Adolescentes y Embarazo: Salud y Nutrición

Julio César Reina1;
Betty de Orozco1;
Darna Dufour 2;
Gerald Spurr3

Resumen

Introducción: Para 1995, en Colombia, la tasa de fecundidad (número anual de nacimientos por mil mujeres) en adolescentes se estimó en 71 por mil, con una tasa de escolaridad del 72 por mil. En estudios realizados en países similares al nuestro, las madres adolescentes tuvieron una mayor prevalencia de prematurez y recién nacidos bajos de peso comparadas con madres adultas. Otros estudios han mostrado una posible competencia por nutrientes entre la madre adolescente en proceso de crecimiento y el producto de la concepción que da como resultado recién nacidos bajos de peso.

Métodos: Se incluyeron 180 adolescentes embarazadas sanas de 13 a 17 años de edad y 131 adolescentes no-embarazadas controles. Además como grupo control de lagunas variables, se estudiaron 53 mujeres adultas embarazadas. En ellas se obtuvieron datos sociodemográficos, antropométricos, nutricionales y de salud al ingreso al estudio, semana 13 de gestación, y posteriormente en dos rondas más a la semana 23 y 35. Se midió la velocidad de crecimiento a corto plazo para correlacionarlo con el peso del recién nacido.

Resultados: No se encontró desnutrición significante en la población estudiada. La ganancia de peso durante el embarazo fue adecuada y comparable con las normas establecidas por la OMS para Colombia. La mayoría de las adolescentes (85%) crecieron durante el embarazo y el peso del recién nacido fue adecuado y comparable con el peso de los recién nacidos de adolescentes que no crecieron y con las mujeres adultas. El 21% de las adolescentes embarazadas tenían valores de ferritina < 12 mg/l y el 7% tenían valores de ácido fólico menores de 5 ng/ml.

Conclusiones: Las adolescentes embarazadas de una extensa comunidad deprimida de la ciudad de Cali se comportan de una manera un poco diferente desde el punto de vista de salud y nutrición comparadas con adolescentes de comunidades similares en países como Colombia. No encontramos una competencia evidente por nutrientes entre la madre y el feto, ni una prevalencia significante de recién nacidos bajos de peso.

Introducción

El embarazo en adolescentes, cada vez más frecuente en países en desarrollo, es considerado como un problema prioritario en salud pública, especialmente en comunidades deprimidas, debido a su alto riesgo de morbilidad: bajo peso al nacer, prematurez y un alto riesgo de morbi-mortalidad materna, perinatal e infantil (1-2). En países del tercer mundo como Colombia, es costumbre que la mujer tenga su primer hijo siendo una adolescente (3), especialmente en aquellos segmentos de la población deprimidos social, económica y culturalmente (4). Según el informe de Population Action International (PAI) de 1998 (5), para 1995 la tasa de fecundidad (número anual de nacimientos por mil mujeres) en adolescentes en Colombia se estimó en 71 por mil, con una tasa de escolaridad en las niñas del 72%. La tasa de fecundidad en adolescentes del estrato socioeconómico (ESE) bajo de Cali en el año 1994 fue de 73.4, para adolescentes del ESE medio fue de 48.4 y para el ESE alto 12.1 (6).

Las madres adolescentes de Colombia (7), el Brasil (8) y la India (9) tuvieron una mayor prevalencia de prematurez y de niños de bajo peso comparadas con las madres adultas. Estos estudios, al igual que otro realizado en nuestro país (10)mostraron también mayores tasas de mortalidad infantil para los embarazos en adolescentes. Los hijos de las madres adolescentes estudiadas en el Brasil, crecían en la pobreza y presentaban más desnutrición en los tres primeros años de vida comparados con los hijos de madres adultas (8). Las complicaciones del embarazo en las adolescentes descritas en la India (9) incluyen tasas significantes de pre-eclampsia, eclampsia y mortalidad materna. En contraste, en los países industrializados, el embarazo en adolescentes parece ser bien tolerado físicamente (11) y aunque existen riesgos de un mayor número de casos de prematurez y bajo peso (12), su proporción es menor, de tal manera que la atención se ha desviado al impacto psicosocial y económico. Por estas razones sus experiencias no son de fácil aplicación en nuestras comunidades y los estudios realizados en Colombia se han limitado, en su mayoría, a describir el comportamiento psicosocial de las adolescentes embarazadas, pero muy poco se conoce de los cambios y adaptaciones fisiológicas y nutricionales que ocurren en ellas (4).

No existen estudios detallados que muestren el impacto del embarazo en el crecimiento y desarrollo de la adolescente y en el producto de la concepción. Uno de los problemas reside en la dificultad de medir el crecimiento en talla durante el embarazo. La talla es un indicador poco sensible debido al “encogimiento” que se presenta asociado a cambios posturales por el peso del útero grávido y la compresión que ocurre en la columna vertebral (13). Mediante la utilización de un nuevo instrumento, “el aparato para medir la altura de la rodilla (AMAR)”, Scholl y Hediger (13), en el estudio de Camden pudieron detectar cambios en el crecimiento del miembro inferior y demostraron que algunas adolescentes continúan creciendo durante el embarazo pero tenían hijos que pesaban menos al nacimiento, comparados con los hijos de mujeres que ya habían terminado de crecer y de madres adultas (14). Este hallazgo sugiere la hipótesis de una competencia materno-fetal por nutrientes en la madre adolescente aún en crecimiento (14-16), situación que puede ser de mayor significancia en las adolescentes de países en desarrollo debido al relativo déficit nutricional pre-concepcional (17).

En general, el peso pre-concepcional es un indicador del estado nutricional materno y un determinante independiente y aditivo del peso del niño al nacer (18-19). El peso pre-concepcional es menor en la adolescente que en la mujer adulta, especialmente en comunidades del tercer mundo en donde el estado nutricional de la niña adolescente es a menudo deficiente (17). El peso ganado durante el embarazo parece ser el determinante más importante para la salud del niño (20). Una inadecuada ganancia de peso en el embarazo, aumenta significantemente el riesgo de bajo peso al nacer, prematurez y complicaciones perinatales (19-21). Por razones no bien conocidas, la ganancia promedio de peso durante el embarazo en mujeres de países en desarrollo es mucho menor (5-9 kg) que en los países industrializados (22). Frisancho y col. (15) encontraron que la ganancia de peso durante el embarazo y el peso del niño al nacer era mayor en las adolescentes peruanas que ya habían terminado de crecer comparado con las que aún estaban creciendo.

Reportamos los resultados obtenidos del estudio de un grupo de adolescentes embarazadas entre los 12 y los 17 años de edad que viven en el distrito de Aguablanca de la ciudad Cali (Estrato 0-1), en quienes obtuvimos datos sociodemográficos, antropométricos y de salud en varias rondas durante el embarazo, con base en un hospital nivel 2 localizado estratégicamente en el sector.

Como objetivos primordiales del proyecto se estudiaron las consecuencias fisiopatológicas de las condiciones de vida, la salud y la nutrición durante el embarazo en la adolescencia y su impacto en el crecimiento y desarrollo de la madre adolescente y en el producto de la gestación en una comunidad deprimida de la ciudad de Cali. Conocer mejor el efecto producido por la ganancia de peso y el aumento en los depósitos de grasa en el producto de la gestación y la salud de la madre adolescente que aún está creciendo y en aquellas que ya terminaron su crecimiento. El efecto en el producto de la gestación incluye la edad gestacional, el peso del niño al nacimiento y morbi-mortalidad perinatales.

Métodos

El proyecto se llevó a cabo en el distrito de Aguablanca, (estrato 0-1) (23) una extensa área deprimida en donde vive aproximadamente el 40% de la población de Cali, con base en el Hospital Básico Carlos Holmes Trujillo (nivel 2), situado estratégicamente en la Comuna 14, a donde convergen espontáneamente o por remisión muchas de las personas de las Comunas vecinas en busca de atención médica. Aproximadamente el 40% de las consultas obstétricas pre-natales en este hospital son para adolescentes. Como parte preliminar a la realización del proyecto en las adolescentes embarazadas y con el fin de conocer mejor las características de la población a estudiar, se hizo una encuesta sociodemográfica, antropométrica y de salud en un grupo de adolescentes sanas, no embarazadas reclutadas en la misma comunidad: estrato socioeconómico bajo (ESEB=0-1) y se comparó con un grupo similar de adolescentes de estrato socioeconómico medio/alto y alto (ESEA=5-6) que estudiaban en colegios con pensiones costosas. Reportamos algunos de los datos más sobresalientes de esta encuesta.

En el protocolo de estudio de las adolescentes embarazadas se incluyeron adolescentes de 12 a 17 años de edad que no padecieran enfermedades crónicas o complicaciones significantes del embarazo actual y un grupo control de adolescentes no-embarazadas con iguales características y que libremente deseaban participar en el proyecto, con la aprobación escrita de sus padres o sus acudientes mayores. Para control adecuado de algunas variables antropométricas a estudiar se incluyó un grupo de mujeres adultas embarazadas. El protocolo de la investigación fue aprobado por los Comités de Investigación y de Etica de la Universidad del Valle. Las variables estudiadas incluyeron datos sociodemográficos, nutricionales, gineco-obstétricos: ecografía obstétrica, control médico pre-natal, medidas antropométricas: peso (balanza Homs Beam; Hom Corp. Belmont, CA:,±25 gm), talla (estadiómetro de Harpenden), pliegues cutáneos (calibrador Lange; Cambridge Scientific Instruments, Cambridge, MD), circunferencias (cinta métrica metálica flexible) y la medida de la altura de la rodilla para determinar la velocidad de crecimiento de la madre adolescente. Las medidas antropométricas fueron tomadas por una auxiliar de investigación entrenada y con amplia experiencia, siguiendo las técnicas de Lohman y col. aceptadas a nivel internacional (24) y descritas en nuestros estudios (25-26). La velocidad de crecimiento se determinó utilizando el aparato para medir la altura de la rodilla (Knee Height Measuring Device, KHMD. Intersciences Development Associates, Philadelphia, USA) (27-28). Se tomaron exámenes de rutina del cuidado del embarazo: hemograma, hemoclasificación, parcial de orina, glicemia, serología para Sífilis, frotis vaginal, urocultivo y anticuerpos para descartar enfermedades intrauterinas como Rubeola, Citomegalovirus, Virus de la Inmunodeficiencia Humana, Toxoplasmosis y Hepatitis B. Incluímos algunos resultados preliminares de los datos obtenidos para estudiar el “status” del Acido Fólico y la Ferritina en un grupo de 57 adolescentes embarazadas y 178 adolescentes controles no embarazadas, lo cual fue posible gracias a la ayuda financiera de la Fundación Arcesio Paz Paz y que fueron determinados en el laboratorio del Centro Médico Imbanaco según las técnicas aceptadas (29).

Las adolescentes embarazadas y sus controles fueron estudiadas en tres rondas: ronda 1: antes de la semana 18 del embarazo ( x =13.5±1), ronda 2: entre la semana 18 y 28 del embarazo ( x=23.1±0.5), ronda 3: posterior a la semana 28 ( x =34.9±0.9). En la ronda 1 se estudiaron 180 adolescentes embarazadas, en la ronda 2: 149 y en la ronda 3: 132 para un total de 461 observaciones (tabla 1). Del grupo control, adolescentes no embarazadas se estudiaron 131 en la ronda 1, 113 en la ronda 2 y 83 en la ronda 3. Hubo un promedio de deserción del 9% en las tres rondas en los tres grupos estudiados. Además se incluyó un grupo de mujeres adultas embarazadas, que ya habían terminado de crecer, como grupo control de la medida de la altura de la rodilla y algunas otras variables en estudio. En la ronda 1: 53, en la ronda 2: 74 y en la ronda 3: 64. Las diferencias en el número se debe a que no todas las sujetos llenaban los requisitos para el análisis actual.

Análisis Estadístico

Los datos descriptivos de las variables estudiadas son presentados en las diferentes gráficas como promedios o promedios y error estandard. El análisis de las diferencias entre los grupos estudiados y en los intervalos de tiempo (trimestres del embarazo o rondas en el grupo control) fue realizado utilizando el Análisis de Varianza (ANOVA) de dos vías con todos los datos. Debido a las diferencias en las razas en varias medidas antropométricas, el análisis fue hecho con la raza como covariante. Cuando hubo diferencias significantes entre los grupos o el intervalo de tiempo (trimestre o ronda), se utilizó el ANOVA de una vía con la prueba post-hoc de rango múltiple de Bonferoni. Los cálculos estadísticos se hicieron con el programa STATA 4.0 (STATA corp, College Station, TX, USA) (30) o con programas estadísticos derivados de procedimientos descritos por Schnedecor y Cochran (31). La hipótesis nula fue rechazada a p<0.05 y fue considerada límite a p=0.05-0.10.

Resultados

En la encuesta Sociodemográfica y Antropométrica de las Adolescentes de Cali, realizada en el segundo semestre de 1995, como parte preliminar en la ejecución del protocolo en las adolescentes embarazadas, se incluyeron un total de 1.822 adolescentes sanas entre los 10 y 17 años de edad, 1400 (77%) de ESE bajo (ESEB) y 422 (23%) de ESE alto (ESEA) en quienes se obtuvieron datos sociodemográficos y antropométricos de acuerdo a un formulario estructurado y previamente validado en la comunidad. Los cuadros Nos. 1 y 2 muestran la distribución del Peso (kg) y de la Talla (cm) por grupos de edad comparadas con sus congéneres adolescentes de los Estados Unidos, percentiles 5th y 50th del Centro Nacional de Estadística para la Salud (CNES) (32). Las adolescentes del ESEA tenían un peso y una talla significantemente mayores (p<0.001) que las adolescentes del ESEB y estaban muy cercanos al percentil 50th de la población de referencia de los Estados Unidos (32). El peso promedio de las adolescentes del ESEB, en los diferentes grupos de edad, se situó un poco por encima del percentil 30th de la población de referencia, lo cual nos habla de una baja prevalencia de desnutrición. El cuadro No. 3 muestra los valores promedio del Indice de Masa Corporal (IMC=kg/m²) que aumenta con la edad sin que haya diferencias significantes entre los dos ESE estudiados, y se comporta de manera similar que la población de referencia (32). En el cuadro No. 4 podemos observar algunas características de la menarca en los dos grupos estudiados. El 62% de las adolescentes de ambos ESE ya habían presentado la menarca al momento de la encuesta. La edad promedio fue de 12.6 años, igual para ambos ESE, comparable con la edad en que presentan la menarca las adolescentes de países industrializados como los Estados Unidos (33). Es bien conocido que la edad de la menarca es un marcador definido del desarrollo de una comunidad, sin embargo las diferencias en el peso y la talla hablan de unas condiciones de vida disímiles de las adolescentes en los dos ESE estudiados.

Adolescentes de Cali - edad

Adolescentes y Embarazo: Adolescentes de Cali Adolescentes de Cali, grupos

Adolescentes de Cali, 1995 edad de la Menarca

La tabla 1 nos muestra el universo estudiado: el grupo de estudio, las adolescentes embarazadas y los dos grupos controles: las adolescentes no-embarazadas y las mujeres adultas embarazadas en los tres trimestres o rondas, descritas anteriormente.

Adolescentes Embarazadas Universo de Estudio

La edad promedio de los dos grupos de adolescentes estudiadas no fue diferente, 16,2 años para las embarazadas y 15.3 años para las adolescentes controles no-embarazadas. La edad promedio de las mujeres adultas embarazadas fue de 30.2 años. En el panel izquierdo del cuadro No. 5 se observan los valores promedio del peso de las adolescentes estudiadas. El peso de las adolescentes embarazadas aumenta con el embarazo, especialmente en el último trimestre, al igual que en las mujeres adultas embarazadas. En contraste el peso de las adolescentes no-embarazadas no cambia significantemente durante el período de observación. De igual manera aumenta con el embarazo el Indice de Masa Corporal (panel derecho), y las diferencias son significantes entre los tres grupos y por rondas (p<0.05), indicando un aumento progresivo en los depósitos de grasa en respuesta a las demandas de calorías y de nutrientes para el crecimiento fetal y los tejidos asociados. El Indice de Masa Corporal no cambia de manera significante en las adolescentes controles.

Adolescentes y Embarazo: Indice de Masa Corporal

Las adolescentes del presente estudio ganaron en promedio un total de 9.48 Kg de peso durante el embarazo,hasta la semana 35. Este valor está por encima del valor mínimo de 9 Kg que se asocia con una mayor prevalencia de recién nacidos bajos de peso (20). El cuadro No. 6 muestra los valores promedio del peso pre-concepcional obtenido por recordatorio en el 73% de las adolescentes embarazadas y el peso obtenido en las tres rondas (trimestres) de observación, incluidos en la gráfica construida con base en los valores promedio de ganancia de peso de mujeres adultas de Colombia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) (34). Las adolescentes embarazadas mostraron un aumento progresivo del peso aproximándose al percentil 50th de dicha gráfica, al final del embarazo. En el cuadro No. 7 podemos observar los valores promedio de la ganancia de peso en Kg en cada uno de los trimestres (rondas) de observación. En el primer trimestre la ganancia promedio fue de 0.08 Kg/semana comparado con el valor mínimo de 0.1 Kg/semana sugerido por Strauss & Dietz con base en los estudios de seguimiento del Proyecto Nacional Colaborativo y el Estudio de Salud y Desarrollo de la Infancia de los Estados Unidos (35). En el segundo trimestre la ganancia promedio de peso fue de 0.28 Kg/semana, comparado con el valor mínimo de 0.3 Kg/semana recomendado por el Instituto de Medicina de los Estados Unidos para el segundo y tercer trimestres del embarazo (20). En el tercer trimestre las adolescentes embarazadas de nuestro estudio ganaron 0.47 Kg/semana. Si tenemos en cuenta que nuestros sujetos son adolescentes que tienen un peso significantemente menor que las mujeres adultas, creemos que los valores promedio de ganancia de peso en los dos primeros trimestres es adecuada, especialmente en el segundo trimestre, en el cual una pobre ganancia de peso de la madre gestante se asocia con una mayor frecuencia de bajo peso al nacimiento (35).

Adolescentes Embarazadas - ganancia de peso Adolescentes y Embarazo: Ganancia de peso

El cuadro No. 8 nos muestra los valores promedio de la talla de los grupos estudiados. La talla promedio de los dos grupos de adolescentes estudiadas fue similar, 154.2 cm en las adolescentes embarazadas y 154.6 cm en las adolescentes no-embarazadas, y tampoco hubo diferencias ni variaciones significantes durante las tres rondas de estudio. La talla promedio de las mujeres adultas fue 156.4 cm. La talla promedio de las adolescentes embarazadas estuvo por encima del valor crítico (<150 cm) para un mayor riesgo de complicaciones en el embarazo (34).

Adolescentes y Embarazo: valores promedio de la talla de los grupos estudiados

Los pliegues cutáneos tricipital, escapular y de la pantorrilla no aumentaron significantemente durante el embarazo en los tres grupos estudiados, pero el pliegue subescapular en las mujeres adultas fue significantemente mayor que en las adolescentes (cuadro No.9). Llama la atención que los valores del pliegue de la pantorrilla fue significantemente menor durante todo el período de observación en las adolescentes embarazadas. En cambio los pliegues del muslo y de la región ilíaca aumentaron significantemente durante el embarazo (p<0.05), lo cual representa un aumento en los depósitos de grasa corporal como reserva calórica para la formación de los tejidos fetales, tanto en las adolescentes como en las mujeres adultas. El cuadro No. 10 muestra el aumento progresivo y significante en los depósitos de grasa corporal central durante el embarazo, representados por el aumento en la circunferencia de la cadera en las adolescentes y en las mujeres adultas (p<0.05). El aumento progresivo en la circunferencia de la cintura y de la relación cintura/cadera se debe primordialmente al aumento en el tamaño del útero grávido.

Pliegue Subescapular en las Mujeres Adultas

Depósitos de Grasa corporal central durante el Embarazo

En el cuadro No. 11 podemos observar los valores promedio de la circunferencia obtenida en la parte media del brazo, el muslo y la pantorrilla (cm) y en el panel superior derecho el área muscular del brazo (cm2). La circunferencia del muslo fue la que mayor aumento mostró durante el embarazo, pero los cambios no alcanzaron significancia estadística (p=0.057), a nivel de la pantorrilla el aumento si alcanzó a ser significante (p=0.041). El aumento de la circunferencia del brazo no fue significante (p=0,161). El área muscular medida en la parte media del brazo, fue mayor en las mujeres adultas embarazadas como era de esperar y mostró un aumento progresivo y significante durante el embarazo, aunque los valores obtenidos en las adolescentes embarazadas no fueron diferentes de las adolescentes controles.

La Circunferencia del Muslo fue la que mayor aumento mostró durante el Embarazo

El crecimiento de las adolescentes embarazadas, obtenido con la medida de la altura de la rodilla durante el período de observación en el embarazo, aproximadamente 6 meses, es presentado en el cuadro No. 12, en forma similar a la descrita por Scholl y col. (14, 36), quienes definieron crecimiento como la ganancia de más de un milímetro en la medida de la altura de la rodilla en 6 meses. Esta cifra es el doble del posible error de medida. En nuestros estudios hemos realizado 456 sesiones de medida de la altura de la rodilla con una desviación estándar promedio de 0.l0+0.05 con un rango de 0 a 0.28. En general las adolescentes embarazadas crecieron un 62% más que las adolescentes controles no-embarazadas (p=0.002). La velocidad de crecimiento de las adolescentes embarazadas menores de 16 años fue significantemente mayor que la observada en las adolescentes controles y en las mayores de 16 años (p<0.001)(cuadro No.13). El peso promedio (3.180 gm) de los recién nacidos hijos de madres adolescentes que crecieron durante el período de observación (cuadro No.14) y definido de acuerdo con los criterios descritos por Scholl y col. (>l mm/6m.) (14, 36), no fue diferente del peso promedio (3.075 gm) de los recién nacidos hijos de adolescentes que habían terminado de crecer (p=N.S.). El cuadro No. 15 muestra los valores dispersos del peso en gramos de los recién nacidos según la edad de la madre y la línea de regresión respectiva sin ninguna significancia estadística (r2=0.021 ; p=0.077). Los cuadros Nos. 16, 17 y 18 muestran los valores del peso del recién nacido con relación al peso (r2=0.026; p=0.049), la talla (r2=0.012; p=0.097) y la edad ginecológica de la madre (r2=0.0034; p=NS).

Adolescentes y Embarazo: Altura de la rodilla Adolescentes y Embarazo: Adolescentes que crecen
Adolescentes y adultas Embarazadas Adolscentes Embarazadas, Edad de la Madre
Adolescentes Embarazadas, Peso de la Madre Peso del Recien Nacido

Edad Genecológica - Años

Los valores promedio de la hemoglobina no variaron significantemente durante los tres períodos de observación (cuadro No. 19), pero si hubo diferencias significantes entre los tres grupos estudiados, siendo los valores de las mujeres adultas embarazadas los más bajos (p<0.05), pero estuvieron por encima de 112 g/1, valor mínimo definido por la OMS para el diagnóstico de anemia durante el embarazo (37). La cifra de 112 g/1 de hemoglobina es el valor ajustado +2g/1 para la altura de Cali (976 m) sugerido por el Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC,1989). El 19% de las adolescentes embarazadas tenían hemoglobina <112 g/1, mientras que el 7% de las adolescentes no-embarazadas tenían una hemoglobina <120 g/1.

Adolescentes y Embarazo: Hemoglobina - gm/L

En el cuadro No. 20 se pueden observar los valores promedio de Ferritina (mg/1) según la edad en los dos grupos de adolescentes estudiadas: embarazadas y controles no-embarazadas. Estos valores estuvieron por encima de 12 mg/1 cifra de corte que define el riesgo de deficiencia en los depósitos de hierro del organismo (38). Sin embargo, el 21% de las embarazadas tenían niveles de Ferritina <12 mg/1 comparado con el 19% en las adolescentes no-embarazadas. Con respecto al Acido Fólico, el cuadro No. 21 nos muestra los niveles séricos promedio obtenidos en los dos grupos de adolescentes estudiadas. Todos los valores están por encima de la cifra de corte de 5 ng/ml para el riesgo de deficiencia (39). Las adolescentes embarazadas tuvieron valores más altos que las no-embarazadas (p<0.05). El 7% de las adolescentes embarazadas y el 31% de las no-embarazadas mostraron valores por debajo de 5 ng/ml (p<0.05).

Adolescentes y Embarazo: Ferritina Adolescentes y Embarazo: Ácido Folico

Discusión

La adolescente embarazada necesita un aporte extra de energía (calorías) para compensar el costo del crecimiento fetal y de los tejidos asociados. Varios estudios han mostrado que la ingesta calórica durante el embarazo no aumenta en forma significante para cubrir esas necesidades teóricas (40). En nuestros estudios en mujeres adultas embarazadas, se observó un aumento progresivo en la ingesta colórica a través del embarazo, pero esta no fue significante (41). Esta discrepancia ha llevado a la conclusión de que hayan errores en la cuantificación de la ingesta o que la mujer embarazada es capaz de disminuir el gasto calórico y la actividad física, para ahorrar energía. Por recortes de nuestro presupuesto, no pudimos medir estos parámetros en las adolescentes estudiadas.

El estado nutricional de nuestras adolescentes embarazadas puede considerarse como adecuado si nos basamos en el peso y la masa corporal magra obtenidos al momento de ingreso al estudio que ocurrió en promedio en la semana 13 del embarazo (42). Sin embargo, la diferencia de 6 cm en talla con sus congéneres del estrato socioeconómico alto (cuadro No. 2) nos habla de una nutrición y condiciones de vida deficientes durante la infancia. La ganancia promedio de peso de las adolescentes durante el embarazo (9.48 Kg) hasta la semana 35 puede considerarse como adecuada según las gráficas de la OMS para ganancia de peso duranteel embarazo de la mujer colombiana (43). La ganancia de peso materno y fetal varía significantemente durante el embarazo (44-45). En el primer trimestre ocurre la organogénesis fetal con un crecimiento mínimo y se pueden observar los efectos teratogénicos sobre el feto. En el segundo trimestre la velocidad del crecimiento fetal es mucho mayor y puede estar influenciada por la nutrición materna. La ganancia de peso fetal entre las semanas 14 y 28 es 12 veces mayor (46). Una deficiente ganancia de peso materno en el segundo semestre se asocia a un riesgo dos veces mayor de retardo en el crecimiento intrauterino, aunque la contribución del crecimiento fetal a la ganancia de peso materno sea mínima (35). En el tercer trimestre el feto cuadruplica su masa grasa (46).

En el segundo trimestre nuestras adolescentes ganaron un promedio de 0.280 Kg/semana valor mínimo recomendado por el Instituto de Medicina de los Estados Unidos (20) y 0.470 kg/ semana entre la semana 23 y 35 del embarazo, cifra 1.5 veces mayor que el valor de 0.3 kg/semana considerada como ganancia mínima y de riesgo para recién nacidos bajos de peso (20, 35). El aumento en el peso fue paralelo al aumento significante en el grosor del pliegue cutáneo a nivel del muslo y la circunferencia de la cadera, indicativos de un aumento en los depósitos de grasa corporal. A diferencia de los hallazgos en mujeres adultas (47-48), los pliegues ilíaco y subescapular no aumentaron de manera significante durante el embarazo en las adolescentes estudiadas.

La mayoría de nuestras adolescentes estudiadas (85%) crecieron en forma significante durante el período de observación del embarazo, especialmente las niñas menores de 16 años (cuadro No. 13) y sin embargo los recién nacidos tuvieron un peso adecuado y comparable con el peso de los recién nacidos hijos de las adolescentes que ya habían terminado de crecer y de las mujeres adultas (cuadro No. 14). Nuestros resultados, al igual que los de Zuckerman en Boston (49), no respaldan los hallazgos de otros investigadores en el sentido que las adolescentes para crecer compiten con los nutrientes del producto de la gestación y dan a luz hijos bajos de peso (15-16, 36). Es posible que las condiciones de vida de nuestras adolescentes embarazadas no sean comparables con las descritas por otros autores, lo cual estaría respaldado por la muy baja prevalencia de desnutrición significante en las adolescentes de la misma comunidad estudiadas en la encuesta sociodemográfica y antropométrica descrita antes y en quienes se encontró que la menarca ocurrió a la edad de 12.6 años, al igual que sus congéneres de estratos socioeconómicos altos de Cali y comparables también con las adolescentes de comunidades industrializadas (33). Otra posible explicación para sustentar nuestros hallazgos es el control de las variables de confusión como riesgos de salud maternos que dan como resultado recién nacidos bajo de peso como la toxemia, la diabetes y las enfermedades infecciosas intrauterinas, prevalentes en adolescentes de segmentos bajos de la escala socioeconómica.

Las adolescentes embarazadas especialmente aquellas que viven en comunidades deprimidas como las de nuestro estudio, debido a la pobreza y a la falta de una buena educación y consejería, son vulnerables para desarrollar deficiencias nutricionales que pueden conducir al agotamiento en los depósitos de nutrientes esenciales, la adquisición de pobres hábitos dietéticos y un inadecuado control prenatal (50-51). Se ha descrito una mayor frecuencia de recién nacidos bajos de peso, mayor mortalidad perinatal y defectos y malformaciones congénitas en el producto de la gestación y de anemia de la madre adolescente como resultado de una deficiente nutrición en micro-nutrientes (20, 38, 52).

El 31% de las adolescentes no-embarazadas tenían niveles de ácido fólico menores de 5 ng/ml. Esta cifra es de gran significancia en salud pública como recomendación para la fortificación de algunos alimentos de frecuente consumo y la prevención de defectos congénitos del sistema nervioso central.

Conclusiones

Hemos estudiado un grupo de adolescentes durante el embarazo en quienes medimos varios parámetros de salud y nutrición y encontramos resultados alentadores, a pesar de vivir en condiciones sub-óptimas en una comunidad deprimida de la ciudad de Cali. No encontramos evidencia de desnutrición significante en la adolescente embarazada ni en las adolescentes controles no-embarazadas, como tampoco en el producto de la gestación. Encontramos un 8% de recién nacidos bajos de peso equivalente al 50% de la cifra descrita para nuestro medio (34). Esperamos confirmar nuestros hallazgos continuando con estos estudios de tal manera que podamos dar recomendaciones operacionales que se puedan aplicar con éxito en comunidades similares a la nuestra.

Hubiera sido de gran importancia evaluar la ingesta calórica y el gasto calórico en los dos grupos de adolescentes estudiados para determinar los patrones dietéticos y las costumbres alimenticias que nos podrían ayudar a detectar deficiencias subclínicas tanto de macro como de micro-nutrientes y caracterizar mejor el estado nutricional de las adolescentes que viven en comunidades a riesgo.

Agradecimientos

Además de las adolescentes que generosamente participan en este estudio, queremos manifestar nuestros sinceros agradecimientos a Colciencias, al Hospital Carlos Holmes Trujillo, a la Fundación Arcesio Paz Paz, al Centro Médico Imbanaco y a la Secretaría de Deportes y Recreación del Municipio de Santiago de Cali por su valiosa ayuda logística.

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1,3 Departamento de Pediatría y Ciencias Fisiológicas, Universidad del Vallle.
2. Departamento de Antropología, Universidad de Colorado, USA.
3 Departamento de Fisiología, Medical Collage of Wisconsin. USA.

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