Posición y Contribuciones Sociales de los Cirujanos en la Historia
F. GUZMAN, MD, SCC, IGACS
Introducción
Los Cirujanos somos los depositarios de uno de los oficios más excitantes, más antiguos, más nobles y más satisfactorios de la historia.
Poseemos una tradición de seis mil años y pruebas fehacientes que datan de milenios de una actividad que, muchísimo antes de desarrollarse la farmacología y la clínica interna, ya hacía exitosas incursiones en el cuerpo humano en lo concerniente a atención de heridas y fracturas, trayendo como consecuencia el alivio del dolor y el restablecimiento de la función en seres prehistóricos cuya única posesión era la integridad de su cuerpo para poder sobrevivir en un ambiente que siempre ha sido hostil con los organismos defectuosos y enfermos.
Por otro lado, poniendo en práctica conceptos religiosos que interpretaban la enfermedad como poseslon de fuerzas malignas, ya en la prehistoria dejó su huella en intentos de extirpar esas fuerzas a través de rudimentarias, pero no por eso menos impresionantes, intervenciones quirúrgicas en pacientes que sobrevivieron y cuyos restos atestiguan el coraje tanto de los enfermos como de nuestros padres, los primitivos cirujanos.
Sin embargo, lograr una posición social en el contexto médico no ha sido sencillo. Durante siglos el cirujano ha tenido que demostrar la validez de su arte y luego la solidez de su ciencia frente a un sinnúmero de fuerzas sociales que se han comportado episódicamente en forma impredecible, unas veces colocando el oficio quirúrgico casi en los altares y otras veces relegándolo a la trastienda de la estructura comunitaria.
Es gracias al esfuerzo de estos valientes colegas, que supieron sobrellevar la adversidad y responder, en no pocas ocasiones con su misma vida, que hoy podemos sentirnos en firme como científicos, como médicos y como profesionales.
Sean pues estas líneas un tributo a quienes prepararon el camino que ha hecho posible un mundo de esperanza y que prepara el escenario de un universo en que “A nadie le duela haber nacido”.
Epoca prehistorica
Los primeros éxitos de la medicina fueron, sin lugar a dudas, quirúrgicos. Existen pruebas arqueológic4ls que datan del año 40.000 antes de Cristo y que muestran microlitos y agujas de hueso empleados en la sutura de heridas de gran magnitud.
Hay además evidencia de fracturas tratadas mediante primitivos métodos ortopédicos que consiguieron alinear los huesos lesionados, e inclusive de amputaciones quirúrgicas cicatrizadas.
Los cráneos trepanados del período neolítico, con signos de regeneración ósea completa, son testimonio de delicadas intervenciones hacia el año 4.000 antes de nuestra era.
Para entonces aparecen las primeras pruebas de escritura, que va paralela con el desarrollo del concepto social de ciudad y comercio.
Los antiguos imperios
Los sumerios producen la escritura pictográfica en el año 3.500 antes de Cristo; los babilonios y asirios, la cuneiforme hacia el año 3.000 antes de Cristo; los egipcios la jeroglífica por el año 2.900 antes de Cristo; y los fenicios, la alfabética en los albores del 1.500 antes de Cristo.
Por ellos hemos conocido los detalles de la vida de aquel entonces y, por ende, del ejercicio, status y procedimientos de sus cirujanos.
En Mesopotamia ya había una diferenciación entre el Baru, especie de anatomopatólogo que especulaba sobre el origen de las enfermedades; el Ashipu, internista primitivo que expulsaba mediante conjuros al demonio de las mismas; y el Asu, cirujano babilonio que basaba su tratamiento en el empleo de agua, medicamentos naturales y su bisturí. Existía además, un grupo de cirujanos menores denominado de los Gallubu o barberos, encargados de efectuar procedimientos de cirugía menor.
Para el tiempo del famoso legislador Hammurabi, por el año de 1800 antes de nuestra era, los honorarios de procedimientos quirúrgicos eran realmente elevados. Sin embargo, proporcionalmente lo eran las sanciones en casos de fracaso.
El código dice en uno de sus apartes:
“…Si un médico abre a alguien una gran herida con el cuchillo de bronce y lo cura, o si vacía a alguien una cavidad orbitaria y salva el ojo del hombre, recibirá 10 sekel de plata … Si, por el contrario, lo deja sin ojo, se le deberán cortar al cirujano las manos …”
Por entonces, un arquitecto recibía 2 sekel de plata por construir un edificio de tamaño mediano y el arriendo de una casa valía 5 sekel de plata al año.
Los asirios, cuya supremacía ocurre entre los años 1.000 a 612 antes de Cristo, pueblo guerrero por excelencia, tenía a sus cirujanos militares como un componente esencial de su ejército y su vida diaria. Además de ocuparse de las heridas de combate, atendían las fracturas y llegaron a ser expertos en procedimientos de otorrinolaringología como el taponamiento nasal en casos de epistaxis de difícil tratamiento.
El papiro de Smith, cuyo original data probablemente del 3.000 antes de Cristo, describe al médico cirujano egipcio más famoso de todos los tiempos: Imhotep, quien fuera luego deificado por los faraones.
Los cirujanos de esa época ya conocían el maravilloso fenómeno de la cicatrización y en el tratamiento de fracturas abiertas y heridas recomendaban el uso de suturas.
Entre los médicos ya existían especialidades concretas. El historiador griego Herodoto, quien los visitó alguna vez, decía:
“…Cada médico entiende solamente de una enfermedad y nada más …Hay médicos para los ojos, para la cabeza, para los dientes, para el vientre y para otras enfennedades internas …Además, hay quienes no poseen ninguna especialidad …”
Hacia el año 2.900 antes de Cristo, bajo el reinado del faraón Menes, fundador de la primera dinastía, se unifica Egipto bajo su capital, Menfis. La escritura se complica y divide en tres grupos: jeroglífica, hierática o sagrada y demótica o popular.
Los médicos eran entonces sacerdotes y sabían escribir perfectamente. Quienes se dedicaban al oficio de escribas estaban exentos del trabajo físico y del servicio militar y podían dedicarse a labores estrictamente intelectuales.
Los cirujanos egipcios tenían amplios conocimientos sobre quemaduras, tumores y abscesos. Utilizaban suturas en casos de heridas y cauterizaban los tejidos blandos cuando efectuaban resecciones menores.
En el Irán, hacia el 800 antes de Cristo, durante la época de Zoroastro o Zaratustra, los médicos también eran sacerdotes.
Se dividían en varios grupos: los que curaban con la palabra divina, los que curaban con hierbas y los que lo hacían con el bisturí. Estos últimos se entrenaban inicialmente en prisioneros de guerra y en pacientes de otras religiones y debían curar la enfennedad frente a sus examinadores para poder obtener la licencia de ejercer la cirugía. El pago de estos cirujanos era en especie.
Ya por entonces había una categoría adicional de prácticos quirúrgicos empíricos: los cirujanos manuales que atendían a las clases bajas persas.
Entre los israelitas se conocía la medicina talmúdica, que prevalece entre los siglos 11antes de Cristo y VI de nuestra era.
La desaparición del estado judío luego de la caída de Jerusalén a manos de las tropas romanas en el año 70, ocasiona la dispersión del pueblo y la conservación de la tradición por algunas tribus y sectas. En general, entre ellas el médico era apreciado y considerado como sabio.
Una secta de los fariseos, los esenios, se ocupa a fondo del problema de la práctica médica y quirúrgica, división que se había establecido claramente en cabeza de los médicos generales o Rofe y los cirujanos o Uman.
La cuestión de honorarios era discutida ampliamente entre estos pueblos y se llegó a decir que “El médico que trabaja sin cobrar no vale nada”.
El cirujano judío poseía su propia sala de cirugía denominada Beta de Saisa. Se empleaban narcóticos naturales en cirugías de gran calibre, entre las que se contaban trepanaciones, amputaciones, reparo de ano imperforado e incluso esplenectomía.
En los procedimientos se usaban blusas especiales y elevaron a categoría de ciencia la cirugía y la medicina. Tenían un cálculo muy aproximado de la volemia corporal y conocían a la perfección detalles anatómicos del pulmón.
Su ejercicio y tradición no sólo se conservó a través de toda la historia, sino que llegaron a influir en numerosos pueblos luego de la dispersión o diáspora, hasta llegar a la Edad Media, cuando junto a la medicina practicaban la poesía, las matemáticas y la lingüística. Ellos se convirtieron en los mediadores entre musulmanes y cristianos en la España medieval y de entre su gente salió el médico Maimónides, verdadero genio precoz de la civilización occidental.
En nuestro continente, el médico americano primitivo aparece entre los años 1.200 y 400 antes de Cristo. Según datos de naturaleza arqueológica, los cirujanos aztecas o Tetecqui poseían conocimientos muy completos de farmacología, botánica, enfermedades internas y técnica quirúrgica. Entre estos se incluyeron suturas de heridas y reducción de fracturas. En estos pueblos también existía una clase inferior denominada de sangradores o Tezoc. Los cirujanos generales “académicos” o TicitJ, utilizaban cabellos trenzados para suturar las heridas y ya se perfilaban especialistas en oftalmología llamados Teipaxti.
Era tal su desarrollo, que el conquistador Hemán Cortés. solicitó al emperador Carlos V no dejar entrar médicos de la Península Ibérica a México, puesto que los cirujanos americanos eran excelentes.
Por su parte, en el territorio de India y Pakistán hacia el siglo V de nuestra era, ya se practicaban cirugías de importante magnitud como la gastrostomía y la cistostomía, así como operaciones reconstructivas de cirugía plástica, como la reconstrucción de narices amputadas en mujeres adúlteras utilizando la técnica todavía hoy en boga del colgajo hindú.
Ya entonces se decía que “La asociación entre medicina y cirugía es el único camino hacia la perfección”.
Se clasificaban las enfermedades en dos grupos grandes: las médicas, o tratables con ungüentos y las quirúrgicas o tratables con el cuchillo.
La experiencia de estos exitosos operadores les había hecho conocer el trayecto de los vasos mayores del organismo y se evitaba operar cerca de ellos para no provocar accidentes fatales.
En el extremo oriente, probablemente los cirujanos más famosos fueron los coreanos, que influyeron enonnemente en la medicina china y japonesa de la época.
Según los coreanos, las dolencias se encontraban en tres áreas del organismo: los órganos profundos, la superficie del cuerpo y los espacios entre ambos.
Hacia el año 420 después de Cristo aparece el libro de cirugía escrito por el médico Wang Yovil; con el diagrama del hombre de cobre, donde se describen más de 160 procedimientos diferentes.
Doctor Fernando Guzmán Mora, Jefe de Cirugía del Tórax, FSFB, Pro! Asist. de la Ese. Col. de Med., Miembro Corresp. de la Aeadem. Col. de Medicina, Bogotá., Colombia.
Grecia y Roma
En tiempos homéricos el médico militar griego era sin duda uno de los personajes importantes en el oficio de curar. El consultorio del médico cirujano de entonces constituye una de las primeras salas de cirugía organizada como tal en la historia. En medio de ella había camillas, baldes, escarificadores, jeringas, instrumental quirúrgico, vendajes y drogas de todo tipo, así como aparatos especiales para reducir algunos tipos de fracturas.
En el siglo XII antes de Cristo, el médico o curador, era un trabajador dependiente del estado y diferente al adivino y al sacerdote. Su posición social era elevada y la cirugía se encontraba más desarrollada que la medicina interna, aunque consideraban que ambas eran parte del mismo oficio. Se practicaban por entonces cauterizaciones (kauseis), incisiones (tomai) e incluso amputaciones.
De la unión entre herboristas, curadores y cirujanos nace el médico griego de los siguientes siglos.
La medicina grecorromana tiene en cada uno de sus cuatro grandes períodos un representante de enorme talla histórica: Esculapio en los años 700 antes de Cristo, Hipócrates hacia el 400 antes de Cristo, Herófilo y Erasístrato en los 300 antes de Cristo y Galeno por los años 200 de nuestra era. Todos fueron cirujanos.
El famosísimo Hipócrates, nieto de Hipócrates 1, incluye en su “Corpus Hippocraticum”, por lo menos ocho escritos sobre cirugía, entre los cuales se pueden mencionar: sobre las fracturas, sobre las heridas de la cabeza, sobre las úlceras y sobre las hemorroides, entre otras.
La diferencia social no se encontraba entre médicos y cirujanos, sino entre quienes escribían tratados de medicina y quienes no lo hacían.
Distinguía Hipócrates dos tipos de dolencias: las traumáticas y las no traumáticas. La visión de sus seguidores tenía dos objetivos en su ejercicio: el amor al ser humano y el prestigio profesional del médico. Sus principios: no perjudicarás, no harás lo imposible y atacarás siempre las causas del daño.
El cirujano era ante todo un médico pensante que sabía que el iatros era más frecuente cuando se operaba. Al mismo tiempo, siendo los resultados de la cirugía más notorios que los de la clínica, se exhortaba a los cirujanos a la modestia.
Desde el siglo V los médicos griegos se formaban en escuelas de fama conocida, siendo las más cotizadas las de Crotona, Cirene y Coso
A Hipócrates le remplaza históricamente Herófilo, quien vivió alrededor del año 340 antes de Cristo y era en muchos conceptos francamente anti-hipocrático. En esta época se preconiza el concepto del médico como filósofo natural y artesano, para dar comienzo a la disciplina científica del oficio. Los cirujanos de entonces eran de gran habilidad y lahistoria nos trae la figura de Filoxeno, quien además era un gran escritor.
Simultáneamente vive Erasístrato, anatomista, clínico y cirujano, en cuyo tiempo un gran número de sus colegas eran así mismo poetas y artistas.
Los griegos dominan a los egipcios y se toman Alejandría, donde reinarán los Ptolomeos, de origen macedónico. Entran entonces en conflicto los cirujanos de fundamento científico y los empíricos, al mismo tiempo que lo hacen los clínicos prácticos y los especulativos.
Aparece luego en escena el genial Galeno, quien nace en el año 130 de nuestra era y comienza a estudiar medicina a la edad de 17 años y se nutre de cuantas escuelas existen en aquel tiempo: dogmática, empírica y neumática. Aprende cirugía y la ejerce por varios años, para luego dedicarse a la medicina interna, más que todo basado en la aversión que la clase aristocrática griega y romana comienza a sentir hacia la cirugía.
En Roma, la superstición de los primeros años es despedazada con la llegada de los primeros médicos griegos, quienes gracias a sus éxitos consiguen la ciudadanía romana. La tradición quirúrgica griega se conserva a través de cirujanos como Leonidas y Heliodoro, en el siglo I después de Cristo. La escasez de médicos, sin embargo, obliga al uso de esclavos en el ejercicio de la profesión y ya comienzan a verse diferencias de honorarios entre médicos afamados que sirven a la nobleza y los que se dedican a atender a la clase baja.
Entre los años 290 y 330 de nuestra era ejercen los famosos Cosme y Damián, expertos no solamente en epidemiología y clínica interna, sino en toda clase de úlceras dérmicas y escrófulas. A estos cirujanos, luego canonizados por la iglesia, se atribuye el milagro del primer trasplante de un miembro inferior de un ser humano a otro.
Roma bizancio y los cristianos
Irrumpe en escena el cristianismo con su filosofía de desprecio al valle de lágrimas del mundo, lo cual también incluye al cuerpo humano, máxi,ma fuente de pecado. Roma comienza su caída en el Imperio de Occidente. En el año 368 se nombran 14 médicos públicos para las provincias romanas. Estos se denominan Arquiatros. Quienes deseaban estudiar medicina debían ingresar a los 15 años y ser preferencialmente de clase alta. La enseñanza es integral y comienzan a aplicarse las ciencias exactas a la biología humana. Así, se enseña geometría aplicada a los huesos y las articulaciones y aritmética a situaciones clínicas como los episodios y curvas febriles. En una época los cirujanos se separan claramente de sus colegas internistas.
En Bizancio, cabeza del imperio, se diferencian los médicos que ejercen con título y los que no lo tienen. Se pennite, además, ejercer a las mujeres.
Los médicos se agrupaban en gremios y se contratan cirujanos en los hospitales de Constantinopla para atender a la clase pobre en los años 500 de nuestra era.
Cirujanos famosos de esta época fueron Aecio de Amida, Pablo de Egina y Alejandro de Tralles. Aecio llegó a ser jefe del séquito del emperador. Pablo de Egina describe a la perfección la traqueostomía y la mastectomía parcial, entre otros muchos procedimientos.
La labor de los cirujanos es tan apreciada que, al caer temporalmente la capital en manos árabes en 642, se respeta su status y privilegios.
Los Arabes
Los árabes, de refinados gustos son no solamente distinguidos matemáticos y astrónomos, sino extraordinarios guerreros y notables médicos.
La expulsión de los herejes nestorianos de Bizancio, obliga a los mismos a emigrar a Siria y Persia y a fundar la Escuela de Medicina de Gondishapur, que sirve de puente entre las culturas griega, romana, oriental y africana. Así mismo, ejercen influencia entre los árabes, que después del 622, conquistan en fonna sucesiva Iraq, Persia, Palestina y Siria, para continuar incontenibles por el norte de Africa y llegar hasta el Peñón de Gibraltar y saltar a España, en donde destruyen al ejército visigodo de Don Rodrigo en Guadarranque.
Durante toda la historia musulmana los médicos tienen una excelente posición social, pues la medicina se consideraba parte de las ciencias. La cirugía se refina cada vez más y muestra entre sus más destacados hijos a Rhazes, Abulcasis y Avicena.
Al coexistir pacíficamente árabes, judíos y cristianos en la Península Ibérica y en Bagdad, se logran impresionantes adelantos como la ligadura de arterias en casos de hemorragia, el uso de la analgesia oral mediante el opio y la mandrágora, y la práctica de multitud de procedimientos quirúrgicos como la varicectomía.
Se dice entonces:
” …Cuanto mayor número de instrumentos domine el cirujano, tanto más de prisa podrá trabajar. Nadie despreciará estos instrumentos porque son imprescindibles. Así lo quiere Dios …”
(Continuará)
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