¡Yo Patrón! Pautas Metodológicas en la Resolución de Conflictos en Medio del Conflicto

Para que nuestra DEMOCRACIA LOCAL sea fortalecida con la equidad de la Justicia, la solidaridad de la Fraternidad y el desarrollo armónico de sus comunidades. J. PERDOMO R.

Josefina Perdomo Rivera*

* Enfermera magistra en desarrollo integral de la población. Especialista en Salud familiar y comunitaria. Directora del programa “Woman, Mistery of Love who Gives Life to Life” Organización “Women for Peace”. Conferencia dictada en el V Congreso de Enfermeras Javerianas, Bogotá, Mayo de 2001. Correspondencia: josefinaperd@yahoo.com josefinaperd@hotmail.com

Introducción

La Madre Teresa de Calcuta me dijo, en noviembre de 1994: “Josefina, para poder realizar la misión que el Señor me pedía de amar, servir y dar mi vida por los más pobres entre los pobres, tuve que dejar de ser maestra y convertirme en enfermera”.

Estas palabras pronunciadas por aquella MUJER ENFERMERA ante la cual se inclinaron desde los más humildes hasta los más poderosos, golpearon profundamente mi ser; y una vez más me convencí que el Profesional de Enfermería tiene un espacio en la sociedad único e incomparable.

Tiene en sus manos armas estratégicas para introducir cambios sensibles y significativos enla vida de las personas, de los grupos, de las comunidades y de los pueblos; aún más, podríamos decir, y ¿por qué no?, tiene el “mágico poder” de cambiar la historia en la vida de una persona y de una población.

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Hoy la sociedad humana es una sociedad pluriétnica, plurirreligiosa y pluricultural en relación mucho más estrecha y en frecuente conflictividad. Los conflictos son parte inherente a la continua evolución y dinámica de la vida y desarrollo de las personas, de las comunidades y de los pueblos.

Por ello, el conflicto no es un tipo insólito de relación, sino que forma parte del proceso de interacción social.

El conflicto es una lucha con respecto a valores y derechos sobre intereses, status, poderes y recursos. Cuando el conflicto es de magnitud, esa lucha tiene el propósito de neutralizar, dañar o eliminar a sus rivales. Por eso, según Lewis Coser, el máximo teórico del conflicto social, todo conflicto se caracteriza por la omnipresencia de la agresión, la coacción, la violencia y la opresión. (Coser, 1961).

¡YO PATRÓN! fue la expresión con la cual me saludó un indígena Uwa, Emilio Bócota, cuando regresé 10 años después a visitarlos: Este indígena era tratado como una mula de carga por el colono gamonal.

Ahora el indígena y su comunidad son los dueños de la finca que tenía dicho colono dentro del territorio del resguardo. ¡YO PATRON!, es pues, la exclamación de liberación de un pueblo sometido que hoy, gracias a Dios, gestiona su propia libertad, aunque afronte nuevas luchas.

El objetivo de esta ponencia es el de compartir un proceso de trabajo participativo y conjunto realizado entre 1980 y 1983 por la autora, quien en ese período era docente de la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional y por sus estudiantes con las comunidades indígena Uwa, campesina nativa, colonos, y familias desplazadas por la violencia que se debatían en una lucha frontal por la supervivencia, agravada por la acción armada del Ejército de Liberación Nacional (ELN)

La experiencia reconstruye caminos de resolución del conflicto en medio de él y muestra la dinámica de interacción sociocultural y política desarrollada en él. Recrea el papel del Profesional de enfermería como canal de diálogo y reconciliación, e impulsor de soluciones justas y no violentas en procesos de paz y toma de poder comunitario. Es de singular importancia el que este proceso continúa y se centra en un grupo indígena.

Teniendo en cuenta que la salud es la parte más vulnerable de la persona humana y de la comunidad y que las mujeres y los niños son los que padecen mayormente los actos y consecuencias de la violencia, el proyecto de salud fue la punta de lanza para crear estrategias que actuaron directamente sobre las diferentes causas y manifestaciones de la violencia, y para abrir caminos en defensa de la vida y de la convivencia solidaria y fraterna.

Objetivo éste alcanzado por la vía de la NO-VIOLENCIA, mediante el diálogo, la práctica de la justicia, de la tolerancia, del respeto a la diferencia, y a los derechos humanos individuales y colectivos, el reconocimiento y respeto a la existencia y derecho a una vida humana y digna para la comunidad indígena Uwa, el respeto a sus valores y tradiciones socio-culturales y religiosas.

Como también mediante la aplicación justa de la ley y la acción concertada y coordinada de las entidades gubernamentales y religiosa para intervenir con sus respectivos programas, apropiados y específicos, en la solución de los problemas generadores del conflicto socio-económico y político. Fundamental fue la observancia de las virtudes cristianas del amor, del perdón y de la reconciliación.

Una de las características más interesantes de este proceso es que fue liderado por mujeres (indígenas, colonas, religiosa misionera, profesora y estudiantes de enfermería de la Universidad Nacional y una médica), por lo cual mereció un premio el Día de la Mujer.

En la medida en que se va exponiendo la historia se van reconstruyendo las estrategias, intervenciones y acciones utilizadas por los profesionales de enfermería, y presenta de manera participativa las vivencias de los actores que lograron controlar la situación.

Con la descentralización políticoadministrativa y asunción de los municipios de la responsabilidad de proveer los servicios de salud a sus poblaciones, nace una gran oportunidad para la enfermera, quien tiene todos los conocimientos, habilidades y competencias para organizar servicios de salud. El trabajo que se presenta, aportó y aporta hoy aprendizajes para organizar sistemas de servicios de salud, NO con el tradicional enfoque biológico centrado en la enfermedad sino orientado hacia el BIENESTAR integral general y de los diferentes grupos poblacionales.

Y enseña pautas metodológicas utilizadas por el profesional de enfermería para enfrentar y resolver el conflicto social, cultural y político que viven muchas poblaciones colombianas, que en medio del enfrentamiento armado deben buscar caminos de progreso, armonía y sobre todo de negociación para la vida.

Primera Etapa

Ambientación interior

Primera Pauta: el ejercicio profesional en las zonas de conflicto es difícil y de alto riesgo. Se necesita estar preparado interiormente para luchar y afrontar los riesgos sin temores, sin desánimos y ejercer un liderazgo social.

La historia de liberación de un pueblo indígena oprimido y de unas comunidades explotadas comienza en Enero de 1980, cuando tres sacerdotes misioneros: dos sociólogos y un antropólogo, con tono entristecido e impotente, me comentan: “Existe una comunidad indígena, los Tunebos (así eran llamados por los misioneros y los colonos), que habita en lo más alto de la cordillera oriental, una parte es puro páramo, el resto es rocoso, húmedo e inhóspito.

Es una comunidad desconocida porque no tiene la fuerza de los Paeces, Guambianos, Cogui, Aruacos y Wayú. Viven en absoluta pobreza y abandono de las entidades gubernamentales y de la sociedad; solamente los misioneros nos preocupamos por ellos. El año pasado, de 64 niños menores de un año, sólo sobrevivieron ocho de la epidemia de tos ferina y sarampión”.

Les respondí: “Visitaré esa comunidad”.

Después de mi primera visita continué yendo sola durante un año. A medida que iba constatando con la observación directa y profundizando en la convivencia con los diferentes grupos de familias que conforman la gran Comunidad indígena Uwa, y con otros pobladores de la región, conocí la clase y magnitud de los problemas y conflictos que azotaban la zona y a los diferentes grupos poblacionales, los cuales se pueden resumir en tres grandes categorías:

1.  La complejidad geo-política debido a la vasta extensión que abarca el asentamiento indígena, unos 5000 kms cuadrados, ocupando territorios de Boyacá, Santander, Norte de Santander, Arauca y Casanare. La existencia de cinco administraciones departamentales hacía difícil la consecución de recursos del orden departamental y la ejecución de programas, porque ninguno se sentía responsable con los indígenas.

2.   La heterogeneidad étnico-cultural, socio-económica y política de los diversos grupos, que conformaban la población total, y que se disputaban el territorio en medio de un grave conflicto:

  • la Comunidad Indígena Uwa, dividida en 21 grupos familiares vagando dispersos en los cinco departamentos sin que existiera ninguna cohesión entre ellos, ni organización comunitaria, sumidos en la miseria y en las más precarias condiciones de salud;
  • los campesinos pobres;
  • los colonos obreros llegados a la región desplazados por la violencia;
  • los colonos que talaban los bosques y selva rica en variadísimas especies de madera y plantas industriales como el cedro, el roble, el otobo, la palma de seje, que cubrían casi toda la región. Estos colonos montaron sus aserraderos en el hábitat de los indígenas y los fueron arrinconando en los riscos de la cordillera húmedos y palúdicos y en las zonas taladas que ellos dejaban erosionadas y áridas;
  • los colonos comerciantes que extorsionaban y iochupabanls los escasísimos recursos de los pobres que no tenían medios para ir a la ciudad a comprar los alimentos e insumos que necesitaban;
  • un colono terrateniente y gamonal que gozaba del respaldo de los políticos del nivel nacional y departamental, manipulaba al alcalde y concejales de turno y explotaba inmisericordemente a las familias y comunidades marginadas y pobres;
  • el ELN que defendía con sus milicias civiles la causa de los pobres y con su brazo armado “vengaba las injusticias” y, además volaba los oleoductos que atraviesan la zona;
  • el cuerpo armado de la policía.

3.   Los niveles de desnutrición, la mortalidad perinatal y neonatal eran muy altas; las enfermedades inmunoprevenibles, insuficiencia respiratoria aguda (IRA), enfermedad diarreica aguda (EDA) los homicidios, las enfermedades tropicales, las infecto-contagiosas, entre otras, estaban diezmando la población: la esperanza de vida al nacer era de 46 años y muy pocos llegaban a esta edad.

Esta dolorosa y caótica situación puso delante de mí la iaesencia y rol fundamentalli de mi iiSer Enfermerals (Anexo 1) y los principios y valores morales y éticos que rigen mi ejercicio profesional, los cuales expreso como los “Mandamientos de la Enfermera”. (Anexo 2) Confrontada conmigo misma y, confiada en Dios, tomé la decisión de aceptar el reto de contribuir, como ENFERMERA en la liberación del pueblo Uwa, en la construcción de estructuras socio-económicas justas y en la pacificación de la región.

Segunda Pauta: motivar la institución donde se trabaja para asumir el mismo reto.

Con el apoyo de la Decana, María Mercedes Durán de Villalobos y de las profesoras compañeras de la Sección de Administración de Servicios de Salud, extendí la práctica del i.ruralitoli (práctica de enfermería en el área rural) al territorio indígena Uwa, porque estoy absolutamente convencida:

  • de la gran potencialidad de los estudiantes de enfermería para impulsar y sostener procesos de cambio social que mejoren sustancialmente la calidad de vida de las personas y de las comunidades;
  • de la importancia y beneficio que representa para los estudiantes ser formados en experiencias inusuales y de gran complejidad, que son inherentes a la vida cotidiana de las personas y comunidades, y que desarrollan en los estudiantes las capacidades de liderazgo y fortalece en ellos valores y virtudes humanas y sociales;
  • del compromiso social ineludible que tienen las universidades de contribuir al progreso de los pueblos. A partir del primer semestre de 1981 se asumió la reorganización y fortalecimiento de los sistemas locales de Salud de los municipios de Cubará (Boyacá), Arauca, Arauquita, Saravena y Tame (Arauca) y la atención de toda la población indígena, dispersa en los 5000 kms 2 , independientemente del Departamento donde se encontrara su asentamiento.

Segunda Etapa

Dentro del cráter de un volcán en erupción

Al llegar a territorio Uwa la única condición que le exigí a los estudiantes fue la de inserirnos totalmente en la nueva realidad que estábamos viviendo. No podíamos permanecer como “visitantes”, ni como ioextrañoslo, ni como iiagentes externosls que van a realizar un trabajo específico y sólo les importa eso. Al contrario, nosotros debíamos convertirnos en miembros de cada familia y de cada grupo poblacional, para poder comprender y sentir, desde la perspectiva de ellos, sus problemas, necesidades y los gritos de esperanza que lanzaban desde lo más hondo de sus angustias, pero sin perder la objetividad racional y afectiva, manteniendo siempre claro los objetivos.

Tercera Pauta: inserirse totalmente en la realidad

Para inserirnos en esta realidad fue necesario:

  • conocer, desde sus raíces, la historia étnico-cultural y evolución social de nuestros indígenas, su cosmovisión, costumbres y prácticas actuales; sus formas de interacción familiar y comunitaria, sus problemas y necesidades;
  • conocer la historia socio-política de los otros grupos, sus intereses, y motivaciones de lucha, las interrelaciones que se desenvuelven en la vida cotidiana en el seno de las familias, en el grupo escolar, en el espacio laboral, en el ambiente interno de las instituciones, etc.;
  • comprender las necesidades y problemas de salud de todos los grupos poblacionales, de cada grupo etáreo, las condiciones del medio ambiente y la calidad en las condiciones de vida, reconociendo los aspectos socio-culturales involucrados en los problemas de salud;
  • comprender la dinámica y canales de comunicación e interacción existentes entre las comunidades Sólo esta penetración e inserción en la región y en la vida de sus gentes nos permitió valorar la evolución degradante de los indígenas y comprender la naturaleza, causas y factores determinantes de sus problemas de salud y del conflicto étnico-cultural, socio-económico y político de la violencia que azotaba la región.

Cuarta Pauta: diagnosticar y caracterizar la CAUSA del conflicto social

  • Un grupo de colonos habían invadido el territorio de la comunidad indígena Uwa y explotaban ilícitamente el suelo;
  • Los indígenas carecían de tierras productivas, habían perdido el contacto vital con la Madre Tierra, fuente de su subsistencia, de su identidad cultural y de su cohesión social.

Porque la pobreza extrema y la marginación social son amenazas reales para la Paz y por que la falta de respeto a la integridad ajena origina conductas violentas, a partir de ese momento, se tuvo como objetivo prioritario la recuperación de la ‚Tierra™, de la iaIdentidadl, y de la “Libertad” para la comunidad indígena Uwa

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