Editorial: Cuando la Ciencia se vuelve Ensayo y el Ensayo se vuelve Cuento
When science becomes a rehearsal and the rehearsal becomes the story
Olga Patricia Ramírez*
Érase una vez un grupo de jóvenes con grandes inquietudes, sueños, y esperanzas, que tenían la idea de cambiar el mundo, vivían en la gruta de un gran subterráneo en inmediaciones de la ciudad, rodeados de grandes edificios, en cercanía de una gran Universidad a la cual asistían. Con grandes penalidades y peligros lograban llegar después de cruzar avenidas, ríos, escapar de peligros inimaginables.
Al llegar siempre se situaban arriba del salón de clase donde escuchaban muy atentos al profesor impartir su cátedra sobre investigación, ciencia e ingenio. Fue ahí donde ya hace algún tiempo les surgió la idea de agruparse y hacer ciencia, camino difícil para nuestros queridos amigos ya que no contaban con los recursos necesarios, pero esto no importó y fue cuando un día nuestro amigo filósofo los escuchó conversar sobre la creación de su gran sociedad y les dijo con voz entusiasta “yo sé quien les puede ayudar”, todos con gran admiración y sorprendidos escucharon atentamente al gran filósofo quien les dijo: “para crear ciencia se necesita conocimiento e intuición mezclada con amor, esperanza y sacrificio.”
Después de esto se pusieron en pie camino a un gran salón rodeados de libros algunos muy antiguos, otros más modernos, computadores, y observaron a muchos estudiantes sumergidos entre sueños de conocimientos y lecturas de ciencia, discusiones de algunos temas, disertaciones de ideas, teorías y paradigmas.
Al final del salón:
Tras esa gran puerta encontrarán al gran maestro, les dijo el filósofo. Él se encontraba en medio de una gran investigación rodeado de tubos de ensayos y notas, con voz temblorosa el más audaz de nuestros amigos se atrevió a interrumpir al maestro, éste con gran sorpresa levantó su mirada y vió a cuatro jóvenes un poco nerviosos, y con voz aguda preguntó: el por qué de su interrupción; el filósofo se presentó y preguntó al maestro “como podrían hacer nuestros amigos para crear una sociedad científica donde sus creaciones e investigaciones pudieran ser útiles para su comarca y protegidas de otras comarcas cercanas”.
Luego de un tiempo el maestro los reúne alrededor de su mesa de experimentos y les dices: “para crear una sociedad científica es necesario alejarse de los vicios de la política y la religión, buscar el bien común en nuestra sociedad, agruparse por cuerpos de conocimiento, dividir tareas, buscar redes de apoyo con otras comarcas cercanas y países con los cuales compartir y apoyar sus investigaciones logrando un posicionamiento en su grupo de conocimiento, buscar pares académicos con camino recorrido, escribir y publicar sus teorías, descubrimientos e invenciones.” Esto hace parte de la larga tarea de crear ciencia y convertirse en una sociedad científica…
Nuestros amigos salieron entusiasmados de aquel viejo laboratorio:
Con una tarea ardua por hacer, se reúnen de nuevo y dividen tareas, aunque nuevos en el área habían recorrido camino, realizado investigaciones, adelantado escritos. De repente dijo José mi primo, editor de El Científico, “él nos puede ayudar a publicar nuestro último descubrimiento y así comenzaremos a darnos a conocer y buscar otros pares en las comarcas cercanas a quienes les interese nuestro trabajo”.
Pasado un tiempo y con curiosidad, el filósofo quien se encontraba caminando por las viejas calles de la universidad, se preguntó “qué sería de aquellos jóvenes con deseos de cambiar el mundo”, decidió buscarlos, indagó en el salón de clase donde los encontró por primera vez y fue allí donde supo su ubicación y con gran sorpresa descubrió su laboratorio en las instalaciones del viejo edificio de ingeniería que tenía comunicación con otros laboratorios, gracias a una serie de túneles que ellos con gran habilidad habían construido, gracias a estos ellos con gran destreza conseguían los insumos para sus investigaciones.
El filósofo decide entrar con gran cautela al laboratorio y encontró una gran revolución:
Se ubica en un rincón del laboratorio y los mira detenidamente. Uno de ellos al sentirse observado se da cuenta de la presencia de uno de sus primeros mentores, llama a sus compañeros, suspenden sus actividades y dan la bienvenida al filósofo. Este les pregunta acerca del motivo de esa gran revolución y ellos llenos de orgullo presentan su invención al filósofo, quien observa con admiración la nueva creación.
Thomas acepta ser el vocero del grupo y cuenta con detalle la forma como lograron consolidarse como grupo de investigación y fueron aceptados en la sociedad científica de la Comarca Baja, y crearon vínculos con la Universidad del Sur reconocida por su gran recorrido y sus múltiples aportes al desarrollo tecnológico de la Comarca Baja; de sus primeras publicaciones en El Científico, el filósofo admirado por todos los logros obtenidos, pregunta acerca del nuevo descubrimiento y sobre su registro ante el instituto de propiedad intelectual. Los jóvenes ya no tan jóvenes, se miran entre si admirados ante la pregunta, y en coro contestaron NO!!!.
El filósofo sorprendido los lleva ante el rector para que se les expliquen los requisitos para patentar su invento y ser protegido, les dice: “en el ámbito de la creación, con el ingenio, la búsqueda de la verdad se crea la propiedad intelectual, y el derecho industrial, como forma de protección del artista, intelectual, científico, y comunidades científicas.
Les hace énfasis en que su creación debe ser algo nuevo:
Con carácter de invención y que pueda ser aprovechado por la industria, frente a lo cual se miran y con una gran sonrisa y contestan SI. Con el pecho lleno de alegría presentan el primer neutralizador de gatos producto innovador, único en el mercado, de gran utilidad ya que eran víctimas de persecuciones por parte del viejo gato que custodiaba la universidad…
Gracias a este neutralizador los jóvenes ratones, ya no tan jóvenes, son conocidos en todas las comarcas obteniendo un reconocimiento en el círculo de investigadores y ganan el premio Nightingale. |
Y así se crea la primera comunidad científica de la Comarca Baja apadrinada por el viejo maestro y el filósofo ratón, y todos fueron felices… Bueno excepto el gato…
Biblografía
- 1. De Greiff A. Entre lo global y lo local. ¿Cuál comunidad científica internacional?. TRANS. Investigación: palingenesia de saberes. Bogotá: Universidad Nacional 2002. p. 118 – 38.
- 2. El derecho de autor en la era digital. Disponible en: https://www.iered.org/miembros/ulises/representacion-ideas/Derechos-Autor/propiedad_intelectual_en_la_legislacin_colombiana.html. Consultado abril de 2013.
- 3. Obregón T D. De su historia Acerca de la ciencia, algo de su historia y de algunas políticas para el fenómeno de la investigación. TRANS. Investigación: palingenesia de saberes. Bogotá: Universidad Nacional 2002. p. 92-105.
- 4. Zerda S Á. Usos y abusos de la propiedad intelectual. TRANS: Ética, poder y conocimiento. Bogotá: Universidad Nacional 2003. p. 159-175.
Olga Patricia Ramírez
Enfermera Universidad Nacional de Colombia. Especialista en Cuidado Cardio respiratorio;
Candidata a Magíster en Ciencias Farmacéuticas Universidad Nacional.
Enfermera Encargada del Instituto de Urgencias Hospital Universitario de la Fundación Santa Fe de Bogotá.
Correspondencia: arenasdepatricia@yahoo.com
Recibido: mayo de 2013
Aceptado para publicación: junio de 2013
Actual. Enferm. 2013;16(1):6-7
CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO