Noticias de La Asociación, Veinte años de vida del Asociación Colombiana de Menopausia* 

ISRAEL DÍAZ RODRÍGUEZ MD**

Los albores de la Asociación Colombiana de Menopausia

Los albores de la Asociación Colombiana de MenopausiaEl alba es buena madrina

Durante nuestro entrenamiento para optar el título de Gineco-obstetras se nos enseñó el manejo de dos eventos de la mujer, o sea, la menarquia y el embarazo. Pero nunca se nos mencionó el tercero, esto es: la menopausia. De manera que la consulta que rutinariamente manejamos por mucho tiempo fue la de la mujer joven.

Pero un día la consulta cambió, nuestras pacientes ya no eran jóvenes, por su edad ; no era el embarazo ni el parto lo que les preocupaba. Ahora, ya mayores de cincuenta años, comenzaron a consultarnos por una sintomatología muy subjetiva y compleja que realmente nos sorprendió.

A esas mujeres confundidas, les era imposible precisar lo que realmente sentían, porque al mismo tiempo que informaban de dolores de cabeza y osteoarticulares, manifestaban sensación de agotamiento, trastornos del sueño, cambios temperamentales y fácil estallido de llanto. Al llenar su historia clínica, nada concordaba con el examen físico. Ante la imposibilidad de hacer un diagnóstico razonable, las despedíamos con una palmadita en el hombro, un abrazo y hasta un beso en la frente.

Esta mujer atormentada, confundida, no solo acudía con más frecuencia al consultorio, sino que llegó un momento en que a manera de súplica nos pidió a los médicos tratantes que  hiciéramos algo por ella, pues la vida se le estaba haciendo imposible, casi insoportable. Ante sus exigencias, comprendimos que estábamos en presencia de una patología nueva de la que teníamos nociones vagas, pero no precisas.

No se nos había enseñado nada de esto en la Escuela de Medicina; las razones eran obvias, pues no se había hecho estudios en la mujer mayor dado que la expectativa de vida no pasaba más allá de los cincuenta años y las pocas que llegaban más allá, con resignación, sufrían algo que era considerado natural.

Comenzó el problema a preocuparnos seriamente . Las palmaditas en la espalda, el consejo y hasta el abrazo con que veníamos tratándole s no habían dado resultados positivos. Por ello, principiamos a hacer interconsultas entre colegas de diferentes especialidades; esto es: internistas, cardiólogos, reumatólogos, sicólogos y siquiatras, y desde luego entre nosotros los gineco-obstetras ; pero al obtener solo respuestas confusas, consideramos que había que buscar fuentes donde pudiéramos encontrar estudios serios y confiables.

En 1985, al tener conocimiento de que en  Chicago, previo al comienzo del mitin de la Sociedad de Infertilidad, habría un curso sobre Climaterio y Menopausia dictado por reconocidas autoridades en la materia, decidimos asistir. En efecto, durante tres días se dictó el curso; participaron, si mal no recuerdo, Ulf Uthian, Rogerio Lobo y otros expertos, quienes al final nos recomendaron adquirir el libro escrito por  Winnifer Berg Cutler y Celso Ramón García, ambos profesores de la Universidad de Pensilvania: The Medical Management of Menopause and Premenopause.

Ya antes, habíamos acudido a las bibliotecas a consultar los pocos textos hasta entonces existentes sobre la materia. Allí encontramos el texto La edad crítica, escrito en 1990 por J. Botella Llusiá, que pretende – en palabras del autor – ser algo así como la última edición o una réplica puesta al día de Climaterio del hombre y la mujer, escrito en 1936 por don Gregorio Marañón, quien en aquel entonces ya proponía pautas y manejo de la menopausia.

Tímidamente empezamos a formular tratamientos de reemplazo hormonal, pero seguidamente tomamos conciencia de que individualmente corríamos alto riesgo, prescribiendo dichos tratamientos sin estudios recientes que estadísticamente demostraran sus bondades.

Fue así como comenzamos a pensar en unirnos en una institución regida por estatutos y reglamentos con protocolos unificados, semejantes a los ya existentes en otras partes del mundo.

La inquietud era de muchos, pero solo los que estábamos verdaderamente preocupados de cómo encontrar el adecuado manejo y tratamiento de la menopausia andábamos dispersos por todo el país como ruedas sueltas. Hasta que en el Congreso de Obstetricia y Ginecología de 1991, aquí en Barranquilla, una voz autorizada, venida de otro continente, nos indicó el camino a seguir, y fue así como se sentaron las bases para la creación de esa entidad que nos unificara ; o sea, fundar una institución rectora que respaldara nuestro procedimiento. Dábamos así los primeros pasos para fundar nuestra Asociación de Menopausia.

Doctor Santiago Palacios, usted es considerado en el mundo, como uno de los científicos investigadores pensando siempre en el bienestar de la mujer madura. Nosotros hemos sido seguidores de sus directrices en esta materia; tanto es así, que empezamos a aplicar lo que usted recomendó en el prólogo del fascículo número 1, Climaterio y menopausia, que a la letra dice: «Dada la rapidísima evolución de la Medicina en estas últimas décadas, el médico que en la actualidad desee estar al día en Menopausia ha de recurrir obligatoriamente a estudiar y leer múltiples artículos de numerosas revistas». Esto lo escribió en 1993. Y luego, en el prólogo de sus protocolos terapéuticos en menopausia, (seguidos por nosotros como guía), publicado en 1994, escribió: «La demanda de la terapia hormonal sustitutiva por parte de las mujeres está incrementándose. Los médicos se encuentran bajo la necesidad de prescribir estos tratamientos. En vista de ello, debemos conocer cómo protocolizar a estas mujeres, su tratamiento y posterior seguimiento».

Gracias doctor Palacios por habernos impulsado a poner en práctica lo que nosotros teníamos en mente: constituir una asociación a través de la cual sentirnos respaldados para iniciarnos, sin temores, en el tratamiento y el manejo de la menopausia tal como se venía haciendo en los grandes centros científicos europeos y norteamericanos.

De aquella fructífera reunión con su presencia, doctor Palacios, salimos motivados sus asistentes; tomamos el suficiente impulso para que, un año después, fundáramos la Asociación de Menopausia del Atlántico, y dos años más tarde se constituyera nuestra Asociación Nacional, cuya historia la relatará el doctor William Onatra, quien, sin lugar a dudas, batuta en mano, se puso a la cabeza de aquella ardua labor hasta lograr en 1994 la creación de la Asociación Colombiana de Menopausia, esta misma que hoy nos congrega para celebrarle sus cuatro lustros de fundada.

Quiero terminar con estos mensajes:

Colegas fundadores: «No seremos recordados por lo tanto que hayamos andado, sino por las huellas que hayamos dejado». Hace dos mil años nuestro Redentor dijo: «Por sus frutos los conoceréis».

Dra. Beatriz Sierra, por sus reconocidos méritos, ha sido usted elegida presidenta de nuestra Asociación; segunda mujer que llega a tan alta dignidad, ya que la primera fue nuestra distinguida colega, la doctora Martha Marrugo. Como representante de las nuevas generaciones, quiero que tengan en cuenta las palabras que Wiston Churchill pronunció ante el Colegio Real de Médicos en Londres, en 1944: «Cuanto más lejos puedas mirar hacia atrás, mas lejos podrás mirar hacia adelante».

En cuanto a mí, con bastante nostalgia repito con Antonio Machado: «al andar se hace camino y al volver la vista atrás, veras el sendero que no volverás a pisar».


* Palabras pronunciadas con motivo de la celebración de los veinte años de fundada la Asociación Colombiana de Menopausia por el doctor Israel Díaz Rodríguez. Barranquilla, 27 de septiembre de 2014.
** Miembro honorario de Asomenopausia. Correo electrónico: juliande80@yahoo.com

Con la felicitación merecida por el trabajo realizado por el doctor Álvaro Monterosa y su equipo de niñas de Cavimed, a los cuales le fueron aceptados siete poster que fueron exhibidos en la sesion respectiva en la reunión anual de NAMS en Washington y que publicamos a continuación como un logro de uno de nuestros asociados. 
Nota del Editor Jefe

Universidad de Cartagena

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