración en las manos:
Oh manos de mujeres encontradas
una vez en el sueño o en la vida,
manos por la pasión enloquecidas
o presas una vez, o irrespetadas
con los labios en el sueño o en
la vida.
Muy frías algunas como cosas
muertas por el hielo o libres cual
extraño terciopelo
parecían vivir, parecían rosas,
nos dejaron algunas cual fragancia
y tan tenaz que en una noche entera
brotó en el corazón la primavera.
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