Posibles causas del descalabro del ISS
Incumplimiento gubernamental en los aportes
Ya se había mencionado inicialmente, pero no sobra repetir que una de las causas importantes, a pesar de que quien realizó el cálculo actuarial para el Presidente Carlos Lleras Restrepo cuando éste amplió el cubrimiento del ISS a riesgos de invalidez, vejez y muerte, en la década de 1960, lo realizó bajo la suposición de que el Gobierno no cumpliría con su parte.
Sin embargo, a partir de la Administración del Doctor Misael Pastrana Borrero, se hizo costumbre, por razones puramente políticas, que no se ajustasen los puntos de cotización de trabajadores y empleadores, lo que terminó desestabilizando financieramente, por razones gubernamentales, al Instituto, de acuerdo a la información personal del Académico Adolfo De Francisco Zea, por esa época Presidente del Instituto. (Ver también: Editorial: La Situación del Instituto de Seguro Social)
Politiquería
A pesar de que quienes realmente han sido los socios del Instituto no tienen vínculos oficiales, tanto el Gobierno como los políticos lo han considerado siempre como una fuente de empleo para sus compromisos electoreros, razón por lo cual se ha incrementado, anormalmente, su responsabilidad laboral.
Corrupción
Indudablemente, este es un factor de alta importancia en la problemática económica del Instituto: remito al lector a las múltiples investigaciones, a todo nivel, que en el curso de los años han sacado a flote toda suerte de hechos de esta índole.
Desorden administrativo
En el curso de los años se ha hecho una verdad de a puño la existencia de innumerables problemas que se derivan de dicho desorden administrativo. En el ámbito de sus afiliaciones, por mencionar sólo uno, es muy grave la presencia de multiafiliaciones al sistema, que terminan recargando sus finanzas y dando lugar a sanciones y a un incremento de la llamada selección adversa.
Deficiencia y atraso en la información
Un sistema de información caduco, inoperante, ineficiente, es el responsable de multitud de deficiencias del Instituto que, al sumarse al desorden administrativo y, muchas veces siendo causa de parte de éste, impacta negativamente el funcionamiento y la situación financiera del ISS.
Selección adversa
Permanentemente, desde la puesta en marcha de la Ley 100, la EPS del ISS se ha convertido en el centro principal de afiliación de personas de alto riesgo, bien sea por edad, bien sea por padecer afecciones catastróficas como el cáncer, el SIDA, y tantas más.
Las demás EPS tienen siempre a mano argumentos suficientes para realizar este tipo de selección, que más bien deberíamos llamar “perversa”. Este hecho, que puede superar el 60 % de dichos usuarios de alto riesgo a nivel nacional, explica las grandes erogaciones y el índice anormalmente alto en la consulta a las IPS’s del ISS.
Voluntad política negativa
Se habla de que no existe voluntad política para salvar el Instituto, pero hoy estoy convencido de que lo que realmente si existe es una voluntad política frente al ISS, pero ésta es claramente negativa.
Como la Ley 100, definitivamente, le ha hecho tanto daño al ISS y quienes insisten en su perfección ven en la situación del Instituto un argumento en contra de su percepción de perfección frente a dicha ley e intentan tapar el sol con las manos, lo que más les conviene es la desaparición del Instituto.
Así, la salvación del Instituto es un parto que no debe darse y es mejor que desaparezca para que no existan más argumentos contra el Sistema General de Seguridad Social en Salud. Lo dicho: voluntad política negativa.
Competencia
Las propias deficiencias internas lo han colocado en una posición casi de indefensión frente al competido mercado de la salud, situación que se ve agravada aún más por la selección adversa. Sus competidores, cada día más poderosos, hacen cada vez más difícil la posibilidad de competencia para el Instituto.
Presiones sindicales
¿Qué tanto han influido, en el curso del tiempo, las convenciones laborales? Ciertamente que también tienen su grano de arena en el problema, a pesar de que en épocas recientes, voluntariamente, cosa que se debe resaltar, han hecho concesiones en su convención que hoy pueden significar alrededor de ciento ochenta mil millones al año, cifra que aunque está lejos de compensar el déficit total del Instituto, es mucho lo que ha ayudado a retrasar le defunción del Instituto.
Depresión económica
A toda esta situación catastrófica de la situación financiera del Instituto se deben sumar los años de depresión económica nacional, con todas sus funestas consecuencias.
Posibles soluciones
Como posibles soluciones se pueden anotar:
1. Debe desaparecer la Administradora general del ISS.
2. Debe mantenerse la ARP del ISS como está, pero como empresa independiente.
3. La Aseguradora de Pensiones debe independizarse para que administre el pago de pensiones, lo cual podría también hacer, directamente, el Ministerio de Hacienda. Aparentemente, y según el Doctor Jaime Arias Ramírez, no sería financiable la admisión de nuevos afiliados al régimen de prima media, lo cual se debe estudiar muy a fondo.
4. Las EPS del ISS deberían continuar con consideraciones especiales, puesto que atienden a una población más vulnerable, de más alto riesgo, que demanda mayores gastos en la UPC. Deberá organizarse como una ARS pública.
5. A los extrabajadores del ISS deben respetárseles sus prestaciones y pensiones, pues constituyen un derecho adquirido, pero no debe permitírseles que continúen coadministrando algunas de sus dependencias.
6. Se debe ensayar el sistema de “Consorcios” o de Administración Delegada, propuestos hace años y hoy en prueba en la Clínica enrique de la Vega de Cartagena, entregada a los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, en la Clínica de la Guajira, entregada en administración delegada al Hospital público.
7. Blindar todos sus estamentos contra la politiquería.
8. Acordar con el Gobierno un sistema racional del pago de sus acreencias.
9. Controlar la selección perversa de los usuarios o, quizás, compensarla con una UPC diferencial, más alta para este tipo de usuario y mucho más baja para aquellos de bajo o muy bajo riesgo.
10. Actualizar y perfeccionar sus sistemas de información.
11. Trabajar, ojalá el país entero, en lograr un cambio en la voluntad política, transformándola en positiva.
12. Intensificar una lucha frontal y efectiva contra la corrupción.
13. Buscar y lograr una verdadera y efectiva reestructuración administrativa, haciéndola lo más rigurosa posible y, naturalmente, frente a la competencia y a la necesidad de mejorar los ingresos del Instituto,
14. Optimizar al máximo la gestión.
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