Editorial, Cambios Impulsados por la Moda del Momento
Pareciera que en Colombia ocurrieran muchas cosas, que hubiera muchos cambios y, la verdad, en realidad no pasa nada.
Por lo menos no pasa nada ni cambia nada trascendental en términos de progreso, entendiendo el progreso como el mejoramiento de las condiciones de existencia en general de los seres humanos.
En Colombia hay cambios superficiales; cambios propios de lo que viene de afuera y moldea nuestra forma de vida y nuestros pensamientos.
Es decir, los cambios que se viven en este amado país son los que imponen la moda del momento. Pero, en lo fundamental, nada cambia.
A estas alturas no pocos lectores dirán que lo dicho está lejos de la verdad, que el cambio abrumador en las comunicaciones, con los computadores y la Internet, ha sido dramático. Y sí, lo ha sido.
Pero solamente para unos muy pocos y para comunicarnos, para acceder a información rápida y a fuentes de conocimiento a las que antes no teníamos fácil acceso. Punto válido y significativo.
Sin embargo, ese privilegio que nos ha entregado la revolución informática no ha sido un incentivo ni un facilitador para construir una mentalidad crítica y cuestionadora.
Por el contrario, pareciera que tendiera a uniformarse un tipo de pensamiento que acepta las cosas como vienen, para que, al final, la moda sea la que se imponga.
Opiniones
Y esa conducta no corresponde a otra cosa que a un comportamiento consumidor mas no a uno creador y original.
Hemos venido asistiendo a un cambio de mentalidad cada vez más acentuado en ese sentido, razón por la cual las opiniones disidentes, cuestionadoras o contradictorias, son inmediatamente estigmatizadas, rechazadas y hasta atacadas, sin que medie discusión o, por lo menos, mínima discusión. Es, entre otras cosas, una expresión de la propia historia del país.
Lo que se puede apreciar en diferentes escenarios es la tendencia de los grupos que tienen mayor capacidad de expresión, que detentan algún grado de poder, a creer firmemente que su verdad es la única; que es la verdad verdadera.
Lo vemos en el ámbito gubernamental, económico y financiero, en la publicidad, en el Congreso de la República, en entidades gremiales e, inclusive, científicas de diversas ramas del conocimiento.
En todos estos escenarios, el poder y el control se trabajan y se guardan celosamente por grupos cerrados.
No existen escenarios de diálogo, discusión ni debate, salvo en contadas instancias de la sociedad, que tienen una débil o casi nula capacidad de expresión, para que sean conocidas masivamente.
Esa carencia de escenarios debe superarse y ´éstos deben construirse.
Es necesario estimularlos y buscar que se constituyan en espacios donde salgan a la luz puntos de vista diferentes, que vengan de todas partes, que se conozcan y se reflexione sobre ellos, que se respeten las diferencias y que, luego de estudio juicioso y sesudo, cada quien escoja la postura que mejor considere. Ojalá en Colombia podamos avanzar en este proceso.
Salud
Desde el punto de vista de la salud, es cierto que se hizo un amplio debate al Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) en la Comisión Accidental del Congreso de la República y que su resultado no fue nada alentador. En pocas palabras, el SGSSS se rajó.
Como consecuencia de ello se propusieron muchos proyectos de ley para reformarlo, los cuales finalmente se asimilaron en uno solo: el tímido Proyecto de Ley 052 de 2005 que hasta ahora se discute en la Cámara de Representantes como Proyecto de Ley 179/2005, luego de más de cuatro meses de haber sido presentado tras su aprobación en el Senado.
Y es que a 12 años de funcionamiento del SGSSS (Ley 100 de 1993), ya una gran mayoría de la población no concibe un ordenamiento diferente en materia de salud y seguridad social. Creen que debe ser así y no de otra forma, ya sea por ingenuidad, por ignorancia, o porque son los principales organismos de poder financiero y político que lo controlan, sus principales beneficiados.
La revolución
informática no ha sido
un incentivo ni un
facilitador para construir
una mentalidad crítica y
cuestionadora.
Educación
Por otra parte, la educación superior va en una reestructuración cuyo objetivo se resume en las palabras del exrector de la Universidad Nacional de Colombia, Marco Palacios: “…en Colombia enseñamos más de lo que requiere el mercado”.
Es decir, que el acceso al conocimiento y a la ciencia en nuestro país lo marcan las necesidades del mercado y no las necesidades de la población y del desarrollo económico, social y cultural de país.
Pero, ¿de qué mercado se habla? ¿del mercado interno? ¡Cuál mercado interno!
Según esto, si tal afirmación fuera cierta, nuestra sociedad no estaría interesada en crear conocimiento sino solamente en consumirlo a fin de satisfacer las exigencias de un mercado de servicios, de comercio endeble de productos básicos y de producción artesanal o semiindustrial.
Así, la educación superior de pregrado escasamente cubrirá conocimientos básicos para producir profesionales básicos. Quien quiera más conocimiento debe pagar más en tiempo y en dinero.
En el área de la salud y, particularmente en la medicina, esta tendencia se ha visto reflejada en la explosión de programas de educación formal y no formal para “capacitar” a profesionales en los vericuetos del negocio de la salud, como oficialmente se le llama hoy a la atención médica en general.
Paradójicamente, los escenarios de discusión, reflexión y propuestas novedosas no se ven o, por lo menos, no se promueven suficientemente o, probablemente, es que son escasísimos.
El propósito fundamental de esta revista es ponerse a disposición de todos aquellos que piensen que pueden tener un punto de vista al respecto. El que sea, que pueda ser expresado abiertamente, Genere controversia, que cuestione o que defienda lo existente, pero que se exprese y motive a pensar a quien lo lea.
HERALDO MÉDICO tiene:
Columnas de opinión, correos del lector, sección de entrevistas, deportiva, gastronómica, de arte, de semblanza de profesionales de la salud, que han participado en la construcción histórica de estas disciplinas; de economía, de salud pública, en fin, de todo aquello que afecta la vida diaria de la gente, visto desde la perspectiva de la salud.
Pero también tiene una sección especial dedicada al conocimiento científico, de interés específico para sus disciplinas y para las profesiones de la salud. Tal sección es el HERALDO MÉDICO CIENTÍFICO.
Iniciamos, pues, esta etapa con la decisión de avanzar hacia el objetivo que motivó su creación: generar opinión en la sociedad colombiana en general y en la comunidad profesional de las ciencias de la salud, en particular.
Queremos que el HERALDO MÉDICO sea su propia revista de la salud.
SERGIO ISAZA VILLA
Director HERALDO MÉDICO
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