Conocimientos, creencias, actitudes y prácticas sobre menopausia, Resultados
Variables demográficas
Un total de 442 pacientes fueron contactadas e invitadas a los talleres sobre aspectos psicosociales de menopausia; 415 asistieron en grupos de 40 personas en promedio, durante las diez sesiones que se llevaron a cabo durante un periodo de seis meses. Seis cuestionarios fueron excluidos porque las pacientes no cumplían los criterios de inclusión, quedando de esta forma 409 cuestionarios para el análisis de los datos. El porcentaje de respuesta de cada una de las preguntas del cuestionario estuvo por encima del 90%.
El rango de edad de las pacientes fue de 46 a 56 años con un promedio de 52.91 años; los estratos socioeconómicos se establecieron con base en los recibos de servicio público de la vivienda de cada paciente. De las pacientes el 12.7% eran de los estratos 1 y 2; el 70% de los estratos 3 y 4 y 17.3% de los estratos 5 y 6.
El tiempo promedio de estar residiendo en la ciudad de Bogotá fue de 40.7 años. La mayoría de mujeres del estudio eran casadas (53.1%).
El 58.8% de la población reportó haber realizado estudios técnicos o estudios profesionales o estudios de posgrado. En contraste el 5.4% había cursado primaria incompleta y el 6.8% primaria completa.
La mayoría de pacientes eran trabajadoras (60.2%) y sólo el 38% estaban dedicadas al hogar. Un bajo porcentaje dedicaba la mayoría de su tiempo al estudio (1%) aunque un 11% combinaba estudio con trabajo.
El 19.8% de las pacientes manifestaron estar pensionadas y el 37.2% estar retiradas y sin pensión. Con relación a la fecundidad el 83.4% había tenido hijos. Por otra parte, sólo el 3% de las pacientes estaba tomando terapia hormonal de reemplazo.
El 98.5% de las pacientes nunca había asistido a un taller, curso o seminario sobre menopausia.
Con relación al estado climatérico se encontró que el 60% de las pacientes del estudio eran menopáusicas y el otro 40% estaban distribuidas entre premenopáusicas y perimenopáusicas.
El promedio de edad de cada uno de los subgrupos de climaterio es bastante similar. Es interesante observar cómo cierto grupo de mujeres aún está menstruando regularmente hacia los 51 años de edad (16.6%) (Tabla 2).
Tabla 2. Distribución de pacientes por estadoclimatérico y edad.
En la tabla 3 están resumidos los resultados de las variables psicosociales del estudio.
Conocimientos: de acuerdo a la definición operativa de conocimientos sobre menopausia, el porcentaje de pacientes que tuvo 55% o más de las respuestas correctas (5/9: Conocimiento bueno) fue del 33.8%. El conocimiento global sobre la menopausia de la muestra del estudio en el cual se tiene en cuenta todas las respuestas correctas fue del 46.8% sobre el puntaje total posible. Este porcentaje equivale a la cifra promedio de 38.36 mostrada en la tabla 3 y equivale a una mediana de 40 (4/9 respuestas correctas), que significa que el grupo en términos generales tiene conocimientos regulares sobre la menopausia.
En las tablas 4 y 5 se encuentra la distribución de frecuencias de las pacientes de acuerdo al nivel de conocimientos y al tipo de preguntas respondidas correctamente. Ocho pacientes no contestaron ninguna pregunta acertada. La pregunta que tuvo el mayor número de repuestas correctas (82%) fue la referente a la edad en que se presenta más frecuentemente la menopausia. En contraste la pregunta que tuvo el menor porcentaje de respuestas correctas (8.9%), se refiere a la relación entre el tabaquismo y la menopausia. El 72% saben la definición de menopausia; el 76% saben que la humedad vaginal disminuye en la menopausia. Entre el 30 y 40% conocen los riesgos asociados entre cáncer del seno, la terapia hormonal, la enfermedad cardiovascular y la osteoporosis, con la menopausia. El 29% saben la definición del climaterio. Solo el 18% sabe que la terapia hormonal de reemplazo es la más efectiva para el tratamiento de los síntomas vasomotores.
Tabla 4. Nivel de conocimiento sobre menopausia del grupo total del estudio.
Tabla 5. Porcentaje de respuestas correctas / pregunta
La variable “conocimientos” se exploró en función de las variables demográficas para determinar si existían algunas tendencias, al me-nos en forma descriptiva.
Se observó una tendencia ascendente en el nivel de conocimiento en los grupos de nivel educativo más alto. Cuando se analizan los mismos datos como medianas, las diferencias no son tan notorias entre cada nivel educativo, sin embargo, se observan diferencias entre el grupo con educación superior con relación al grupo con educación básica.
También se encontró un valor promedio mayor de conocimientos en las pacientes menopáusicas que en las premenopáusicas. En igual forma se encontró una tendencia ascendente en los valores promedio de conocimiento desde los estratos socioeconómicos bajos hacia los estratos socioeconómicos superiores.
No se encontraron mayores diferencias cuando se analizaron los conocimientos con relación a las otras variables demográficas como el estado civil, la ocupación y la fecundidad.
Actitudes
Como se mencionó anteriormente, la actitud total se evaluó a través de la favorabilidad hacia la menopausia y el producto de la expectativas de resultado (las consecuencias que las mujeres consideran que puede tener la menopausia en sus vidas) y la valoración de esos resultados en términos de bueno o malo (es la evaluación de esas consecuencias que tiene para ella la menopausia en términos de bueno o malo).
En la tabla 6 se presenta la frecuencia y proporción de respuestas dadas por las pacientes cuando se les preguntó sobre su percepción hacia la menopausia evaluada a través del componente de favorabilidad hacia la menopausia. Esta se encontró en un punto medio entre favorable y desfavorable. En una escala con un puntaje mínimo de 7 y máximo de 35, la mediana de todo el grupo fue de 21 (mediana de la escala: 21). Aunque en la mayoría de los ítems mencionados en esa tabla las respuestas estuvieron en un punto neutro, el 36% de las pacientes consideran la menopausia como algo saludable, el 43% como algo incómodo y el 59% como algo anormal. Es de anotar que hubo un porcentaje de respuesta por encima de 98%.
En las tablas 7 (expectativas de resultados) y 8 (valoración de los resultados) se presentan la frecuencia y proporción de respuestas dadas por las pacientes de acuerdo a cada ítem y al total de pacientes que respondieron cada uno de ellos. El porcentaje de respuesta estuvo por encima del 93%.
Tabla 6. Actitud: componente de favorabilidad hacia la menopausia.
Tabla 7. Actitud (componente de expectativa de resultados), frecuencia y proporción de respuestas
dadas por los pacientes: Total y por ítem No. (%).
Tabla 8. Actitud (componente de valoración de resultados) Frecuencia y proporción de respuestas dadas por los pacientes: Total y por ítem No. (%).
El 31% de las pacientes esperan un cambio en sus relaciones familiares durante la menopausia y el 80% opina que sería malo o negativo ese cambio. El 59% tiene pocas esperanzas sobre un aumento en la frecuencia en sus relaciones sexuales en la menopausia.
El 61% espera que en la menopausia cambie su estado de ánimo. El envejecimiento más rápido durante la menopausia fue valorado como algo negativo en el 87% de las mujeres. El 72% espera cambios en su cuerpo durante esta etapa y el 62% espera que ocurran cambios en su salud. El 41% espera tener menos oportunidades de trabajo en la menopausia.
El producto de las expectativas de resultado multiplicado por la valoración de resultados fue de 115 en un escala con un puntaje mínimo de 13 y máximo de 325 (mediana de la escala: 169), lo cual está por debajo y significa una visión un poco más pesimista y menos positiva hacia las consecuencias que pueda tener la menopausia.
La actitud personal, que es el resultado de la sumatoria de los puntajes obtenidos en cada uno de los indicadores (favorabilidad y expectativas, valoración de resultados), mostró valores bajos (mediana: 138) con relación a la mediana en una escala con valor mínimo de 20 y máximo de 350, con una mediana de 185.
Esto significa que existe una actitud más negativa que positiva en la muestra del estudio. Los ítems que más afectaron este resultado fueron: pérdida del atractivo físico, disminución de las oportunidades de trabajo y cambio en las relaciones con la familia.
No se encontraron mayores diferencias en actitud hacia la menopausia, de acuerdo con el estrato socio-económico, nivel educativo, estado civil, ocupación, composición familiar ni estatus de climatérico.
Creencias
Para la escala total de creencias, la mediana fue de 41, teniendo en cuenta que el valor mínimo para la escala fue 13 y máximo de 65.
Este resultado indica que el porcentaje de mujeres que tienen menos creencias negativas y más creencias positivas (en optimistas) es similar al porcentaje de mujeres que tienen más creencias negativas y menos creencias positivas hacia la menopausia (mujeres pesimistas).
Con relación a algunos ítems específicos se encontró lo siguiente: 50% de las mujeres creen que en la menopausia son menos útiles para la sociedad, mientras que el 14% creen lo contrario. El 60% creen que en la menopausia es más difícil conservar los amigos y conseguir nuevas amistades; el 14% cree lo contrario. El 27% creen que en la menopausia existe mayor probabilidad de enfermarse; el 48% opina lo contrario. El 15% creen que las mujeres que llegan a la menopausia se sienten más realizadas que las que no han llegado aún; sin embargo, el 51% piensa lo contrario (Tabla 9).
Tabla 9. Creencias. Frecuencia y proporción de respuestas dadas por los pacientes: Total y por Ítem. No. (%).
Con relación a las creencias sobre la menopausia no se encontraron diferencias de acuerdo con las variables demográficas.
Prácticas saludables
Recordemos que para este estudio se consideraron tres prácticas como saludables en la menopausia, ellas son: uso de los servicios de salud (con dos indicadores: acceso y calidad de servicios de salud y uso de servicios de salud), actividad física e ingesta de calcio.
Respecto a los indicadores de la variable servicios de salud, se encontró un valor de mediana alto en el “uso de los servicios de salud”40 en contraste con la mediana obtenida en el indicador “acceso y calidad de los servicios de salud”23.
En la tabla 10 se presentan los porcentajes en cada una de las opciones de respuesta de los ítems de la escala de acceso y calidad de los servicios de salud.
Tabla 10. Evaluación escala de acceso a salud y calidad de atención de los pacientes.
Respecto a la actividad física, la cual fue evaluada a través del cuestionario específico para este efecto (IPAQ), los resultados se analizaron como variables continuas (con valores absolutos) en MET-minutos/semana y los promedios fueron bajos en las tres modalidades de ejercicio (actividad vigorosa, moderada y caminar). En igual forma los resultados se analizaron como variables categóricas y se establecieron los siguientes puntos de corte de acuerdo a la actividad física: baja: < 600 MET-minutos/semana; moderada: 600 – 1499 MET-minutos/semana y alta: 1500 y más MET-minutos/semana.
De acuerdo con lo anterior, el 75% de los pacientes tuvieron una actividad física baja en las tres modalidades de ejercicio (caminar, ejercicio moderado y ejercicio vigoroso); el 18% una actividad física moderada y el 7% alcanzó una actividad física alta, lograda en una de las tres modalidades de ejercicio. En la tabla 11 se aprecian los resultados globales de este análisis.
Tabla 11. Descripción de actividad física por categorías de ejercicio.
Finalmente, con relación a la ingesta de calcio, de los registros de las 409 mujeres que participaron en el proceso de recolección de la información se tuvieron en cuenta 359 para el análisis de los datos en esta variable; es decir, se incluyó el 88% de la información, dado que aunque en todos los momentos de diligenciamiento del instrumento hubo acompañamiento por parte de dos profesionales en nutrición y del equipo investigador, algunas personas no contestaron en forma completa la encuesta nutricional y por lo tanto estos datos no fueron considerados para el análisis.
Para establecer los niveles de adecuación de ingesta energía y nutrientes se tomaron como adecuados todos aquellos porcentajes que estén entre 90% y 100%.
Es importante aclarar que para el caso del análisis de ingesta de calorías y proteínas, se pueden realizar apreciaciones en torno al porcentaje del valor calórico total y de necesidades de proteínas que fueron aportados por los alimentos fuentes de calcio consumidos, ya que no se pueden establecer niveles de adecuación, en tanto que sólo se indagó por el número y tamaño de las porciones de leche y derivados consumidos semanalmente por las participantes del estudio.
Respecto al aporte de calorías por el consumo de alimentos fuente de calcio se observa que de estos proviene la tercera parte de las calorías requeridas en el día por las mujeres incluidas en el estudio; esto se debe a que la leche y sus derivados por lo general aportan cantidades considerables de grasa elevando el nivel de calorías ingeridas. En este sentido es importante señalar que de acuerdo con los factores de Atwater por cada gramo consumido de grasa ingieren 9 calorías.
La leche y sus derivados son una importantísima fuente de proteínas de alto valor biológico pues son de origen animal; en este sentido se identifica un aporte importante de este nutriente.
Aunque el promedio de ingesta de calcio del grupo evaluado fue de 1.319 mgs diarios o 9.231 mgs /semana respectivamente y que son valores que están por encima de los valores recomendados de acuerdo a la tabla 12, los rangos son tan amplios lo mismo que las desviaciones estándar, que la mejor forma de analizar estos resultados es con los valores de las medianas para obtener cifras más acordes con la realidad.
Tabla 12. Resultados de la ingesta diaria y semanal de proteínas y calcio y aporte energético de la muestra
del estudio comparado con las recomendaciones (359 pacientes). * Desviación estándar.
De acuerdo a la tabla en mención se encontraron cifras de consumo de calcio de 920.4 mgs diarios y 6442 mgs/semana respectivamente y que están por debajo de los valores recomendados. Teniendo en cuenta el punto de corte de ingesta diaria de calcio (1.200 mgs/día), se encontró que el 60% de las pacientes (215/359) tenían un consumo diario por debajo de ese valor y el 40% por encima (144/359), confirmando de esta manera la observación hecha anteriormente sobre la utilización del valor de la mediana en lugar de la media.
De igual forma, el porcentaje de adecuación del 77% está por debajo de lo establecido (90100%); 103 pacientes (28.7%) utilizaban calcio como suplemento pero solamente en dos casos el consumo diario de calcio alcanzó los 1.200 mgs, aunque 68 de las 103 pacientes utilizaban la dosis recomendada como suplemento de 600 mgs/día.
De acuerdo con la información obtenida, el 100% de las mujeres incluidas en el estudio consumían al menos un alimento fuente de calcio.
Finalmente, para las variables incluidas en la categoría de prácticas saludables (servicios de salud, actividad física e ingesta de calcio), no se encontraron diferencias significativas de acuerdo con el estrato socio-económico, el nivel educativo, el estado civil, la ocupación, la composición familiar ni el estatus de climatérico.
Aunque todos los resultados pueden ser interesantes, los autores deben seleccionar los más relevantes y disminuir el número de tablas, pues a esta altura van 22 tablas y creo que en la mayoría de revistas no aceptan más de ocho tablas, algunas deben tratar de agruparse.
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