Neurocirugía en Colombia
Número y distribución
Según cálculos de la Asociación Colombiana de Neurocirugía (Aponte O., 2010, Burgos R) hay en Colombia 450 neurocirujanos (324 fueron capturados en el 2002,) de los cuales 350 (78%) se encuentran registrados como miembros activos de la asociación.
Constante e histórico como estamos distribuidos en las regiones: sabemos el número de neurocirujanos en las 4 grandes ciudades país. En otras palabras el 70% de la fuerza laboral de Neurocirugía se encuentra concentrada en las cuatro grandes capitales.
Título Profesional: Certificación y Recertificación
En Colombia el profesional egresado de las Facultades de Medicina recibe su Diploma como testimonio y reconocimiento que la Universidad concede después de haber cumplido como estudiante todos los requisitos. Este diploma necesita un paso adicional y definitivo para que el Gobierno Nacional avale lo que la Universidad ha otorgado.
El egresado lleva su diploma y en una función pública, dual, los Ministerios de Educación Nacional y de Protección Social le dan el carácter oficial al título y le autorizan el ejercicio libre de su profesión en el territorio colombiano. Este procedimiento administrativo es conocido como Certificación.
La certificación dura toda la vida; nunca se vence y solo en casos excepcionales (situaciones de mala conducta, motivaciones delictivas, etc.) puede ser revocado por los entes oficiales que la otorgaron. Nos certifican Neurocirujanos y nos entierran con el mismo título.
Para hablar de recertificación, ese proceso de actualización de credenciales, debemos conocer sus antecedentes: desde el 2003 las sociedades científicas de Colombia, entusiasmadas por la Sociedad de Pediatría, intentaron crear un proceso estandarizado de recertificación médica a nivel nacional.
Luego en el 2007, la Ley de Talento Humano (Ley 1164) sentenció que era necesario que los especialistas practicantes mostraran credenciales de actualización y vigencia profesional. Se crearía un sistema que en forma periódica le haría unas evaluaciones para definir quien estaba apto o no para continuar con su práctica. (Vea también: Perfil de la Neurocirugía en Colombia: 2015)
Se argumentaba que muchos profesionales desde que egresaban de la universidad no recibían capacitación alguna, no asistían a los cursos de educación médica continuada y con esta dinámica imparable del conocimiento se iban rezagando deteriorándose su práctica. Se le dio el criterio de obligatoriedad a este proceso de renovación de credenciales conocido como Recertificación.
La Ley de Talento Humano se sometió a estudio en la Corte Constitucional y esta instancia en el 2008 declaró inexequible (sentencia C756) el decreto por el cual se le daba vida a este nuevo proceso de recertificación. Esta sentencia fue demandada, la Corte nuevamente se pronunció y consideró esto era ya caso juzgado; es decir, no le cabía una apelación más! (C.1063). En otras palabras, todo lo que actúe en contra de este principio es inconstitucional.
En su sentencia la Corte argumentó que el proceso de recertificación violaba derechos fundamentales del profesional: derecho a la igualdad, al trabajo (protección de la familia mediante el oficio del profesional) y el libre desarrollo de la personalidad.
Hoy en Colombia, de acuerdo con lo establecido por la norma constitucional, existe solo un proceso legal que avala el Título Profesional otorgado por la Universidad: la certificación… La recertificación no tiene validez jurídica.
Es la gran paradoja de nuestro ejercicio en Colombia, la continuidad de la formación profesional se hace a través de la Asociación Colombiana de Neurocirugía y esta, al igual que todas las sociedades científicas, carecen de soportes legales para dar la calificación de idoneidad al profesional en ejercicio.
Perfil ocupacional
Por definición, el perfil ocupacional son las habilidades, destrezas y saberes que se adquieren después de egresado de la universidad. Diferente del perfil profesional que es adquirido por los años de experiencia y los ajustes, necesario por los cambios que exige el entorno donde se trabaja.
Es bien interesante la percepción que se tiene del perfil ocupacional del neurocirujano colombiano. La inmensa mayoría trabaja en varias instituciones hospitalarias y su ingreso laboral depende de los contratos con estas. Solo unos pocos -contados con los dedos de las manos- pueden trabajar en una sola institución. El desgaste en las agotadoras congestiones del tráfico de las capitales, es una pérdida de tiempo y sobretodo un retraso en la oportunidad de respuesta.
Los neurocirujanos recién egresados buscan afanosos el puesto hospitalario y copan su capacidad laboral en dos sitios diferentes y habitualmente distantes.
El tiempo pasa y la intención del consultorio particular se esfuma. No construyen clientela y el acto médico individual se debilita. Se vuelven institucionales y de hecho, la responsabilidad también se hace colectiva.
Los horarios de trabajo exceden las 14 horas; las instituciones exigen turnos presenciales. Si tienen suerte pueden entrar a la lista de turnos de disponibilidad de las clínicas privadas, que generalmente no reconocen este tiempo dedicado y la productividad que genera el paciente de urgencias tiene un descuento administrativo que oscila entre un 10-30%.
No tenemos estudios que informen de la calidad de vida de este especialista que ejerce alta complejidad en Colombia; sin embargo, llama la atención la incidencia de enfermedades cardiovasculares que afecta al neurocirujano. Igualmente no conocemos su edad de retiro, pensión y seguridad en la vejez… hay colegas mayores de 65 años que aún siguen de turnos de disponibilidad – por necesidad- en algunos centros hospitalarios.
Situación Médico-Legal
En estos días complicados del ejercicio neuroquirúrgico, cuando muchas condiciones son adversas para la buena práctica, la neurocirugía colombiana goza de un gran prestigio internacional y de merecido posicionamiento en el concierto de la neurocirugía mundial. La triste y preocupante paradoja: en el exterior estamos entre los primeros calificados y en Colombia somos una de las especialidades con el mayor número de demandas y problemas médico-legales en el país.
En el año 2000 las demandas a Neurocirugía ocupaban el puesto 8 entre todas las especialidades; en el 2006 teníamos el primer lugar con un peligroso 33% de todas las demandas a las especialidades del país. Ahora bien, con el incremento en la quejas y problema médico-legales, los costos de las pólizas de responsabilidad aumentarán significativamente, y más triste aún: la decisión del especialista de limitarse a una neurocirugía “segura” con una pérdida lamentable de este potencial recurso inutilizado por temor.
Los costos de la Póliza de Responsabilidad Civil, a la cual el profesional accede mediante vínculo a cooperativas, tienen hoy un valor razonable. Cada año, las empresas de medicina prepagada la están exigiendo, y su cobertura para siniestros es más alta, necesariamente esto la encarecerá. Hoy la cobertura debe superar los US 120.000 cifra tentadora que estimula reclamos.
Los últimos datos disponibles (FEPASDE) nos indican que Neurocirugía es la tercera especialidad en demandas, (Cirugía Plástica y Gineco-obstetricia) y el riesgo calculado esta en 4.6. Se estima que un número importante de demandas terminan en conciliación; sin embargo, este arreglo amistoso no borra el costo personal del demandado y en muchos, la tranquilidad empeñada.
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