Perlas, Respuesta a: «Perturbación leptina probablemente involucrada en la patogénesis de los síntomas depresivos inducidos por la obesidad»
Maturitas (2015), http://dx.doi.org/10.1016/j.maturitas.2014.12.022
BLÜMEL JE.
Agradecemos al Dr. Hua por su comentario. De hecho, hay un aumento de la evidencia que soporta una etiología común para obesidad y trastornos del estado de ánimo, con vías de señalización implicadas en el mantenimiento del equilibrio de energía y la estabilidad del estado de ánimo.
La leptina tiene muchas acciones dentro del cerebro, incluyendo la reducción de la ingesta de alimentos y el aumento del gasto de energía. Los comentarios del Dr. Hua acerca de la vinculación de la depresión con la leptina son consistentes con estudios previos que sugieren que la asociación entre la depresión y la leptina parece estar mediada por el aumento de la adiposidad. Morris ha observado que en la obesidad, en lugar de los niveles séricos elevados de leptina, hay una resistencia a su acción y, en consecuencia, una disminución de las señales de leptina.
Los estudios de Milaneschi también confirman esta observación. Sin embargo, no solo juega un papel fundamental la leptina en obesidad y trastornos del estado de ánimo, ya que hay también señales implicadas: neuropéptidos orexigénicos y anorexígenos, factores metabólicos, hormonas del estrés de respuesta, citoquinas y factores neurotróficos. Después de la aparición de la menopausia se alteran las diferentes vías metabólicas de señalización. Por ejemplo, el hipoestrogenismo altera la sensibilidad a la leptina y consecuentemente el cuerpo cambia de distribución de grasa. Esto sería consistente con la resistencia a la leptina observada durante el climaterio, que se expresa por un aumento del apetito, la obesidad y la depresión. Sin embargo, como ya se ha mencionado, aunque la leptina parece ser un péptido importante que une la obesidad a la depresión, hay un número de otros mecanismos que pudieran estar implicados en la ganancia de peso observada durante la transición a la menopausia. El hipoestrogenismo se asocia con el aumento de la adiposidad, el aumento de los neuropéptidos orexigénicos (neuropéptido Y, grelina y de la hormona concentradora de melanina) y la disminución de los neuropéptidos anorexígenos (la insulina, la leptina y la serotonina). Por lo tanto, la deficiencia de estrógeno ejerce una multiplicidad de mecanismos que parecen explicar el aumento de peso observado hacia la mitad de la vida femenina. De hecho, hay mucha investigación por llevar a cabo para dilucidar por completo los mecanismos involucrados.
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