Breve Historia de la Neurocirugía Libros de Medicina Parte I
El reconocimiento de la neurocirugía como especialidad, se debe a los logros de Harvey Cushing, quien el 18 de noviembre de 1904 presentó su experiencia ante la Academia de Medicina de Cleveland, en un trabajo que llamó «The Special Field of Neurosurgery».
El reconocimiento público como especialidad, lo hizo posteriormente William J. Mayo en una reunión del American College of Surgeons en 1919, cuando después de escuchar la experiencia de Cushing, exclamó «Caballeros, en este día hemos presenciado el nacimiento de una nueva especialidad».
Sin embargo, se puede decir que la neurocirugía es una de las disciplinas quirúrgicas más arcaicas o por lo menos una de las que puede presentar evidencias más antiguas de su existencia, ya que desde el periodo neolítico se encuentran cráneos con trepanaciones y en algunos de ellos, signos indicativos de supervivencia a esta cirugía, en todos los continentes y especialmente en América donde los antecesores de los Incas fueron quienes dejaron mayor cantidad de cráneos trepanados.
El interés científico por conocer la historia de las trepanaciones antiguas se inició a finales del siglo XlX, cuando Prunières publicó el descubrimiento de cráneos trepanados procedentes de la época neolítica en Francia. (Lea también: Evaluación de la Actividad Resortiva de Macrófagos de Línea Celular Humana y de Ratón Fusionados con PEG)
Más tarde se encontró evidencia de otras igualmente antiguas en otros países de Europa y posteriormente en Asia y norte de Africa, practicadas al parecer en seres vivos con signos de supervivencia en algunos y hechas con diversas técnicas, en la convexidad del cráneo, al parecer con intenciones terapéuticas, por lo menos en algunos casos aunque se ha especulado sobre otros múltiples propósitos incluyendo la posibilidad de magia.
«Baño de los Incas»
Se principió a dar importancia científica a la trepanaciones cuando se conocieron los descubrimientos practicados por Squier en 1865, quién describió un cráneo extraído de una tumba en el Valle de Yucay, cercana al sitio llamado «Baño de los Incas», que presentaba una trepanación cuadrilátera en región frontal izquierda, y que posteriormente fue examinado por Broca y más tarde por Nélaton, quienes consideraron que el paciente había sobrevivido a la trepanación.
Graña y Roca concluyeron, después del examen de muchos otros cráneos trepanados, que en Perú existió una avanzada cirugía craneana anterior a la conquista. Julio C. Tello arqueólogo peruano, quién publicó en 1912 sus conclusiones sobre el estudio de 200 cráneos trepanados, seleccionados entre más de 10.000, obtenidos de las tumbas de los Yauyos, comprobó que las operaciones fueron practicadas como tratamiento de fracturas deprimidas, desprendimientos de periostio, periostitis y posiblemente por lesiones luéticas.
También se ha sugerido que fueron practicadas como tratamiento de hematomas subdurales y por fracturas deprimidas que producían epilepsia. Lea También: Breve Historia de la Neurocirugía Libros de Medicina Parte II
Por los hallazgos de las tumbas de Paracas, se ha podido establecer, que las trepanaciones fueron practicadas inicialmente en la costa de Perú con instrumentos triangulares de una piedra muy dura y bordes afilados llamada obsidiana, que se utilizaba a manera de cuchillo con mango de madera, haciendo cortes en cruz sobre el hueso para producir una trepanación rectangular, o raspando para hacerlas ovales o circulares.
También fueron hechas con otros instrumentos más delgados practicando perforaciones que luego se unían entre sí para obtener un colgajo óseo; el defecto óseo, ocasionalmente era recubierto por una lámina de oro (craneoplastia).
«Tumi»
Posteriormente los Incas, que vivieron aproximadamente mil años más tarde, heredaron las técnicas de trepanación de los antiguos habitantes y se ha podido reconstruir la técnica de éstas, gracias a figuras de cerámica, donde se puede observar al «operador» practicando la trepanación por medio de un «tumi», instrumento metálico hecho de aleaciones a partir de cobre, lo que constituye uno de los más antiguos documentos sobre las trepanaciones.
En Colombia hay evidencia de cirugía practicada por los Chibchas; Jaime Gómez y Gonzalo Correal reportaron los hallazgos de tres cráneos trepanados en el altiplano Cundi-Boyacense, 350 años antes de Cristo, con características similares a los encontrados en el Perú Para forjarnos una idea de la historia de la neurocirugía en Colombia, debemos antes revisar el desarrollo de esta ciencia y arte en el resto del mundo.
En la civilización griega ya se practicaba la trepanación, como tratamiento para la epilepsia y traumatismos de cráneo. Hipócrates la utilizó además para tratamiento de ceguera y cefalea.
Los conocimientos de la Escuela de Asclépiades de Cos fueron consignados en el Corpus Hipocraticum, que consta de 53 tratados consignados en 72 libros, redactados en prosa jónica y atribuidos a Hipócrates de Cos quién vivió entre 460 a 380 años AC y a sus discípulos.
Entre estos tratados los que se consideran más importantes son: Sobre heridas de la cabeza, Sobre fracturas y sobre articulaciones.
En el primero de éstos se describen las diferentes heridas en la cabeza y se dan normas para su reconocimiento y manejo: desde esa época se reconocía que las lesiones en el lado izquierdo de la cabeza producían convulsiones en el lado derecho del cuerpo y viceversa.
«Ultimum refuguim»
Estas ideas dominaron la ciencia médica durante más de 500 años y durante éstos se destacaron Herófilo de Caledonia (335-280AC), Rufus de Efeso y Aulus Aurelius Cornelius Celsus (25AC-50AD) quienes practicaban trepanaciones: Celsus o Celso, quien fue consejero de Tiberio y de Calígula consignó los conocimientos médicos de la época en su tratado «De Re Medicina» libro que duró perdido hasta el año 1443 cuando fue descubierto por Tomás Sarazanne quién fue posteriormente el Papa Nicolás V.
En éste se encuentra la primera descripción de hematoma epidural producido por ruptura de la arteria meníngea media, se describen los cambios producidos por inflamación y se registran los 4 puntos cardinales de ésta, se dan consejos para hacer las trepanaciones y relata un método para practicar la craneotomía mediante varios agujeros que se unen luego por cortes de osteótomo y recomendaba practicarla como «ultimum refuguim», es decir cuando se habían agotado todas las otras formas de tratamiento.
En este tratado, también describe los cambios producidos por hidrocefalia, la neuralgia facial y los cambios clínicos secundarios a las fracturas cervicales.
El primero en desafiar los conceptos hipocráticos fue Galeno de Pérgamo (129-210AD).
Cuenta la leyenda que fue hijo de Nicon un arquitecto de Pérgamo (Ionia, hoy Turquía), que fue visitado durante el sueño por Aesclepiades (Esculapio) quien le dijo que su hijo debería estudiar medicina y así fue como Galeno entró muy joven al Aesculapion de Pérgamo, un centro muy famoso, dedicado a la actividad religiosa y a la ciencia de curar, donde se concentraban las personas mas importantes en las diversas disciplinas de la medicina y donde Galeno aprendió a curar basándose en información sobre conceptos anatómicos y de fisiología.
Posteriormente recorrió centros similares de cultura médica en diversas islas griegas hasta llegar a Alejandría, el sitio más importante para estudios de anatomía y fisiología del mundo antiguo, donde permaneció hasta los 28 años cuando volvió a Pérgamo.
Allí se dedicó a tratar a los gladiadores y combinó lo que aprendía de los heridos con experimentos en animales. Posteriormente viajó a Roma donde continuó haciendo observaciones en el Coliseo, donde trabajaba.
Durante esta época escribió aproximadamente 500 tratados sobre filosofía, ciencia y medicina, en griego ático. Desafortunadamente estos fueron destruidos en su mayor parte durante un incendio en el año 191; de los escritos que quedaron, se puede derivar que Galeno desafió los conceptos de Hipócrates, basándose en sus conocimientos obtenidos por medio de observación, experimentación y disección.
Durante esta época gobernaron a Roma los emperadores Antonious Pius y Marcus Aurelius y Galeno, como médico de los gladiadores pudo observar y tratar todo tipo de traumas y heridas. Diferenció la piamadre de la duramadre, describió el sistema ventricular, los signos de hidrocefalia y las glándulas pineal y pituitaria.
Describió la vena que hoy lleva su nombre e hizo múltiples cirugías experimentales en monos que le permitieron establecer que los animales no sufían déficit neurológico al hacer mielotomías longitudinales, pero perdían movimiento y sensibilidad por debajo de los cortes transversales.
También describió los nervios frénicos y que cuando la sección medular se hacía por encima de C5 se alteraba la respiración.
Tuvo la idea original que en el cerebro se controlaba la inteligencia, la memoria, el juicio y las fantasías como funciones de la corteza cerebral. También describió otros cambios producidos por lesiones medulares y describió lo que posteriormente se ha conocido como síndrome de Brown-Sèquard.
«Omnia Opera»
Describió las fracturas deprimidas del cráneo y su tratamiento y sugirió no dañar la duramadre durante la cirugía: esta y otras múltiples observaciones fueron recopiladas en su obra «Omnia Opera» traducida posteriormente por Avicenna Posterior a Galeno se destacó Pablo de Egina (Paul de Aegineta) (625-690) quién es considerado como el último de los grandes médicos de la escuela bizantina, recopiló los conocimientos médicos de la época en los llamados «Siete libros de Paul de Aegineta » en los que describe los cambios por trauma craneal, clasifica las fracturas de cráneo y da consejos para el uso de la trefina.
También hace una descripción de hidrocefalia y de hemorragia intraventricular como consecuencia del parto traumático y sugiere que esta hemorragia puede ser causa de la hidrocefalia. También hace descripción de diferentes instrumentos y trefinas.
Los conocimientos y las ciencias se concentraron después del siglo octavo en Bizancio y posteriormente en Arabia; allí se tradujeron conservaron los libros y conocimientos durante más de quinientos años. Entre las personas más importantes de la medicina árabe de esa época se destacan:
Avicenna, Rhazes y Albucasis Rhazés (Abu Bakr Mamad Ibn Zakariya) quién vivió aproximadamente desde el año 875 hasta el 930 en Bagdad, guardó las doctrinas hipocráticas y fue el primero en utilizar el concepto de concusión. Aconsejaba el uso de la cirugía para las heridas penetrantes del cráneo y reconocía que era necesario levantar las fracturas deprimidas porque producían compresión del tejido cerebral.
Avicenna (Abu Ali al-Husayn Ibn, Abd Allah Ibn Sina, Abadía Ibn Sina) (979-1037) vivió también en Bagdad y tradujo los trabajos de Hipócrates y de Galeno que quedaron en su libro Canon Medicinae donde se encuentra la primera descripción de la epilepsia y su tratamiento con plantas.
Produjo cerca de 450 escritos de los cuales 40 son sobre medicina consignados en su libro Kitab al-Shifa (El libro de curación).
Albucasis (Al Zahabi) (936-1013) escribió cerca de treinta volúmenes en su mayor parte sobre cirugía en el libro Compendium donde hace un recuento de la técnica quirúrgica en el momento, con ilustraciones sobre el instrumental quirúrgico de la época, que correspondía a los de Paul de Aegineta. También diseñó su propia trefina que tenía la particularidad que no se hundía porque llevaba un aro que se lo impedía.
Escribió sobre el tratamiento de las fracturas del cráneo y recomendaba que no se cortaran las arterias pues al hacerlo se llevaba el paciente a la muerte. También escribió sobre los vendajes, sobre hidrocefalia y sobre el diagnóstico de lesiones traumáticas espinales.
La Iglesia católica, después del final del imperio carolingio, emitió un edicto por el cual exigía que los religiosos debían afeitarse para diferenciarse de los demás, ya que en la época casi todos los hombres tenían barba.
Motivo por el cual algunos barberos fueron a vivir en los conventos y aprendieron de los monjes los rudimentos de medicina y cirugía que ellos conocían y poco a poco se fueron encargando de hacer sangrías, puncionar abscesos, curar las fracturas, amputar miembros e inclusive hacían algunas labores de dentistería.
En 1130 el Concilio de Clermont y en 1163 el Concilio de Tours prohibieron a los monjes y religiosos practicar cualquier tipo de medicina y especialmente cirugía para prevenir la culpa de un religioso en caso de la muerte de un paciente. Especialmente a consecuencia de una cirugía. Esto fue ratificado en 1215 por el Papa Inocencio III en su bula «Ecclesia abhorret a sanguine» con lo cual la cirugía quedó en manos de los barberos-cirujanos ya que los otros médicos, siguiendo las enseñazas árabes consideraban la cirugía una práctica despreciable.
El retorno de los conocimientos médicos a Europa se debió a Constantinus Africanus quién vivió aproximadamente entre 1015 y 1087, estudió en Bagdad y posteriormente se retiró a Montecasino, donde tradujo los escritos árabes al latín y por esa época se inició en Salermo una escuela médica muy importante de donde salió en el siglo XII el trabajo Regimen Sanitatis Salernitarum, en el cual se recopilan las indicaciones de la escuela de Salerno para la salud.
Uno de los principales cirujanos de esta escuela fue Roger Frugardi conocido como Roger de Salermo, que vivió a finales del siglo XII y quién con su trabajo Practica Chirurgiae tuvo gran influencia en la medicina medieval. Tenía gran conocimiento en el manejo de las fracturas deprimidas de cráneo. Reconocía las contusiones cerebrales y dio consejos para manejar el dolor en los pacientes quirúrgicos con preparaciones soporíficas.
Fue uno de los primeros en tratar lesiones de nervios periféricos y además describe la maniobra de hacer pujar al paciente para diagnosticar salida de líquido cefalorraquídeo y también usaba la cirugía (trepanación) para el tratamiento de la epilepsia.
En el año 1140 el rey de Sicilia Rogelio II promulgó un decreto legitimando la profesión médica y confiriéndoles grado a los médicos. Para lo cual exigía que el candidato tuviera por lo menos tres años de estudio en artes liberales antes de aprender medicina.
Su nieto el Emperador de Alemania desde 1220 hasta 1250. Federico II (1194-1250) quién reguló la práctica de la medicina y consolidó la Escuela de Salerno como Universidad Médica dándole derechos exclusivos para la práctica de la Medicina en su imperio; con esto, elevó la categoría de los médicos dándoles el estatus de doctores.
El nombre se deriva del latin doctor-oris que significa profesor. El Emperador estableció los exámenes médicos y puso a igual nivel a médicos y cirujanos.
Estableció dos clases de cirujanos; cirujanos de primera clase que eran examinados por tres profesores universitarios en latín y cirujanos de segunda clase que eran examinados por dos profesores en el idioma vernáculo (italiano) y si pasaban debían jurar que nunca tratarían enfermedades internas y no podrían recibir título de doctor.
En Francia después del Concilio de Tours
Los cirujanos que habían estudiado en la Universidad se agruparon gradualmente hasta formar la Fraternidad de San Cosme y Damián en 1268. Una de las primeras sociedades médicas. Cuyos miembros se designaban como Maestros Cirujanos, educados en la Universidad en literatura y latín. Eran más importantes que los barberos-cirujanos pero menos que los médicos.
Se conocieron luego como cirujanos de túnica larga mientras los barberos-cirujanos eran considerados de túnica corta.
En Londres el cirujano de Enrique VIII y luego de Eduardo IV y de la reina María e Isabel I, Thomas Vicary, fue muy destacado y elevó la categoría de los cirujanos. París los cirujanos tuvieron serios enfrentamientos con los médicos quienes dominaban la Universidad e hicieron que se aprobara que la cirugía podía ser efectuada por los barberos.
En Inglaterra el Rey Enrique VIII en el año de 1540 separó a los barberos de los cirujanos por un acto del Parlamento en lo que se llamó «Masters, Governors of the Mystery and Commonalty of Barbers and Surgery of London». Con este arreglo. Los cirujanos quedaron encargados de la cirugía y los barberos de la barbería y unos y otros debían abstenerse de practicar el trabajo de los otros.
Según este decreto, los cirujanos debían ser tratados con el título de «Master» que se abrevia como Mr. de donde viene el título de Mister que los cirujanos ingleses consideran honorífico.
Esta diferenciación persistió en forma mas o menos permanente hasta que en el año de 1743 Luis XV de Francia expidió un decreto real por el cual se diferenciaban los barberos de los cirujanos. En Inglaterra los cirujanos obtuvieron separación de los barberos en 1745.
En los siguientes siglos existieron varios cirujanos que continuaron la práctica de cirugía de la cabeza. Entre quienes se destacan Teodorico de Cervia (Borgognoni) (1205-1298) quién se caracterizó por ser un cirujano meticuloso quién además fue un pionero de la técnica aséptica y aplicaba vendajes embebidos en vino.
Practicaba levantamientos de fracturas deprimidas y conceptuaba que el tejido cerebral que se encontraba en las heridas podía ser resecado.
Pensaba con lógica que las laceraciones de la duramadre podrían causar abscesos y convulsiones. Ayudaba a mitigar el dolor de los pacientes usando la esponja soporífera con mandrágora y opio que el mismo ideó.
A mediados del siglo XIII. Se produjo un cambio importante en las heridas y su manejo a raíz de la introducción de la pólvora por el fraile franciscano Roger Bacon.
Posteriormente descollaron otros cirujanos como Lanfranchi de Milán quién vivió en el siglo XIV y es considerado como el padre de la cirugía francesa. Utilizaba el bisturí en vez del cauterio y trataba las fracturas de cráneo con trefina.
Fue el primero en describir el concepto de concusión cerebral. Opinaba que las heridas debían sanar por primera intención y se preocupó por mejorar las técnicas de los cirujanos y diferenciarse de los barberos. Guy de Chauliac (1300-1368) fue otro gran cirujano y uno de los más influyentes en el siglo XIV.
Su gran libro de cirugía fue muy influyente durante más de 200 años. Utilizaba el vino para la antisepsia y la albúmina para hacer hemostasis. Fue de los primeros cirujanos en rasurar a los pacientes para cirugía del cráneo.
En los siguientes años fueron muy importantes los estudios de anatomía del sistema nervioso efectuados por Andreas Vesalius (1514-1564) reunidos en su libro De humani corporis fabrica (1543) del cual el libro VII está dedicado al cerebro.
Contemporáneo de Vesalius fue Ambrosio Paré, (1510-1590) el más prestigioso de los cirujanos franceses
A quien se debe el cambio en el tratamiento de las heridas. Cuando después de la batalla de Chateau de Villane al agotarse el aceite hirviendo que se acostumbraba poner en las heridas utilizó una mezcla de clara de huevo, aceite de rosa y terpentina y se dio cuenta que las heridas así tratadas cicatrizaban mejor y que los pacientes tenían menos dolor e inflamación.
Paré, al igual que Vesalius, fue llamado a tratar al rey de Francia. Enrique II, quien falleció el 10 de julio de 1559. Después de haber sido herido por una lanza en la cabeza, que le penetró al cráneo por la órbita y le produjo un hematoma subdural. Paré escribió un libro sobre el tratamiento de las heridas de la cabeza en 1561.
En París se destacó como cirujano Jean Louis Petit (1674-1750) quien publicó el intervalo lúcido después de un golpe en la cabeza.
El progreso del conocimiento de la anatomía microscópica y de la fisiología del sistema nervioso durante los siglos XVIII y XIX fueron factores determinantes para el desarrollo de la neurocirugía y posteriormente la aparición de la anestesia y el descubrimiento de los gérmenes y de la antisepsia permitieron el desarrollo de la cirugía en todas sus formas.
La anestesia Desde los escritos de Plinio el Viejo (Gaius Plinius Secundus) (23-79) en su Historia Natural del año 77 DC., se refiere el uso de la Mandrágora para disminuir el dolor durante cirugía. Pero desde mucho tiempo antes se había utilizado el alcohol desde las primeras civilizaciones y el opio había sido utilizado en Egipto desde el año 1500 AC.
La Hioscina (mandrágora)
Fue utilizada unos años más tarde y luego por griegos y romanos. Varios cirujanos chinos describen cirugía sin dolor utilizando una droga que no dieron a conocer pero parece que contenía opio.
En el año 927 dos cirujanos hindúes anestesiaron y le extirparon un tumor cerebral a un rey para lo cual utilizaron una droga llamada samohini.
Teodorico de Cervia utilizaba su esponja somnífera. Joseph Priestley en 1772 descubrió el óxido nitroso (gas hilariante) pero sólo fue utilizado para cirugía en 1842 por Crawford W. Long y en el mismo año por Horace Wells, un dentista, quien falló al tratarlo de utilizar ante John Collins Warren en Harvard.
Posteriormente, otro dentista, William T. G. Morton, en compañía de Warren dio una demostración pública de anestesia utilizando éter, con lo cual se puede decir que se inició la anestesia para cirugía.
Sir William Macewen (1848-1924) de Glasgow, fue el primero en utilizar el tubo endotraqueal para anestesia en 1878, tubo que fue perfeccionado en 1886 por otro neurocirujano, Sir Victor Horsley, quien con Sir Felix Semon le agregó después el manguito inflable Asepsia y antisepsia.
Las primeras ideas sobre infección se deben a un obstetra húngaro Phillipp Ignaz Semmelweis (1818- 1865) en Viena, quién se preocupaba al ver que la incidencia de fiebre puerperal entra las pacientes atendidas por los médicos era mucho mayor que entre las atendidas por las comadronas.
Cuando uno de sus colegas falleció a causa de una herida sufrida con un bisturí utilizado en autopsias y se dio cuenta que los hallazgos en la autopsia de su amigo eran iguales a los de las pacientes fallecidas por la fiebre puerperal, se imaginó que las infecciones debían ser transmitidas por las manos de los médicos y decidió establecer la obligación de que los médicos se lavaran las manos antes de entrar a atender a las pacientes en 1847.
Con esta medida, disminuyeron las fiebres puerperales. Pero Semmelweis fue tachado de loco y expulsado de su trabajo.
Posteriormente, se conoció el trabajo de Louis Pasteur (1822-1895) quién en 1861 dio a conocer su descubrimiento según el cual, la putrefacción no se ocasionaba en forma espontánea sino era consecuencia de la contaminación por organismos microscópicos, presentes en el aire.
Joseph Lister (1827- 1912) profesor de cirugía en Glasgow. Publicó en 1867 sus experiencias sobre la enorme reducción de las infecciones quirúrgicas gracias a la antisepsia que utilizó en forma empírica por medio del uso de ácido carbólico en forma de aerosol en la sala de cirugía y en los vendajes para prevenir la «putrefacción».
Basado en la tesis que las infecciones quirúrgicas se producían por los gérmenes de la atmósfera e impugnó la idea generalizada que la «pus loable»era necesaria para la correcta curación de las heridas. Esta teoría de los gérmenes había sido publicada en el British Medical Journal en 1864 por Thomas Spencer Wells. La identificación de los gérmenes se inició con la descripción de la bacteria del ántrax en 1876, por Robert Koch (1843-1900).
Hasta este momento tuvo vigencia el concepto que venía desde la edad media de que era necesaria la pus para la cicatrización de las heridas.
Estos adelantos permitieron que Sir William Macewen (1848-1924) en Glasgow, diera comienzo a una serie extraordinaria de cirugías del sistema nervioso que resumió en su libro «Pyogenic Infective Diseases of the Brain and Spinal Cord: Meningitis, Abscess of the Brain, Infective Sinus Trombosis», publicado en 1893, en el cual presentó 22 abscesos cerebrales tratados quirúrgicamente, con éxito en 21.
William Halsted
No debemos olvidar que posteriormente el invento de los guantes quirúrgicos por William Halsted, se produjo como resultado de la preocupación del inventor por proteger las manos de su novia enfermera. Quien era alérgica a las preparaciones utilizadas para esterilizar las manos antes de la cirugía.
Las ciencias neurológicas El desarrollo de la neurocirugía se logró además gracias a los adelantos en la anatomía y fisiología del sistema nervioso; estos se iniciaron con los trabajos de Galeno y luego de Vesalio.
René Descartes (1596- 1650) creía que el alma (mente) se encontraba en la glándula pineal y controlaba el cuerpo que él consideraba, era una máquina.
Thomas Willis (1621-1675) de Londres describió en su libro Cerebri Anatome la anatomía cerebral además del polígono que lleva su nombre y lo documentó con dibujos de Christopher Wren, arquitecto, quien además construyó la catedral de San Pablo en Londres, la segunda más grande del mundo.
Willis rechazó la teoría de Descartes y como creía que el cerebelo controlaba los movimientos involuntarios. Consideraba que el cerebro debía ser el origen de los movimientos voluntarios, la sensación y las funciones mentales.
Paul Broca (1824-1880) importante neurólogo, cirujano y antropólogo francés. Fue quien en abril de 1861 tuvo al paciente que se ha considerado más importante en las ciencias neurológicas. Llamado Tan Tan ( la única palabra que podía pronunciar).
Éste había sido tratado en el mismo hospital (Bicetre) 21 años antes. Cuando tenía 30 de edad con epilepsia y posteriormente había presentado parálisis, primero del miembro superior derecho y luego del inferior, podía entender e indicar con los dedos izquierdos pero no podía hablar.
Al fallecer el paciente, se demostró atrofia en región frontal izquierda, en el área llamada luego de Broca, en la autopsia.
Posteriormente tuvo otro paciente con una lesión similar de apellido Lelong. En 1871 trató a un paciente que sufrió un traumatismo leve en el cráneo con laceración del cuero cabelludo, quien un mes después presentó afasia no fluida y alteraciones de la conciencia hasta llegar al coma.
Broca lo operó y le practicó trepanación sobre la tercera circunvolución frontal izquierda (área de Broca) y le drenó un absceso epidural en este sitio.
Se considera que esta fue la primera intervención neuroquirúrgica basada en localización cerebral. El paciente falleció poco después de la cirugía.
John Huglings Jackson (1835-1911) en 1864, describió casos de afasia secundarios a oclusión de la arteria cerebral media izquierda.
En 1870 publicó su trabajo «A Study of Convulsions» donde consignó sus estudios acerca de la localización cortical y de las circunvoluciones focales.
Sus estudios y conclusiones se basaron en la observación clínica de los pacientes.
Otros importantes precursores de las neurociencias fueron los doctores Gustav T.F. Fritsch (1838-1891) y Eduard Hizing (1838-1907). Ambos alemanes, quienes aplicaron corriente directa (galvánica) en la corteza cerebral de perros y encontraron sitios que al ser estimulados producían movimientos.
David Ferrier (1843-1928) médico escocés. En 1873 inició una exploración sistemática de la corteza cerebral que estimulaba por medio de corriente alterna (farádica) en diferentes vertebrados en los laboratorios del West Riding Asylum buscando comprobar las teorías de Jackson en cuanto que había zonas corticales que producían los focos de crisis convulsivas: su trabajo fue resumido en el libro «The Functions of the Brain» que apareció en 1876. Libro en el cual se compendiaba el conocimiento sobre la anatomía funcional del cuerpo estriado, el cerebelo y la corteza cerebral.
En sus experimentos utilizó también primates y dio los primeros pasos para reconocer la localización de las diferentes regiones corticales. A partir de las marcas externas de la cabeza.
Los conocimientos microscópicos del cerebro no habían avanzado mucho. Theodor Schwann había descrito la célula nerviosa que fue llamada «neurona» por el científico alemán Waldeyer. Rudolph Virchow enunció la teoría celular «Omnis cellula e cellula» (la célula proviene de la célula) y los tejidos están formados por células.
Camilo Golgi (1843-1926) desarrolló una tinción celular a base de plata, que permitía ver la célula y enunció la teoría reticular, pensando que el sistema nervioso era un todo, unido entre sí.
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), médico y científico español con sus estudios hizo la descripción microscópica del sistema nervioso. Utilizó una variación de la coloración de Golgi y la utilizó en embriones de animales.
La descripción microscópica del sistema nervioso permitió ver completamente los diferentes grupos celulares y sus prolongaciones y descubrió que las células son unidades independientes que se conectaban entre sí por medio de sus prolongaciones en uniones que fueron llamadas sinapsis. Lo que constituye la base para entender el funcionamiento del sistema nervioso, enunciando así la «teoría neuronal».
Pudo demostrar las conexiones entre las diferentes partes de los tejidos nerviosos. Dando las bases para comprender su funcionamiento y también demostró lo signos de lesión y regeneración de éste.
Sinapsis fue el término acuñado por Charles S. Sherrington (1857- 1952) para denominar estas uniones nerviosas que describió en detalle y además detalló la zona motora. Trató de demostrar las conexiones entre el cerebro y la mente y se le considera el padre de la neurofisiología.
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