¿Qué Hacen los Universitarios en Salud y Enfermedad?
En este apartado se pretendió entender desde su campo representacional, como el cotidiano del universitario influye en su estado de salud y de qué manera el núcleo figurativo de la representación interviene en sus prácticas cotidianas frente a la enfermedad.
En este sentido, son dos los elementos que emergen del discurso y que cohesionan aún más la construcción representacional.
Por una parte, la Universidad y la vida cotidiana que el universitario aquí desarrolla se identifica como uno de los factores principales para que su estado de salud se vea afectado, es decir, en términos representacionales, la universidad no permite estar bien y en ocasiones, la “universidad enferma”.
Por consiguiente, todo lo que hace el joven universitario son “intentos” sea para mantenerse sano o para no enfermarse, pues como ellos lo refieren, la carga académica, los horarios, las responsabilidades asumidas frente a su familia por su condición de estudiante, interfieren directamente en aspectos concretos tales como la alimentación, el descanso, la recreación, sus horas libres, afectando todo esto su estado de salud.
“Pues yo trato de mantener un equilibrio psicológico porque o sea, nos mantienen ahorita como en un nivel de estrés alto”
“Trato de desayunar a la misma hora de siempre, almorzar, comer una muy buena comida un buen almuerzo, el desayuno pues a veces del afán no me lo permite”
“Trato de dormir bien, pero no siempre pasa porque hay veces que uno está muy cansado y tiene que seguir derecho y cosas así y más en esta carrera uno duerme todos los días en la universidad “
“Tratar de comer como normal y todo eso, no dejar desordenarse también por lo horarios, porque eso también lo afecta a uno”
“Trato de tener mis tres comidas con mis tres alimentos básicos, hacer deporte aunque es muy relativo, en esa parte porque no me queda tiempo”
“No me ha quedado mucho tiempo para hacer ejercicio, mi ritmo de vida es como loco porque estoy pensando en estudio y trabajo prácticamente no me queda tiempo, trato de comer bien”
Algunos estudios muestran que los jóvenes que no duermen lo suficiente responden peor a los estímulos positivos que aquellos que dedican suficiente tiempo para descansar, esta situación se convierte en un círculo vicioso, porque el estrés y la irritabilidad que acompañan al universitario durante todo el día tras una noche de poco sueño provocarán que a la noche siguiente le sea más difícil conciliar el sueño, y su cansancio sea aún mayor por la mañana.(1)
Ahora bien, si lo importante es “estar bien”, vivir plenamente, el poco tiempo libre que les queda lo dedican precisamente a otras actividades que les representen ese bienestar, por consiguiente, las actividades “saludables” se ven cada vez más restringidas.
En relación con la alimentación se identifican los horarios universitarios como los principales responsables de los “trastornos alimenticios”, de la ingesta de “comida chatarra” pero en últimas, la situación no tiene modificaciones pues hace parte de la agitada y rápida vida que desarrollan.
Comer demasiado como resultado del estrés, los malos hábitos de nutrición y las comidas de moda son problemas alimenticios comunes entre los jóvenes.
Además, hay dos desórdenes psiquiátricos de la alimentación, la bulimia y la anorexia nerviosa, los cuales están en aumento entre las adolescentes y mujeres jóvenes y que a menudo se presenta en la familia.
En los Estados Unidos, 10 de cada 100 mujeres jóvenes sufren de un desorden de la alimentación.
También se observa en muchachos, pero es menos frecuente, por consiguiente, vale la pena prestar más atención a este tipo de realidades emergentes en el cotidiano del universitario, más en la medida en que, gracias a la fortaleza que evidencia el núcleo figurativo de la representación, pueden estar ocultándose problemáticas futuras más complejas.
El otro elemento significativo que emerge en el hacer del universitario frente a la salud y la enfermedad, es el de la “automedicación”.
En efecto, en coherencia con ese núcleo figurativo representacional de la salud y dado que todo aquello que signifique instituciones de salud o personal de salud se asocia a limitaciones para “estar bien”, la asistencia a consulta médica, la búsqueda de recursos de salud para resolver sus problemas, no es necesaria, más en la medida en que como se comentó, estos problemas no revisten trascendencia ni gravedad.
“Cuando me da dengue tomar dolex, yo no me complico mucho estoy muy acostumbrado a la gripa, o sea primero que todo miro si son síntomas pasajeros más que no van a pasar a mayores”
“Tratar de tomarme algo para que los síntomas no avancen mientras estoy en la universidad y llevar el día con calma”
“Tomo pastillas, para la gripa, dolex gripa, para la tos, jarabe, pastillas que científicamente están apoyadas”
“Para la tos tomo jarabe normal y a veces para poder dormir me tomo un medicamento como un distran para poder estar bien, que eso se me hace importante poder descansar”
“Pues busco en el cajón de la droga, en el de las muestras médicas, si no es muy grave y si es muy grave, me vengo para el hospital”
“Me automedico y sigo palante”
En este sentido, diversos estudios muestran que 6% de los medicamentos que precisan receta se compran sin ella y que 46% de los hogares tienen botiquines caseros en los que se pueden encontrar antibióticos, la acumulación de medicamentos en estos botiquines es una de las principales causas de la automedicación. En promedio un botiquín casero tiene entre 7 y 30 medicamentos como mínimo, 42% uno o más antibióticos, una de cada tres personas acude a la farmacia sin fórmula médica.
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La automedicación de alguna manera entra a hacer parte del círculo vicioso que genera el estrés, la falta de descanso, los desórdenes alimenticios y la influencia de los medios de comunicación en el estilo de vida universitario.
En efecto, una vida agitada en la que no hay tiempo para descansar puede llevar al consumo de medicamentos para conciliar el sueño, los trastornos de alimentación, por ausencia o por efecto pueden llevar a la ingesta de medicamentos para resolver el problema, los modelos estereotipados de cuerpos musculosos en los jóvenes y delgados en las mujeres es otro factor que puede ser considerado como inductor.
En resumen, el núcleo figurativo de la representación, condiciona en gran medida una conducta que antes de ser catalogada como “irresponsable” o poco saludable, debe ser analizada a profundidad ya que desde la óptica de los jóvenes es completamente normal y hace parte de sus argumentos para “estar bien”.
La figura 4 resume el campo representacional del hacer universitario en salud y enfermedad.
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