Capítulo VII. Actividad Física y Ejercicio
Introducción
No hay duda que el sedentarismo es una de las principales causas que favorecen la formación y mantenimiento de algunas obesidades. Las estadísticas muestran que hay mucho menos obesos entre las personas activas que entre las sedentarias.
La inactividad física aparece más como consecuencia que como causa de la obesidad ( Klesges et al, 1992 ). De las investigaciones epidemiológicas realizadas, se concluye que la transmisión genética de la variabilidad de la actividad física de los padres es del 20 %.
Así mismo el bajo gasto de energía con aumento de peso acelerado en los recién nacidos de madres obesas es significativamente diferente al de los niños y madres de peso normal, constituyéndose esto en un predictor genético de obesidad ( Roberts et al, 1998 ). Los bajos niveles de actividad física están asociados con un aumento de los riesgos de obesidad (US Department of Health and Human Services 1996 ). El ambiente de la sociedad moderna desempeña un papel desalentador para la práctica de la actividad física, debido a que se incrementa el tiempo diario de actividades sedentarias tales como las comunicaciones, la cibernética, la robótica, etc. La actividad física es el componente más variable del equilibrio energético del individuo y aperentemente el mejor predictor del éxito del tratamiento de la obesidad a largo plazo.
Evidencias Epidemiologicas
La inactividad física y la obesidad son consideradas , por separado , factores de alto riesgo para enfermedad coronaria . En 1976, se evidenció que el estilo de vida constituía aproximadamente un 54% del riego de muerte por cardiopatía al asociarlo con genética, la asistencia médica y el ambiente.
Si se toman en cuenta todas las causas de mortalidad, el estilo de vida sería el responsable del 51% del riesgo de muerte.
La evidencia indica que si las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de mortalidad , los cambios en el estilo de vida en el individuo sedentario, que pasa a ser por lo menos un poco más activo, disminuiría en un 40 % el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular.
Actualmente se registra una prevalencia del 70 % para el sedentarismo,lo que significa que es superior a otros factores de riesgo como obesidad, diabetes, hiperlipidemia, hipertensión y tabaquismo, constituyéndose así el enemigo número uno de la salud pública.
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Efectos Generales de la Actividad Física en el Tratamiento de la Obesidad
Aumento del gasto energético. Estímulo de la respuesta termogénica aumentando la tasa metabólica en reposo y la termogénesis inducida por la dieta. Aumento de la capacidad de movilización y oxidación de la grasa. Mejora el estado físico y la circulación cardíaca, regula la presión sanguínea, aumenta la capacidad vital.
La movilización de la grasa abdómino- visceral provocada por los ejercicios físicos fue demostrado por Temblay et al, 1988, paro los depósitos de grasa fèmoro- glùteas fueron más resistentes. El ejercicio aumenta la cantidad de transportadores GLUT 4 y hexoquinasa II en el músculo. Una actividad física intensa reduce la resistencia a la insulina, produce aumento del colesterol HDL, disminuye el LDL y los triglicèridos, mejora la autoestima, la autoimagen, la ansiedad y la depresión.
Recomendaciones de Actividad Física en el Tratamiento de la Obesidad
El incremento de la actividad física a largo plazo tiene mayor probabilidad de éxitos mediante cambios ambientales que aumenten la actividad diaria de rutina y ocupen el tiempo libre con ejercicios de baja intensidad como nadar, caminar, evitar utilizar el automóvil, usar la escalera, etc. Y no con ejercicio vigoroso ocasional.
No debe producir cansancio excesivo ni requerir equipos costosos. Debe ser placentera para desalentar el comportamiento sedentario y desde temprana edad se deben estimular las actividades físicas rutinarias.
La actividad física prolongada de baja densidad como caminar entre 30 y 60 minutos por día incrementa significativamente el gasto energético. Reduciendo así el peso y la grasa corporal ( US Surgeon General Report ).
De lo anterior surge una propuesta internacional para promover un estilo de vida activo, estimulando a la población a completar 30 minutos de actividad física por día o el equivalente a 30 minutos de caminata. La mayor parte de los días de semana y en forma continua o fraccionada con otras actividades que puedan ser introducidas en la rutina diaria. Sin embargo, las personas que posean las condiciones de realizar ejercicios de mayor intensidad recibirán beneficios adicionales.
Conclusiones
Los datos obtenidos en la última década demuestran que la actividad física es un valioso factor de ayuda. Para reducir el peso corporal a la vez que es importante para mantener el éxito alcanzado con el plan nutricional. Igualmente reduce la morbimortalidad asociadas con enfermedades cardiovasculares.
La combinación de una dieta hipocalòrica y un aumento en la actividad física son recomendables. Para lograr una adecuada reducción del sobrepeso, de la grasa abdominal y mejorar la capacidad respiratoria.
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