Lesiones del Ligamento Colateral Interno, Biomecanica
La función principal del ligamento colateral interno es la de resistir o estabilizar la rodilla en movimientos valgizante (abducción) y rotaciones externas de la tibia en relación con el fémur. Describamos primero histológicamente el ligamento para posteriormente analizar su compromiso con las diferentes fuerzas a la cual es expuesto.
Morfológicamente se encuentra compuesto por fibras de colágeno envuelto en una matriz de proteoglicanos con baja celularidad. Los fibroblastos son las células de predominio encargadas de mantener el continuo metabolismo ligamentario.
Se encuentran dos tipos de colágeno; el colágeno tipo I (85%) maduro, y colágeno tipo III (15%) o inmaduro, presente en los procesos de reparación.
Entre las fibras de colágeno existen enlaces covalentes conocidos como “crossline” entre aminoácidos de lisina, los cuales brindan no solo estabilidad sino organización estructural.
Su inserción depende de fibras directas e indirectas. Las fibras directas se unen al periostio y al hueso a 30 grados.
Poseen cuatro capas de transición que son: ligamento propiamente dicho, fibrocartílago, fibrocartílago mineralizado y finalmente hueso. Las fibras indirectas conocidas como fibras de Sharpey, son fibras colágenas de hueso que se proyectan al periostio insertándose en ángulos agudos.
Cabe resaltar que en el ligamento cruzado anterior en etapas tempranas de la vida, son sus inserciones las zonas más débiles, pero que con el pasar del tiempo adquieren resistencia, situación que no sucede en la misma magnitud en el ligamento colateral medial, siendo por tanto esta zona más vulnerable a las lesiones.
Es bastante importante recordar a su vez que los ligamentos se encuentran inervados por terminaciones especializadas de mecanoreceptores y nocioceptores, encargados de sensibilidad propioceptora y dolor respectivamente.
Receptores los cuales han de ser rehabilitados posterior a un trauma si el objetivo es prevenir futuras lesiones.
Factores que influyen en las propiedades mecánicas del ligamento.
- Elongación: A mayor elongación hay mayor resistencia tensil.
- Madurez esquelética: En especímenes inmaduros las propiedades mecánicas son menores.
- Edad: A mayor edad disminuye la resistencia tensil.
- Dirección de las cargas: En cada punto del arco de movimiento cambian las cargas. Los traumas directos en sentido perpendicular a las fibras son más lesivos.
- Congelación: No afecta las propiedades mecánicas del ligamento.
- Hidratación: en ligamentos deshidratados hay más posibilidades de ruptura.
- Inmovilización: disminución de las propiedades tensiles, del módulo y la resistencia.
- Removilización: Recuperación de 80 a 90% después de 9 semanas de movilización.
- Ejercicio: aumento de la capacidad tensil. Módulo y resistencia en regímenes contínuos progresivos.
Existe en la cara interna de la rodilla restrictores de movimiento pasivos (capsuloligamentosos) y dinámicos o activos (músculos). Los restrictores capsuloligamentosos son la cápsula articular, el ligamento colateral profundo y el más importante en dicha función el ligamento colateral superficial
Como se explicó anteriormente las fibras anteriores del ligamento superficial se encuentran en mayor tensión durante la flexión, mientras las fibras posteriores hacen lo mismo
durante la extensión.
Estas fibras pueden elongarse hasta un 5% ó 2 mm manteniendo su integridad estructural. Las fibras a su vez se encuentran tensionadas al realizar rotación externa.
Cuando se realiza flexión mayor de 90 grados la tibia realiza rotación interna lo cual protege el ligamento de una sobre distensión. Warren y cols. en estudios realizados en cadáveres encontraron que al seccionar las fibras anteriores o verticales del ligamento superficial se ampliaba el espacio interarticular en 5 a 7mm y en un 200 a 300% de incremento en rotación tibial entre 0 y 45º, cuando la porción oblicua y el ligamento profundo habían sido seccionados previamente.
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No se observó variación importante en rotación ni en valgo al tener conservado las fibras anteriores del ligamento superficial al seccionar las fibras posteriores del ligamento superficial. Grood y cols. a su vez confirman que las fibras anteriores del ligamento superficial son restrictores primarios, mientras la porción oblicua y el ligamento colateral profundo son secundarios.
Adjudican ellos el 57% de la estabilidad en 5 grados de flexión y el 78% en 25 grados de flexión, mientras la porción oblicua en 18% y 4%
respectivamente. Hughston y Eilers han encontrado al ligamento superficial en su porción oblicua gran importancia en la estabilización medial, restringiendo fuerzas de subluxación anteromedial de la tibia.
Esta porción ligamentosa disminuye su tensión durante la flexión, sin embargo es dinamizado por el semimembranoso, el cual a su vez arrastra el menisco interno hacia atrás durante la flexión. Los ligamentos cruzados son importantes en la estabilización medial de la rodilla en hiperextensión y en menor grado durante la flexión.
Inoue y cols. han dado una mayor importancia al ligamento cruzado anterior como estabilizador de fuerzas valgizante. Refiriendo ellos los buenos resultados encontrados en pacientes en quienes se han lesionado aisladamente el ligamento colateral interno, no importando el tratamiento, cuando el cruzado anterior se encuentra intacto.
Los estabilizadores dinámicos o activos que colaboran en la estabilidad del plano frontal en valgo, son los músculos que se insertan en la pata de ganso (sartorio, recto interno, semitendinoso), el semimembranoso y el vasto oblicuo interno, principalmente, restringiendo los grados de libertad al control de la flexo-extensión, y manteniendo el centro instantáneo de giro.
La distracción máxima promedio en valgo es durante la fase de apoyo y se ha calculado en 4 – 10 mm. El máximo varo se encuentra en fase de balanceo y en promedio su distracción máxima ha sido calculada en 2-14 mm. La variación total durante la marcha en promedio es de 11 grados.
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