Prácticas de Cuidado de las Gestantes Desplazadas
Care Practices in Internally Displaced Gravid Women
Alix Zoraida Bohórquez de Figueroa*, Gloria Esperanza Zambrano Plata**
Resumen
Objetivo: describir el significado de su cuidado y el de su hijo por nacer, a partir de los valores, creencias y prácticas, en un grupo de gestantes desplazadas en Cúcuta, Norte de Santander, Colombia, durante 2006.
Metodología: se empleó la etnoenfermería (Leininger) para explorar la perspectiva émica de las gestantes. Para el análisis de los datos se utilizó el método de James P. Spradley. Participaron siete gestantes, se realizó muestreo por saturación por caso y por tema y en promedio se realiza-ron tres entrevistas por informante.
Resultados y discusión: en el presente estudio se encontraron los temas: “manteniendo el balance entre el frío y el calor” y “preparándose para el parto”. En ellos se encuentran prácticas que reflejan diferentes creencias, mitos y tabúes orientados a garantizar el bienestar del hijo.
Conclusiones: las mujeres desplazadas refuerzan su auto-cuidado con el propósito de tener un parto sin complicaciones y de esta forma garantizar el bienestar del hijo por nacer; estas prácticas están determinadas por su historia de vida, sus afectos, sus valores y su cultura.
Palabras claves: mujeres embarazadas-etnología, atención prenatal, personas desplazadas, cuidado cultural. (Fuente: DeCS, BIREME)
Abstract
Objective: To describe the meaning of self care and care of the child to be born and the perspectives of values, beliefs and practices in a group of pregnant women internally displaced in Cúcuta, Norte de Santander, Colombia, in the year 2006.
Methodology: The ethno nursing method (Leininger) was used in order to explore the emic perspectives of gravid women. Data was analyzed by the James P. Spradley method. Seven gravid women were involved and saturation sampling by individual case and subject was performed; on average of three personnel interviews were completed.
Results and Discussion: This study recognized two main themes were: “cold and heat balance” and “preparing for child-birth,” Encountering practices that reflect different beliefs, myths and taboos aimed at ensuring the welfare of the child.
Conclusions: Internally displaced women reinforced self care for the purpose of having a birth without complications and thus ensure the welfare of the unborned child. Such practices are determined by their life history, their emotions, values and culture.
Key words: Gravid-ethnology, prenatal care, internally displaced women, culture.
Introducción
El desplazamiento forzoso es la tragedia humanitaria más grande en la historia de Colombia; según datos de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES) se estima que en 20 años (1985-2005) se presentaron 3.662.842 personas desplazas.(1) El conflicto armado interno se intensificó a finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI, como consecuencia en los últimos 10 años se incrementó el desplazamiento, presentándose en el periodo 1997 – 2007 un total de 2.853.455 personas en situación de desplazamiento (PSD);(2) para este mismo periodo 102.063 personas llegaron desplazadas a Norte de Santander (N.S.), en especial al municipio de Cúcuta.(3, 4)
El desplazamiento implica un desmejoramiento de la calidad de vida de las víctimas, constituyéndose en población altamente vulnerable y como con-secuencia presentan indicadores peo-res que los registrados en la población pobre de las áreas urbanas. Las PSD se ubican en zonas marginales, en barrios de invasión, en viviendas precarias, con altos grados de hacinamiento y baja cobertura de agua potable, alcantarillado, recolección de basuras y electricidad.(5) Se estima que 99% de la PSD se encuentra por debajo de la línea de pobreza, 85,4 % presenta necesidades básicas insatisfechas y 80% se encuentra en situación de indigencia.(4-7)
En Cúcuta la situación no es diferente a la que se registra en el ámbito nacional, la mayoría de los desplazados reside en asentamientos subnormales de la periferia de la ciudad en el sector de la ciudadela de Juan Atalaya, donde se presentan condiciones insalubres y ausencia de algunos de los servicios básicos como agua, electricidad, alcantarillado y recolección de basuras,(8) exponiéndose a múltiples riesgos ambientales para su salud. El riesgo de pobreza (ingreso mensual que no permite cubrir las necesidades básicas de alimentación, educación, vestuario e higiene personal) es de 91,7%, situación que se presenta porque las familias desplazadas poseen un grado de educación bajo, sus pertenencias fueron abandonadas en el sitio del desplazamiento por la premura de la salida de sus hogares y sus propiedades quedan a la deriva o en poder de los grupos armados ilegales que ocasionaron su desplazamiento.(8)
De otra parte, en los últimos años se ha dado una feminización del desplazamiento, encontrándose que en Colombia 55% y en Norte de Santander 51%(4) de la población en situación de desplazamiento corresponde al sexo femenino(2) con predominio de mujeres en edad fértil (47%).(6) Las mujeres tiene que enfrentar el desplaza-miento con ruptura de su tejido social, solas (huérfanas, viudas o abandona-das por el cónyuge), en situación de pobreza, con sentimientos de desesperanza e impotencia, deterioro de la salud, miedo y con la responsabilidad de sobrevivir y luchar por el bienestar de sus hijos.
La salud sexual y reproductiva de las mujeres en situación de desplazamiento se encuentra seriamente comprometida. Las mujeres desplazadas por el conflicto armado colombiano presentan una tasa total de fecundidad (TTF) de 4,8 hijos, más alto que el reportado en las mujeres de zonas marginales (3,9), y rurales (4,2), lo que refleja la alta vulnerabilidad de las mujeres en situación de desplazamiento.(5)
Según la encuesta nacional de demografía y salud (ENDS) de 2005, 6% de las mujeres se encontraban embarazadas en el momento de la entrevista y de éstas sólo 33% deseaba el embarazo.(5) El embarazo en adolescentes presenta cifras dramáticas, encontrándose que 63% de las mujeres de 19 años, ya son madres o están embarazadas de su primer hijo y en el rango de 13 a 19 años el embarazo se presenta en 24,5%.(5)
Frente al fenómeno del desplazamiento, el Estado colombiano mediante la ley 387 de 1997, reconoce las responsabilidades que tiene frente a las personas afectadas por esta problemática y establece la obligación de brindar una atención integral a las familias en situación de desplazamiento forzado. No obstante el espíritu de la ley, después de más de 10 años la atención en salud a la totalidad de la población desplazada está lejos de cumplirse, Norte de Santander es uno de los departamentos con mayor proporción de población no afiliada al Sistema General de Seguridad Social y Salud, sólo 33% de las PSD tiene acceso a los servicios de salud,(7) sumado a la baja utilización de los servicios de salud(6) incluido los programas de salud sexual y reproductiva y el programa de control prenatal (50%)(8) que es menor al reportado en el ámbito nacional (60%),(5, 6) ubicando a la PSD y específicamente a la mujeres en el grupo poblacional de mayor vulnerabilidad.
Estas mujeres deben asumir la maternidad en la adversidad y el desarraigo, en muchos casos sin apoyo gubernamental, por lo tanto, el control prenatal es un “privilegio” para la minoría de las desplazadas, quienes acceden a los servicios de salud donde se atiende la gestación con un enfoque que privilegia lo biomédico, ignoran-do las prácticas de cuidado definidas por sus creencias y valores, creándose una brecha entre las usuarias y las instituciones de salud. Este choque cultural tiene importantes implicaciones en la accesibilidad a los servicios de salud y en la calidad del cuidado que se ofrece a las PSD.
El interés por explorar el significado de estas prácticas de cuidado, dio origen a esta investigación, tomando como marco de referencia la teoría del cuidado transcultural de Madeleine Leininger, que tiene como finalidad ofrecer un cuidado coherente culturalmente, definido como “los actos y decisiones de asistencia, apoyo, facilitación o capacitación que se ajustan cognitivamente a los valores culturales, creencias y modos de vida de los individuos, grupos o instituciones con el fin de suministrar o apoyar servicios de bienestar o cuidados sanitarios significativos, provechosos y satisfactorios”. Para lograr esto enfermería debe hacer una mediación entre los cuidados definidos culturalmente (emic) y los cuidados propuesto por los profesionales (etic), en ese Alix Zoraida Bohórquez de Figueroa, Gloria Esperanza Zambrano Plata sentido Leininger plantea tres modos de acción del cuidado: la conservación y mantenimiento de los cuidados culturales, la adecuación y negociación de estos cuidados, y el rediseño y reestructuración de los mismos cuando estos son perjudiciales.(9)
Teniendo en cuenta que el conocimiento de las prácticas de cuidado es el primer paso para que enfermería brinde un cuidado competente culturalmente, el grupo de investigación planteó el presente estudio con el propósito de describir el significado del cuidado para las gestantes desplazadas a partir de sus valores, creencias y prácticas en lo que se refiere al cuidado de sí y de su hijo por nacer en la ciudad de Cúcuta.
Materiales y Métodos
El presente estudio se desarrolló en Cúcuta de enero a diciembre de 2006, se empleó como metodología la etnoenfermería (Leininger) con el fin de explorar la perspectiva émica de las prácticas y conocimientos de las gestantes desplazadas residentes en la ciudadela Juan Atalaya. La etnoenfermería propuesta por Leininger, “resalta la importancia de estudiar a las personas desde el punto de vista de sus conocimientos y experiencias locales o émicas para después contrastarlos con los factores éticos”.(9) Considerando que el estudio se hizo sobre el tema de los cuidados en la gestación, el número de entrevistas y de informantes que participaron, se realizó una etnografía focalizada o minietnografia.
La recolección de la información se hizo mediante observación y entre-vista a profundidad.
Para desarrollar la entrevista se consideraron las pre-misas que Martínez (1979) indica para su conducción técnica. Las gestantes desplazadas fueron captadas inicialmente por la enfermera jefe de promoción y prevención de la Unidad Básica Comuneros y posteriormente las investigadoras entraron en contacto con las gestantes donde se les explicó el propósito de la investigación, los procedimientos y técnicas de la misma y se solicitó su consentimiento para participar en el estudio. Las entrevistas se realizaron en el lugar de residencia de las informantes, todas fueron grabadas en audio y transcritas en su totalidad, además se realizaron notas de campo sobre la observación realizada por los investigadores durante la entrevista.
El trabajo de campo se desarrolló durante un año, periodo de tiempo en el cual se realizaron las entrevistas a profundidad de forma cíclica hasta lograr la saturación por informante y por tema. Participaron siete gestantes que se constituyeron en los informantes clave, en promedio se realizaron tres entrevistas por informante.
Para el análisis de los datos se empleó el método de James P. Spradley.(10) pero se tuvieron en cuenta las cuatro gran-des fases que Leininger(11) propone para el análisis de las investigaciones de tipo cualitativo: la primera, consiste en recolectar, registrar y describir los datos. En la segunda fase, se inicia la identificación de dominios desde la perspectiva émica. Durante la tercera fase, se elaboran preguntas de contraste que permiten identificar taxonomías, a través de las cuales se pudo descubrir la saturación de ideas y patrones recurrentes. Finalmente, en la cuarta fase a través de un proceso de abstracción y síntesis se delimitaron los grandes temas. Los datos fueron presentados a los informantes con el fin de asegurar que lo escrito e interpretado correspondiera a la visión que ellos tienen del fenómeno de estudio.
Dentro de los aspectos éticos se tuvo en cuenta lo dispuesto por la Resolución 08430 de 1993 del Ministerio de Salud de Colombia, la investigación fue aprobada por el Comité Central de Investigación de la Universidad Fran-cisco de Paula Santander.
El rigor del estudio está dado por la confirmabilidad la cual se da mediante la auditabilidad, credibilidad y adecuabilidad, criterios que se aplicaron en el presente estudio. Por tratarse de una etnografía focalizada, no se considera que sus resultados sean conclusiones universales que se puedan extrapolar a otros escenarios culturales, sino que se deben entender dentro de los límites de tiempo y espacio en que se desarrolló la investigación y como generadores de hipótesis para otros estudios.(12)
Resultados y Discusión
Las gestantes participantes provenían de los municipios de Tibú, La Gabarra y Ocaña, con un tiempo de desplazamiento entre tres meses y cinco años. El número de gestaciones oscila entre uno y seis y la edad de las informantes entre 19 y 34 años. Seis de las informantes quedaron en embarazo después del desplazamiento, todas ellas tienen la carta que las acredita como desplazadas y se encuentran inscritas en el programa de control prenatal de la Unidad Básica Comuneros. En la actualidad residen en la ciudadela Juan Atalaya del municipio de Cúcuta, que es el sector más marginal de la ciudad, donde no se cuenta con los servicios básicos completos y se presentan factores ambientales adversos, como terrenos inestables, presencia de caños de aguas negras a cielo abierto y cercanía de animales como roe-dores, alacranes, insectos y ofidios.
Las gestantes y sus familias viven en arriendo en inquilinatos o casas de una habitación, o “arrimados” en la vivienda de un familiar, donde predomina el hacinamiento. El material de estas viviendas son en dos de ellas de paredes de tabla y pisos de tierra, las otras son de concreto y pisos de cemento; sólo tres de ellas tiene los servicios completos de agua, luz, alcantarillado y recolección de basura. La gestante más joven (19 años) refirió ser madre soltera, las demás tienen pareja estable. Dos de ellas realizan trabajos para poder subsistir: una de ellas plancha y hace aseo y la otra vende minutos de celular en el centro de la ciudad; las otras cinco madres dependen de lo que gana su compañero, los cuales se desempeñan en trabajos no formales y en el comercio informal.
Con los datos obtenidos en las entrevistas y la observación directa, siguiendo la metodología para el análisis de las entrevistas de Sprandely y las cuatro fases para el análisis de Leininger, emergieron los temas: “manteniendo el balance entre el frío y el calor” y “preparándose para el parto”. En cada uno de ellos se encuentran conocimientos y prácticas que reflejan diferentes creencias, mitos y tabúes sobre cuidados durante el embarazo que más allá de su propio bienestar, busca garantizar el bienestar del hijo.
“Manteniendo el balance entre el frío y el calor”
En estudios realizados en diferentes grupos culturales de Latinoamérica, se ha encontrado que “el frío” es considerado una amenaza para la salud, en las diferentes etapas de la vida re-productiva de la mujer como es el embarazo (13,14), preparto (15) y puerperio,(13,16-18) durante estas etapas es de gran importancia conservar el equilibrio frío – calor para evitar grandes daños a la salud de la mujer y del hijo por nacer cuando está embarazada.
La persistencia del conocimiento mágico y empírico en el cuidado de la salud de las gestantes en situación de desplazamiento se refleja en las creencias que existen frente al “hielo”, lo cual explica una serie de trastornos en la salud de la madre y del hijo, y que conlleva a que las gestantes eviten al máximo cualquier situación que les cause “hielo”. De acuerdo con sus conocimientos tradicionales, existen dos tipos de hielo: por exposición al frío y por estar cerca de un cadáver que lo denominan “hielo de muerto”.
El hielo por exposición al frío, se adquiere cuando la gestante permanece por periodos prolongados expuesta a un medio físico frío que puede ser el agua o el aire, en ese sentido las mujeres evitan “mojarse el estómago” cuando lavan la ropa, tomar bebidas heladas, bañarse de noche (después de las 6 p.m), bañarse con agua fría, estar frente al ventilador por mucho tiempo y dormir en el piso. Este tipo de “hielo” sólo afecta a la mujer, y se localiza en los órganos pélvicos: útero y vejiga. El “hielo en la matriz” produce alteraciones en el trabajo de parto, como es el trabajo de parto prolongado: “…usted siente que va a tener el bebé y no es capaz, es muy arrecho”. El “hielo en la vejiga”, presenta unas manifestaciones clínicas que se asemejan a los síntomas de infección de vías urinarias: “…le agarra a uno una orinadera que pa dentro que pa fuera… y uno no orinaba sino un poquito…”. La presencia del “hielo”, indica que hay una ruptura del equilibrio frío-calor, por lo tanto el tratamiento está orientado a restablecer dicho equilibrio, para lo cual toman bebidas calientes: ruda e hierbabuena y baños calientes: “baño caliente por nueve días con leche con hierbabuena o in-dio viejo”.
El “hielo de muerto” es muy temido por causar “hielo en los niños”, para las gestantes en situación de desplazamiento estar cerca de un cadáver es un tabú, ellas evitan asistir a velorios y entierros, cuando no se cumple con esta práctica el niño recibe desde antes de nacer “hielo del muerto”, el cual causa severos daños en el desarrollo sicomotriz y en el crecimiento del niño: “…desnutridos, se enferma, no camina ligero y puede haber parálisis”. Las gestantes expresan que este tipo de hielo es más grave que el hielo causado por frío, por los daños que causa en el bebé y por que para éste no existe tratamiento, por lo tanto es importante prevenirlo.
“Preparándose para el parto”
Desde que la mujer conoce su estado de gestación presenta una gran preocupación respecto al parto, por lo tanto inicia una serie de cuidados que se acentúan a partir del octavo mes, con el propósito de que el parto sea rápido y sin complicaciones, lo que en últimas garantizará que el niño nazca sano.
Caminar. El ejercicio es seguro y beneficioso durante la gestación(19-21), es por esto que el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos recomiendan que las mujeres gestantes, en ausencia de complicaciones, practiquen entre 30 o más minutos de ejercicio moderado la mayoría de los días, si no todos los días, de la semana.(22) La actividad física que con más frecuencia realizan las gestantes es caminar, esto se ha evidenciado en diversos estudios en Colombia(15,23,24) y Honduras.(25) En el presente estudio se observó que la preparación para el parto se inicia con las caminatas diarias; las gestantes no realizan esta actividad en un parque ni a una hora determinada, simplemente sus desplazamientos para realizar diligencias los hacen caminando sin utilizar ningún medio de transporte, situación que también es favorecida por sus limitaciones económicas: “O sea yo todos los días voy al puesto de salud de acá para allá y de allá para acá a pie ese es mi transporte…”
El ejercicio está asociado con menos síntomas durante la gestación, menor tiempo de trabajo de parto, y menor riesgo de macrosomía,(26) para las gestantes en situación de desplazamiento caminar diariamente contribuye a agilizar el trabajo de parto, al respecto dice una de la informantes: “El bebé se va a despegar, …el niño trata de soltarse… no va a estar pegado y va a nacer más rápido”.
Mandarse a sobar. Práctica que se ha encontrado en diferentes grupos culturales en Colombia (13,27) y México,(14) con el fin de acomodar al niño para el nacimiento. Igualmente, en las mujeres en situación de desplaza-miento es una práctica culturalmente arraigada y ejecutada en los embarazos anteriores en el área rural y en la actualidad por sobanderas con “mucha experiencia” en las comunidades urbana marginadas, que las mujeres del sector recomiendan a las interesadas. Una de las principales indicaciones para mandarse a sobar es “acomodar al niño” para facilitar el parto (presentación cefálica): “…las parteras lo soban para acomodarlo… que no vaya a estar atravesado, si? Como a veces … que nazca normal es que lo briegan a acotejar, si?…nace más rápido y tiene menos peligro porque a veces si está atravesado pues tienen a uno que echarle cuchillo y si no pues puede morir, porque si le llegan a uno los males y uno no lo tiene rápido entonces se pasa de nacer”. Otra indicación para mandarse a sobar es la “caída del bebe” que es causada por hacer fuerza, también de ocurrir por correr, gritar, tener rabias y alegrías, lo que hace que “uno sienta una bola que le molesta al caminar y al orinar”, siendo necesario mandarse “a sobar” para que “lo suban y no incomode a la madre al caminar”. También se mandan a sobar en caso de fatiga de la madre o en presencia de “dolores de estómago”.
Algunas madres inician esta práctica de cuidado a partir del segundo mes de gestación cada 15 días hasta ocho días antes del parto, éste se realiza en general con aceite de comer al clima o mejor tibio. La sobandera con suaves masajes “levanta al bebé” disminuyendo la presión y aliviando el malestar de la madre. La actividad finaliza acostada, levantando los pies y apoyándolos sobre algo por unos diez minutos.
Uso de purgantes. Como resultado de la herencia española aún persisten los valores de impureza en los procesos fisiológicos femeninos,(28) de ahí surge la importancia de la limpieza del cuerpo. En el presente estudio se encontró dentro de las prácticas culturalmente establecidas la “purga de los tres aceites”, la cual se realiza en general al octavo mes de gestación y una de las informantes lo hace dos veces: al quinto y octavo mes. Las purgas pueden ser con: aceite verde, de almendras y de ricino, o aceite de comer, de castor y de almendras. Es importante resaltar que esta purga no busca desparasitar, su propósito es limpiar al niño y facilitar el trabajo de parto: “el niño nace limpio… el niño tiene mucha grasa o si toma mucha leche o mucho queso todo eso afecta al bebé… los niños nacen blancos”, “ayuda a soltar al bebé… en la hora del parto salen más fácil”.
Ingesta de bebedizos. El hombre desde la prehistoria buscó combatir las enfermedades utilizando los recursos de la naturaleza como las plantas; desde esa época se han usado con el propósito de prevenir y curar las enfermedades, esto explica que la herbolaria esté presente en todas las culturas conocidas. En Latinoamérica el uso terapéutico de las hierbas está ampliamente extendido y se origina en los aportes de la medicina tradicional indígena, los conocimientos traídos por los españoles y la contribución de la cultura africana, que ha sido transmitido de generación en generación hasta la actualidad. En el presente estudio se observó que el conocimiento sobre el uso de las hierbas durante el embarazo es transmitido entren las mujeres, ellas clasifican las hierbas en “calientes” y “frescas”. Entre las hierbas calientes que ingieren en infusión, una vez iniciado el trabajo de parto, se incluyen: canela, manzanilla, higo, hierbabuena y ruda, estas plantas tienen el efecto de acelerar el trabajo de parto, a ese respecto una de embarazadas desplazadas expresó: “…cuando uno ya en verdad tiene los males cada 2 a 3 minutos, cada 5 minutos le da a uno esos dolores, ingieren aguas calientes, para que uno tenga el bebé rápido…al bebé le dan ganas de salir….eso me manda a parir de una”, en ausencia de estas hierbas se puede tomar “caldo bien caliente con leche y huevo y se le pica ruda”.
Cuando cumplen los nueve meses de gestación y no han iniciado el trabajo de parto, se realizan baños e ingieren aguas preparadas con las hierbas “calientes”: “…siempre por lo regular el higo dicen que ayuda a abrir las carnes… no es que le adelante a uno el bebé sino que le ayuda, o sea para que el bebé baje rápido y no sienta mucho dolor”.
Contrario a lo expuesto por la mayoría de las informantes, dos de ellas evitan las aguas calientes durante la gestación y consideran que éstas se deben tomar es en el puerperio, porque su uso durante la gestación son causa de aborto, parto pretérmino y sufrimiento fetal por bronco aspiración con meconio: “que de pronto tomando eso mucho caliente entonces va y se le viene a uno el bebé”, “también son abortivas y de pronto también esto le complica al bebé, o sea hace que el bebé… se poposea y puede comer”.
Al estudiar los compuestos e indicaciones de las plantas que las gestantes en situación de desplazamiento clasifican como “calientes”, se encuentra que la manzanilla, la canela, la ruda, el higo tienen efectos antiespasmódicos, antiinflamatorios e inductores del parto, recomendándose su uso moderado durante el embarazo y algunos autores recomiendan no utilizarlo durante el embarazo.(14)
Comer alimentos energéticos.
Igualmente consideran que el parto requiere un gran esfuerzo de la madre y el niño por eso se toman alimentos ricos en calorías cuando inician el trabajo de parto: “yo cuando empiezo a ponerme mala mando a que alisten una gallina pal almuerzo …hay mujeres que se desmayan teniendo el chino o no son capaces, por eso es que tiene que rajarlas… porque no se alimentan bien”, también “tomar malta hervida con canela cuando inicia el trabajo de parto…se toma al calor de la leche”.
Conclusiones
Durante el embarazo, las mujeres desplazadas refuerzan su autocuidado con el propósito de tener un parto sin complicaciones y de esta forma garantizar el bienestar del hijo por nacer, estas prácticas están determinadas por su historia de vida, sus afectos, sus valores y su cultura, que son los recursos con los que enfrentan los retos de su nueva vida, entre ellos la maternidad en el desplazamiento.
Dentro de las creencias, prácticas y conocimientos culturales que las mujeres tienen durante la gestación, se encuentra que algunas de éstas son beneficiosas y otras inocuas, por lo tanto, se debe promover su mantenimiento para fortalecer el autocuidado. Por el contrario, algunas prácticas son potencialmente peligrosas, atentando contra la integridad de la vida de la gestante y del hijo por nacer, por lo tanto es necesario iniciar un proceso de reestructuración, como lo propone Madeleine Leininger.
Estos resultados tienen importantes implicaciones para el cuidado prenatal no sólo para enfermería, sino también, para las diferentes disciplinas que intervienen en la atención de la gestante. Se evidencia la necesidad de integrar la dimensión cultural al programa de detección de alteraciones del embarazo, de tal forma que los profesionales de la salud reconozcan la importancia del conocimiento cultural y sean más sensibles al mismo, lo que sin duda repercutirá en un cuidado prenatal más humanizado y más eficiente en la reducción de la morbimortalidad materna y perinatal.
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* Enfermera magíster en Salud Pública. Profesor titular Universidad Francisco de Paula Santander.
Correspondencia: mayita_83@hotmail.com
** Enfermera Magíster en Cuidado de Enfermería Materno Perinatal. Profesor titular Universidad Francisco de Paula Santander. Correspondencia: gloriae91@hotmail.com
Recibido: enero de 2009
Aceptado para publicación: marzo de 2009 Actual. enferm. 2009; 12(3):8-13
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