El Octogenario 606
Contrapunteo epistolar y aproximación al -tan popular- reporte de caso
Ochenta años atrás el doctor Julio Zuloa escribía religiosamente al periódico El Tiempo de Bogotá para reseñar de manera muy particular algunos casos clínicos que él consideraba eran de interés de la comunidad médica y del público en general.
Dada la dificultad de llevar sus muchas cuartillas a publicaciones especializadas, Zuloa aprovechó la primigenia sección de correo del diario capitalino para pasar por la imprenta mas dinámica de la época buena parte de su casuística y la de sus colaboradores y colegas del Hospital San Juan de Dios.
La actitud pionera del doctor Zuloa despertó el interés de otros médicos por publicar, inclusive en el mismo medio, sus observaciones y experiencias clínicas.
A continuación dos cartas, separadas por pocos días, en las que a propósito de la ruidosa llegada del entonces muy popular antisifilítico conocido como el 606 ( Salvarsán), se presentan dos testimonios: Uno de ellos local y el otro de la capital antioqueña, los cuales han sido transcritos íntegramente.
606 Enferma del Dr. Luis F. Calderón
La enferma a quien el Dr. Luis F Calderón practicó el 23 de enero en las horas de la tarde, una inyección de Salvarsán, pertenece al servicio del Dr. José I. Uribe en el Hospital de San Juan de Dios; tiene veintitrés años de edad; era antes robusta y hoy se encuentra bastante enflaquecida; adquirió la enfermedad hace un año, de la cual ha tenido gran número de manifestaciones típicas; ha recibido poco tratamiento específico.
Presentaba antes de la inyección una erupción papulosa generalizada, casi confluente en la cara y en la parte superior del tronco ; infarto ganglionar generalizado, placas en los labios, en la nariz y en la mucosas más expuestas; congestión de la garganta; conjuntivitis y coroiditis quizá de naturaleza sifilítica; dolores osteócopos, etc. Hecho el diagnóstico clínico por algunos profesores y estudiantes, el Dr. Juan N Corpas, Director de laboratorio Santiago Samper se encargó de hacer el bacteriológico. Coloró por el método de Leishman y por el de Marino seis láminas cargadas con linfa proveniente de las placas mucosas.
En la cuarta de ellas encontró el treponema pallidum, quedando así confirmado el diagnóstico hasta donde es posible hacerlo en nuestros laboratorios.
Para seguir la observación con rigurosa exactitud el mismo Dr. Corpas hizo análisis de la orina, numeración de glóbulos rojos, fórmula leucocitaria, etc.
Preparada la solución por el Dr. Corpas, y hecha la inyección intramuscular en la región glútea por el Dr. Calderón:
La enferma sintió poco después dolor muy agudo en la parte inyectada, el cual cedió con una picadura de morfina aplicada en la noche. La temperatura que antes marcaba 37 grados, subió hasta 39.4 en la mañana del día siguiente, volviendo por la tarde a ser normal; el pulso acelerado al principio, continuó después batiendo fisiológicamente; la respiración se modificó poco.
Las pápulas que antes brotaban constantemente, han dejado de aparecer ahora; las que existían se han borrado y marchitado unas, otras están secas y dando pequeñas escamas pitiriásicas; el infarto ganglionar se ha modificado poco; las placas de los labios desaparecieron; las de la nariz están secas, las de las otras mucosas se encuentran como antes, irritación sostenida quizá por infección secundaria y de otra naturaleza que parece existir en esas partes; nada se nota patológico en la garganta; la conjuntivitis ha cedido apelando a colirios de sulfato de zinc; la coroiditis parece haber mejorado; los dolores de los huesos desaparecieron desde los primeros días.
El estado general de la enferma es mejor. Parece que en ella se está confirmando lo que algunos experimentadores dicen del 606: influencia más favorablemente las manifestaciones sifilíticas de la piel.
Ignoramos si en los exámenes ulteriores se ha encontrado el treponema. Lástima que en nuestros laboratorios no se haya podido verificar todavía la reacción de Wassermann, con la cual tendríamos un elemento más para el diagnóstico y para comprobar la curación.
Dr. Julio Zuloa
(Tomado del diario El Tiempo, martes 31 de enero de 1911)
Lea También: Correo: Heraldo Médico,Vol XXIV No. 229 – Abril
El “606” en Medellín
El miedo instintivo de ciertos espíritus a todo lo nuevo ha creado al rededor del 606 una leyenda sombría, absolutamente en contradicción con las estadísticas europeas.
La mayor parte de las grandes personalidades francesas científicas –y el hecho tiene gran importancia por ser alemán el descubrimiento- terminan sus estudios sobre el “606” con la palabras del Dr. Emery:
“El entusiasmo que se desencadenó cuando la tuberculina de Koch, no tiene que ver con la legítima admiración que sienten hoy los entusiastas experimentadores fascinados por el remedio de Erlich”.
Hecho ayer por nosotros, en el Hospital San Juan de Dios, el primer ensayo, el resultado inmediato ha sido maravilloso y -–in precipitación- puede ya aguardarse como excelente el tardío.
Copiamos los principales datos de la observación.
Febrero, 6. XX –32 años. Infectado hace seis años y tratado entonces por uno de nosotros (Jaramillo). Vino a la consulta hace un mes. Goma sifilítica de la lengua; osteítis del maxilar superior en plena supuración y con expulsión de esquirlas. Glositis consecutiva. Caquexia sifilítica avanzada. Dificultad enorme para la deglutición. Estado general, miserable. Consintió en la inyección de “606”, la cual se hizo intramuscular, y preparada según una técnica ad-hoc, en la cual convinimos por razones especiales, y que modifica, en la parte química, la mas reciente del Instituto de Francfort.
Vigilamos atentamente el enfermo, sin que presentara ninguno de los fenómenos tóxicos temidos. Durmió bien, tiene excelente apetito, y según dice él se siente como nuevo. El timbre de voz es claro, la emisiva fácil, la deglutición ha mejorado. El estado general excelente. Ninguna reacción loca, ni general apreciable, excepción hecha de una ligera elevación térmica entre 4 y 6 de la tarde del dia de ayer. El aspecto de las úlceras es maravilloso: lisas, rosadas, limpias. En plena regresión.
Estamos perfectamente convencidos de la eficacia inmediata del precioso agente del Profesor Erlich, y no dudamos de que los pasos perdidos se deben á simples defectos de técnica en la preparación, ó á un diagnóstico errado.
La cantidad inyectada fue de 0.55, aproximadamente.
Dr. E. Jaramillo Dr. G. Toro Villa.
(Tomado del diario El Tiempo, 1911)
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